(Viene de la entrada anterior)
Emborronar la línea que separaba al héroe del villano fue una de las principales preocupaciones de Lee y Kirby para con sus creaciones. Este enfoque había empezado a detectarse ya desde el número 1, con El Topo, continuó con la presentación de Sub-Mariner en el 4 y alcanzó su culminación en el nº 5 (julio de 1962) con el Doctor Muerte. Su aspecto remitía directamente al Dr.Droom, aquella creación de Lee y Kirby fechada unos meses antes y que había desaparecido sin cosechar el menor éxito.

Desde este esquemático origen, la historia del Dr.Muerte iría expandiéndose (con un episodio dedicado a su pasado en el Anual de los FF nº 2) hasta conseguir que los lectores, aunque rechazando sus objetivos dictatoriales, simpatizaran con él en su calidad de figura trágica atormentada por una comprensible melancolía. Con un cerebro que rivalizaba con el de Richards pero sin su sentido moral, Muerte no tuvo dificultades para convertirse en el más

Más adelante, Lee y Kirby –que volverían sobre el personaje en 16 ocasiones más durante el periodo que trabajaron juntos- jugarían con el Doctor Muerte a su antojo, ofreciendo a los lectores momentos íntimos que ponían de manifiesto su sensibilidad antes de devolverlo a la más abyecta brutalidad. En la difusa línea que separaba al héroe del villano, el Doctor Muerte fue sin duda la creación más compleja de Marvel durante muchos años.
En otro orden de cosas, al comienzo de ese número 5, podemos ver a la Antorcha Humana

En estas páginas podemos ver también un breve destello del aspecto visual que habrían tenido los FF si Joe Sinnott se hubiera encargado del entintado desde el principio. Su magistral manejo del pincel hace de esta historia la más bonita de la colección hasta el momento. Lee nunca había recibido cartas de los aficionados alabando al entintador…hasta este número. Y Stan no lo olvidó. Sabía que Joe Sinnott sería el complemento perfecto de Kirby en esta su colección enseña y no descansaría hasta que pudiera contratarle. Por desgracia, Sinnott se hallaba por entonces muy ocupado trabajando para Treasure Chest y Archie Comics y las tarifas que pagaba Martin Goodman no eran lo suficientemente atractivas como para abandonar esas editoriales.

La idea de que la novia de Mr.Fantástico se enamorara del arrogante y sociópata Namor fue un detalle genial que puso al comic muy por delante de otros competidores del género en términos de tensión emocional. Cualquier otro habría resuelto este menage a trois en un episodio. Sue habría entrado en razón y abrazado llorosa a Reed en la última viñeta. En cambio, Lee y Kirby exprimieron el melodrama durante años antes de que la voluble Chica Invisible eligiera finalmente a Reed. Fue el tipo de narración gradual que constituyó una de las claves del éxito del grupo, su nexo de unión con la realidad. Y a los fans les encantó.
Pero aquel triángulo amoroso tuvo también otras consecuencias. La dinámica entre Ben y la Chica invisible cambió profundamente después de este episodio. La adoración que Ben sentía

Hasta la fecha, “Los Cuatro Fantásticos” había tenido una cadencia bimensual. A partir del número 6, su aparición pasó a mensual mientras que el título “Amazing Fantasy” (incluyendo historias de ciencia ficción de Lee y Ditko) se editaría cada dos meses.

Una de las pocas cosas que pueden destacarse de esta aburrida historia es que la cara de Reed que adorna la portada es un autorretrato de Jack Kirby. Es más, en una inusual decisión, entintó él mismo la portada, así que la semejanza no puede atribuirse a la intervención de un tercero. En cuanto al absurdo villano Kurrgo, no era más que otro alienígena típico de Atlas. Sin duda, son este tipo de historias las que permitieron a los lectores evolucionar fácilmente de los tópicos cuentos con extraterrestres a las historias cósmicas de superhéroes. Pero al situarse justo después de los vibrantes seis primeros números, este episodio parece una celebración de la mediocridad, un paso atrás.
En el número 8 se presenta al Amo de los Muñecos, un villano de extraño aspecto con poderes

En aquel episodio, además, Sue se dirige a La Cosa como “Ben” por primera vez desde su transformación. Antes, sus compañeros se habían referido a él siempre con su nombre de batalla. En el plazo de un año, ya solo le llamarían por su nombre. Poco a poco, el hombre que se escondía bajo el monstruo iba emergiendo.

El último número de FF en 1962, el 9, continuaba sorprendiendo a los lectores. Su portada

Parece que, a diferencia de sus colegas en otras editoriales de comic, incluso el superinteligente Mr.Fantástico podía cometer graves errores de juicio, como invertir los ahorros del grupo en bolsa…y perderlo todo. Namor escucha el boletín de noticias: “¡Los mundialmente famosos Cuatro Fantásticos están en bancarrota!. ¡Han anunciado su intención de disolver su sociedad y vender todas sus posesiones para pagar las deudas!”
A continuación, vemos a los protagonistas haciendo autoestop en la carretera para terminar en Hollywood intentando hacer carera en la industria cinematográfica. Estaban, sin embargo, destinados al fracaso, porque resulta que el trabajo que consiguen no era sino un montaje de Namor –convertido en millonario productor merced a los tesoros de las profundidades oceánicas-para derrotarlos. El desarrollo de la idea original era un tanto absurdo, pero sirvió para poner en el foco al Edificio Baxter.

