En noviembre de 1989, cabalgando sobre la ola que levantó la película de Batman dirigida por Tim Burton y en la estela del “Batman: AñoUno” (1987) de Frank Miller y David Mazzuchelli, aparece una nueva colección del superhéroe de Gotham: “Legends of the Dark Knight”. Su factor diferencial respecto a las otras series era el estar compuesta de miniseries a cargo de distintos equipos creativos y el quedar al margen de la continuidad en marcha de los otros comics de Batman. De hecho, la mayor parte de esas historias transcurrían en los primeros años como justiciero del personaje.
En sus casi veinte años de vida, “Legends of the Dark
Knight”, además de 225 números mensuales y siete anuales, ofreció tres números
especiales de Halloween en otros tantos años (1993-1995), siendo “Locura” el
segundo de ellos, una de las historias más desasosegantes que aparecieron en la
colección. Vino firmada por uno de los mejores equipos creativos que ha tenido
Batman; el único, además, que nunca desarrolló una etapa en los títulos
principales, “Batman” y “Detective Comics”: el guionista Jeph Loeb y el
dibujante Tim Sale. Y es que antes de realizar sus tres obras magnas para el
Caballero Oscuro (“El Largo Halloween” (1996), “Dark Victory” (1999) y “Catwoman:
Si Vas a Roma” (2004)) el dúo demostró en estos especiales de lo que eran
capaces de hacer no sólo con el superhéroe protagonista sino con los personajes
que le rodeaban.
“Locura” es tanto una historia de Jim Gordon como de
Batman. Quizá haya aficionados que no estén al tanto de que Barbara Gordon (que
en el futuro crecería para convertirse en Batgirl) no es hija de aquél sino su
sobrina adoptada. Bastan tres magníficas planchas para describir perfectamente
las dificultades que está teniendo la rebelde adolescente para adaptarse tanto
a Gotham como a su nueva familia. Tras una discusión con Gordon por no
permitirle salir la noche de Halloween, la joven se escapa de casa y a punto
está de acabar mal a manos de unos delincuentes en el parque cuando el
Sombrerero Loco la salva…y la secuestra. No es la única. El lunático villano se
ha hecho con otros niños que, aterrorizados, utiliza para dar forma en un
caserón abandonado a sus delirios psicóticos relacionados con su principal
obsesión: Alicia en el País de las Maravillas.
Al mismo tiempo, un Batman herido en la cabeza por el
Sombrerero al comienzo de la historia, se ve atormentado por fiebres delirantes
sobre su madre asesinada. Será la doctora Leslie Tomkins –otro secundario
clásico de la mitología de Batman y fundamental en su formación como
justiciero- quien lo cure para que encuentre a Bárbara y al resto de los niños
antes de que sea demasiado tarde. El comic va alternando entre la peripecia de
Bárbara, los desvelos de Gordon por encontrarla y los flashback que conforman
los recuerdos de Batman sobre la relación que él tenía sobre su madre, el hueco
que le dejó su muerte y la mano amable que le tendió la doctora Tompkins. Éste
es un personaje que no ha recibido la suficiente atención en los comics de
Batman, una especie de reflejo femenino de Alfred. Estuvo al lado de Bruce
cuando vivió su peor momento y en las décadas posteriores siempre estuvo dispuesta
a ayudarle cuando lo ha necesitado, curando sus heridas y asegurándose de que
la leyenda continúe.
La historia nos acerca a la figura de Jervis Tech, alias el
Sombrerero Loco, mirando algo más allá de su estrambótico aspecto. Es éste uno
de los villanos más ridículos de la extensa galería de enemigos de Batman (y
eso es decir mucho), y su persistencia en las páginas de los comics de Batman
sorprendente cuando menos: un individuo tan obsesionado por un libro que trata
de convertirse en uno de sus personajes. Tech es un idiota con disfraz de
Halloween que no debería suponer amenaza alguna para alguien tan superdotado
física y psíquicamente como Batman. Y, sin embargo, ahí sigue, dando guerra con
sus tristes delirios desde que debutara en 1948, en el número 49 de “Batman”.
Sutilmente –porque no le hubieran dejado plantearlo de otra manera-, Loeb trata de ampliar algo más lo que sabemos del personaje para situarlo en un plano mucho más oscuro y retorcido. Texto y diálogos sugieren que droga a los niños que secuestra y, posiblemente, les somete a abusos sexuales. Ya se le había visto en otras historias secuestrar a mujeres jóvenes y forzarlas a desempeñar el papel de Alicia en sus psicodramas, pero esta es probablemente la primera vez que este fetichismo se presenta de una forma verdaderamente siniestra y focalizado en una niña.
Loeb añade al enfrentamiento entre Batman y el Sombrerero
un apunte de retrocontinuidad que conecta a ambos de forma íntima. No se trata
de que fueran amigos de la infancia o compañeros de clase. No, es que Bruce
Wayne atesora también una relación muy especial, aunque completamente diferente
que la de Tech, con el libro de Lewis Carroll. Y es “Alicia en el País de las
Maravillas” es uno de los últimos y más felices recuerdos de su madre. Martha
se pasó toda una lluviosa tarde leyéndoselo antes de salir al cine la funesta
noche en la que ella y su marido fueron asesinados. Esto hace que Bruce vea a
Tech como una perversión de su atesorado recuerdo de infancia.
La página final cierra el círculo con un toque sentimental. Bruce saca de la estantería por primera vez desde su infancia el libro de “Alicia en el País de las Maravillas”, se sienta junto a la ventana un día de lluvia y empieza a leerlo. Es una escena que nos muestra que ha terminado aceptando que sus padres ya no están y que está preparado para recuperar aquellos recuerdos felices que ellos le dejaron sin sentirse abrumado por la pena.
En cuanto al apartado gráfico, Tim Sale es uno de los
mejores dibujantes de comic contemporáneos. Sus figuras de exageradas
proporciones y dramáticas posturas, su soberbio trabajo de claroscuro y el
dinámico montaje de sus páginas transmiten acción, emoción y atmósfera por
igual (y ello aunque en esta ocasión no se vea el tradicional perfil de Gotham,
optando por un paisaje urbano más convencional y limitado) haciendo que el
lector se tome en serio la historia de Loeb y su visión del Sombrerero Loco por
muy extrañas o incluso incoherentes que puedan parecer.
Con “Locura”, por tanto, Loeb y Sale arrojaron nueva luz –o quizá habría que decir oscuridad- sobre uno de los enemigos más veteranos de Batman, además de explorar dos relaciones a las que no se les ha solido prestar mucha atención: la de Gordon con su sobrina y la de Batman con sus dos madres: Martha Wayne primero y Leslie Thompson después. Aunque no es un tebeo seminal para la mitología de Batman, sí es una historia bien escrita y dibujada que ofrece una lectura breve y disfrutable.
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