8 nov 2022

2019- #NUEVOCONTACTO – Duhamel

Un día, Patrik Svedberg, un fotógrafo sueco, iba en bicicleta a su trabajo cuando vio un peculiar árbol en las orillas del segundo lago más grande de Suecia. Fascinado por la forma de las ramas que le daba un aspecto de brócoli, le hizo una rápida foto con su teléfono móvil, lo subió a Instagram e inmediatamente recibió 43 “likes”. Animado por esa respuesta, Patrik siguió subiendo fotos del árbol durante los meses siguientes, mostrándolo en las diferentes estaciones, resaltando sobre el llano paisaje y con el lago de fondo bajo un cielo siempre cambiante. En las imágenes no sólo aparecía el árbol sino la gente que estaba junto a él, personas corrientes que a su sombra celebraba la vida cotidiana o sus momentos especiales.

 

El Broccoli Tree, como se dio en llamar, atrajo atención a nivel internacional y se convirtió en una atracción turística hasta ser el árbol más fotografiado de internet. Incluso se imprimieron calendarios con sus fotos en los diferentes meses del año. Y entonces, un nefasto día, algún vándalo hizo una profunda incisión en una de sus tres grandes ramas; al día siguiente aparecieron más heridas, comprometiendo la integridad del árbol y obligando a las autoridades locales a talarlo por completo. El deseo de un hombre de alcanzar reconocimiento a costa de otro ser vivo acabó en la destrucción de éste.

 

Pues bien, el autor francés Bruno Duhamel dedicó su comic “#Nuevocontacto” al Broccoli Tree, una triste historia de fama y muerte en los tiempos de redes sociales de la que aquí da su propia versión, si bien utiliza el humor para hacer más digeribles los aspectos más estomagantes de este fenómeno moderno.

 

Taciturno y gruñón por el pasado que le ha tocado vivir, Doug vive en un rincón apartado de las Highlands escocesas, en la orilla del lago Castle Loch. Su único pasatiempo es la fotografía –aunque se niega mostrar públicamente su trabajo- y aparte de las obligadas visitas a la tienda de comestibles cercana, su vida es solitaria y tranquila. Hasta que un día, capta con su cámara a una inmensa criatura translúcida emergiendo del lago, una mezcla de extraterrestre amable y monstruo del Lago Ness de los pitufos.

 

Cuando, aún víctima del shock, se le ocurre subir la foto a la red social Twister tras diecisiete meses sin publicar nada –y en la que “aún le quedan tres seguidores que olvidaron cancelar su suscripción”-, Doug está lejos de imaginar las consecuencias de ese insignificante “click”. Tras una noche de sueño reparador gracias a una dosis de ansiolíticos, a la mañana siguiente se queda de piedra al comprobar que 150.237 personas han reaccionado a su publicación y su foto ha sido compartida cientos de miles de veces.

 

La imagen de la extraña bestia llega en pocas horas a todos los rincones del mundo y despierta las más diversas reacciones. Conforme se extiende, la noticia atrae al pueblo escocés a todo tipo de individuos y colectivos, desde los inevitables a los estrafalarios: periodistas, conspiranoicos, científicos, feministas, cazadores, ecologistas, fanáticos de los ovnis, militares, industriales sin escrúpulos, católicos… todos ellos con sus propias opiniones y reivindicaciones, pero también todos ellos con una característica en común: su fundamentalismo y disposición al enfrentamiento violento contra quien esgrima otros argumentos a los suyos. A no mucho tardar, lo que menos le importa ya a nadie es si el monstruo existe realmente o no y la situación se convierte en una olla a presión lista para explotar.

 

No hace falta decir que la situación escapa al control del pobre Doug, que sólo quería recibir algo de reconocimiento por sus fotos y vivir tranquilamente en su pequeño paraíso personal. Enfrentado a la tormenta mediática que involuntariamente él mismo ha generado, verá su vida privada expuesta, diseccionada, manipulada y tergiversada en aras de unos intereses ajenos. Y, para colmo, la locura alcanzará a quienes le rodean, poniéndolos en situaciones complicadas o sacando a la luz lo mejor o lo peor de cada cual: la nueva y madura vecina de Doug, Miss Holmes; su exmujer, Lisbeth; Maggie, la dueña de la tienda local de souvenirs…

 

Basada en su experiencia personal, Bruno Duhamel imaginó esta historia como un toque de atención. Utilizando un humor seco y la exageración hasta el absurdo, se sirve del caso de Doug para advertirnos de los excesos que pueden cometer las redes sociales en la sociedad de la “desinformación” en que vivimos. Una sociedad superficial, adicta a las imágenes sin contexto, que rechaza los matices y cuyos miembros consideran su derecho atropellar la intimidad ajena, la publicación anónima de opiniones sin fundamento, la difamación y los juicios rápidos. El misántropo protagonista, que quería permanecer en el anonimato, paga el precio de la fama en forma de insultos, presiones y asedio a su intimidad, siendo empujado en contra de su voluntad al centro de un torbellino mediático.

