Esta miniserie de seis números marcó el regreso del reputado equipo Sale-Loeb a los primeros tiempos de Batman como justiciero tras “El Largo Halloween” (1996) y “Victoria Oscura” (1999). Pero en esta ocasión, en lugar de aprovechar el éxito de sus antecesoras y hacer una tercera parte, toman un desvío para contarnos un episodio centrado en su “aliada-adversaria”, Catwoman y, en concreto, una peripecia paralela que se desarrolla entre los números 5 y 12 de “Victoria Oscura”.
Las dos miniseries mencionadas tenían como núcleo la familia mafiosa de Gotham que encabezaba Carmine “El Romano” Falcone primero y su hija Sofía después, antes de caer arrollada por la nueva ola de criminales grotescos que se convertirían en marca de la casa de Batman. Pues bien, “Si Vas A Roma” recupera a esos delincuentes de origen italiano o, más bien, sus raíces. Y es que Selina Kyle, Catwoman, necesitada de unas vacaciones de Batman, Bruce Wayne y Gotham, decide viajar a Italia para encontrar evidencias de que ella es hija de Carmine Falcone.
La apertura es un torpe intento de despistar al lector con una secuencia progresivamente más extraña que se termina revelando como un sueño. Pero puede perdonársele a Loeb habida cuenta de su bagaje y que, más avanzada la historia, se descubre que, después de todo, cumple un papel en la trama general. Ese sueño lo tiene Selina mientras vuela hacia Roma acompañada por Edward Nigma, alias El Acertijo. “No te caigo muy bien, ¿verdad Selina?”, pregunta él. “Si pensara lo más mínimo en ti, Eddie, probablemente sería para despreciarte”, le responde ella. Un diálogo corto pero revelador del tipo de relación que mantienen los dos. Las razones por las que Selina ha hecho que Acertijo la acompañe nunca llegan a estar muy claras. Supuestamente es para servirse de su talento para desvelar misterios, pero lo cierto es que acaba siendo más una molestia que una ayuda y, a la postre, una amenaza.
Pues bien, Selina ha concertado una entrevista con un mafioso local, Don Verinni, que en su día financió el establecimiento de Carmine Falcone en Gotham y que quizá sepa algo sobre una hija ilegítima o perdida de éste. Pero he aquí que Verinni muere asesinado por el gas de la risa del Joker y su hijo Guillermo decide cobrarse venganza en ella. Así, además de tratar de averiguar sus orígenes, Selina, para salvar su vida, va a tener que demostrar su inocencia encontrando a quien está utilizando armas propias de los villanos de Gotham. Alguien que tiene mucho que ocultar está interesado en que ella no siga investigando.
Siendo como es una ladrona, el guionista incluye también el típico robo de guante blanco, en esta ocasión de un anillo escondido en el Vaticano y que se dice fue el que portó el primer Capo di Capi; un objeto de gran valor simbólico que le puede dar a Selina una baza con la que negociar con Guillermo Verinni. Por si fuera poco, por alguna extraña razón que sólo al final se aclara, experimenta perturbadoras pesadillas en las que se le aparece Batman y que nos permiten descubrir algo más de lo que ella sabe sobre él y siente por él. A su lado en esta empresa contará con Acertijo y con un letal asesino de la mafia, Christopher Castillo “El Rubio”, que se encariña de ella.
Aunque como en las miniseries anteriores de Batman volvemos a tener un misterio relacionado con un asesinato y una estructura narrativa similar (cada capítulo es un día diferente de la semana, aunque la trama se desarrolla en un periodo más amplio), ese crimen es menos central en la historia. Al estar ambientado en Roma en vez de en Gotham, no puede resultar un enigma tan sugerente dado que no conocemos previamente a ninguno de los personajes involucrados –por no hablar de que la solución es bastante obvia-. Supongo que Loeb era consciente de estos inconvenientes y decidió darle al conjunto un tono más ligero.
