11 mar 2019
1970- EL CUARTO MUNDO - Jack Kirby (3)
(Viene de la entrada anterior)
Y aquel mismo mes y con la misma periodicidad que “Forever People”, apareció “New Gods” (febrero-marzo 71), que se abría igualmente con un torbellino de ideas. La portada de aquel primer número anunciaba “Una Épica para Nuestros Tiempos” y su prólogo –que venía etiquetado curiosamente como “Epílogo”- contaba que “¡Llegó un tiempo en el que los Viejos Dioses murieron!, un texto rodeado de una escena cataclísmica de batalla al mejor y más espectacular estilo Kirby, quien por fin cerraba la puerta a sus problemas y limitaciones creativas en Marvel para construir una nueva mitología que, ahora sí, era exclusivamente suya y basada en los conceptos que había creado para Thor pero cambiando los referentes nórdicos por los grecorromanos, adoptando un toque basado en la ciencia ficción en lugar de la fantasía y retornando al eterno tema de la lucha entre el Bien y el Mal.
“New Gods” fue el título central del nuevo universo creado por Kirby y aquel en el que fue desentrañando el contexto general de la gran épica del Cuarto Mundo. Hace mucho tiempo, en otro plano dimensional, un mundo habitado por seres de gran poder sucumbió a la devastación de la guerra partiéndose en dos. Cada una de estas mitades dio origen a un planeta nuevo que con el paso del tiempo se convertirían en Nueva Génesis y Apokolips, habitados por una especie –no se aclara si descendiente biológica de la anterior o completamente nueva pero que asumía su legado- que se llamó a sí misma los Nuevos Dioses. Kirby nunca entró a describir en detalle esta nueva raza, pero está claro que física y mentalmente son superiores a los humanos (son, por ejemplo, más longevos y resistentes al daño físico de cualquier clase) y que al menos algunos de ellos cuentan con capacidades y poderes especiales.
Nueva Génesis y Apokolips adoptaron filosofías, civilizaciones y formas de vivir completamente opuestas. El primero era un lugar paradisiaco, respetuoso con el medio ambiente, amante de las artes, la belleza y la paz, regido por el sabio Highfather. El segundo era una pesadilla tiránica, un lugar dirigido con puño de hierro por Darkseid y centrado en las armas y la obtención del poder por medios violentos. En el momento en el que arranca la saga del Cuarto Mundo, Darkseid ha iniciado un nuevo periodo de hostilidades en su desesperada búsqueda de la Anti-Vida en la Tierra.
Los personajes principales de esta colección eran los campeones de Nueva Génesis: Orión, el guerrero definitivo; su alegre compañero, Lightray; el sabio Highfather; y el desapasionado buscador de conocimientos Metron, siempre sentado en su Silla Mobius y que simboliza el Nuevo Dios de nuestra época, el científico; también algo de eso hay en Himon (basado, por cierto, en el suegro de Kirby), el sabio con ética y sensibilidad que inventó el Boom Tunel, que enlaza distintos lugares y dimensiones; y de la Madre Caja, un ordenador viviente conectado con la energía cósmica que es “La Fuente”. Esta última juega un importante papel, casi como una especie de manifestación divina en forma de mano que escribe letras de fuego y que predijo la inminente guerra entre Nueva Génesis y Apokolips con Orión en el centro del conflicto. Darkseid, visto fugazmente en el nº 134 de “Jimmy Olsen”, se revela aquí como el gran villano, un ser de poderes casi divinos y extrema malevolencia con un aspecto oscuro y amenazador y que más tarde se revelaría como padre de Orión. No es de extrañar que años más tarde, cuando se fueron estrenando las películas de “Star Wars”, más de uno viera sospechosas similitudes entre una y otra ficción (la “Fuerza”, Darth Vader y la relación con su hijo, la semejanza entre Apokolips y la Estrella de la Muerte…). Kirby nunca trató de acusar a Lucas de plagio pero sí lamentó siempre que su propia visión nunca alcanzara la pantalla grande.
Lo que narraba básicamente “New Gods” eran los enfrentamientos de Orión con todo tipo de guerreros de Apokolips, librados principalmente en la Tierra. Para ayudarle en su misión reclutaría a un grupo de humanos ordinarios a los que rescató de Apokolips. Orion era un personaje más complejo que la mayoría de los creados por Kirby, un individuo en perpetuo conflicto interior entre su propia naturaleza asesina producto de su herencia de sangre, y la educación en valores como la libertad y la tolerancia que le impartió Highfather en Nueva Génesis. Su obsesión es acabar con su padre, para lo que está dispuesto a llegar a comportamientos y actos extremos que a la postre lo acercan al objeto de su odio. Su auténtico rostro es salvaje, casi monstruoso, reminiscente del de su padre, pero lo oculta mediante microcirugía realizada por su Madre Caja, simbolizando la delgada capa de civilización bajo la que escondemos nuestros peores y más primitivos impulsos, como individuos y como parte de una colectividad.
