13 abr 2018
1981- CAPITÁN BRITANIA – Alan Moore, Jamie Delano y Alan Davis (1)
Los superhéroes dominan la industria del comic norteamericano, pero rara vez encontramos ejemplos de este género creados en otros países, siendo las diferentes ediciones autóctonas del material estadounidense las que están a disposición de los aficionados de todo el mundo. Las razones que explican esta peculiaridad serían motivo de estudio en otro artículo, pero baste decir aquí que uno de los superhéroes no americanos que más éxito ha tenido no sólo en su país de origen sino en el propio comic-book norteamericano, es el Capitán Britania.
Los comics de superhéroes americanos habían venido editándose en Inglaterra desde los años cuarenta, pero nunca fueron verdaderamente populares (con la posible excepción del Capitán Marvel original, cuyo éxito acabó generando un imitador, Marvelman –más tarde rebautizado Miracleman- que en1954 intentó llenar el vacío generado por la cancelación de la serie en Estados Unidos por parte de la editorial Fawcett). Los superhéroes Marvel tuvieron un recorrido muy corto en los años sesenta antes de sufrir una rápida muerte como publicaciones netamente británicas. Las ediciones americanas, por su parte, siempre estuvieron disponibles en las islas gracias a la afinidad del idioma y la cercanía comercial de ambos países, pero la distribución nunca fue demasiado buena hasta comienzos de los años setenta, cuando Marvel y DC comics empezaron a procurar de verdad que sus comics tuvieran presencia en los quioscos ingleses.
Marvel trató de estabilizar su mercado expandiendo el número de fans británicos y abriendo para ello una sucursal en Londres, Marvel London (más tarde rebautizada Marvel UK), en 1973. Esta división publicaba su propia línea de comic books en lugar de limitarse a licenciar los de la casa madre. Su estructura, eso sí, era mínima (e incluía, por cierto, a Neil Tennant, más tarde fundador de los Pet Shop Boys) y se limitaba principalmente a reimprimir material americano en antologías semanales en blanco y negro y a tamaño revista. El único material expresamente creado para estas ediciones consistía en artículos editoriales, portadas y alguna que otra ilustración (a veces, incluso esto era realizado por los dibujantes americanos). Mientras que las dos primeras publicaciones, “Mighty World of Marvel” y “Spider-Man Comic” tuvieron un recorrido que abarcó varios años, la mayoría del resto de intentos no hicieron más que luchar por sobrevivir antes de ser reabsorbidos por otras cabeceras.
Un importante cambio en el formato tuvo lugar con el lanzamiento de “Capitán Britania” en octubre de 1976. Siguiendo la tradición británica en los episodios inaugurales, el primer número incluía una máscara de cartón del nuevo héroe (el segundo ofrecería un boomerang). La revista contenía material diverso con el que captar la atención de los lectores autóctonos: por una parte, el “Nick Furia, Agente de SHIELD” de Jim Steranko; por otra, “Los Cuatro Fantásticos” de Stan Lee y John Buscema (en blanco y negro); y, finalmente y como material propio y a todo color, una historia del Capitán Britania. Todo esto fue organizado desde Estados Unidos por el editor Larry Lieber antes de enviarse a Gran Bretaña para su publicación. El guionista Chris Claremont, entonces firmante de los guiones de los “X-Men”, fue el encargado de escribir las historias del Capitán Britania, probablemente porque él también nació en Inglaterra (aunque sólo vivió allí tres años antes de que la familia se mudara a Nueva York). En cuanto al dibujo, corría a cargo de Herb Trimpe al lápiz y Fred Kida a las tintas, con Marie Severin realizando el coloreado.
Aunque pocos años antes ya había existido un intento de crear un superhéroe inglés con el nombre de Capitán Britania por parte de la editorial IPC (y que fue abortado ante la incapacidad de los autores británicos del momento para igualar en el género a sus colegas americanos), el proyecto se desarrolló bajo un nombre falso para engañar a la competencia en suelo inglés, la empresa DC Thomson). El superhéroe fue creado de acuerdo con el molde del Capitán América o Daredevil, esto es, una persona normal con capacidades físicas incrementadas y un arma no letal: un bastón extensible capaz de proyectar campos de fuerza. Además y siguiendo el ejemplo de Spiderman, se lo rodeó de un grupo de personajes secundarios.
Su origen se narró en los dos primeros números, en los que se presentaba al rubio Brian Braddock, un estudiante universitario de Física que durante las vacaciones trabajaba en el Centro de Investigación de Darkmoor, realizando experimentos sobre posibles energías alternativas a la nuclear. Cuando un industrial llamado Joshua Stragg ataca el centro y sus matones acorazados empiezan a matar al personal, Braddock escapa en una moto pero se sale de la carretera, se despeña por un barranco y se encuentra a sí mismo junto a un anillo de piedras neolíticas, mirando las manifestaciones espirituales del mítico Merlín y su hija Roma. Ese lugar es uno de los Sitios Peligrosos, nexos mágicos controlados por el gran mago. Sobre una de las piedras que lo componen hay un medallón, el Amuleto de la Verdad; y sobre otra hay un arma, la Espada del Poder. Merlin ordena a Braddock que elija una de ellas, informándole de que todo el destino de la Tierra depende de la decisión que tome. Dado que su temperamento no es violento, Braddock escoge el amuleto y entonces se transforma en el Capitán Britania. Vestido con un traje rojo de licra con un león dorado en el pecho y ocultando su rostro con una máscara con el diseño de la Union Jack, el Capitán Britania consigue fácilmente vencer a Stragg antes de aceptar la oferta de Merlín de asumir el papel de campeón contra el mal.