Así, no vamos a encontrar aquí, como en “El Largo Halloween” o “Victoria Oscura”, la amenaza de un asesino en serie, la corrupción policial, la rancia sordidez que rige las relaciones en el seno de la familia Falcone o la locura de los villanos recién llegados. Sí, hay un asesinato que resolver, pero “Si Vas a Roma” es sobre todo una aventura de acción sin grandes temas o misterios, con menos en juego que lo que estaba sucediendo en Gotham simultáneamente y con frecuentes toques de comedia. De hecho, Loeb y Sale nos muestran el lado ingenioso de Selina Kyle que en las miniseries de Batman había quedado oculto bajo su flirteo con Batman. Las situaciones cómicas consisten sobre todo en la interacción con Acertijo, cuyo papel aquí no está nada claro pero que debemos asumir que tienen algún tipo de conexión previa dado que ambos conocen la identidad secreta del otro. Acertijo es un tipo sorprendentemente pervertido, pero Catwoman se ocupa de ponerle en su sitio en cada ocasión.
Por otra parte, el conjunto queda un poco hueco porque, tras tantos esfuerzos recolectando piezas del puzzle familiar, cuando llega el momento final de unir lo que hemos visto con lo narrado en “Victoria Oscura”, resulta que Selina no ha conseguido pruebas claras de su relación familiar con Falcone y, por tanto, el final es ambiguo.
Desde la primera portada (las seis están basadas en el trabajo del ilustrador de moda francés Rene Gruau) y la primera página, el lector se zambulle de inmediato en la historia gracias al trabajo de Tim Sale, de cuyo talento en diseño, composición, narrativa e iluminación ya he hablado en otras entradas. Las primeras trece páginas, en las que se desarrolla la secuencia onírica, son excelentes y ponen en marcha la trama con un ritmo trepidante. Sale juega además con elementos visuales característicos de la Roma de las películas, dibujando a Selina como una femme fatale o una heroína extraída del celuloide clásico. Aunque el dibujo no es tan espectacular ni tiene tanta atmósfera como el que había realizado para “El Largo Halloween” o “Victoria Oscura”, pocas pegas pueden ponérsele a Tim Sale desde el punto de vista técnico (quizá la falta de consistencia en el diseño de Acertijo, que aquí parece un enano bufón sin parecido al que habíamos visto en los comics mencionados).
Sale es también un admirador de las voluptuosas formas femeninas y, como tal, su Catwoman tiene más en común con Sofía Loren que con Ann Hathaway o Michelle Pfeiffer. Dicho esto y aunque soy consciente de que estos comic books tienen un público abundante en adolescentes turbados por las hormonas, Sale se recrea quizá demasiado en escenas en las que la heroína aparece desnuda o en ropa interior. Sí, uno de los rasgos característicos del personaje es su sensualidad y sus flirteos, pero la fijación constante por sus atributos físicos socava la intención de retratar a Catwoman como una mujer fuerte e inteligente más allá de su atractivo sexual. Por otra parte, Selina tiene varias escenas soñando con Batman, apareciéndosele este tanto en roles eróticos como amenazadores. Resulta que estas fantasías las provoca su exposición al gas del Espantapájaros, pero esto es otro detalle que deja a Catwoman en un plano de dependencia respecto al hombre del que está enamorada (algo que no es recíproco por parte de Batman-Bruce Wayne, al que el abandono de Selina en “Victoria Oscura” no parece pasarle demasiada factura).
Una de las principales diferencias gráficas respecto a las previas colaboraciones de Loeb y Sale en Batman es la incorporación de Dave Stewart como colorista (anteriormente tal labor la habían realizado Gregory Wright o Bjarne Hansen). Stewart le da las páginas de Sale un tono cromático distinto, una estética de pintura que aparta la acción completamente de la oscuridad y marcados contrastes de Gotham y le da un toque más “artístico” acorde con el entorno italiano.
En términos de importancia para el universo de Batman, “Si Vas a Roma” no es una aportación muy significativa, pero sí importante para comprender al personaje de Selina Kyle y cómo opera en solitario. Aunque Loeb no es un guionista que destaque por su sutileza, sí nos deja ver cuál es el mayor miedo de la heroína y lo que piensa realmente de varios personajes que se cruzan en su camino, Batman incluido. Además, y a pesar de lo que pueda parecer al comienzo, hace del Acertijo un villano consistente y le da su primer papel relevante en el canon de Batman.
“Si Vas A Roma”, en definitiva, es una aventura que está deliciosamente dibujada, entretiene sin necesidad de invertir mucho esfuerzo intelectual y, aunque emana de las dos sagas previas que sus autores hicieron para Batman, puede leerse sin problemas como obra autónoma, lo cual es ya un aliciente para quienes se sientan remisos a seguir las colecciones regulares pero sí gusten del universo del justiciero de Gotham.
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