Pepe Moreno no es un nombre que los aficionados al comic reconozcan instantáneamente. Probablemente les sonarán más los de Mark Millar, Warren Ellis, Garth Ennis o David Lapham. Pues bien, Pepe Moreno fue su equivalente, podría decirse que hasta su antecesor, hace ya nada menos que treinta años. Y es que “Rebelde” fue un comic ultraviolento para su tiempo, un tiempo en el que no se encontraba en el mundo de las viñetas la superabundancia de imágenes impactantes y escenas de intención polémica con que hoy bombardean al lector.
La razón por la que el español Saturnino Moreno Casares, más conocido como Pepe Moreno,


Esta épica pesadilla postapocalíptica de corte punk está ambientada en el año 2002 (ahora ya, evidentemente, una realidad alternativa). Los únicos habitantes de una Nueva York derruida y abandonada tras la cataclísmica Guerra Civil, son parias y salvajes organizados en bandas rivales que defienden sus territorios a bordo de potentes automóviles trucados y tuneados grotescamente. Sus vidas discurren entre escaramuzas en zonas enemigas para abastecerse de comida y suministros olvidados en los destartalados almacenes y supermercados, batallas campales con bandas enemigas y enfrentamientos contra la “autoridad” nominal, la Policía Sanitaria, que acude a la ciudad para capturar gente a la que posteriormente le extraerán los órganos con destino a Cosmo City. Éste es un enclave fascista de alta tecnología

Un misterioso individuo que se llama a sí mismo Rebelde se une a una de esas bandas y se convierte en su líder. Sus intenciones van más allá de sobrevivir y atiborrarse de cerveza entre incursión e incursión. Quiere atacar a las caravanas de la muerte organizadas por la Policía Sanitaria como primer paso de una revolución que derribe a la dictadura en el poder. Pero el general Kessler, que a su pesar se ve obligado a tratar con uno de los salvajes líderes locales de la ciudad, lo reconoce como el desertor teniente Lawrence, de las Fuerzas Especiales, a quien creía muerto. Decidido a atraparlo y acabar con su desafío, le tiende una trampa…
“Rebelde” dista mucho de ser una obra redonda. En su mayor parte los personajes y el argumento responden a gastados clichés del cine de acción. Ninguno de los protagonistas o secundarios tienen el menor relieve y, pese a que se supone que Rebelde rezuma carisma, no da en ningún

Por su parte, la trama se reduce prácticamente al relato de cuatro escaramuzas (la inicial, la salida en busca de suministros, el asalto al convoy y la entrada de Rebelde en la guarida de Doll), dejando la historia inconclusa y al lector con la sensación de hallarse ante un largo prólogo de algo mayor que nunca se llegó a continuar.
Igualmente evidentes son las referencias que maneja Moreno. Los fachosos parias adictos al motor, y la gasolina y los combates y persecuciones a bordo de los automóviles están extraídos de las dos películas de Mad Max (George Miller, 1979 y 1981), aún recientes entonces. El marco de una Nueva York oscurecida como campo de batalla urbano de tribus pintorescas remite a “1997: Rescate en Nueva York” (John Carpenter, 1981). La figura del

Dicho todo lo cual, no puede decirse que se trate de un comic totalmente fallido. La historia está narrada con pulso y abunda en momentos de una violencia visceral que puede que hoy no sorprenda tanto, pero que en la época resultó impactante. Las fuentes gráficas de Moreno son tan evidentes como las conceptuales: Moebius, Liberatore, Hermann o Enki Bilal pueden adivinarse tras sus líneas en un momento u otro. Aunque como digo su estilo narrativo es potente, su dibujo no resiste un escrutinio severo.

“Rebelde” es, pues, un comic recomendable para aquellos amantes de la cultura popular y la ciencia ficción de los 80, el género de acción postapocalíptica de ritmo frenético y violencia abundante. Que nadie espere una obra memorable, pero sí entretenida y testimonial de una época.
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