5 feb 2019

1991- ABRAHAM STONE: RATAS DE CIUDAD - Joe Kubert



En 1976, la leyenda del comic-book Joe Kubert, decide abrir una escuela para enseñar su arte, la Kubert School Cartoon and Graphic Art, en Nueva Jersey, a la que dedicará casi en exclusiva todos sus esfuerzos durante más de una década. Su regreso al tablero de dibujo se produce con “Abraham Stone”, un nuevo personaje (aunque lo había ideado veinte años atrás sin encontrar hasta ese momento la oportunidad de explotarlo) que marca un alejamiento de los géneros que le habían consagrado, como los superhéroes y el bélico, para centrarse en historias de corte más realista y con un fuerte subtexto social.



Conocemos a Stone en la Nueva York de 1912. Es un joven campesino de Pennsylvania, proveniente de una familia de duros trabajadores. Su madre y sus hermanos pequeños fueron asesinados (el padre había muerto años atrás a causa del agotamiento, las penurias y la enfermedad) por los matones de un despiadado hombre de negocios que quería hacerse con sus tierras para vendérselas luego al ferrocarril y hacer fortuna. Dejado por muerto, su sed de venganza le lleva a la gran ciudad, donde su férrea determinación le vale infiltrarse en los bajos fondos del East Side. Mientras continúa sus pesquisas para encontrar al objeto de su odio, conoce y se enamora de Alice, una joven costurera y prostituta a tiempo parcial. Finalmente, descubre que su nuevo jefe, un gangster de poca monta, trabaja para el potentado que ordenó liquidar a su familia y los acontecimientos se precipitan…

La premisa sobre la que se apoya “Abraham Stone” es muy conocida: la pérdida de la inocencia y el largo, accidentado y doloroso viaje hacia la madurez a través de la violencia y el amor. Y en este caso, además, en una nación que hace tiempo perdió la primera pero que aún no ha alcanzado la segunda. Efectivamente, la última viñeta del primer volumen constituye el verdadero arranque de ese viaje personal, con Abraham habiendo cumplido su misión y despidiéndose de su familia ante sus tumbas: “Yo
debo seguir adelante…en busca de un lugar donde vivir. Dicen que va a haber una guerra en Europa. Ya se combate. El mundo va muy deprisa. Máquinas en vez de caballos…máquinas que vuelan…luces eléctricas…Y tienes toda la vida por delante, Abraham Stone”. Ese cierre es toda una declaración de principios: en este nuevo mundo de este nuevo siglo, el mundo de la electricidad, el cine, el teléfono o los aviones, ya no hay lugar para alguien educado en los valores tradicionales como Abraham, alguien apegado a la tierra y con unos valores morales estrictos. La vida que Abraham creía que viviría, ya no existe. Tiene que crear una nueva.

El personaje continuaría su personal periplo en otras dos entregas, “Radix Malorum” ambientada en Hollywood y “The Revolution”, en el México revolucionario de Pancho Villa, pero sólo se publicaron en Estados Unidos y no en Europa. De todas formas, esta primera entrega, incluida en su día por Norma Editorial dentro de su Colección Cimoc Extra Color, es autoconclusiva y no requiere de la lectura de las siguientes aventuras.

La única diferencia entre Abraham y casi todo el mundo con el que se cruza en Nueva York
(Sheedy y sus matones, Pullman, la prostituta Alice e incluso su hermana pequeña, Beverly) es que él no ha perdido del todo su pureza original. Kubert muestra con una mirada cínica y desilusionada la descomposición de los ideales y la degradación en la que, voluntariamente o no, vive la mayor parte de la gente. No se ahorra aquí el autor momentos escabrosos para ilustrarlo: asesinatos a sangre fría de inocentes por motivos puramente económicos, corrupción policial, palizas, explotación laboral y sexual de las mujeres, pederastia… A través de los desconcertados e ingenuos ojos de Abraham, al que le cuesta adaptarse a la gran ciudad y sus maneras, Kubert nos guía por la cara más oscura de un capitalismo corrupto y la explotación inhumana de las clases más humildes que caracterizaron a la Nueva York de comienzos del siglo XX; una urbe, por cierto, peligrosa y sucia, muy diferente de la luminosa urbe que hoy recorren millones de turistas. Al deseo de venganza del protagonista se añade la indignación moral y el disgusto que le producen todos los parásitos que, mediante la violencia directa o los recursos del propio sistema económico y social, prosperan extrayendo la vida y la dignidad de los más pobres. Hasta el amor queda maculado y corrompido por el ambiente general que impregna la ciudad.

Ahora bien, da la impresión de que Kubert trató de abarcar demasiado en este su regreso al
comic y el guión, una historia de venganza que mezcla elementos del género negro y el western, e muy sencilla y efectiva pero también muy maniquea. Aun cuando el entorno urbano está recreado con una gran verosimilitud y realismo, los villanos carecen de matices y son básicamente clichés incluso en lo que se refiere a su aspecto físico. Y aunque el héroe titular padece atormentado por su pérdida y sí experimenta una evolución, es básicamente un “buen salvaje” con una honestidad sin fisuras. Ese maniqueísmo impide quizá que el mensaje social que quiere encajar Kubert en lo que es básicamente una trama de género negro, pierda impacto.

La predictibilidad del guión queda hasta cierto punto compensada por el apartado gráfico, que es la verdadera razón para recomendar este comic. La planificación, el ritmo y el retrato de la Nueva York de principios de siglo, tanto en su aspecto físico como social, son sobresalientes. Su composición de página y viñeta es irreprochable y su línea domina perfectamente la
caracterización de personajes, la expresividad de rostros y cuerpos, la ordenación de elementos en la viñeta, los fondos, la alternancia de planos y puntos de vista…

Abraham Stone supuso además un cambio en cuanto al formato utilizado por Kubert. Su amigo, el editor y representante yugoslavo Erwin Rustemagic, propietario de la agencia Strip Art Features, le propuso realizar las historias para su publicación directa en álbum en el mercado europeo, una iniciativa que aunque funcionó bien en el viejo continente, no tuvo apenas repercusión en Estados Unidos, donde fue publicado por Malibu Comics. Su continuidad quedó interrumpida debido a la trágica situación de Rustemagic, que quedó atrapado con su familia en Saravejo durante dos años en plena guerra de los Balcanes (una epopeya que fue brillantemente narrada por el propio Kubert en “Fax Desde Sarajevo”). En 1995, una vez a salvo los Rustemagic, Kubert, como he mencionado más arriba, retomó la serie bajo el sello Epic de Marvel, con las historias indicadas, que hasta la fecha permanecen inéditas en España.

“Abraham Stone” es una odisea humana que refleja los cambios en el mundo sobre la que se desarrolla la sustitución del viejo por uno nuevo en el que se mezclan grandes maravillas y esperanzas con los crímenes más abominables. Obra de lectura amena y en la que Kubert demuestra con su dibujo y narrativa el por qué es considerado un maestro del medio.


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