12 oct 2019

1981- ATMÓSFERA CERO – Jim Steranko



Antes de que el formato VHS hiciera posible volver a ver las películas favoritas tantas veces como uno deseara, las novelizaciones y adaptaciones al comic de aquéllas eran las únicas opciones que tenían los aficionados para revivir las sensaciones obtenidas en su visionado original en cines. Mientras que la mayoría de estos comics no fueron más que productos del montón destinados a aprovecharse económicamente del éxito ajeno y en los que los autores no invertían más esfuerzo del estrictamente necesario, hubo excepciones que supieron ir más allá y ofrecer productos por encima de la media. Por ejemplo, la adaptación en seis partes que Marvel hizo de “Star Wars” en el verano de 1977, salvó a la compañía de pasar un duro trago financiero y dio lugar a una de sus series de comics más vendidas durante años.



Pero en general, los autores más inquietos y con mayor talento no eran los encargados de realizar este tipo de trabajos. Al fin y al cabo, desde el punto de vista creativo no suponían ningún desafío: la historia les venía dada y los estudios cinematográficos no buscaban experimentos gráficos o narrativos sino un tebeo del montón en el que el artista respetara los rostros de los actores, los fondos y hasta los planos de la película. También aquí hubo un puñado de excepciones que se ganaron su puesto como hitos en la historia del medio por méritos propios. Ahí tenemos “Alien” de “Walt Simonson”, “Flash Gordon” y “El Imperio Contraataca” de Al Williamson, “2001: Una Odisea del Espacio” de Jack Kirby, “Drácula” de Mike Mignola, “Dune” de Bill Sienkiewicz o “Atmósfera Cero”, de Jim Steranko.

Para ser alguien que ha ejercido tanta influencia en los comics y cuya figura es reverenciada por aficionados y profesionales por igual, Jim Steranko dibujó muy poco material. Al margen de sus números para “Nick Furia: Agente de SHIELD” y el puñado de episodios para “Capitán América”, poco más se puede encontrar firmado por él. Sin embargo, su valentía a la hora de separarse del canon establecido por Kirby y Buscema y sus innovaciones estéticas y narrativas –sobre todo la introducción en sus planchas del surrealismo, el diseño gráfico y el op art- le ganaron un lugar ilustre en la galería de inmortales del tebeo.

Nacido en Reading, Pennsylvania en una familia de origen ucraniano, empezó a dibujar tebeos
en 1965 después de haber trabajado como ilusionista y escapista en varios circos, ferias y nightclubs; y músico en diversas bandas en los albores del rock´n ´roll. Su primer contacto con el mundo artístico vino de la mano de una pequeña empresa de impresión y trabajos para agencias publicitarias, pasando a continuación a crear para Harvey Publications series de comic como “Spyman”, “Magicmaster” y “The Gladiator” en 1966.

El entonces editor de Marvel, Stan Lee, lo contrató como dibujante para la serie de “Nick Furia” que se serializaba en la cabecera “Strange Tales”. Al principio, Steranko se limitó a terminar los bocetos realizados por Jack
Kirby pero pronto se hizo con el control gráfico completo para comenzar una senda de experimentación en la que incluía elementos de la psicodelia, el arte, la publicidad y el cine. En 1967 ya realizaba el guión, el dibujo y el color de ese título además de contribuir al mencionado “Capitán América” y los “X-Men”. Su trabajo en esta etapa fue revolucionario y de él hablaré en una futura entrada.

Su inquietud y versatilidad le llevó a desvincularse progresivamente de Marvel para empezar en 1969 su propia empresa, Supergraphics, con la que publicó la revista Mediascene; y el ensayo “La Historia de los Comics” en 1970. Colaboró con el guionista Byron Preiss en el comic antidroga “The Block”, que el gobierno distribuyó por las escuelas de
todo el país en 1970. A mediados de esa década se centró en la pintura y la ilustración de portadas para libros. “Atmósfera Cero” fue uno de sus últimos trabajos para el comic.

Estrenada en mayo de 1981, “Atmósfera Cero” fue una película de ciencia ficción que bebía de “Alien” (1979) en cuando a su estética, diseño y aproximación “proletaria” a la aventura espacial; y de “Solo Ante el Peligro” (1952) en lo que se refiere a su argumento. Sobre el film ya hablé en su respectiva entrada así que a ella me remito. Valga decir aquí que ambas películas compartían muchos temas, como la soledad y aislamiento del trabajo en el espacio, la claustrofobia, la lucha de
clases, las megacorporaciones que sacrifican despreocupadamente vidas humanas en aras del beneficio y la visualización de un futuro en el que aunque la tecnología ha evolucionado mucho, la gente sigue siendo tan depravada y estúpida como siempre.

