Tengo que decir que no soy muy aficionado a la adaptación al comic de obras literarias. En el caso de conocer la novela o cuento, su adaptación deja de interesarme no sólo porque no me reserve ninguna sorpresa (dado que sé de antemano la premisa, el argumento, los personajes y el desenlace), sino porque, forzosamente, el autor se ve obligado a recortar y modificar el material original con el fin, precisamente, de adaptarlo. Si desconozco la obra fuente, siempre prefiero acudir a ella antes que a una traslación a otro formato.