No tan sofisticado como Orion pero con una presencia arrolladora, Darkseid era el gran villano de la colección, un dictador oscuramente majestuoso y cruel, ansioso de poder que se servía para sus fines de pintorescos esbirros (Abuelita Bondad, Desaad, Vermin Vundavar, Glorius Godfrey) o grotescos seres de todo tipo. Y es que Darkseid no se mancha las manos personalmente si no es absolutamente necesario. Prefiere tejer intrigas, manipular, permanecer en la sombra como el gran titiritero. Representa, en definitiva, todas aquellas fuerzas siniestras que operan entre bastidores en nuestro propio mundo y que deciden nuestro destino sin dar la cara. Frente a esta realidad, Highfather simboliza más una esperanza que una realidad: la de que existan líderes capaces de inspirar ideales, de mostrar sentido común y templanza ante la faz de la violencia.
En comparación con la grandeza cósmica imperante en “Nuevos Dioses” y “Forever People”, el cuarto y último título de la tetralogía, aparecido también ese año, “Mister Miracle” (marzo-abril 71), tenía un tono comparativamente tranquilo. Era también el que ocupaba una posición más incómoda en ese universo, sobre todo teniendo en cuenta que Kirby estaba tratando de construir en solitario una narrativa bastante compleja con un ritmo de trabajo que impedía cualquier reflexión o planificación. Las cuatro series se hallaban interconectadas pero al mismo tiempo lo que narraba cada una de ellas estaba autocontenido. No estoy seguro de qué nivel de conocimiento sobre ese nuevo mundo esperaba Kirby que tuviera el lector. En los primeros capítulos de “Mister Miracle” se dejan pistas un tanto vagas aludiendo a Apokolips, pero no me queda claro si se supone que debían ser un misterio. Para el lector que ya seguía los otros títulos, desde luego no lo eran; y para el que solo comprara esta colección, no creo que recibiera la suficiente información como para hacerse una adecuada composición de lugar. Por ejemplo, el origen y linaje del protagonista se revelaría en “New Gods” y no aquí.
“Mister Miracle” estaba protagonizado por un joven, Scott Free, huido de Apokolips a la Tierra y que asume el nombre artístico, el conocimiento y el legado de un mago escapista asesinado por agentes de Inter-Gang. Scott Free estaba inspirado en otro personaje no tan dramático pero sí muy real, Jim Steranko, un hombre polifacético que destacó en todo lo que hizo, incluido el arte del comic, la prestidigitación y el escapismo. También había mucho en esta serie del sentimiento de confinamiento que tenía el propio Kirby respecto a su carrera profesional, su eterna e infructuosa búsqueda de liberarse de las cadenas editoriales.
La mayor parte del primer episodio resultaba bastante más convencional dentro del género superheroico que la space opera descrita en los otros títulos, pero no tardaría Kirby en revelar los lazos de Scott con Nueva Génesis y Apokolips y su papel en la guerra cósmica que se estaba librando entre aquellos dos mundos. Scott Free representaba la figura del objetor de conciencia, alguien que repudia la guerra en la que se ha embarcado su pueblo y que se marcha queriendo sólo que le dejen vivir en paz; toda una declaración de intenciones por parte de Kirby en un momento delicado en el que su propio país estaba embarcado en una guerra, la de Vietnam, de la que renegaban muchos jóvenes. Pese a sus buenas intenciones y esfuerzo, una y otra vez Scott se ve empujado contra su voluntad al conflicto.
No tardaría mucho en presentarse el interés romántico de Scott, Big Barda (nº 4 (octubre 71), una mujer de espectacular y rotundo físico inspirada en un reportaje de la cantante y actriz Lainie Kazan aparecido en la revista “Playboy”. Aunque su aspecto tenía esa procedencia, su personalidad era todo Kirby…o quizá la de su fiel y temperamental esposa, Rosalind. Guerrera poderosa y de fuerte carácter, Barda era una bienvenida desviación del arquetipo femenino, mucho más pasivo, que solía utilizar Kirby. El otro secundario recurrente era Oberon, ayudante original del mentor terrestre de Scott, un enano vehemente y sobreprotector que sin duda tenía también mucho de Kirby.
Gracias a la incansable dedicación de Kirby, sus lectores podían comprar el siguiente número de cada colección cada tres semanas, aprendiendo un poco más de su creciente universo y de cómo cada narrativa ampliaba y completaba las otras tres. A lo largo de 1971, los tres títulos centrales (“Jimmy Olsen” seguiría centrado en la aventura fantacientífica más alocada, insertando sólo de vez en cuando a agentes de Darkseid cuyos planes eran frustrados por el protagonista y sus amigos) continuarían presentando sicarios de Darkseid. En “Mister Miracle” 2 (mayo-junio 71) debutó Abuelita Bondad, una agresiva mujer con una cara de gárgola que dirigía el “Orfanato” de Apokolips del que había escapado Scott siendo un niño. “Forever People” 3 (junio-julio 71) introdujo a Glorious Godfrey, la versión kirbyana del charlatán carismático cuya verborrea vacía arrastra a su público al odio y la violencia. De hecho, el episodio se abría con una cita de Adolf Hitler y las pancartas en los discursos de Godfrey exhibían leyendas como “¡La Vida te Hará Dudar! ¡La Anti-Vida te Arreglará!” o “Con la Anti-Vida Puedes Justificar Cualquier Cosa!”. Serifan, uno de los “Forever People”, decía: “La Anti-Vida es la oposición a la Vida: si alguien te controla absolutamente, no se puede estar realmente vivo”.
