12 nov 2019
1999-PLANETARY – Warren Ellis y John Cassaday (y 2)
(Viene de la entrada anterior)
El tercer volumen, “Dejando el Siglo XX”, reúne los episodios 13 al 18. En 1919, en Alemania, Elijah Snow visita el castillo en ruinas del doctor Frankenstein para hacerse con un mapa secreto del mundo. Luego lo vemos ir a Londres para completar su adiestramiento como detective con ayuda de Sherlock Holmes y Drácula (nº 13). En el nº 14, ya de vuelta en 1995, Snow sigue la pista de un bastón mágico que le permitirá acceso a un poderoso martillo y un arsenal de armas colocadas en otro plano dimensional por sus enemigos, Los Cuatro (en claro homenaje al Martillo Mjolnir de Thor). En la actualidad, Elijah Snow y Jakita Wagner visitan a la viuda de su fallecido compañero, Ambrose Chase, antes de contemplar el despertar de unos espíritus primordiales en el desierto australiano (nº 15). Tras una aventura en solitario de Snow al estilo de las películas de artes marciales “saltarinas” (nº 16) en la que se cierra una importante alianza, volvemos a retroceder al pasado para, vía el mito de Tarzán y el subgénero de Mundos Perdidos (nº 17) averiguar el origen de Jakita Wagner. Y ya de vuelta al presente, en el número 18, el trío protagonista recobra una cápsula espacial que fue lanzada en 1851 (homenaje a la novela “De la Tierra a la Luna”, de Julio Verne).
El diseño gráfico de “Planetary” contribuye de forma decisiva a esa particular poesía y capacidad de fascinación por la que la colección se ha hecho tan popular y sigue reeditándose continuamente. John Cassaday tiene un estilo sobrio pero elegante que facilita la inmersión del lector en una narración que va ganando complejidad conforme avanza la serie. Sus virtudes como artista superan a sus ocasionales defectos, como el estatismo de algunas viñetas. Así, va combinando con gran eficacia páginas detalladamente dibujadas en las que se muestran escenas impactantes o secuencia de acción muy dinámicas, con otros pasajes intermedios dominados por el diálogo –o silencios- y con composiciones más clásicas a base de primeros planos y fondos minimalistas.
Al término de la obra, John Cassaday escribió un comentario agradeciendo a Warren Ellis el haber hecho de él mejor artista que al comienzo de aquélla. Y tiene razón, porque aquél le planteó continuos desafíos a su capacidad para plasmar lo extraño, lo extravagante o lo imposible, como ese copo de nieve que es en realidad un espacio multidimensional; razas extraterrestres; insectos mutantes; vehículos maravillosos; reinos perdidos… En ciertos episodios incluso modifica su estilo para adaptarse al concepto que se está homenajeando, como las sombras que dominan los comics de terror de Vértigo o los experimentos pop de Jim Steranko en “Nick Furia, Agente de SHIELD”.
Dibuja unas figuras con prestancia y carisma, cada personaje con sus propias actitudes y expresiones faciales y corporales. Y aporta una enorme riqueza al universo creado por Ellis, dando vida con una mezcla de sofisticación y sencillez a las teorías y conceptos más alocados. No es de extrañar que el trabajo y talento de Cassaday fuera recompensado por múltiples galardones. Fue uno de esos dibujantes que dejan huella en el lector, un creador de imágenes que dan personalidad propia a las obras en las que participa y que eleva la categoría de la editorial que las publica.
En este punto intermedio de la colección, la serie alcanzó nuevas cotas gracias a la perfecta sincronía del equipo creativo y el continuo perfeccionamiento de sus respectivos talentos. También por esta época la colección dejó de mantener una cadencia regular debido tanto a los problemas de salud de Ellis como a los cada vez más numerosos compromisos de Cassaday. Ambos supieron hacer buen uso de la libertad creativa de que disfrutaron, dando forma a un producto sólido y consistente al tiempo que variado e impredecible. Ellis sigue rindiendo cumplido homenaje al mundo de la cultura popular, pero sin olvidar la línea argumental de fondo que va aproximando al choque directo a los miembros de Planetary y de los Cuatro.
Mientras tanto, entre 2001 y 2003 aparecieron tres crossovers de Planetary con otros personajes de DC, todos ellos a cargo del propio Warren Ellis: The Authority (también, recordemos, creada por Ellis), la JLA y Batman.