Lo que sí era original era ver a la heroína y el villano cenando tranquilamente en un elegante nightclub, ella vestida con elegancia y él tan apuesto como James Bond. ¿Pero no se suponía que ésta era la novia de Mr.Fantástico? Estaba claro que entre Susan Storm y Namor estaba naciendo algo y por si algún lector despistado necesitaba más ayuda, en el número siguiente, cuando Susan Storm se queja de que sus amigos consideren a Namor tan malvado como el Dr.Muerte, Reed le dice: “Yo creía que nos entendíamos, Sue. Creía que, lelgado el momento, tú y yo…Bueno…”, a lo que ella responde “No lo digas, Reed…Ahora no, aún no, no confío en mis sentimientos”. El culebrón continuaba…
Desde el primer número, Stan Lee y Jack Kirby habían firmado en la primera página. En el

El Doctor Muerte regresaría con sus diabólicos planes en el número 10 (enero 63), manteniéndose como persistente enemigo en los futuros episodios 16 y 17. Su presencia había quedado ya indisolublemente unida a la del equipo de héroes. Esta historia es una extrapolación del final del nº 2, en el que Reed engaña a los Skrulls con unos cuantos monstruos sacados de los propios comics de Atlas. La idea de que los comics de Lee y Kirby coexistían en el mismo universo que los propios Cuatro Fantásticos se lleva un paso más allá en esta historia: en un ejercicio de metalenguaje y autoparodia, los mismísimos Lee y Kirby aparecen como coprotagonistas involuntarios. El argumento de este número fue probablemente tomado de una idea de Jack Kirby. “Boy Commandos” nº 1, una serie de los cuarenta creada por Joe Simon y Kirby en la que los protagonistas visitaban las oficinas de DC Comics.
Por entonces, Stan Lee, a tenor de las cartas que recibía la editorial, se dio cuenta de que la Antorcha Humana se había convertido en el personaje más popular del cuarteto. Su edad adolescente, la forma en que se desenvolvía, sus poderes y sus continuas bromas a La Cosa, le habían granjeado el favor de los aficionados hasta tal punto que Lee decidió otorgarle un espacio

Alojó las historias en solitario del héroe en una cabecera genérica, “Strange Tales”, que hasta el momento había albergado historias de monstruos dibujadas por Jack Kirby. “Strange Tales” fue una de las colecciones más flojas de Marvel. Hubo dos números recomendables dibujados por Kirby (el anual 2 y el 114), pero el resto era totalmente prescindible, limitándose a desaprovechar el éxito de los Cuatro Fantásticos.
Desde su número 101 (octubre 62), se dedicó a contar las aventuras de una Antorcha que aún asistía al instituto de la población ficticia de Glenville, Long Island, Nueva York, intentando mantener oculta su identidad secreta -algo absurdo de todo punto, especialmente cuando la de la Sue Storm era pública-. Una nota del editor incluso remite a una escena anterior en FF nº 4, en el que se muestra que algunos amigos de Johnny conocían su identidad superheroica, comentando que o bien habían dejado la ciudad o jurado no revelarla. Así que mientras nadie en Glenville ojeara un número de la revista “Life” o pusiera la televisión y sumara dos y dos, el secreto de Johnny estaba a salvo.

En el número 123 (agosto 64), la Cosa se uniría como coprotagonista, cuando ya el título se había escindido en el 110 (julio 63) para dedicar la mitad de su extensión a un nuevo personaje, el Doctor Extraño, dibujado por Steve Ditko y escrito por Stan Lee. Sin embargo, el nivel de la serie nunca fue demasiado alto. Los guiones eran del propio Lee –aunque ayudado frecuentemente por otros escritores, como Jerry Siegel firmando con el seudónimo de Joe Carter- y el apartado gráfico recayó en las manos de gente como Dick Ayers o Carl Burgos, profesionales cuyo estilo había quedado ya anticuado y que no podían competir con el talento de Jack Kirby o Steve Ditko. Así que en julio de 1965, en el número 134, “Strange Tales” despidió a la Antorcha ofreciendo el relevo en el episodio a Nick Furia
(Continuará en la siguiente entrada)
hace poco acabo de encontrarme esta maravilla de articulos y quería felicitarles por el excelente trabajo. ¿Habrá una continuación?
ResponderEliminarEn realidad después de este se han publicado en este mismo Blog muchos otros analizando cronológicamente la colección. Búscalos con el buscador o clicando en las etiquetas de Stan Lee o jacj Kirby. Un saludo y gracias
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