(Viene de la entrada anterior)
El siguiente dúo de historias, nº 34 y 35 (noviembre-diciembre 66) sólo puede ser calificado, y ello siendo generosos, mediocre. Lo único que puede destacarse de ellas –y no es mucho- es que sirven para presentar al Láser Viviente, un villano de segunda al que en el futuro se verá sobre todo integrado en grupos pero que, algunos años más tarde, conseguiría hacer honor a su nombre de batalla y transformarse en un ser de pura energía.
La primera viñeta ya lo muestra en plena
acción, poniendo a prueba su equipamiento de supervillano tecnológico mientras
fuerza la caja acorazada de un banco… pero dejando dentro el dinero. Cuando por
la mañana los Vengadores acuden a examinar la escena del delito, les observa en
su identidad civil del físico Arthur Parks. Entre la multitud de curiosos, la
Avispa encuentra a una vieja amiga Lucy, cuyo novio actual es el hijo del
director del banco, y le comenta que ha visto a Parks, con quien había
mantenido una relación y que se tomó muy mal la ruptura. Éste, demostrando su
inestabilidad mental, se enamora obsesivamente y de inmediato de la Avispa,
proponiéndose conocerla.
Al volver al laboratorio de Pym, éste y Jan se
encuentran con que Bill Foster ha regresado al trabajo después de enterarse de
que la alianza de los Vengadores con los Hijos de la Serpiente en el último
número no había sido más que una estratagema. Él y Goliath se ponen inmediatamente
a trabajar en la investigación de una solución a la estatura del segundo
(recordemos que desde el número 28 no podía reducirla a menos de 3 metros)
mientras Jan se marcha a la peluquería. Y es entonces cuando el Láser ataca el
laboratorio, convencido de que, si derrota a Goliath, ganará puntos ante la
Avispa. Tras un largo combate, cae derrotado ante el Vengador y Ojo de Halcón y
el Capitán América, que pasaban de visita, se lo llevan custodiado en el
aerocoche del grupo (transporte que evolucionará más adelante hasta convertirse
en el famoso Quinjet) sólo para dejarlo escapar de la forma más estúpida en
pleno vuelo.
De regreso en su laboratorio, Parks mejora su
equipo láser y empieza a causar destrozos importantes por toda la ciudad (eso
sí, atacando sólo aquellas infraestructuras ya destinadas a la demolición). El
Capitán y Ojo de Halcón recorren Nueva York en sus motos voladoras (el arquero
la adoptaría como su principal medio de transporte a mediados de los años 80, a
partir de la miniserie que protagonizó, escrita y dibujada por Mark Gruenwald) tratando
de encontrarlo hasta que la Avispa, utilizando sus propias alas, lo localiza en
un sótano. Pero, aunque el Capitán ha recubierto su escudo con una aleación
resistente al láser diseñada por Stark, los tres acaban cautivos del villano.
Habiendo atrapado a la Avispa en un bote de cristal, se marcha con ella dejando
a sus dos compañeros encerrados en una jaula láser cuyos barrotes van
acercándose peligrosamente.
El número siguiente, el 35, es el primero en el que Roy Thomas figura acreditado como guionista. Nacido en 1940, Thomas creció amando intensamente los comics y no tardó mucho en empezar a escribir y dibujar los suyos: ya a los siete años, creó un héroe llamado “Elefante Gigante”. Tras terminar la universidad en 1961, empezó a trabajar como docente en una escuela, pero dedicaba la mayor parte de su pasión y tiempo a los comics, editando una revista de aficionados y participando activamente en la creciente comunidad de fans.
Pero su sueño era más ambicioso. Quería
trabajar en la industria y, concretamente, en DC, por entonces la principal
editorial de comics de Estados Unidos. Escribió un guion para “Jimmy Olsen” que
llamó lo suficientemente la atención del editor de Superman, Mort Weisinger,
como para contratarle como ayudante. Thomas se mudó de Missouri a Nueva York,
pero el intratable carácter de su nuevo jefe fue demasiado para él. No habían
pasado dos semanas cuando, durante la pausa del almuerzo, se entrevistó con
Stan Lee y quedó contagiado por su entusiasmo. En diez minutos, le había
ofrecido trabajo en Marvel. No se lo pensó dos veces.
