22 may 2021

2018- DEATH OR GLORY – Rick Remender y Bengal

 


Desde muy joven y después de que su madre muriera como víctima colateral de un atraco, Glory Owen fue criada por su padre, Red. Éste y su esposa habían decidido años atrás vivir fuera del sistema: no pagar impuestos, no figurar en registros de ningún tipo, no tener cuentas bancarias… a cambio de vivir como miembros de una pequeña comunidad de camioneros y propietarios de gasolineras y restaurantes de carretera en el sudoeste americano. Se ganaron la vida con un taller mecánico y Glory, cuando creció, participó con éxito en carreras automovilísticas. Pero ese estilo de vida libre, como descubren ahora, también tiene sus inconvenientes. No siendo capaces de ahorrar mucho, cuando el hígado de Red falla, no tienen dinero para cubrir los gastos médicos de un trasplante.

 

Glory decide entonces ejecutar un arriesgado y delictivo plan que Red no aprobaría de ninguna forma, pero que ella considera la única forma en la que puede compensarle por todos los cuidados que él le ha dado. Por si algo sale mal, graba una cinta con sus intenciones y se la entrega a su amiga Sandy, camarera en el bar de carretera “Rowdy Rooster”. Antes de ponerse en marcha con su coche trucado, Glory se entera que su ex marido, Toby, ha estado tratando de contactar con ella desde hace días. Ella sabe que Toby se halla involucrado en el tráfico de drogas con un grimoso individuo propietario de una carnicería y al que todo el mundo tiene mucho miedo, llamado Kobra Joe. Toby le ha entregado una maleta de dinero a dos policías corruptos, Virgil y Darren, para que se lo den a su proveedor de mercancía como pago de ésta.

 

Y ese es precisamente el dinero que Glory se propone robar. Con su propio coche y llevando un casco de piloto para ocultar su identidad, saca de la carretera al de los policías y les arrebata el maletín a punta de pistola. Pero poco después es sorprendida por un asesino a sueldo de Kobra Joe, un sicario obsesionado por la pureza que acaba con sus víctimas mediante una pistola de nitrógeno líquido. En el forcejeo subsiguiente, la maleta y los billetes acaban congelados y, caído su casco, su identidad desvelada. Desesperada, roba el camión que transporta la mercancía y se aleja con él. Cuando oye golpes en la caja del vehículo, se detiene, abre la puerta y, horrorizada, se encuentra con un cargamento de extranjeros ilegales que le suplican ayuda.

 

Esto es el resumen del primer episodio y no quiero ir más allá para no arruinar el suspense de quienes aun no conozcan la obra. Baste decir que Glory unirá fuerzas con Pablo, un brasileño al que encontró en el susodicho camión y que quiere rescatar a su hermana y su sobrina de las garras de Korean Joe. La intervención de Glory ha abierto una auténtica caja de gusanos y propicia una violenta concatenación de persecuciones y asesinatos por parte de diversas bandas criminales con la muchacha en su centro.

 

Lo que primero llama la atención de “Death or Glory” es el ritmo frenético con el que arranca. En cuarenta páginas, se expone rápidamente la situación tras un siniestro prólogo (el sicario del nitrógeno asesina a todos los presentes en un bar de carretera), encadenando rápidamente escenas que culminan en una larga secuencia de acción que desemboca en un robo frustrado y el descubrimiento de lo que transporta el camión. La intención de Remender es clara: no dejar un momento de respiro al lector, hacerle pasar de escena a escena rápidamente deteniéndose sólo para aportar la información necesaria para entender lo que ocurre.

 

El tema central de la historia es la familia y, más concretamente, la relación especial entre un padre y un hijo (una hija en este caso). Se trata de una cuestión que se ha abordado con relativa frecuencia en los comics modernos, pero lo que distingue a Remender de sus colegas es que en su caso raya la obsesión, habiéndola convertido en una pieza clave de casi todas sus historias, tanto las realizadas para editoriales independientes como para las grandes. Lo encontramos presente en “Uncanny X-Force”, “Uncanny Avengers”, “Black Science”, “Low”, “Fear Agent”… En el centro de todas esas obras siempre hay algún padre y algún hijo con relaciones problemáticas, las taras que unos heredan de los otros, desafíos que deben afrontar y los sacrificios que se ven obligados a hacer.

 

Glory Owen es la última versión de estas historias. Como en “Low”, es una heroína que toma decisiones tan impulsivas como cuestionables pero, en cualquier caso, con consecuencias graves a las que tendrá que hacer frente. Y, efectivamente, ya desde el principio se puede vaticinar que se va a meter de cabeza en un lío de enormes dimensiones sólo con ver lo que está dispuesta a dejar atrás en el primer episodio: un marido peligroso, policías corruptos, un asesino demente, un padre gravemente enfermo… Si Glory se gana la simpatía del lector no es tanto por lo que decide hacer como por las razones que la impulsan a hacerlo y por lo sola y angustiada que se siente.

