Natasha Romanova fue una hija de la Guerra Fría, una hermosa y sofisticada espía rusa presentada como enemiga de Iron Man en la colección “Tales of Suspense” allá por 1964. Su papel de mujer fatal estaba directamente inspirado en las revistas pulp y películas de los años treinta y cuarenta pero, como suele ser el caso en el universo Marvel, su carácter y orientación ha cambiado mucho con el curso de los años y los equipos creativos que han ido haciéndose cargo del personaje. Por amor a Ojo de Halcón desertó a Occidente, se fabricó un estrafalario traje, se unió a los Vengadores y luego –con otro uniforme, el actual mono negro- trabajó un tiempo como agente independiente antes de unirse a SHIELD. Se ganó reputación de ser una profesional impecable, eficiente y fría, tan letal como su apodo.
Pese a su veteranía en el Universo Marvel, la Viuda Negra nunca había dejado de ser una

Mientras Natasha Romanova está en pleno arrebato de nostalgia y reflexión sobre su pasado, recibe una llamada para encargarle una misión. Se trata de viajar a un país del Medio Oriente y destruir una especie de suero del supersoldado que se inocula por vía aérea y que convierte a quien lo inhala en auténticos berserkers que, sin embargo, sufren un deterioro de su cuerpo extremadamente rápido e irreversible.
El país en cuestión, Rhapastan, está gobernado por el típico tirano que pretende servirse de esa arma para conquistar territorios adyacentes. Tan inestable es el equilibrio político de la región que

La guionista Devin Grayson debutó en Marvel con este miniserie tras pasar un par de años trabajando para DC tanto en los Titanes como, sobre todo, en distintos títulos de la familia de Batman. Su historia resulta algo confusa o incompleta en algunos puntos (siendo tan brillante como dice ser, ¿para qué sigue Yelena a Natacha al comienzo de la historia? ¿Qué le lleva exactamente a desconfiar de “su” gobierno para decidir actuar de forma independiente y desobedecer las órdenes?), pero aún así supone una buena aproximación al personaje de la Viuda Negra antes de que alcanzara popularidad universal gracias a su inclusión en el universo

Por su parte, J.G.Jones hace un trabajo espectacular gracias a un estilo muy realista y atento al detalle y las texturas, un ritmo y composición cinematográficos y

“Viuda Negra” no es un comic de superhéroes sino uno de espionaje y acción muy al estilo de las películas de James Bond o la teleserie “Alias”. Es la versión más interesante del personaje que había podido verse en años y los lectores así lo supieron reconocer. No se trata de un tebeo esencial o que vaya a cambiar la vida de nadie, pero sí de lectura entretenida, con buenas caracterizaciones y una factura visual elegante.
De hecho, el buen resultado obtenido propició una segunda parte, aparecida un par de años después y co-escrita por Grayson y Greg Rucka, demasiado parecida a mi entender a la película “Cara A Cara” de John Woo y con un dibujante, Scott Hampton, cuyo evanescente estilo –de nuevo según mi opinión- no es el más apropiado para una historia de espías internacionales y alta tecnología.
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