Desde 1965, momento en el que comenzó a
trabajar para Marvel, Thomas se convirtió en el imprescindible apoyo de un Stan
Lee cada vez más sobrecargado de trabajo y ansioso por delegar funciones. Sin
demasiado entusiasmo ni frecuencia, lo había intentado con otros guionistas,
pero el único que demostró estar a la altura y en perfecta sintonía con su
manera de entender los comics, fue Roy Thomas. Éste, a diferencia de sus
predecesores, no era un mero amanuense de la industria que se conformaba con
hacer su trabajo de manera profesional sino un pionero de la nueva generación
de autores jóvenes que amaban el medio y sus personajes, habían crecido con
ellos y deseaban, a su vez, llevarlos a alturas nunca antes vistas.
Thomas empezó aprendiendo el oficio al nivel más
básico, encargándose de los guiones de “Millie the Model” y algunos números de
“Nick Furia y los Comandos Aulladores”, pero no tardó en hacerse cargo de
títulos importantes como “X-Men” o “Los Vengadores”. Siendo una combinación de
aficionado e intelectual, fue una figura fundamental a la hora de organizar el
creciente Universo Marvel. Su edad, además, le hizo especialmente valioso
porque, a sus 25 años, no estaba tan alejado de la edad media de los lectores
de la editorial como la mayoría de los profesionales de la industria en ese
momento.
Ahora bien, el nº 35 de “Los Vengadores”, su debut en una de las colecciones en las que dejaría una huella más profunda, no fue particularmente auspicioso. Tampoco podía serlo. En realidad, heredó la trama de Stan Lee y poco pudo hacer más que aportar los diálogos. Además y por el momento, debía asumir tanto a un Don Heck cada vez menos inspirado, como el hilo narrativo que había empezando en el episodio anterior.
La historia se abre resolviendo el climax con
el que había terminado el número precedente. El Capitán América intenta
utilizar su escudo para bloquear los rayos láser que van a freírle a él y Ojo
de Halcón, pero la aleación que lo recubría se ha dañado y, sorprendentemente, “¡Se desintegra…Como si fuera de cartón
piedra y no de metal!”. En un ejercicio de retrocontinuidad, el Índice
Oficial del Universo Marvel aclararía años más tarde que este escudo no era el
indestructible de adamantium/vibranium que todos conocemos. Temiendo que la
aleación experimental de Stark pudiera dañar de algún modo su escudo original, había
utilizado un sustituto elaborado con metal ordinario. Es de suponer que el que
porta más tarde en este mismo episodio, sí es ya el auténtico.
Sin ser vista y antes de caer inconsciente por
la inhalación de gas, la Avispa había conectado una señal de emergencia que
sirve ahora de guía a Goliath para encontrar el laboratorio subterráneo y
rescatar in extremis a sus amigos. Pero la señal de la Avispa se desvanece y ni
los potentes artilugios de Stark pueden volver a encontrarla. Ello es debido a
que el Láser se la ha llevado a un país latinoamericano, Costa Verde, donde va
a ayudar a un par de aspirantes a dictadores a derrocar y sustituir al tirano
actual. No hace falta decir que ambos pretenden traicionarlo en cuanto finalice
su encargo. Las noticias de las actividades del Láser acaban llegando a la
Mansión y los Vengadores vuelan hasta allí para enfrentarse a él.
Lo que sigue, tiene aún menos interés que lo anterior. Los Vengadores son puestos a la fuga por las armas y el ejército que ha reunido el Láser, quien, entretanto, sigue empeñado en conquistar el corazón de la prisionera Jan. Los héroes vuelven a la carga, pero son capturados (otra vez, desde luego, no se puede decir que estén a la altura de su rimbombante título: “Los Héroes Más Poderosos del Mundo”). Pero he aquí que Goliath, al que inmovilizan con unas grandes cadenas, se reduce a tamaño hormiga. Antes de salir de Estados Unidos se había sometido a un rayo experimental diseñado por Foster y él mismo con el que esperaba curarse. Y funciona. A partir de este momento, recupera el poder de adoptar cualquier tamaño a voluntad. Así que libera a la Avispa y sabotea el cañon gigante que había fabricado el Láser, dejando a éste fuera de combate. Los restos del ejército capturan a los revolucionarios, deponen al dictador y convocan elecciones libres. Todos contentos.
La travesía del desierto que supusieron estos
episodios finales de la segunda etapa de la colección aún habría de dilatarse más.
