23 dic 2018

LOS CUATRO FANTÁSTICOS de Lee y Kirby (7)



(Viene de la entrada anterior)

Emborronar la línea que separaba al héroe del villano fue una de las principales preocupaciones de Lee y Kirby para con sus creaciones. Este enfoque había empezado a detectarse ya desde el número 1, con El Topo, continuó con la presentación de Sub-Mariner en el 4 y alcanzó su culminación en el nº 5 (julio de 1962) con el Doctor Muerte. Su aspecto remitía directamente al Dr.Droom, aquella creación de Lee y Kirby fechada unos meses antes y que había desaparecido sin cosechar el menor éxito.





Desde la primera viñeta se nos indica claramente su dualidad: en una mesa, junto a él, hay dos libros: “Demonios” y “Ciencia y Brujería”. Y es que Victor von Doom es un genio trastornado, paradigma del científico loco de ambiciones imperialistas, que no rechaza profundizar en las artes arcanas con tal de alcanzar sus fines de dominación mundial. Reed Richards cuenta a sus colegas la trágica historia de este antiguo compañero suyo de la universidad, cuya soberbia le llevó a sufrir un accidente durante un experimento que le desfiguró la cara y la valió la expulsión. Lo último que sabía Richards de él es que había marchado al Tibet. El resto de su historia iría narrándose en episodios posteriores: su ascenso al trono de Latveria, el origen de su grotesca e inconfundible armadura… Aquí tan solo aparece un castillo como su base de operaciones, lo que sugiere una localización centroeuropea.

Desde este esquemático origen, la historia del Dr.Muerte iría expandiéndose (con un episodio dedicado a su pasado en el Anual de los FF nº 2) hasta conseguir que los lectores, aunque rechazando sus objetivos dictatoriales, simpatizaran con él en su calidad de figura trágica atormentada por una comprensible melancolía. Con un cerebro que rivalizaba con el de Richards pero sin su sentido moral, Muerte no tuvo dificultades para convertirse en el más

peligroso villano del creciente Universo Marvel. Sin atender a nociones de Bien o Mal y dedicado íntegramente a la consecución del máximo poder, Muerte era la personificación de la crueldad, el primer villano que equilibraba lo grotesco con el sentido de la majestad. A través de él, el lector podía quizá asomarse a las oscuras fuerzas que movían a personajes históricos como Hitler o Stalin.

Más adelante, Lee y Kirby –que volverían sobre el personaje en 16 ocasiones más durante el periodo que trabajaron juntos- jugarían con el Doctor Muerte a su antojo, ofreciendo a los lectores momentos íntimos que ponían de manifiesto su sensibilidad antes de devolverlo a la más abyecta brutalidad. En la difusa línea que separaba al héroe del villano, el Doctor Muerte fue sin duda la creación más compleja de Marvel durante muchos años.

En otro orden de cosas, al comienzo de ese número 5, podemos ver a la Antorcha Humana
leyendo con fascinación un comic de Hulk. Efectivamente, además de una inserción de publicidad gratuita, Lee nos anunciaba que el Universo Marvel estaba comenzando a tomar forma con rapidez. En enero de aquel 1962 había aparecido por primera vez Henry Pym, en el número 27 de “Tales to Astonish”, convirtiéndose en el Hombre Hormiga unos meses después. “The Incredible Hulk” vio la luz en mayo –curiosamente, en ese momento fue un fracaso, y fue cancelado tras media docena de números-. En agosto, un flamante héroe con el nombre de Spiderman hace su debut en el nº 15 de “Amazing Fantasy” y ese mismo mes, “Journey into Mystery” presentaría a Thor.

En estas páginas podemos ver también un breve destello del aspecto visual que habrían tenido los FF si Joe Sinnott se hubiera encargado del entintado desde el principio. Su magistral manejo del pincel hace de esta historia la más bonita de la colección hasta el momento. Lee nunca había recibido cartas de los aficionados alabando al entintador…hasta este número. Y Stan no lo olvidó. Sabía que Joe Sinnott sería el complemento perfecto de Kirby en esta su colección enseña y no descansaría hasta que pudiera contratarle. Por desgracia, Sinnott se hallaba por entonces muy ocupado trabajando para Treasure Chest y Archie Comics y las tarifas que pagaba Martin Goodman no eran lo suficientemente atractivas como para abandonar esas editoriales.

