La caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989 fue uno de esos acontecimientos que cambió el mundo, tanto en sí mismo por lo que significó para Alemania y la sociedad europea como por las inmediatas consecuencias que tuvo en la geopolítica continental y mundial. Durante casi treinta años, ambos lados de la ciudad dividida por esa pared de la vergüenza fueron un hervidero de espías de ambos bandos que operaban clandestinamente robando secretos, intercambiando agentes, traficando con información… Y, de repente, casi de la noche a la mañana, Berlín se convertía en una ciudad abierta dando inicio a la rápida desintegración del sistema comunista. Todo el mundo, empezando por los propios miembros de la comunidad de Inteligencia, comprendió que se había cerrado una etapa y que empezaba otra aun cuando nadie tenía muy claro qué iba a deparar ésta.
En ese nuevo mundo multilateral, con nuevos y viejos desafíos, se desarrolla “Alpha”, una

La acción del primer álbum, “El Intercambio”, arranca con el secuestro, en Alemania, del secretario de un importante banquero por parte de unos individuos bien organizados cuyo fin es hacerse con la agenda personal de aquél para averiguar el momento de su encuentro, en París, con la tratante de arte rusa Assia Donkova. A partir de ese punto, va desarrollándose una trama de espionaje a varias bandas cuyos entresijos se revelan casi totalmente al final del primer volumen: un sector del gobierno ruso, preocupado por la deriva económica del país, ha puesto

Ahora bien, dada la ilicitud de la operación, su promotor, un coronel del FSB (el servicio de seguridad ruso sucesor de la KGB), convence con argumentos patrióticos a su bella mujer Assia para que haga de intermediaria en las transacciones. Y en el caso de París, algo sale mal, porque en el momento y lugar del intercambio multimillonario con el banquero alemán, un comando irrumpe y causa una matanza. Assia huye y busca refugio en casa de Julien Morgan, un joven pintor al que conoció días atrás en un museo.
Así, en esta intriga participan por un lado los rusos que trafican con rublos, la mafia alemana que utilizaba los servicios del banquero para lavar su dinero, los ladrones que intentan robar éste y la CIA, que dada la magnitud de la operación y sus consecuencias geopolíticas, vigila de cerca lo que sucede. Precisamente es a esa organización de espionaje donde pertenece un tal Julien. Y

La aventura concluye en el tercer volumen, “El Salario de los Lobos” (1998), pero no desvelaré más para no arruinar los giros y sorpresas que aguardan al lector interesado en abordar esta obra por primera vez. El cambio de guionista por Mythic no afecta al tono general de la historia pero aunque la intriga se explica satisfactoriamente al final, hay alguna subtrama (como la del asesino solitario) que no acaba de quedar muy clara.

Hay, eso sí, largos pasajes expositivos en los que uno u otro personaje explica los detalles de la intriga o resume el estado de la situación para recuperar al lector que pudiera haber perdido el hilo habida cuenta de la cantidad de personajes implicados en todos los bandos en conflicto. No obstante, esa abundancia de texto corresponde sólo a diálogos y está limitada a pasajes concretos, estando el resto muy ajustado. De hecho, no hay textos de apoyo y Renard confía con buen criterio en la habilidad de su compañero Jigounov para situar al lector temporal y espacialmente en cada momento de la narración.
Es este, por tanto, un comic excepcional para los amantes del género de espionaje. Es

En cuanto a Yuri Jigounov, es difícil ponerle ninguna pega porque su dibujo es prácticamente perfecto dentro de su estilo realista y elegante, que es el que el tema y el tono de la historia exigen. Sin la rigidez del William Vance de “XIII” y más realista que el Franq de “Largo Winch”, Jigounov lo hace todo bien. La ambientación es perfecta. Utiliza referencias fotográficas para los fondos pero no se limita a retocar éstas sino que dibuja a partir de ellas y las adecúa a sus necesidades narrativas. No toma atajos y salvo en muy primeros planos siempre cuida los decorados. Los automóviles, los edificios, la decoración interior, el vestuario… todo está excepcionalmente cuidado. También las

Además, no deja de ser irónico que el dibujante de una serie de espionaje protagonizada por un agente de la CIA sea un ruso nacido en la Unión Soviética de la Guerra Fría. Jigounov vino al mundo en 1967 y consiguió leer comics occidentales y burlar la censura gracias a un amigo de su familia, que le proporcionó varios números de la revista “Tintín”, los cuales le inspirarían para su futura carrera profesional. Tras años de trabajo gráfico para un estudio moscovita, en 1994, consigue por fin viajar a Bélgica, donde llama a la puerta de la editorial Lombard (editora de la mencionada “Tintín”). A Yves Sente, a la sazón responsable de la misma, le encantan las planchas que el ruso le presenta y da luz verde a su primer comic francobelga: “Les Lettres de Krivtsov” (1995). Además, le presenta a Pascal Renard, con quien colaborará en la creación de “Alpha”.
A la muerte de Pascal Renard en 1996 con sólo 35 años, le sucede como guionista de la serie

La CIA accede pero ignora que tiene filtraciones en su interior. Así, por una parte el Mossad israelí envía un comando para secuestrar al ex espía alemán y hacerse con la información antes de que lleguen los americanos. Por otra, un

Para su debut como guionista en solitario de la serie, Mythic escribe una historia sencilla, unitaria y autoconclusiva que se estructura alrededor de una premisa similar a la del ciclo anterior: un grupo de facciones que se enfrentan y persiguen algo: aquí, en lugar de una fortuna en dólares, es información secreta que puede comprometer a personalidades americanas importantes. Aventura de puro espionaje llena de acción y narrada con buen ritmo, sólo tiene una pega que, de todas formas, no llega a empañar el entretenimiento que ofrece: hay ocasiones en las que resulta complicado identificar quién es quién y a qué bando pertenece (¿los americanos? ¿los franceses? ¿los israelíes? ¿los mercenarios?).
Por otra parte y como ocurría en los álbumes anteriores, los personajes siguen siendo planos.

(Finaliza en la próxima entrada)
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