Aunque “Atmósfera Cero” no fuera una película particularmente inspirada o imaginativa, sí resultaba muy eficaz y absorbente y hoy está considerada un clásico menor dentro del género. Pero en aquel momento, Warner Brothers apostaba fuerte por ella y esperaba que sería un éxito de taquilla con ramificaciones multimedia, tal y como había sucedido un par de años antes con la Fox y su “Alien”. Con vistas a ello, adoptaron una
estrategia de marketing semejante. Así, se encargó una novelización de la película a Alan Dean Foster, un escritor de segunda que ya había hecho el mismo trabajo para “Star Wars”, “Alien” y “Star Trek” y que dedicaría buena parte de su carrera a ello, totalizando medio centenar de novelas basadas en universos cinematográficos. También se lanzó una fotonovela firmada por Richard Anobile.

En cuanto al inevitable comic, se confió a la revista “Heavy Metal”, una cabecera nacida en 1977 como versión americana de la francesa “Metal Hurlant” y que en su primera etapa había incluido material de artistas galos como Moebius, Bilal, Caza o Druillet, antes de ir incorporando a sus filas talentos patrios como Richard Corben, Arthur Suydam o
Bernie Wrightson. Ya en 1979, había serializado la adaptación al comic de “Alien” escrita por Archie Goodwin y dibujada por Walter Simonson. Fue aquel un trabajo innovador que al mismo tiempo supo permanecer fiel al guión de Dan O´Bannon y que llegó incluso a entrar en la lista de libros más vendidos del New York Times en una época en la que nadie sabía lo que era una “novela gráfica”. Para “Atmósfera Cero”, los editores de la publicación contrataron a Jim Steranko.

Para entonces, el polifacético artista llevaba una década retirado del mundo del comic pero gráficamente seguía teniendo una energía inmensa. En 1976 había escrito e ilustrado la novela
“Chandler: Cosecha Roja”, un homenaje al novelista americano de género negro y al cine de igual temática. Fue, además y literalmente, la primera novela gráfica: en lugar de las clásicas rejillas con viñetas y bocadillos con palabras, la narración se estructuraba como pequeñas ilustraciones con el texto al pie. Aunque las ventas no fueron buenas, Steranko creó una obra cuyo equilibrio entre el afilado dibujo en blanco y negro muy expresionista y la prosa ligera y brusca propia de la literatura pulp policiaca, influiría a muchos comics venideros, como el “Sin City” de Frank Miller. Además, “Cosecha Roja” fue probablemente una de las razones tanto por las que le fue ofrecida “Atmósfera Cero” como por las que él aceptó, al ver en el argumento de la película reminiscencias del género negro (una fusión esta, la de la ciencia ficción y la serie negra, que ya contaba con ejemplos en el cine como “Alphaville”, 1965; y el comic “The Long Tomorrow”, 1975, de Dan O´Bannon y Moebius).

El caso es que “Heavy Metal” serializó esta nueva novela gráfica de Jim Steranko en los números de julio a octubre de 1981 y enero de 1982. Aunque “Atmósfera Cero” jamás llegó a convertirse en el fenómeno que Warner Brothers esperaba, Steranko hizo un trabajo soberbio. De hecho, dentro de su medio, su comic es una obra muy superior a lo que la película lo es en el suyo.

“Atmósfera Cero” es un auténtico tour de force que vuelve a demostrar por qué Steranko es un
gran nombre de los comics. Su adaptación consiste casi exclusivamente en doblas páginas-viñeta, con una imagen principal que establece el foco de la acción y viñetas más pequeñas insertas alrededor, todo diseñado para dar a los lectores un sentido cinematográfico. Esta narración fragmentada, a decir del propio Steranko, le fue inspirada por las pinturas de gatos realizadas por Louis Wain, progresivamente más rotas y caleidoscópicas tras su internamiento en un psiquiátrico en 1924.

Elegante y complejo ejercicio de diseño gráfico, economía narrativa y minuciosidad artística,
Steranko consiguió en “Atmósfera Cero” hacer suyos y perfeccionar los elementos propios del género negro y la ciencia ficción que proponía la película y para ofrecer un comic que en muchos sentidos se anticipa a la estética ciberpunk inaugurada oficialmente en el cine por “Blade Runner” tan solo un año después. Ahí tenemos las salas de control iluminadas por paneles llenos de lucecitas y visores, las viñetas que remedan pantallas de televisión, iluminaciones tenebristas con mucho contraste, ambientes cerrados y claustrofóbicos…

Esta obra maestra del comic, por desgracia y hasta la fecha, no ha sido reeditada. En Estados Unidos sólo puede disfrutarse haciéndose con los números originales de “Heavy Metal”, mientras que en España la Colección Humanoides de Eurocomic la recopiló en un tomo único en rústica que hoy constituye un auténtico tesoro en la colección de cualquier aficionado.


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