En el número 6 (septiembre 62), se recupera al Doctor Muerte confirmando su rol de némesis del supergrupo. En esta ocasión se las arregla para engañar a Namor y volver a secuestrar a los 4F…¡y todo el Edificio Baxter con ellos! Pero ahora, en un habilidoso giro argumental, el Hombre Submarino ayuda a los héroes, demostrando que la Chica Invisible tenía razón en su convencimiento de que había nobleza tras la furiosa fachada del atlanteano.

La idea de que la novia de Mr.Fantástico se enamorara del arrogante y sociópata Namor fue un detalle genial que puso al comic muy por delante de otros competidores del género en términos de tensión emocional. Cualquier otro habría resuelto este menage a trois en un episodio. Sue habría entrado en razón y abrazado llorosa a Reed en la última viñeta. En cambio, Lee y Kirby exprimieron el melodrama durante años antes de que la voluble Chica Invisible eligiera finalmente a Reed. Fue el tipo de narración gradual que constituyó una de las claves del éxito del grupo, su nexo de unión con la realidad. Y a los fans les encantó.

Pero aquel triángulo amoroso tuvo también otras consecuencias. La dinámica entre Ben y la Chica invisible cambió profundamente después de este episodio. La adoración que Ben sentía
por Sue –establecida en el número 1 y reafirmada en el 3- era un camino que Lee y Kirby pensaban ahora que no llevaba a ninguna parte. Así que lo eliminaron en este episodio cuando Ben exclamaba con amargura: “¡Bah!, Lo sabía – ¡las tías se pirran por un tipo apuesto.. aunque sea el gusano más peligroso del mundo!” La Cosa ya nunca volvería a mencionar cualquier sentimiento romántico hacia su bella compañera. La química entre ambos evolucionaría hacia una especie de relación filial en la que Ben haría el papel de protector hermano mayor.

Hasta la fecha, “Los Cuatro Fantásticos” había tenido una cadencia bimensual. A partir del número 6, su aparición pasó a mensual mientras que el título “Amazing Fantasy” (incluyendo historias de ciencia ficción de Lee y Ditko) se editaría cada dos meses.

Llegamos al número siete. De repente, parece que la intensidad de la serie se diluye. Los primeros seis números habían sido un compendio de acción e innovación conceptual. Stan Lee estaba modernizando el género de los superhéroes con una agresividad que sólo alguien sin nada que perder podía ofrecer. Pero tras esa primera ola, llega el número 7 y parece que la energía se ha acabado.

Una de las pocas cosas que pueden destacarse de esta aburrida historia es que la cara de Reed que adorna la portada es un autorretrato de Jack Kirby. Es más, en una inusual decisión, entintó él mismo la portada, así que la semejanza no puede atribuirse a la intervención de un tercero. En cuanto al absurdo villano Kurrgo, no era más que otro alienígena típico de Atlas. Sin duda, son este tipo de historias las que permitieron a los lectores evolucionar fácilmente de los tópicos cuentos con extraterrestres a las historias cósmicas de superhéroes. Pero al situarse justo después de los vibrantes seis primeros números, este episodio parece una celebración de la mediocridad, un paso atrás.

En el número 8 se presenta al Amo de los Muñecos, un villano de extraño aspecto con poderes
de manipulación hipnótica a distancia. Pero el verdadero hallazgo del episodio es Alicia Masters, su hijastra invidente. Al ser ciega, no puede sino “sentir” a La Cosa con sus manos, pero es perfectamente capaz de percibir la nobleza y generosidad fundamentales de su personalidad sin dejarse condicionar por su aspecto. Bañado por su luz, la personalidad de La Cosa comenzará a cambiar, suavizándose. Ambos no tardan en convertirse en pareja, aun cuando La Cosa jamás superará el sentimiento de inseguridad y el miedo a que Alicia recupere algún día la vista y quede horrorizada por su apariencia. Una vuelta de tuerca más en la construcción psicológica de los personajes.