El primero, dibujado por Phil Jimenez y Andy Lanning, se titula “Gobernar el Mundo” y nos cuenta cómo ambos equipos se enfrentan a una invasión extraterrestre procedente de otra dimensión. Sin embargo, Planetary debe además encontrar la forma de mantener su existencia en secreto respecto al otro grupo. Se trata de un homenaje directo al universo de terror cósmico y las grotescas criaturas imaginadas por H.P.Lovecraft (que, de hecho, hace un cameo avisando en el pasado a Elijah Snow del peligro).
Este número autoconclusivo y –como el resto de especiales- ajeno a la continuidad de la serie principal de Planetary- le sirve a Ellis para poner en contraste la forma de operar de los dos equipos que él ha imaginado y que conviven en el mismo universo. Mientras que Planetary actúa de forma discreta, siempre en las sombras y limitando el uso de sus poderes, The Authority no tiene reparos en desplegar toda su potencia de choque sin importar los daños colaterales que causan siempre y cuando la amenaza quede neutralizada.
Una divertida escena desvela que Jenny Sparks y Elijah Snow se acostaron en el pasado y que ambos son “Niños del Siglo”, esto es, nacidos el 1 de enero de 1900, lo que “explica” tanto su excepcional longevidad (aunque no inmortalidad, tal y como se vería al final del primer ciclo de The Authority) como sus poderes (el control de la electricidad para Jenny y el frío para Snow), poderes que hacen de ellos una suerte de guardianes del planeta.
A pesar de que el comic prometía una confrontación entre estos dos grupos que comparten objetivos pero difieren enormemente en sus procedimientos, al final nos encontramos con una historia algo decepcionante y en exceso estirada. Ellis no se adentra más allá de los conceptos que domina bien y que tiene muy ensayados, como el de los monstruos y las invasiones extraterrestres, algo que quedó mucho mejor desarrollado en el segundo arco argumental de “The Authority”: “Albión”.
Desde el punto de vista artístico, Phil Jimenez, emulador de George Perez, tiene un estilo muy detallista pero también algo rígido que funciona bien a la hora de plasmar escenas espectaculares pero no tanto cuando tiene que transmitir cotidianidad o dinamismo. No se puede sino lamentar que Bryan Hitch, que entonces estaba en la cima de su carrera dibujando “The Authority”, no hubiera sido reclutado para este proyecto. El guión seguiría siendo endeble, pero al menos en el plano visual habría sido una delicia.
En “Planetary/JLA: Terra Oculta”, dibujada por Jerry Ordway, se nos presenta un mundo paralelo en el que se da una situación inversa a la descrita hasta el momento en la serie regular: Planetary ha salido a la luz y tomado el poder sobre el mundo, actuando de forma represora contra cualquier manifestación paranormal. Tres rebeldes se alzan contra ese régimen tiránico y preparan un plan para enfrentarse a los dictadores en la base lunar en la que habitan: Bruce Wayne, Diana Prince y Clark Kent.
Convertir a Planetary en una fuerza del Mal equivalente a la de Los Cuatro en su propia serie, es un punto de partida interesante, como también enfrentarlos al trío central de la Liga de la Justicia. Al igual que en el caso del crossover con The Authority, podría pensarse en una aventura épica. Pero tampoco aquí Ellis se muestra muy inspirado aun cuando el punto de partida está mucho mejor presentado que en el otro especial. Un puñado de páginas retrata con eficacia la atmósfera opresiva que ha instaurado el gobierno de Planetary y presenta a los miembros de la resistencia. Pero en general es una historia que parece escrita con un manual: predecible, fría y apresurada. En sí misma, la idea tiene potencial y podría haber servido de base para todo un arco argumental en las colecciones de la JLA o Planetary, pero concentrada en un solo número carece de recorrido para crear la épica exigida en un choque de titanes.
Algo similar puede decirse del dibujante Jerry Ordway, cuya carrera había alcanzado su cénit sobre todo en la DC de los 80 (aunque también trabajó mucho para Marvel) y que aquí nos presenta páginas bien resueltas pero sin brillantez aun cuando intente romper la clásica estructura de rejilla jugando con la forma y disposición de las viñetas.
En “Planetary/Batman: Noche en la Tierra”, dibujado por John Cassaday, el grupo viaja a Gotham para encontrar y controlar a un individuo errático que asesina y luego escapa saltando entre dimensiones y cuyas fechorías se concentran en y alrededor del Callejón del Crimen. El fenómeno atrae también a Batman, dispuesto a hacerse cargo del problema a su manera y sin la intromisión de forasteros cuyas intenciones están poco claras. Cuando el individuo en cuestión pierde el control de sus poderes, Planetary empezará a viajar entre dimensiones encontrándose en los mismos lugar y tiempo con distintas versiones de Batman.