 

#Nuevo Contacto” es una obra coherente con los temas que ya había ido tratando el autor en los años anteriores. Bruno Duhamel empezó a llamar la atención en 2017 con “El Regreso”, una fábula cáustica sobre el viaje personal a sus propias raíces de un arquitecto algo megalomaniaco. “Jamás” (2018) es la crónica del desafío de una nonagenaria ciega tanto a la erosión marina como a las autoridades locales que pretenden desahuciarla. El elemento común de estos tres álbumes es la resistencia que exhiben sus protagonistas. Resistencia a la estupidez, a la fuerza de los elementos, al absurdo de la vida y de los hombres. Duhamel no sermonea ni fuerza una moraleja final, se limita con sus historias a señalar y a mostrar, con humor pero también con ferocidad y agudeza. Si aparte de la cruel sátira hay en esta historia un mensaje, es el que Doug expresa justo al final: la Humanidad no está lista para aceptar lo que no conoce. Como el monstruo del Lago Ness, la criatura de “#Nuevocontacto” desata pasiones y alcanza la fama con tan solo aparecer borrosamente muy de vez en cuando… a diferencia de la estupidez humana que, aunque también despierta pasiones, nunca desaparece bajo las aguas de la sensatez.

 

El autor parte de una anécdota de tintes fantásticos –que, en realidad, podría haber sido cualquier otra cosa diferente a un monstruo, si bien éste aporta cierto encanto surrealista a la historia- y desarrolla a partir de ella una narración sólida y fluida con la que el lector conecta fácilmente. Empieza de forma tranquila, acorde con los hermosos parajes naturales en que se ambienta, y poco a poco va acelerándose y perdiendo el humor conforme abre el foco para mostrar las consecuencias de la publicación de Doug. Todo culmina en un clímax de locura colectiva que desemboca en un final sereno que mezcla elegancia y pesimismo. Los personajes principales son muy humanos, verosímiles en sus actos y palabras y bien diferenciados entre sí. La riqueza de secundarios, igualmente bien perfilados, aporta volumen y diversidad de puntos de vista a la historia.  

 

Gráficamente, Duhamel ofrece una narrativa y un dibujo muy claros y accesibles para cualquier tipo de lector. Sus composiciones de página tienden al clasicismo pero de vez en cuando rompe la rejilla de viñetas tradicional con algún montaje algo más llamativo. Las viñetas mantienen un buen equilibrio entre imagen y texto, dejando que los personajes muestren sus emociones sin abrumar con las palabras cuando no es necesario (aunque sí es cierto que hay partes en las que abundan los bocadillos). Su línea es limpia, redondeada y semirealista, con cierta tendencia al cartoon pero manteniendo la expresividad de los personajes dentro de ciertos límites verosímiles. Llama la atención tanto el trabajo de los fondos, abundantes en detalles pero sin dar nunca sensación de aturullamiento, como la variedad de rostros y cuerpos que despliega en sus páginas. Hasta en las viñetas de multitudes, en las que hubiera podido disculparse cierta simplificación y similitud, se esfuerza por dar a cada figura su propia forma y personalidad. También destaca el color digital, suave y atmosférico, que recrea perfectamente la particular luz del norte de Escocia.

 

En “#Nuevo Contacto”, Duhamel demuestra su talento para captar y reproducir el espíritu de los tiempos, señalando los peligros del mundo moderno y su brazo armado: las redes sociales. Una lectura original y muy recomendable que se sirve del humor negro y un cinismo bien dosificado para denunciar lo mal que manejamos los recursos de la sociedad digital y cómo incluso las buenas causas acaban corrompidas por el uso sin control ni medida de las redes sociales y el periodismo tradicional desesperado por sobrevivir. Un comic, en definitiva, que entretiene y mueve a la reflexión sobre cómo una tecnología que debería hacernos más libres, en cambio nos está convirtiendo en sus esclavos.

 

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