La Ecuación de la Anti-Vida estaba en el corazón de la saga. Aunque nunca se aclaró en qué consistía exactamente, en “Nuevos Dioses” nº 1 se la describía como “el control externo de todo pensamiento viviente”, contrarrestada por lo que Highfather denominaba “Ecuación de la Vida” o “el derecho a elegir”. Además de una idea que remite al totalitarismo político, es difícil no pensar en ella como una metáfora de la pelea del propio Kirby con Marvel a causa de sus derechos como creador. El caso es que esa Ecuación se hallaba enterrada en el cerebro de algunos humanos anónimos y corrientes y la única forma de que aflorara era someterlos a una emoción extrema. De ahí que Darkseid organice una red de agentes en la Tierra y envíe todo tipo de criaturas hostiles con la misión de provocar un pánico general.
Igualmente cruciales en la saga eran las ideas de la Familia y del Bien contra el Mal. De hecho, Kirby creó un mundo benigno con una familia buena y un planeta pesadillesco con una familia malvada. Conforme la historia avanzaba, los lectores aprendieron más sobre la dinámica reinante entre Nueva Génesis y Apokolips y el carácter íntimo de la rivalidad entre Orion y Darkseid. Kirby dijo: “Curiosamente, era Darkseid, el más perverso de los personajes, el que hizo reunirse al resto. Fueron las relaciones de Darkseid con todos ellos la forma que tuve de demostrar cómo enfrentarse al Mal”. Darkseid fue uno de sus mejores personajes, un villano que no necesitaba demostrar su poder para provocar temor y que representaba el fascismo al que Kirby se había enfrentado en la Segunda Guerra Mundial. El que se sirva de intermediarios y sicarios no significa que carezca de coraje personal y su peculiar código de honor le convierte en algo más que la típica némesis unidimensional. Darkseid sabe que su ambición tiene un precio, pero está dispuesto a pagarlo.
Si de Kirby hubiera dependido, toda aquella saga cósmica se habría expandido aún más. De hecho, su intención inicial había sido la de ocuparse de arrancar las nuevas colecciones y luego pasárselas a otros autores bajo su supervisión directa, dedicándose él sobre todo a pergeñar nuevas ideas. Se consideró a Steve Ditko para “Mister Miracle”, Wally Wood para “New Gods” y John Romita para “Forever People”. En cuanto a los guiones, pensaba recurrir a sus dos ayudantes de entonces, Mark Evanier y Steve Sherman. Carmine Infantino, sin embargo, quería que continuase él al frente de los títulos al menos hasta que éstos se consolidaran. Y Kirby, que era tan visionario como obediente profesional, eso hizo.
Pero las cosas no funcionaron bien. Aunque las ventas iniciales resultaron prometedoras, su evolución fue siempre descendente. Para empezar, era un proyecto demasiado ambicioso para su época, una nueva forma de narrar comics que despistó a muchos lectores. Había una cronología interna de acontecimientos que se desarrollaban en diferentes lugares de la Tierra, Apokolips y Nueva Génesis, y que se narraban independiente pero también paralelamente en las cuatro colecciones, cada una centrada en un aspecto concreto de la lucha entre los Nuevos Dioses y las huestes de Darkseid. A partir de los años ochenta, con la aparición de crossovers y macroeventos, este formato narrativo no sólo sería habitual sino que alcanzaría dimensiones inabarcables –y absurdas-.
Kirby siempre fue un visionario incomprendido, alguien que supo ver hacia donde se dirigían los comics como industria, que quiso adelantarse a lo existente (con los géneros, con los formatos, con la forma de contar historias) y que se topó con el rechazo de unas editoriales y unos lectores mayormente conservadores. A comienzos de los setenta, el aficionado medio no estaba preparado para lo que Kirby le ofrecía y encontraba confuso todo este planteamiento de narración múltiple y simultánea. Probablemente para orientarlo fue que en los números 4 de esas colecciones (y el 139 de “Jimmy Olsen”) sus portadas lucieron la leyenda “El Cuarto Mundo” o “El Cuarto Mundo de Kirby”.
El origen y significado de esa expresión nunca estuvieron del todo claros. Lo más probable es que fuera algo tan sencillo como que al autor le sonaba bien. Sólo de forma retroactiva dio diversas explicaciones. En cualquier caso, aún deberían pasar varios años antes de que las creaciones cósmicas de Kirby en estos años fueran común y colectivamente denominadas como “Cuarto Mundo”. DC utilizó esa expresión tan sólo una vez en las portadas de los comics de ese mes y luego lo abandonó.
(Continuará en la siguiente entrada)
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