(Viene de la entrada anterior)
El año 1965 fue muy importante para el Universo Marvel. Plegándose a lo inevitable, Reed Richards se casó con su prometida Sue Storm en el Anual nº 3 de “Los Cuatro Fantásticos”, una boda a la que fue invitado todo el que era alguien en el mundo de los superhéroes Marvel. En “Journey into Mystery” nº 113, Donald Blake confesaba a Jane Foster que era Thor (aunque ella no le creía). En el nº 11 de los “X-Men”, los que habían sido sus villanos recurrentes hasta ese momento, Magneto, Mente Maestra y el Sapo, eran retirados de la colección tras ser exiliados al espacio por el Extraño. Pero el movimiento más audaz de Stan Lee fue retirar a todos menos uno de los miembros de los Vengadores para reemplazarlos por criminales reformados.
“Los Vengadores” nº 16 (mayo 1965) fue, en
muchos aspectos, una desviación radical de la forma en que los comics se
concebían y realizaban hasta aquel momento. Se asumía que los lectores eran un
colectivo quisquilloso que se enfadaría fácilmente si su colección favorita se
alejaba demasiado de lo que esperaban de antemano. Por lo tanto, los editores
tendían a mantener sus series en una línea bien definida e inmutable. ¿A quién
se le ocurriría retirar a Flash de la Liga de la Justicia? En su determinación
por hacer del Universo Marvel una ficción coherente y más verosímil, Lee asumió
tal riesgo retirando a Thor, Iron Man, el Hombre Gigante y la Avispa de los
Vengadores, sustituyéndolos por tres nuevos miembros.
La historia, titulada muy apropiadamente “El
Viejo Orden Cambió”, comenzaba resolviendo el climax con el que había concluido
el número anterior. Thor, Iron Man, el Hombre Gigante y la Avispa se enfrentan
en las calles de Nueva York a los Amos del Mal en lo que puede ser una batalla
que se cobre multitud de víctimas inocentes. Para impedirlo, Thor utiliza su
martillo para abrir una brecha dimensional que engulle a héroes y villanos y
los envía a un mundo desolado donde nadie ajeno al combate pueda sufrir daño.
El Verdugo y la Encantadora, sin embargo, se escabullen antes de que eso suceda
y consiguen quedarse en la Tierra, así que los únicos adversarios que tienen
los Vengadores son el Fundidor y el Caballero Negro. Naturalmente, la victoria
es rápida y, tras volver a su realidad, los dos son entregados a las
autoridades.
Mientras tanto, en el Amazonas, el Capitán
América y Rick Jones acaban de derrotar al Barón Zemo, quien, como se vio en el
número anterior, terminó sepultado por una avalancha. Tras darle sepultura se
disponen a subirse a bordo del avión de Zemo cuando les atacan los mercenarios
de éste, desesperados por utilizar la aeronave para escapar del lugar. Durante
la lucha, la explosión de una granada alcanza el depósito de combustible del
reactor. Viéndose sin posibilidades de una huida rápida, los mercenarios huyen
a la selva. Más adelante, en el nº 21 de la colección, uno de ellos será
transformado por la Encantadora en el primer Power Man y, mucho más tarde aún,
se convertiría en Atlas, de los Thunderbolts. Un largo camino para unos
orígenes tan humildes.
De vuelta en la Mansión de los Vengadores, Iron Man, el Hombre Gigante y la Avispa hacen balance tras la batalla. El Verdugo y la Encantadora siguen libres. Thor ha solicitado un permiso para marchar a Asgard (lo ocurrido allí, el Juicio de los Dioses, se contó en “Journey into Mystery” 116, marzo 65). El Capitán América está desaparecido desde que partió al rescate de Rick Jones. Entonces, la Avispa admite que el estrés ha hecho mella en su ánimo y sugiere que todos se tomen un tiempo para descansar.
Antes de que puedan ponerse de acuerdo, un
intruso irrumpe en la mansión, atando y amordazando al mayordomo de Stark,
Jarvis. Se trata de Ojo de Halcón, que no quiere pelea sino solicitar su
ingreso en los Vengadores. Explica que su carrera como aventurero enmascarado
se torció desde su mismo comienzo (había debutado en “Tales of Suspense” 57,
junio 64, como adversario de Iron Man) y que necesita enmendar sus errores.
Habida cuenta de lo que habían estado hablando solo unos minutos antes, la aparición de Ojo de Halcón parece caída del cielo y acceden a su petición. Poco después, Iron Man da una conferencia de prensa para presentar a su nuevo miembro. Luego tratan de reclutar a Namor, pero rechaza la oferta puesto que no tiene interés en aliarse con humanos. Las noticias de la ampliación del grupo viajan rápido y lejos y los hermanos mutantes Mercurio y la Bruja Escarlata leen sobre ello en Suiza. Ellos también desean compensar el mal que hicieron durante su asociación con Magneto así que envían una carta a los Vengadores esperando ser aceptados.