Los números 36 y 37 (enero-febrero 67) son abiertamente malos, indignos de una
Marvel que estaba sofisticándose rápidamente en colecciones como “Los Cuatro
Fantásticos” o “Amazing Spiderman”. Tampoco Thomas era todavía libre para hacer
y deshacer a su antojo, como demuestra el que Stan Lee rechazara su petición de
reincorporar a la formación a Thor e Iron Man, dos personajes que podían
aportar al grupo el poderío físico que a todas luces necesitaban incluso con el
regreso de Goliath. Lee, que por entonces aún se ocupaba de escribir los
guiones de la colección de Thor, sin duda tenía pocas ganas de volver a
preocuparse por las incoherencias en la continuidad entre ésta y “Los
Vengadores”.
Así que, por el momento, Thomas, que quería aumentar el número de miembros para tener más juego dramático (algo que no debió hacer demasiada gracia a Don Heck), hubo de conformarse con traer de regreso a Mercurio y la Bruja Escarlata y empezar a jugar con la idea de añadir a la Viuda Negra.
La historia comienza con el regreso de la
Bruja Escarlata sin previo aviso a la Mansión. Según le explica al Capitán
América, mientras estaban en su aldea natal en el país centroeuropeo de
Transia, apareció de la nada un platillo volante que abdujo a Pietro cuando
entró en él a investigar. Los hechizos de Wanda no surtieron efecto y tampoco
pudo contactar con los Vengadores (estaban en Costa Verde viéndoselas contra el
Láser Viviente), así que se sirvió de los privilegios como Vengadora para coger
un avión de vuelta a Nueva York tan pronto como fue posible.
Mercurio y la Bruja Escarlata, durante su
licencia de Los Vengadores, habían intervenido en “Thor” nº 134 (nov.66), en el
que se presentó al Alto Evolucionador y sus experimentos con animales en lo
alto de la montaña Wundagore, en Transia (aunque no será hasta este número de
“Los Vengadores” que ese país recibirá tal nombre). Años más tarde se
establecerá, en la colección de “Los Vengadores”, el importante papel que ese
personaje había jugado en las vidas de Wanda y Pietro. Tan solo un mes después,
en “X-Men” nº 27 (diciembre 66), el Profesor Xavier intentaría reclutarlos para
combatir contra la organización conocida como Factor Tres. Como vemos, los
hermanos habían estado muy ocupados durante sus vacaciones.
El Capitán llama al resto del equipo y Ojo de Halcón se presenta en compañía de la Viuda Negra, proponiéndola como miembro oficial. Pero Goliath se opone, argumentando –no sin razón- que tan solo unas semanas atrás la ex espía rusa había atacado a los Vengadores en connivencia con el Espadachín y Power Man, y que, como miembro fundador no estaba dispuesto a que el equipo se convirtiera en un asilo para villanos reformados. Una observación esta última poco delicada habida cuenta de que la Bruja, Mercurio y Ojo de Halcón sí tenían antecedentes delictivos, pero también se habían redimido desempeñando un heroico papel en el grupo.
Esa reacción tan airada (incluso la Avispa
reconviene a su amante) desata una pelea entre Pym y Barton que remite a los
tiempos turbulentos en los que las discusiones eran lo habitual entre sus
filas. De hecho, el equipo parecía haber dejado atrás esa etapa desde el número
26. El Capitán aplaza la decisión respecto a la membresía de la Viuda y todos
–incluida ésta, algo que no se justifica- vuelan a Transia en dos aerocoches. Cuando
se acercan al pueblo en cuestión, la Bruja siente la presencia de un campo de
fuerza que envuelve la localidad y su aviso evita que se estrellen. Sin
embargo, los poderes y habilidades de todos ellos tampoco pueden penetrarlo,
así que Wanda les guía por un sistema de pasadizos subterráneos que conoce desde
su infancia y que desembocan en un complejo de tecnología extraterrestre
dominado por un ordenador inteligente. Éste ha tomado prisionero al alcalde del
pueblo y mantiene en animación suspendida a Mercurio…¡y a la Bruja Escarlata!
Y es que resulta que quien había avisado a los
Vengadores no era más que un robot enviado como cebo para atraerlos hasta allí.
