Glosar la importancia de Will Eisner dentro del mundo del cómic es algo que supera con creces la capacidad de un blog como este. Su “The Spirit” de la posguerra–nada que ver con el bodrio cinematográfico que sufrimos años atrás- es una auténtica enciclopedia de las posibilidades narrativas del medio además de un magnífico estudio sobre la condición humana. Tras abandonar ese héroe enmascarado en 1952 y pasar una larga temporada dedicado a otras actividades relacionadas con el arte gráfico, en 1978 Eisner retorna al cómic con “Contrato con Dios”, una magnífica novela gráfica en la que mezclaba los recursos narrativos de la literatura y el cómic para contar varias historias cortas de temática costumbrista.
Su segundo escalón en esa reincorporación al cómic a través de formatos y conceptos adultos sería “Life in Another Planet”, serializado originalmente en ocho episodios de dieciséis páginas bajo el título “Signal from Space” en la revista “Spirit Magazine” entre 1978 y 1979. El álbum coloreado apareció en 1983).
Dos astrónomos captan una señal de origen incuestionablemente inteligente procedente del

Eisner escoge un acontecimiento planetario, un hecho que marca un antes y un después en la crónica de la Humanidad, y lo disecciona a través de pequeñas historias que tratan de ilustrar las diferentes reacciones que podrían surgir: el empresario sin escrúpulos, el fanático pseudomístico que se rodea de ilusos tan desgraciados como él, los científicos que pretenden llegar hasta el final de sus experimentos sin importar el coste moral, el estrambótico dictador africano que con tal de no pagar la deuda externa se proclama colonia de los extraterrestres, los políticos corruptos e incompetentes,…

Sencillamente, hay demasiadas historias abiertas como para que en las 128 páginas de la novela

A esto hay que añadir la presentación de caracteres supuestamente importantes que son rápidamente abandonados sin tan apenas haber tenido desarrollo alguno, como el asesinado presidente norteamericano o su sustituto, un trasunto de Richard Nixon; o el político Howard Grayson. El personaje principal, Jim Bludd está poco perfilado y no resulta verosímil (¿un astrofísico espía de la CIA que además hace el papel de agente de campo en delicadas misiones sin haber recibido adiestramiento?); la intervención de la mafia y su asesino a sueldo no hace más que embrollar la historia sin aportar nada respecto al hilo argumental principal; el papel que la espía comunista Nadine y su misterioso club de sabios juegan en todo el asunto no llega a estar bien aclarado; el alcoholizado Marco, que pone en marcha la secta Gente Estelar, es rápidamente olvidado; la supuesta nueva forma de vida híbrida creada por los científicos no se nos muestra; la relación de Bludd y la CIA con la empresa multinacional que trata de manipular todo el asunto no se explica; el subargumento propio de la Guerra Fría en el que servicios secretos rusos y americanos se enfrentan en las alcantarillas de la política se difumina hasta apenas quedar nada….

No todo es negativo. La parte gráfica es ciertamente destacable, con un Eisner que demuestra su dominio del lenguaje narrativo. Prescinde en buena medida de la clásica división en viñetas bien acotadas, realiza composiciones arriesgadas en las que narra simultáneamente dos acciones paralelas, combina a la perfección la sobriedad gráfica con la máxima expresividad y demuestra que es capaz de transmitir con su dibujo cualquier emoción humana.
Me encanta el trabajo de Eisner, creo que es uno de los más grandes artistas de la historia del

No hay comentarios:
Publicar un comentario