El Capitán América y Rick, entretanto,
consiguen llegar a la civilización. Salvan al trabajador de una plantación de
ser devorado por un leopardo y éste, a cambio, les lleva en jeep hasta el
puerto más cercano donde encontrar transporte a Estados Unidos.
Algunos días después, Mercurio y la Bruja Escarlata llegan a Nueva York y son recibidos por Tony Stark y un grupo de periodistas ansiosos saber sin serán los nuevos reclutas de los Vengadores. Y, efectivamente, una vez todos en la Mansión, son aceptados poco antes de que el Capitán y Rick se presenten allí para descubrir que unos desconocidos van a reemplazar a sus amigos. Comprensiblemente, al Capitán no le tranquilizan demasiado estas noticias y Iron Man le explica que será sólo una situación temporal. Pero al mismo tiempo, expresa su opinión de que la renovación generacional es necesaria: “Ahora el escenario es vuestro. El manto ha pasado a un grupo nuevo y más joven”. Resulta hasta gracioso leer esas palabras de un personaje que apenas tenía tres años de vida y del que nadie podía sospechar que seguiría vivo y coleando sesenta años después.
Antes de marcharse y dejar que la nueva
alineación de los Vengadores, liderada por el Capitán América, se presente
públicamente ante la prensa, Iron Man les recomienda que busquen a Hulk para
intentar convencerle de que se les una.
En no poca medida, este episodio es
consecuencia de las propias dificultades que tenía Lee con la colección. Y es
que él mismo se había convertido en su peor enemigo. Había mimado a los fans
con cruces continuos entre las colecciones de superhéroes y salpicado las
historias con notas al pie referentes a los eventos de otras series. “Los
Vengadores” eran un auténtico desafío en este sentido ya que sus miembros
aparecían también en sus propias colecciones, donde iban evolucionando como
personajes y corriendo aventuras diversas. En el correo de los lectores del nº
15, un tal Gary Thorne preguntaba cómo podía decirse que Iron Man estaba muerto
en “Tales of Suspense” nº 61 y, sin embargo, verlo vivo y coleando en el número
de ese mismo mes de “Los Vengadores”? Puede que Stan Lee sorteara la espinosa
cuestión con su característico humor (“Probablemente
sabes a estas alturas que el viejo Cabeza de Lata no está muerto… así que, ¿qué
importa?”), pero en el fondo comprendía la queja.
Así que, en interés de no pisarse a sí mismo el suspense que construía en las colecciones individuales de los personajes (“Tales of Suspense”, “Tales to Astonish” y “Journey into Mystery”) y aliviarse el dolor de cabeza que le suponía coordinar las apariciones de aquéllos en “Los Vengadores”, decidió tomar un camino inédito: dejar al Capitán América –por el que sin duda sentía un afecto especial- como líder veterano de un trío de recién llegados que no sólo eran jóvenes y desconocidos sino que, además y hasta hacía poco, habían sido criminales.
En cuanto al Capitán América, él y Jack Kirby
eliminaron la necesidad de coordinar sus aventuras con “Tales of Suspense”
–colección que, recordemos, compartía con Iron Man- haciendo que la acción de
éstas se trasladara a la Segunda Guerra Mundial, actualizando viejas historias
del personaje. Matando dos pájaros de un tiro, evitaban también que el Capitán
se viera involucrado en la Guerra de Vietnam que entonces libraba Estados
Unidos (conflicto que, de todas maneras, visitó el personaje en “Tales of
Suspense” 61, octubre 65).
Fue un movimiento audaz que bien podría haber
salido mal. “Los Vengadores” había sido concebida en sus inicios como un
escaparate para los pesos pesados del Universo Marvel y ahora esa premisa era
anulada por completo. Sin embargo, a diferencia del título equivalente de DC,
“La Liga de la Justicia”, los comics de Marvel se apoyaban en los conflictos
personales y esta nueva alineación de Vengadores, jóvenes, inexpertos,
arrogantes y con un pasado poco ejemplar que tenían que ser dirigidos y mantenidos
a raya por un viejo soldado como el Capitán, ofrecía múltiples posibilidades
para introducir problemas, enfrentamientos y riñas entre los propios héroes. El
bocazas de Ojo de Halcón, sobre todo, se convirtió en la nueva estrella del
título, cuestionando continuamente la autoridad de la “reliquia” de su líder.
Contra todo pronóstico, “Los Vengadores” mejoró sus ventas a pesar de los
horrendos villanos que, como veremos, fueron desfilado por estos primeros
números de la nueva etapa.