El Capitán dice que ya había sospechado algo a raíz de los extraños nuevos
poderes que había exhibido “ella” y la facilidad con la que les había guiado
hasta la trampa (lo cual no dice mucho de él ni como líder ni como táctico). Este
androide “femenino”, que dice llamarse Ultrana, es una extensión del ordenador,
cuyo nombre es Ixar y que ha venido desde Sirio para secuestrar superseres,
extraerles sus poderes e imbuir con ellos a sus androides, los Ultroides, con
los que está librando desde hace siglos una guerra estelar (sí, está claro que
Thomas recicló el nombre más tarde para bautizar al que se convertiría en
principal némesis de Los Vengadores: Ultrón).
Lo que sigue vuelve a ajustarse a la ya
cansina fórmula que asfixia la colección: los Vengadores son vencidos y hechos
prisioneros, pero alguno de ellos escapa y libera al resto para la batalla
final. En este caso, los Ultroides capturan a Goliath, Ojo de Halcón y la
Avispa, pero el Capitán y la Viuda se escabullen antes de ser a su vez
capturados. Pero como todo lo que Ixar sabe de los Vengadores -y que le ha
permitido diseñar cilindros de contención adaptados a los poderes de cada uno
de ellos- lo tomó de las mentes de Wanda y Pietro, y estos se habían ausentado
(en el número 30) sin saber que Goliath había recuperado recientemente su habilidad
para cambiar de tamaño, éste aprovecha para hacer uso de ella –misma táctica
que en el episodio anterior-, reducirse al tamaño hormiga, escapar de su
cautiverio, liberar al resto y empezar así la batalla decisiva.
El giro final de la historia es doble y sí aporta un elemento sorprendente, aunque no lo suficiente como para redimir la mediocridad de toda la trama. Por una parte, quien creían que era el alcalde del pueblo resulta ser el propio Ixar, que presumiblemente mató al humano semanas atrás, asumiendo su cuerpo y lugar en el pueblo con el fin de estudiar de cerca a Wanda y Pietro. Aunque es Ojo de Halcón quien descubre el truco, es la Viuda la que doblega finalmente al villano. Y ello amenazándolo con matarle: “Sí, Ojo de Halcón…¡Y estoy apuntando a Ixar! ¡Le dispararé si no se rinde! (…) Recuerda que a mí no me limita ningún juramento (..) si hemos de morir todos, me aseguraré de que no sobreviva para jactarse de su victoria (…) ¡Mírame Ixar! ¡Mira con atención los ojos de la Viuda Negra! ¿Son los ojos de alguien capaz de lanzar amenazas insustanciales!”.
Unos métodos, en fin, que no hubieran gozado de la aprobación del resto de los Vengadores y que ella y Ojo de Halcón deciden mantener en secreto para no cerrar la puerta a una posible inclusión de ella en el grupo. Por otra parte, Mercurio y la Bruja recuperan su condición de miembros a partir de este número.
En general, los números finales de esta etapa comandada
por Stan Lee y Don Heck son muy prescindibles. Las tramas y villanos son
genéricos y repetitivos, no hay apenas ideas originales y el dibujo está hecho
con prisas y a desgana. La colección iba a la deriva y no hacía en absoluto honor
a su hipotética premisa de reunir a los héroes más poderosos del Universo
Marvel. Inseguro aún de la dirección a tomar y probablemente muy supervisado
por su mentor, Thomas repetía la fórmula que ya había agotado aquél hacía
muchos meses, tratando de recuperar elementos, como las disputas en el seno del
grupo, que habían dado buen resultado pero que ya no hacían sino deteriorar la
imagen del grupo.
Habría que esperar a la llegada de John Buscema para que Roy Thomas encontrara su inspiración y sentara las bases para una de las etapas más recordadas de la colección. Pero en el número 38 (marzo 67), el nuevo guionista ya consigue aportar algo nuevo. Como he dicho más arriba, quería ampliar la alineación oficial de Los Vengadores y tenía claro que al equipo le hacía falta más “músculo” con el que poder orquestar escenas de puro poder físico. Como Thor le seguía estando vedado, optó –quizá a sugerencia de Lee- por su sucedáneo más próximo: Hércules.
El semidios griego había sido presentado en el
primer Anual de “Journey into Mystery”, en octubre de 1965, como rival de Thor,
en cuya colección pasó a ser invitado regular a partir de entonces. En “Tales
to Astonish” nº 79 (mayo 66), la colección que compartían Namor y Hulk en sus
respectivos seriales, se enfrentó con el gigante esmeralda en una historia
clásica firmada por Stan Lee, Jack Kirby y Bill Everett. Ya para entonces se
había establecido que Hércules tenía una fuerza tan inmensa como escasa
continencia e inteligencia.