En aquel episodio, además, Sue se dirige a La Cosa como “Ben” por primera vez desde su transformación. Antes, sus compañeros se habían referido a él siempre con su nombre de batalla. En el plazo de un año, ya solo le llamarían por su nombre. Poco a poco, el hombre que se escondía bajo el monstruo iba emergiendo.

La primera página del guión original de este episodio ha sobrevivido gracias a que Stan Lee la envió al fanzine Alter Ego a finales de 1963. Esta sinopsis parcial abarca las trece primeras páginas del número y su autenticidad nunca ha sido cuestionada –ni siquiera por el amargado Jack Kirby, que en sus últimos años se arrogaba en solitario todo el mérito de la serie. ¿Y qué demuestra? Si uno compara la sinopsis del número 8 con el resultado final, sólo se llega a una conclusión: Kirby siguió las instrucciones de Lee de forma exacta, ajustándose incluso al número de páginas que Lee recomendaba para cada escena. A la luz de lo cual, incluso los partidarios más radicales de Kirby tienen que admitir que las afirmaciones del dibujante tenían mucho de bravuconería.

El último número de FF en 1962, el 9, continuaba sorprendiendo a los lectores. Su portada
mostraba a unos Cuatro Fantásticos abatidos, increpados por una enfurecida multitud mientras eran desahuciados de su cuartel general en el Edificio Baxter. Un letrero tras ellos decía: “Se alquilan cinco pisos” y las ventanas de su ya antiguo hogar aparecían rotas o tapadas por tablones. No era una situación en la que uno esperara encontrarse a unos superhéroes y seguro que la Liga de la Justicia jamás había sido expulsada por impago de su base secreta en la montaña o Batman de la batcueva.

Parece que, a diferencia de sus colegas en otras editoriales de comic, incluso el superinteligente Mr.Fantástico podía cometer graves errores de juicio, como invertir los ahorros del grupo en bolsa…y perderlo todo. Namor escucha el boletín de noticias: “¡Los mundialmente famosos Cuatro Fantásticos están en bancarrota!. ¡Han anunciado su intención de disolver su sociedad y vender todas sus posesiones para pagar las deudas!”

A continuación, vemos a los protagonistas haciendo autoestop en la carretera para terminar en Hollywood intentando hacer carera en la industria cinematográfica. Estaban, sin embargo, destinados al fracaso, porque resulta que el trabajo que consiguen no era sino un montaje de Namor –convertido en millonario productor merced a los tesoros de las profundidades oceánicas-para derrotarlos. El desarrollo de la idea original era un tanto absurdo, pero sirvió para poner en el foco al Edificio Baxter.

Los problemas económicos eran ciertamente inusuales para los superhéroes, casi inéditos. Sólo tenemos un precedente en DC en la colección “Strange Adventures” 114 (marzo de 1960): en una de sus historias, el detective del futuro Star Hawkins no podía pagar el alquiler y se veía obligado a empeñar a su secretaria-robot Ilsa. Los partidarios de Kirby afirman que una historia escrita por éste para su personaje “Fighting American” en 1955, “Roman Scoundrels”, tiene el mismo argumento que este número (eso sí, la historia no se publicó hasta 1966, cuando Harvey Comics la incluyó en un número especial).

Lo que sí era original era ver a la heroína y el villano cenando tranquilamente en un elegante nightclub, ella vestida con elegancia y él tan apuesto como James Bond. ¿Pero no se suponía que ésta era la novia de Mr.Fantástico? Estaba claro que entre Susan Storm y Namor estaba naciendo algo y por si algún lector despistado necesitaba más ayuda, en el número siguiente, cuando Susan Storm se queja de que sus amigos consideren a Namor tan malvado como el Dr.Muerte, Reed le dice: “Yo creía que nos entendíamos, Sue. Creía que, lelgado el momento, tú y yo…Bueno…”, a lo que ella responde “No lo digas, Reed…Ahora no, aún no, no confío en mis sentimientos”. El culebrón continuaba…

Desde el primer número, Stan Lee y Jack Kirby habían firmado en la primera página. En el
número 9, por primera vez, aparecen ya acreditados también el entintador (Dick Ayers) y el rotulista (Art Simek).