Por cierto, si alguien piensa que Stan Lee no hizo sino plagiar el concepto del Escuadrón Suicida, hay que aclararar que, aunque, efectivamente, DC presentó en 1959 un grupo bajo ese nombre dentro de la colección “The Brave and The Bold”, éste no estaba formado por supervillanos sino por científicos que afrontaban misiones peligrosas. No sería hasta 1986 que en la miniserie “Legends” debutó la encarnación moderna del grupo, ahora sí, formada por un conjunto de supervillanos liderados por un estricto militar.
Seis décadas después de su publicación, la
historia de Lee aún tiene la fuerza y la vitalidad propias de los tiempos de
grandes cambios. Aunque, por supuesto, hay que pasar por alto los “detalles” de
costumbre. Por ejemplo, ¿a quién le puede parecer buena idea reclutar a Namor o
a Hulk, que eran considerados peligrosos supervillanos por la opinión pública?
Tampoco parece haber demasiada preocupación por la posibilidad de que los
nuevos reclutas pudieran volver al crimen. Los lectores sabían que Mercurio y
la Bruja Escarlata siempre habían sido representados bajo una luz favorable en
los comics de los X-Men, pero la opinión pública no tenía por qué saberlo. En
cuanto a los hermanos mutantes, quien se pregunte por qué en vez de a Los
Vengadores no se unian a los X-Men, que más parecían su entorno natural y donde
sin duda los habrían acogido de buen grado, es porque, tal y como habían
expresado en “X-Men” nº 11 (mayo 65), estaban hastiados de mutantes y pensaban
que en Los Vengadores, un equipo variopinto de superhéroes, no les recordarían
continuamente su condición.
Stan Lee vuelve a demostrar lo mal que se le
daba escribir sobre mujeres: las quejas de la estresada Avispa parecen ser la
causa de la desbandada de los miembros originales. Es lógico que el Hombre
Gigante la secunde, pero Iron Man no tiene razones de peso para marcharse y a
Thor y al Capitán América, ambos ausentes, nadie les pregunta. Además, no
parece el mejor momento para renunciar. La Encantadora y el Verdugo siguen
libres (de hecho, nunca parecen hacer nada realmente importante en ninguna
aventura y casi podría decirse que están en Midgard de turismo); Namor sigue
rumiando sus planes de conquista de la superficie; Hulk continúa causando al
ejército múltiples problemas…
En cualquier caso y dejando al margen estas incoherencias propias de los comics de la época, los cambios de miembros serían desde entonces una tradición del grupo, como también las portadas como las de este número, que muestran un amplio grupo de personajes sobre el que los personajes tendrían que adivinar quiénes pasarían a formar parte de la nueva alineación. Portada, por cierto, en la que se ve por primera vez al Capitán América gritar “¡Vengadores Reuníos!”, que ya pasó a ser el eslogan oficial del grupo.
Aunque Heck llevaba encargándose del dibujo de
la colección desde hacía seis meses, Stan Lee seguía confiando más en Jack
Kirby cuando consideraba que tal o cual historia requería bien de su especial
dinamismo gráfico bien de un empujón promocional. Y así, en ese número de los
Vengadores, Heck se hace un lado para que entre Kirby, cuyos bocetos en esta
ocasión lucen con un mejor acabado a cargo de Dick Ayers. No obstante, hay
algunas figuras que parecen haber sido redibujadas con un estilo diferente al
de Kirby y que, según algunos expertos, podrían ser obra de Carl Hubell, un
dibujante que, sin figurar en plantilla, colaboraba con Marvel desde hacía
bastantes años en labores de entintador sin acreditar. Esto pudo deberse a
ciertas discrepancias cometidas por Kirby y Ayers con los uniformes, algunos de
los cuales, como el del Hombre Gigante, habían cambiado recientemente.
Tras su explosión de creatividad sin paralelos durante 1964, Stan Lee fue perdiendo fuelle conforme 1965 avanzaba. Su trabajo en los X-Men era menos original y Los Vengadores se sumieron en la mediocridad. A partir de este momento, entramos en una etapa de episodios que oscilan entre el aprobado ramplón y lo abiertamente risible, empezando por el nº 17 (junio 65), “Cuatro Contra el Minotauro”.
Con los miembros veteranos y más poderosos
retirados temporalmente, el Capitán América se encuentra en la poco envidiable
situación de tener que adiestrar y liderar en combate a un grupo de novatos con
ínfulas. Siguiendo el consejo de Iron Man, deciden buscar a Hulk para tratar de
que se una al equipo. Ya dije antes que esta era una idea peregrina como pocas.
Aunque la justificación es conseguir un mayor nivel de poder físico tras la
marcha de Thor, Iron Man y el Hombre Gigante, es absurdo que consideren tal
opción habida cuenta de los dolores de cabeza que les había causado Hulk en el
pasado, por no hablar de su volubilidad, inclinación a la furia descontrolada y
nefasto estatus ante las autoridades y la opinión pública. Quiero pensar que a
Stan Lee, que todavía no contaba con un universo de personajes lo
suficientemente amplio, no se le ocurrió una solución mejor.