Este es con diferencia el mejor episodio de este lote de crossovers, algo a lo que no es ajeno la participación de Cassaday en el apartado gráfico, que aquí utiliza las mismas soluciones narrativas que en “Planetary”: alternancia de escenas de acción pletóricas de dinamismo y energía con momentos más serenos en los que el diálogo toma el protagonismo sin que el ritmo se resienta demasiado (aun cuando en esta ocasión abuse del “copia-pega” de cabezas parlantes). Obviamente, Cassaday disfruta dibujando las más conocidas versiones que Batman ha ido teniendo a lo largo de su historia: el original de Bob Kane y Bill Finger, el televisivo encarnado por Adam West en los sesenta, el look naturalista de Neal Adams en los setenta y el grotesco de Frank Miller en los ochenta.
Pero además de por su solidez gráfica, este episodio es también remarcable por el éxito de Warren Ellis a la hora de enlazar sus intenciones con el resultado. Al fin y al cabo, “Planetary”, como hemos visto, rendía tributo a las fuentes de la mitología superheroica y hacía un ejercicio crítico y de metalenguaje al respecto, al tiempo que desarrollaba una trama de misterio y conspiraciones en la sombra. En este poco ortodoxo team-up con Batman, se ejemplifica perfectamente ese espíritu de la obra principal, hija intelectual de un aficionado al personaje que ha reflexionado sobre las razones por las que éste ha podido sobrevivir a las modas reinventándose una y otra vez de la mano de guionistas y dibujantes con talento. Esta aproximación es similar a la propuesta por otros escritores como Alan Moore, Neil Gaiman, Grant Morrison o Kurt Busiek, todos ellos enciclopedias vivientes del comic que han realizado obras que, directa o indirectamente, tratan sobre la evolución del género.
En octubre de 2009, diez años y siete meses después de su debut, terminó “Planetary” en su vigesimoséptimo episodio. No quiero estropear el desenlace de la obra a quienes no la hayan leído todavía, pero no será ninguna sorpresa decir que éste tendrá que ver con el enfrentamiento final entre Planetary y Los Cuatro. Encontraremos homenajes a la novela “Cita con Rama”, de Arthur C.Clarke (nº 19) o el Llanero Solitario y La Sombra (nº 22) además del origen del Batería, el secreto tras la formación de Planetary y el destino de Ambrose Chase.
Como apreciación exclusivamente personal y concediéndole a Ellis que no eligió el camino más fácil, mi opinión es que el epílogo es innecesariamente enrevesado, con una excesiva inclusión de cháchara pseudocientífica con la que trata de justificarse el remate final. Por otra parte y de forma obvia, el guionista quería rematar la historia no sólo resolviendo todos los misterios, conjurando la amenaza y clarificando los lazos que unen a los protagonistas, sino poniendo un broche positivo que contrastara con el futuro expuesto en el crossover “Terra Oculta”, donde se había podido ver a una versión alternativa y siniestra de Planetary que tiranizaba al mundo. Aquí, la organización también ejerce un cierto grado de poder sobre la Tierra pero éste se traduce en auténtico progreso y benevolencia.
“Planetary” fue y sigue siendo una de las obras de Ellis que lo consagraron en el medio y que demostraron el potencial sugerido en trabajos anteriores, un tebeo original, personal y respetuoso con la tradición que al mismo tiempo demostraba las posibilidades de la nueva generación de comics americanos, una historia poética y compleja pero de lectura ligera. Su disfrute es un viaje que hay que abordar de forma pausada, con paciencia, deleitándose como lo hicieron sus creadores con esas versiones particulares de los grandes mitos del género superheroico y de la cultura popular en general. Aunque su desenlace –el enfrentamiento final entre “héroes” y “villanos”- es predecible, no lo es en absoluto cada uno de los peldaños que conducen al mismo, auténticas delicias de la imaginación y la pericia gráfica. Segundas y sucesivas lecturas, conociendo ya el panorama general, permiten identificar pistas, detalles y veladas alusiones en los diálogos diseminados por el autor desde el comienzo y que demuestran lo bien atada que tenía esta obra a pesar de su aparente fragmentación inicial.
“Planetary” es, como suele decirse –aunque en este caso de forma justificada-, un clásico moderno.
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