27 sept 2016
1985- CREPÚSCULO EN SUNSHINE CITY – Will Eisner
No es fácil encontrar comics que traten sobre gente mayor, sus problemas, inquietudes o reflexiones. Ello sin duda responde a que éste es un medio cuyos lectores son principalmente jóvenes y a éstos, como a la sociedad en su conjunto, no les interesan demasiado los ancianos. Es una etapa de la vida en la que nadie quiere pensar con profundidad porque sabemos que –y eso si todo lo demás sale bien- en algún momento llegaremos allí, normalmente con las capacidades físicas e intelectuales mermadas y esperando el inevitable final. No es una perspectiva agradable y, en general, preferimos buscar ficciones que nos proporcionen escape a nuestras preocupaciones, no que ahonden en ellas.
Así, no abundan los autores con la sensibilidad necesaria, el profundo conocimiento de la naturaleza humana y experiencia que se requieren para abordar estos temas. Will Eisner es uno de ellos. “Crepúsculo en Sunshine City”, a pesar de tener sólo 28 páginas, nos ofrece todo el bagaje emocional y la reflexión existencial de una novela gráfica adulta, narrado con la maestría que caracteriza a ese imprescindible del comic y desde el punto de vista de una persona ya en esa etapa de la vida.
Henry Klop se ha jubilado tras pasar cincuenta años al frente de una cafetería neoyorquina. No ha sido su elección. La muerte de su esposa le dejó muy debilitado emocionalmente y sus dos hijas, Helen y Rita, han conseguido finalmente vencer su resistencia y convencerle para que venda el negocio a una cadena de pizzerías y utilice el dinero para trasladarse a un apartamento en Sunshine City (trasunto de Miami o alguna de esas ciudades para jubilados de Florida). Klop no quiere marcharse. Le gusta su trabajo y relacionarse con sus vecinos. Pero, sobre todo, el barrio está rebosante de recuerdos de los mejores y peores momentos de su vida. Cansado de discutir, se resigna y se muda al sur.
Allí, se esfuerza en encontrar nuevas ocupaciones y no tarda en convertirse en objeto de deseo de una viuda a la busca de un nuevo marido que mitigue su soledad. Dado que es un problema que sufren ambos, Henry se deja querer y consiente en casarse con ella. Pero he aquí que su yerno, acosado por las deudas que tiene con un mafioso, quiere impedir a toda costa esa boda, puesto que ello privaría a su esposa de la herencia que él tan desesperadamente necesita. Así, presiona y amenaza a Rita para que impida por todos los medios ese matrimonio. Henry, que sólo quería encontrar una nueva vida en un momento en el que ya no debía nada a nadie, se ve atrapado en el centro de una repugnante red de intereses sin que a nadie le importe verdaderamente su felicidad.
“Crepúsculo en Sunshine City” es una historia amarga con un final agridulce. La mezquindad, el egoísmo, la codicia, la condescendencia y la insensibilidad dominan las relaciones familiares de Klopp, vicios a los que él, en realidad, permanece ajeno. Lo cierto es que aunque Eisner, en tan sólo cuatro páginas, nos revela muchos detalles de su pasado, ello no nos aporta demasiadas pistas sobre su auténtica personalidad. Son fragmentos inconexos de una vida que poco nos dicen de la persona en sí. De hecho, prácticamente lo único que sabemos de él es que es un buen hombre, dominado por la melancolía, atado a su pasado y que, a la postre, sólo quiere vivir en paz. Aunque no siente deseos de retirarse y abandonar todo aquello por lo que siempre ha luchado, nada contracorriente: sus hijas quieren enviarlo lejos para no tener que preocuparse de él, sus vecinos envidian su suerte y reniegan del barrio y del trabajo, el propio barrio se encuentra en decadencia… resignado, accede a las presiones, directas o indirectas, de quienes le rodean.
Pero su idílico retiro en la soleada Florida resulta ser todo menos eso. Cuando parece que ha encontrado un nuevo motivo para vivir en la persona de Olga, sus hijas, por motivos espurios, tratan de que rectifique. Eisner refleja perfectamente el sentir de Henry en la discusión que mantiene con su hija Rita: “Sólo tengo 70 años…No me considero viejo. ¡Uno es sólo viejo cuando carece de futuro! Y lo que yo quiero es un futuro. Uno sólo vive al día cuando está desahuciado sin remedio. Pero si no sabes cuándo vas a morir, vives en función del mañana. Mi vida ha consistido en vivir en función del mañana. Siempre suejños, Rita…¡Sueños! Escalaba una montaña sólo para enfrentarme a otra”. Irónicamente, de un modo u otro, todos acaban teniendo razón: tanto la viuda como Jerry, el esposo de Rita, son gente de la que convenía librarse, aunque tanto Henry como su hija se resistieran a ello. La moraleja bien podría ser que la vida no es fácil, que las mejores intenciones pueden tener consecuencias desastrosas y que el egoísmo puede, aunque sea involuntariamente, proporcionar felicidad al prójimo.
“Crepúsculo en Sunshine City” apareció publicada originalmente en la revista “Will Eisner's Quarterly Magazine” y aunque no se trata de una de las historietas estrella de su bibliografía, sirve como perfecta demostración de por qué Eisner está considerado uno de los grandes del comic. Utiliza efectos gráficos y recursos narrativos con total naturalidad y sin afectación alguna. Sus páginas son lecciones de cómo contar una historia en viñetas: cómo mover y colocar a los personajes en cada escena, desdibujar los límites de las viñetas para crear efectos temporales, utilizar la iluminación y los encuadres para potenciar la carga emocional del momento… En este sentido, las 4 páginas en las que Henry rememora su pasado en el barrio son magistrales: Eisner prescinde de las viñetas y realiza una composición fluida que remeda la misma memoria, en la que una escena lleva a la siguiente tal y como un recuerdo remite a otro. Las imágenes del pasado están difuminadas, casi bosquejadas, como si ya no se recordaran más que en líneas generales… en contraste con la rotunda tinta con que se dibujan las figuras del presente; los textos, por su parte, ondean libres, como si fueran ecos del ayer que se deslizan suavemente por la memoria.
En España, esa historieta fue publicada por Norma Comics dentro de su colección “El Muro”. Dada su brevedad, se incluyeron como complemento otras dos historias extraídas de la misma revista. Aunque de menor calidad, no carecen completamente de elementos de interés. “El Largo Contrato” no habría desentonado en “Spirit”: un asesino a sueldo de la mafia fracasa en liquidar su objetivo en 1934. Cincuenta y un años después, ya retirado en Sunshine City, lo vuelve a encontrar y decide rematar –nunca mejor dicho- de una vez por todas ese viejo asunto. Es una historia menor, dominada por el humor negro y con un par de interesantes composiciones de página. “Ganar” es casi un documental sobre el famoso Maratón de Nueva York. Una introducción excesivamente cargada de texto da paso a un breve pero acertado estudio de personaje en la forma de una historia de superación personal. Aquí, como en las historias precedentes, Eisner demuestra su inmenso talento para observar las fisonomías y comportamientos humanos, que retrata en toda su rica variedad con un trazo suelto, casi casual, pero increíblemente certero.
“Crepúsculo en Sunshine City” es una obra menor dentro de la bibliografía de Will Eisner pero aun así sigue siendo superior a las mejores obras de muchos otros autores. Recomendable para aquellos que disfruten del comic realizado con maestría e historias costumbristas de interés humano.
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