El episodio se abre con otra de esas cansinas
trifulcas, esta vez recuperando la diferencia de opiniones entre Goliath y Ojo
de Halcón respecto al nombramiento de la Viuda Negra como miembro oficial. Ésta
había jugado un papel fundamental en la derrota de Ixar en el número anterior,
pero Goliath sigue negándose a admitirla. La presidenta de turno, la Avispa,
sugiere a todos que se calmen hasta que Natasha acuda para comenzar la reunión
que abordará la cuestión. Iron Man y Thor, los otros dos miembros fundadores,
no pueden presentarse, pero comunican que aceptarán la decisión que se tome,
sea ésa cual sea. Por cierto, que esta es la primera vez que vuelve a
mencionarse la presidencia rotativa desde la disolución de la formación
original de los Vengadores. Desde entonces, el Capitán América había ocupado
ese lugar.
Entretanto, Hércules está arreglando cuentas a puñetazos con Ares, el dios olímpico de la Guerra, por haberse negado éste a rescatarle de las garras de Plutón en “Thor” nº 129 (junio 66). El combate es interrumpido por la Encantadora, que les ofrece a ambos una bebida. La asgardiana, sin embargo, está aliada con Ares y ambos engañan a Hércules para que beba lo que es en realidad una poción amorosa extraída de la Fuente de Eros. Hércules se convierte así en un esclavo enamorado al que la manipuladora hechicera dirige contra los Vengadores. Una estratagema que también aprovecha Ares para indisponer a Zeus contra su hijo, convenciéndole de que ha renunciado al Olimpo en favor de Asgard.
En la Mansión de los Vengadores, la Viuda
Negra sigue sin aparecer. No saben que ha sido “secuestrada” por SHIELD y
llevada al Helitransporte. No hacía mucho, había solicitado unirse a esa
organización y Nick Furia le brinda ahora la oportunidad de probar su capacidad
y lealtad en una misión secreta en China, donde todavía hacía poco le habían
lavado el cerebro (en el nº 29). Ella accede, pero le prohíben expresamente que
le revele nada de todo esto a Ojo de Halcón.
Y asi, cuando Natasha llega a la Mansión para comunicarles a sus recientes camaradas (a excepción del Capitán, ausente por motivos personales tal y como se narra en “Tales of Suspense” nº 88) que no se molesten en votar su incorporación porque regresa a China, deja a todos patidifusos. Pym no la cree y la acusa de haber sido siempre una espía comunista; y Ojo de Halcón abandona su arco y flechas dimitiendo de los Vengadores. La Avispa, disgustada con Pym por la rudeza con la que ha llevado la situación, se marcha con él.
Y ese es el momento que elige la Encantadora
para atacar a los Vengadores presentes: Goliath, Mercurio y la Bruja Escarlata.
La fuerza y vigor divinos de Hércules son demasiado para todos ellos, que no
tardan ser arrollados por él. La Bruja Escarlata envía una señal de auxilio a
la Avispa y Ojo de Halcón quienes, aunque al principio no parecen muy
inclinados a acudir, acaban haciéndolo. Teniendo en cuenta sus poderes, su
ayuda no parece que vaya a cambiar el resultado de la batalla, pero he aquí que,
por mera casualidad, el arquero utiliza la primera flecha que encuentra
(recordemos que había dejado tiradas sus armas al marcharse irritado) y que
resulta estar cargada de azufre, precisamente la sustancia que contrarresta el
Agua de Eros.
Así, Hércules recobra su voluntad y la Encantadora se prepara para proseguir la pelea en solitario, pero el semidios le ordena desistir y marcharse. Ella así lo hace, revelándose en una viñeta posterior que la razón podría ser que se ha enamorado de él. Zeus se manifiesta y reconviene a Hércules por haber viajado al mundo de los mortales sin su permiso, castigándole a permanecer exiliado en la Tierra durante un año.
Y así es como Hércules pasa a ser invitado de los Vengadores durante ese periodo, si bien habría de esperar hasta el número 45 para ser nombrado miembro de pleno derecho. En cuanto a la dimisión de Ojo de Halcón, nadie parece recordarla y en el episodio siguiente lo veremos ya de vuelta al equipo sin que se haga mención a su arrebato.
(Continúa en la siguiente entrada)
Llamar intelectual a Thomas es pasarse varios pueblos.
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