De esta forma y sin saber que el gigante verde
está prisionero del Líder, inician una campaña en los medios de comunicación pidiendo
a la población que si ven a Hulk avisen inmediatamente a Los Vengadores explicando
que pretenden darle el estatus de miembro de pleno derecho. Para más inri,
acompañan esa petición de una foto de un Hulk rabioso. Entretanto, aprovechan
para entrenarse en una especie de “sala de peligro” en la Mansión, viéndose
interrumpidos por la irrupción de un robot gigante enviado por el Topo, sediento
de venganza tras su derrota en el número 12, y que pretende atraerlos a una
trampa en el desierto con el cebo de encontrar allí a Hulk. Y, efectivamente,
caen en la emboscada. Resulta que el Topo tiene un Minotauro gigante que envía
contra los Vengadores junto a un escuadrón de sus topoides.
Es una historia sosa, predecible y aburrida
donde lo único rescatable es la dinámica interpersonal, aunque no compense el
flojo balance global. Es probable que ello fuera debido a la dispersión y carga
de trabajo que por entonces ya sufría Stan Lee y que le llevaba a
proporcionarle a sus dibujantes meras notas muy generales sobre la apertura de
la historia, quién debía ser el villano y cómo debían cerrar el argumento,
dejando que aquéllos desarrollaran enteramente la trama. Lee luego escribiría
los textos, que es donde se nota más su intervención. A la hora de la verdad, que
la historia quedara mejor o peor dependía del talento y las ganas del dibujante
más que de Lee y está claro que Heck, como mínimo y en este punto, no tenía
mucho de lo primero. Al menos, aquí vemos a los Vengadores actuar como un auténtico
equipo, mientras que en la etapa anterior, siendo todos los miembros protagonistas
de sus propias series, los argumentos tendían a separarlos para así exhibir
mejor sus poderes y habilidades en solitario.
Como digo, es en los diálogos más que en la
acción donde Lee dejaba su huella. La historia se abre con las fricciones entre
el Capitán América y sus dos nuevos machos alfa. Mercurio cree que su
supervelocidad hace de él el miembro más poderoso del equipo y su líder por
derecho; y Ojo de Halcón ve al Capitán como una reliquia de la Segunda Guerra
Mundial. El Capitán América es consciente de ello, pero se las arregla para
ponerlos en su lugar primero y hacerlos trabajar como un equipo después. ¿Y la
Bruja Escarlata? Pues primero se muestra coqueta con el Capitán (“¡El Capitán América no es ningún
enclenque! Disfrutaré siendo Vengadora”) y luego protectora con su hermano (“¡Ve con cuidado, hermano! ¡No corras
riesgos imprudentes!”) e incluso inapropiadamente cariñosa con éste cuando
lo rescatan de manos del Topo (no es de extrañar que muchos años más tarde
algunos guionistas con ánimo provocador quisieran ver en su relación un punto
incestuoso). En cualquier caso y como le había pasado a la Avispa, la Bruja
Escarlata todavía parece más un adorno que un miembro verdaderamente activo y a
la altura de sus compañeros varones.
Al que vamos a perder de vista con este episodio es a Rick Jones. El joven hacía ya tiempo que venía rumiando su descontento por no poder acompañar al Capitán como su nuevo Bucky ni ser miembro de los Vengadores, limitándose al papel de “mascota” útil cuando la situación requería de la intervención de la Brigada Juvenil. En la primera viñeta, mientras el Capitán da instrucciones a los nuevos reclutas, piensa: “No es justo. Esos tres recién llegados ya son miembros oficiales… Y el Capi aún no me deja ser Vengador de pleno derecho”. Jones se había convertido a estas alturas en una molestia, un callejón sin salida narrativo, un elemento discordante en un equipo compuesto ahora en su mayoría por jóvenes no mucho mayores que él.
Así que Lee optó por quitárselo de en medio. Esta sería la última vez que lo veríamos aparecer en bastante tiempo por los Vengadores y su ausencia se justificó en “Tales to Astonish” 69 (julio 65), que salió en las mismas fechas y donde se resolvía el conflicto entre Hulk y el Líder (flashes de esta lucha aparecieron intercalados en este número 17 de Los Vengadores, algo innecesario y confuso dado que ni el uno ni los otros llegaban a encontrarse en absoluto). Sea como sea, al final de este número Rick Jones se había ido (sin que nadie lo echara de menos ni mencionara su ausencia) y, habiendo demostrado su capacidad, se desechaba implícitamente la idea de incorporar a Hulk como miembro.
(Continúa en la siguiente entrada)
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