El Doctor Muerte regresaría con sus diabólicos planes en el número 10 (enero 63), manteniéndose como persistente enemigo en los futuros episodios 16 y 17. Su presencia había quedado ya indisolublemente unida a la del equipo de héroes. Esta historia es una extrapolación del final del nº 2, en el que Reed engaña a los Skrulls con unos cuantos monstruos sacados de los propios comics de Atlas. La idea de que los comics de Lee y Kirby coexistían en el mismo universo que los propios Cuatro Fantásticos se lleva un paso más allá en esta historia: en un ejercicio de metalenguaje y autoparodia, los mismísimos Lee y Kirby aparecen como coprotagonistas involuntarios. El argumento de este número fue probablemente tomado de una idea de Jack Kirby. “Boy Commandos” nº 1, una serie de los cuarenta creada por Joe Simon y Kirby en la que los protagonistas visitaban las oficinas de DC Comics.

Por entonces, Stan Lee, a tenor de las cartas que recibía la editorial, se dio cuenta de que la Antorcha Humana se había convertido en el personaje más popular del cuarteto. Su edad adolescente, la forma en que se desenvolvía, sus poderes y sus continuas bromas a La Cosa, le habían granjeado el favor de los aficionados hasta tal punto que Lee decidió otorgarle un espacio
propio e independiente. Por otra parte, Lee sabía que la Antorcha Humana de los cuarenta había sido uno de los personajes bandera de la editorial. Quizá esta nueva versión del héroe podría cosechar el mismo éxito.

Alojó las historias en solitario del héroe en una cabecera genérica, “Strange Tales”, que hasta el momento había albergado historias de monstruos dibujadas por Jack Kirby. “Strange Tales” fue una de las colecciones más flojas de Marvel. Hubo dos números recomendables dibujados por Kirby (el anual 2 y el 114), pero el resto era totalmente prescindible, limitándose a desaprovechar el éxito de los Cuatro Fantásticos.

Desde su número 101 (octubre 62), se dedicó a contar las aventuras de una Antorcha que aún asistía al instituto de la población ficticia de Glenville, Long Island, Nueva York, intentando mantener oculta su identidad secreta -algo absurdo de todo punto, especialmente cuando la de la Sue Storm era pública-. Una nota del editor incluso remite a una escena anterior en FF nº 4, en el que se muestra que algunos amigos de Johnny conocían su identidad superheroica, comentando que o bien habían dejado la ciudad o jurado no revelarla. Así que mientras nadie en Glenville ojeara un número de la revista “Life” o pusiera la televisión y sumara dos y dos, el secreto de Johnny estaba a salvo.
“Cuanto menos publicidad, mejor. ¡Después de todo, no me apetece ser considerado una rareza llameante!”. Y, con todos sus esfuerzos, un número posterior revelaría que no había engañado a nadie en la ciudad y que todos sus habitantes la conocían pero habían decidido respetar la privacidad del héroe. ¡Qué considerados! La continuidad Marvel se abandonaba también en el hecho de que Johnny y Sue vivían por su cuenta en Glenville en lugar de en el edificio Baxter.

En el número 123 (agosto 64), la Cosa se uniría como coprotagonista, cuando ya el título se había escindido en el 110 (julio 63) para dedicar la mitad de su extensión a un nuevo personaje, el Doctor Extraño, dibujado por Steve Ditko y escrito por Stan Lee. Sin embargo, el nivel de la serie nunca fue demasiado alto. Los guiones eran del propio Lee –aunque ayudado frecuentemente por otros escritores, como Jerry Siegel firmando con el seudónimo de Joe Carter- y el apartado gráfico recayó en las manos de gente como Dick Ayers o Carl Burgos, profesionales cuyo estilo había quedado ya anticuado y que no podían competir con el talento de Jack Kirby o Steve Ditko. Así que en julio de 1965, en el número 134, “Strange Tales” despidió a la Antorcha ofreciendo el relevo en el episodio a Nick Furia



(Continuará en la siguiente entrada)

2 comentarios:

  1. hace poco acabo de encontrarme esta maravilla de articulos y quería felicitarles por el excelente trabajo. ¿Habrá una continuación?

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    1. En realidad después de este se han publicado en este mismo Blog muchos otros analizando cronológicamente la colección. Búscalos con el buscador o clicando en las etiquetas de Stan Lee o jacj Kirby. Un saludo y gracias

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