En 1962, tanto DC Comics como Marvel quedaron sorprendidas por la respuesta de los lectores a su intento de reintroducir, renovados y modernizados, a los superhéroes. Por primera vez en años, esos lectores se molestaban en escribir a las redacciones de las editoriales y Stan Lee acertó de pleno dedicando en sus comics una sección a publicar y responder algunas de esas cartas. Y ello aun cuando ese año ambas editoriales subieron el precio de sus comics de diez a doce centavos.
Seis meses después del debut de “Los Cuatro Fantásticos” y animado por su éxito (en particular el de uno de ellos, la monstruosa Cosa), Lee está preparado para lanzar un nuevo personaje. Inserta anuncios redactados con su característico estilo altisonante en la parte inferior de las páginas de números de “Los Cuatro Fantásticos” anunciando a los lectores la llegada de un nuevo héroe revolucionario: “The Hulk is Coming!”, “What is the Hulk?”, “You´ve never seen anyone like the Hulk”, “Who is the Hulk??”.
Pues bien, el tal Hulk resultó ser una criatura muy semejante a tantas otras que habían

Lo que sí hicieron tanto él como Kirby fue mantenerse fieles a su compromiso con la verosimilitud de estos nuevos personajes. Ciertamente, para entonces los Cuatro Fantásticos ya habían adoptado uniformes característicos, un cuartel general y algunos gadgets, pero con un matiz muy importante. Sus trajes eran básicamente monos de trabajo, funcionales y no particularmente llamativos, sin capas ni máscaras; su base eran los pisos superiores del Edificio Baxter, un bloque ficticio pero situado en el centro de la muy real ciudad de Nueva York; y su vehículo principal era algo que puede describirse como una bañera voladora. A pesar de las peticiones de algunos lectores para que se añadieran elementos más convencionales del género

Hulk bebía directamente de mitos de la literatura del siglo XIX devenidos iconos populares, como el “Frankenstein” de Mary Shelley o “El Doctor Jekyll y Mr.Hyde” de Robert Louis Stevenson. Por aquella época se asistió asimismo a una renovada popularidad de los viejos films de monstruos de la Universal que probablemente algo tuvo que ver con la idea de Lee. Pero su origen estuvo asimismo muy ligado al miedo a la radiación, tema recurrente en la ficción fantacientífica de las décadas de los cincuenta y sesenta y, como en “Los Cuatro Fantásticos”, aquélla volvía a ser la responsable de la transformación del protagonista en un ser superpoderoso. La ansiedad generada por la capacidad de manipular la energía atómica fue el origen de muchos héroes y villanos Marvel. Para Jack Kirby, aquel concepto era algo más que un modo fácil de poner en marcha una historia: “Mientras experimentemos con radiactividad no hay forma de decir lo que va a suceder o lo que nos costarán nuestros avances científicos”, declaró en una entrevista. Hulk fue la encarnación más siniestra del Universo Marvel de los peligros asociados a la Era Atómica.
Así, el primer número (mayo 1962) arrancaba con la explosión de prueba de una “bomba

Banner consigue salvar a Jones empujándolo a una trinchera, pero él mismo es alcanzado por la explosión y su cuerpo sometido a un bombardeo de radiación gamma (en una rápida sucesión de impactantes y muy eficaces viñetas dibujadas por Kirby con su habitual habilidad para la concisión). Aparte del shock, no parece haber consecuencias pero al caer la noche, Banner se transforma en una criatura de aspecto y fuerza monstruosos y escaso intelecto que destroza instalaciones y equipo militar hasta escapar de la base en la que estaba confinado mientras los médicos lo estudiaban.

Por cierto, que la piel de Hulk fue inicialmente de color gris. Sin embargo, el impresor tuvo problemas para mantener un tono consistente de ese color y así, en el segundo número, se decidió darle su ya para siempre característico verde. Lo que no cambió fue su comportamiento agresivo, brutal y antisocial y el ser continuamente perseguido a causa de su aspecto por mucho que lo que él deseara fuera estar solo.
Un poco inspirado nº 2 (julio 62) enfrentaba a Hulk a la típica y estúpida invasión alienígena

“¡Puede volar!”, exclamaba un soldado histérico en la portada del número 3 (septiembre 62), señalando a un Hulk que surcaba los cielos con Rick Jones bajo su brazo. Aunque no era así, tampoco se alejaba mucho de la realidad. Teniendo los músculos más fuertes de la Tierra, Hulk podía impulsarse desde un punto fijo y saltar cientos de millas cada vez dando la ilusión de que estaba volando. Naturalmente, es un concepto absurdo pero también un recurso útil a la hora de mover rápidamente a la por lo demás torpe criatura de un lugar a otro. Y especialmente para que tras su nuevo altercado con los militares pueda regresar a tiempo para que Rick Jones lo

La responsabilidad de cuidar a un desesperado Banner y guiar en la medida de lo posible a su alter ego recaía sobre los hombres del adolescente Rick Jones, el único que en ese punto conocía su secreto. Este peculiar arreglo fue otro ejemplo de cómo Marvel –o lo que es lo mismo en ese momento, Stan Lee- estaba dispuesta a desbaratar los tópicos del comic tradicional de superhéroes, dándole más importancia a los personajes adolescentes, elevándoles desde su típica función de sidekicks a la sombra de un mentor adulto hasta personas capaces de actuar con autonomía y tomar decisiones difíciles.
En el caso de la relación entre Rick y Hulk, cuando Banner se transformaba en el monstruo verde, el primero era el único que podía controlar su ira, por lo que la responsabilidad de proteger al resto del mundo de la fuerza destructora de la criatura era toda suya. Pero incluso su ascendiente sobre Hulk tenía sus límites, como se muestra en esta historia, cuando se deja convencer por los militares de que Hulk es el único que podría sobrevivir a un viaje en el interior de un misil experimental. Liberando al monstruo de su celda rocosa, Rick pone en

El sentimiento de culpa de Rick aún empeoraría más al descubrir que le han engañado y que el único propósito de los militares para lanzar a Hulk en el misil era exiliarlo al espacio. Por supuesto, el monstruo vuelve y más enfadado que nunca…aunque también transformado. Su exposición a la radiación del cinturón de Van Allen (recordemos, la misma que otorgó sus poderes a Los Cuatro Fantásticos) le permitirá en el futuro mantener su forma verde también durante el día. Como

La historia que cerraba el número 3 traía de vuelta a unos viejos personajes de Marvel cuyo

(Finaliza en la próxima entrada)
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