 

En parte, la razón por la que las muchas excentricidades de “Death or Glory” se mantienen a un nivel digerible es el estilo cinético y engañosamente realista del dibujante suizo Bengal, quien desde hace algunos años ha conseguido ir haciéndose hueco en el mundo del comic norteamericano realizando encargos tanto para Marvel como para DC. Aunque no le ha faltado trabajo, su estilo muy influido por el manga (pero no tanto como para molestar a quienes no sintonicen demasiado con él) ha gustado a los lectores y ha sido formal en las siempre importantes fechas de entrega, no ha tenido todavía el reconocimiento que merece. Durante años, Bengal había querido trabajar con Remender pero los numerosos compromisos de éste en Image tras su marcha de Marvel hicieron imposible coincidir (quizá también tuviera algo que ver el desengaño del guionista con otro dibujante europeo, Paul Renaud, con quien iba a hacer un comic para Dynamite, “Devolution”, pero cuya deserción en el último momento y tras conceder muchas entrevistas publicitarias, le dejó colgado).

 

Pero finalmente no sólo los hados coincidieron en “Death and Glory” sino que la colaboración de ambos resultó ser más fructífera de lo que habían esperado. Aún mejor, la serie parecía hecha a medida para Bengal, que se responsabiliza aquí de todo el apartado visual (dibujo, entintado y color) y pulsa todas las teclas necesarias para lograr lo que el título sugiere: sabe dibujar coches, una heroína con físico realista, villanos con aspecto corriente pero que transmiten auténtico terror, decorados exteriores e interiores bien dispuestos que definen un mundo propio al tiempo irreal y verosímil, personajes expresivos, montaje dinámico y variado pero sin excentricidades, escenas de acción de pulso impecable… El número 3, por ejemplo, en el que mediante un flashback se narran las vidas de Red y Glory, es una prueba de cómo insertar abundante información en una sola página, en una sola viñeta incluso, y como dotar de auténtica vida a los personajes.

 

Esta no es una serie para lectores melindrosos o con el estómago débil porque, aunque Bengal no exagera las atrocidades y utiliza inteligentemente el montaje y una paleta de colores poco agresivos, Remender no es un poeta sutil amante de las fábulas infantiles y carece de remilgos a la hora de incluir grandes dosis de violencia explícita, en particular las escenas que transcurren en el cubil de Korean Joe, donde se dedica a extraer los órganos de los inmigrantes ilegales para el mercado negro que abastece a gente pudiente.

 

“Death or Glory” es un tebeo que arranca con una premisa sencilla y directa pero bien expuesta y con unos personajes bien caracterizados y prometedores. Ahora bien, aunque conforme va avanzando nunca pierde el pulso y el dibujo se mantiene a buen nivel, la trama se desliza hacia la hipérbole efectista, perdiendo buena parte de su realismo a cambio de giros efectistas y personajes extravagantes que salen de la nada, como ese cártel de mexicanos enmascarados con caretas de lucha libre; o el capo supremo, Eunuco Frankenstein. Por el contrario, la alianza entre Pablo y Glory es sólida, verosímil y eficaz desde el punto de vista narrativo, ya que le permite a la protagonista interactuar con alguien y prescindir de los monólogos internos y las voces en off. Es más, Pablo es un personaje noble con el que, como he dicho, el lector puede simpatizar pero, además, es capaz de hacer aquello que Glory no puede, como matar a alguien a sangre fría si es necesario para sobrevivir.

 

Pero en general, la trama se pierde y alarga en exceso; y cuanto más se prolonga, más pierde el foco y menos interesante es lo que cuenta. Lo que había empezado como una intriga de género negro sobre un robo frustrado entre criminales y que bebía del espíritu de los hermanos Cohen o el del film “Punto Límite Zero” (1971), va transformándose en una locura fuera de control que tontea con el terror y la acción desaforada y que recuerda al “Predicador” de Garth Ennis, acumulando personajes y situaciones estrambóticas propias de un comic-book hasta el punto de diluir el realismo inicial y dejar sólo lo excéntrico y lo grotesco, como ese sheriff que disciplina a su ayudante colgándolo en una celda e insertándole un chile por el recto; o esas gemelas amish “complementariamente” mutiladas por Korean Joe cuando eran niñas y que igual diseccionan un cuerpo que pilotan un helicóptero… Todo culmina en una larga persecución por el desierto directamente inspirada en “Mad Max: Fury Road”, con los “buenos” al volante de grandes camiones siendo perseguidos por un ejército de chiflados rabiosos a bordo de vehículos tuneados de manera estrafalaria. La matanza es enorme y prácticamente todos los personajes se dejan la vida en el curso de la misma.

 

En esa carrera frenética hacia el desenlace, Bengal se convierte en víctima colateral, perdiendo el paso firme del comienzo. Su dibujo, tan enérgico y expresivo al principio, se abandona de vez en cuando a los atajos propios del manga, con personajes más histriónicos y amplificando las emociones en lugar de dosificándolas. Al menos, aunque más tarde de lo que debieran, los autores tienen el buen sentido de rematar la serie con un final cerrado en el número 11.

 

Pero el balance global de “Death or Glory” es, en mi opinión, positivo. Pese a sus cambios de tono y tendencia a lo hiperbólico, su historia atrapa desde el principio y consigue mantener el interés gracias a su ritmo y la talla humana de su protagonista femenina, alejada de los irritantes estereotipos del comic book para varones adolescentes.

 

 

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