Puede que de pequeño a François Boucq (Lille, 1955) le interesara más dibujar y las artes marciales (acabaría siendo experto en kendo) que estudiar, pero ello no sólo no le impidió hacer una carrera de provecho, sino que consiguió el reconocimiento como uno de los cronistas gráficos más ácidos de los aspectos más surrealistas y absurdos que se esconden bajo la plácida apariencia de la cotidianidad.
Tras estudiar Bellas Artes, Boucq empieza su trayectoria profesional en 1974 como

Pero fue en “(A Suivre)” donde su dibujo, su estilo narrativo y sus guiones dieron un giro hacia lo experimental, alcanzando su plena maduración. En esa revista aparecieron un buen número de historias cortas de claro tono humorístico en las que se analizaban, en forma de sátira surrealista, feroz y despiadada, determinados aspectos de la naturaleza humana y la vida cotidiana. Nada queda a salvo de la lente deformante de Boucq, ni las clases acomodadas ni las obreras, ni los artistas ni los escritores, los vendedores de seguros o la religión, el amor o los pueblos primitivos, personajes históricos o héroes literarios… nada es territorio sagrado para

En “La Ley del Gran Norte” o “Los Salvajes son unos Primitivos” Boucq se ríe de la visión romántica que de la vida en la naturaleza se tiene por parte del mundo “civilizado”, al tiempo que aprovecha para introducir un corrosivo comentario sobre cómo tratamos en nuestras sociedades “desarrolladas” a los que provienen de fuera de las mismas. En “Cuento de la Bretaña Profunda”, “La Perla del Desierto”, “Una Perspectiva Laboriosa” y “Picadillo artístico” critica la pedantería literaria, artística o musical, ya provenga esta de las clases ilustradas o de las obreras.
La pedantería de las clases privilegiadas y su desprecio por todo lo que no figure en su círculo

El amor y el sexo son pasados por la peculiar picadora de Boucq en “Juegos Musculares, Juegos Malabares” (la obsesión por la voluptuosidad), “Intimidad” (una mirada descarnada a los más estúpidos tópicos cinematográficos), o “El Tigre de Bengala contra la Criatura” (o cómo ponerse a salvo del pecado de la lujuria). La familia es también víctima de sus andanadas en muchos episodios, desde “Aventura en Malasia” hasta “La Ley del Gran Norte” pasando por “Amenaza Aérea”.

En “Leonardo”, ofrece una visión desmitificadora del genio Da Vinci como individuo homosexual, desordenado, ridículo e incapaz de concentrarse en nada; y en “Polipicturofonía” retrata a Robinson Crusoe como un cretino encantado de vivir en la selva. Tampoco quedan a salvo de la furibunda revisión de Boucq el ejército (“Amenaza Aérea), el folklore (“Noche de Plenilunio en los Cárpatos) o el clero (“La Tentación de Sor Cecilia”)
Hay historias que mezclan el surrealismo con un humor tan negro que al lector se le queda congelada la sonrisa en la boca, como “La Soledad de las Profundidades” (sobre la obsesión de un buzo limpia piscinas con una bañista), “Briefing” (descarnada crítica de las técnicas del marketing aplicadas al hambre en el mundo) o “El Horror de las Trincheras” (un episodio sangrientamente humorístico ambientado en los campos de batalla de la Gran Guerra)
En “El Tigre de Bengala” se presenta a Jerónimo Puchero, un personaje pintoresco donde los

Hay realidades que resultan difíciles de asumir si se plasman tal cual son, pero que pueden digerirse, comprenderse y hasta divertir si se tamizan con el humor, algo que Boucq comprendió muy bien desde el principio. Tras los movimientos de protesta de mayo del 68, muchos autores franceses aprovecharon para exigir la libertad que hasta entonces venía coartando la censura, explícita o no, oficial o corporativa. Aparecieron multitud de revistas humorísticas y satíricas dispuestas a comentar la actualidad sin imponer barrera alguna a sus autores. El humor de Boucq es hijo de aquel movimiento contestatario.

En una época, la actual, en la que las editoriales –y muchos lectores- exigen a sus autores cierta uniformidad gráfica y su adscripción a unas líneas de estilo determinadas (según el género a tratar, por ejemplo), Boucq mantiene intacta su personalidad. Además, y a diferencia de otros autores que optan por la simplicidad de formas y la caricatura en su aproximación al humor, él ofrece unas planchas inmensamente trabajadas que destacan por su belleza estilística.
Aunque todavía son reconocibles, Boucq ha superado ya sus primeras influencias de decanos

Sus personajes son todos deliberadamente feos y mediocres, incluso aquellos que pretenden ser atractivos. Por ejemplo, aun cuando hayan sido dibujados de acuerdo a los tópicos gráficos que se asocian a la belleza, los dos amantes de “Intimidad” resultan grotescos en sus gestos y carantoñas. De la misma forma, los adonis culturistas de “Juegos Musculares, Juegos Malabares” provocan repulsión. Las mujeres suelen estar maquilladas y enjoyadas de forma excesiva y hortera o bien arrastran un lamentable aspecto de ama de casa descuidada de su propia persona; y sus hombres son obesos, desgastados o arrastran un físico insignificante y gris. Pero sus aspectos, sus anatomías y facciones siempre son diferentes. Boucq hace gala de una versatilidad gráfica inmensa que le permite esquivar sobradamente la repetición y el autoplagio.

Todas estas historias cortas fueron publicadas en Francia en cuatro álbumes: “Los Pioneros de

Es cierto que sí han visto la luz en nuestro país los álbumes de Jerónimo Puchero, personaje presentado originalmente en “Los Pioneros de la Aventura Humana” y protagonista a partir de 1993 de cinco álbumes editados por Casterman; pero éstos, a mi juicio, están muy por debajo de los impactantes balazos humorísticos comentados más arriba. Jerónimo Puchero rezuma surrealismo e imaginación, sí, pero el humor de Boucq funciona mucho mejor en distancias cortas. El formato breve es muy exigente pero él lo domina a la perfección y le permite una mayor flexibilidad y variedad de personajes y situaciones.
En definitiva, una obra (o conjunto de obras) delirantes, burlonas e irreverentes, de impecable factura gráfica y que, a pesar de contar algunas de ellas con treinta años de vida, siguen manteniendo una completa vigencia.
Una reseña muy interesante y de calidad elevada. Gracias y felicitaciones.
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