Así empieza la carrera del Capitán Britania. En las siguientes entregas lucharía contra enemigos como el Huracán o el ilusionista Doctor Synne, que utilizaba el poder de Mastermind, un avanzadísimo ordenador construido por el difunto padre de Braddock en los sótanos de la mansión familiar. En el número 3, Claremont presentó al interés sentimental del protagonista, Courtney Ross y al inspector Dai Thomas, un policía que odiaba a los superhéroes y que recordaba bastante a J.Jonah Jameson. En el número 8 aparece la hermana gemela de Brian, Betsy, y su hermano mayor, Jamie, en el nº 9. En el nº 11 (diciembre 1976), el guionista Gary Friedrich sustituyó a Claremont y en el 16 la serie se adscribió oficialmente a la continuidad Marvel con la intervención del Capitán América, al que se unirían después el Cráneo Rojo y Nick Furia.
Poco hay que decir del trabajo de Herb Trimpe en estos números. Para él no fue sino un trabajo más que abordó con su habitual profesionalidad y con todo el interés puesto en cumplir las fechas de entrega. Eran tiempos aquellos en los que los dibujantes se tomaban su labor como cualquier trabajo, algo que olvidaban tan pronto terminaban para pasar al siguiente encargo. No se involucraban con las historias o los personajes y en su mayoría no pensaban demasiado en los derechos de autor ni en hacer de tal o cual colección una obra que les convirtiera en superestrellas. Trimpe realizó sus páginas de acuerdo al método Marvel, esto es, a partir de un argumento muy esquemático, distribuía la acción en páginas y viñetas responsabilizándose en buena medida del ritmo e incluso de ciertos cambios en la historia, antes de devolver las planchas al guionista para que éste escribiera los diálogos.
Las ventas no eran demasiado buenas y a la altura del número 24 (marzo 1977) se decidió eliminar el color y sustituirlo por los más baratos tonos grises. John Buscema entró como nuevo dibujante, conservando a Fred Kida como entintador (con aportaciones ocasionales del gran Tom Palmer). En el nº 31, Ron Wilson sustituyó a Buscema, siendo su entintador a partir del 37 Pablo Marcos. Larry Lieber había estado colaborando en los guiones durante algún tiempo cuando Jim Lawrence reemplazó a Friedrich como guionista titular en el número 38.
Fue un último y desesperado intento por arreglar una situación que requería algo más que un apaño. La trayectoria de la serie había ido empeorando con cada cambio. Los guiones carecían de entusiasmo y el dibujo era solventado por los artistas con igual tibieza. Así, sin haber encontrado su público pretendidamente inglés, “Capitán Britania” fue cancelada en 1977 en su número 39. El personaje consiguió, no obstante, colarse en la cabecera de Spiderman (la inglesa, claro), que fue rebautizada “Super Spider-Man and Captain Britain” en julio de 1977, en el número 231; cambio de nombre que duró hasta el número 253, cuando las aventuras del Capitán se cancelaron definitivamente tras una etapa todavía peor que la anterior en la que se sucedían villanos sosos (hombres lobo, alienígenas, criaturas mutantes) dibujados con escasa coherencia, ya que Kida y Marcos, cuyos estilos eran muy dispares, iban alternándose en las tintas de cada entrega. El único momento notable puede encontrarse en el nº 243, donde se presentó al Maestro Asesino, un personaje que adquiriría especial peso años más tarde.
Las últimas entregas del Capitán Britania reeditaban los nº 65 y 66 de “Marvel Team-Up” (enero-febrero 1978), un arco argumental en dos episodios escrito por Claremont y dibujado por John Byrne en el que se presentaba al héroe británico a los lectores americanos por primera vez. Se volvía a contar el origen y se situaba a Brian Braddock como estudiante de intercambio que comparte habitación con Peter Parker. Por supuesto, ambos en sus respectivas identidades superheroicas unirían fuerzas para derrotar al villano de turno, en este caso el asesino Arcade.
El Capitán Britania desapareció silenciosamente…hasta su resurgimiento, igual de discreto, en 1979. Dez Skinn (que más tarde fundaría la revista “Warrior”, en cuyo seno se publicarían series como “V de Vendetta” o “Miracleman”) fue contratado como editor en jefe de Marvel UK en 1978 con la misión de revitalizar la línea de comics autóctona. A tal fin y aprovechando el tirón del estreno en la televisión británica de la serie de “Hulk” en 1979, lanzó una revista encabezada por ese personaje, una antología en blanco y negro que incluía por primera vez comics realizados por autores ingleses. Entre las series más populares que albergó esa revista, “Hulk Comic”, estaba la de “El Caballero Negro”, la única que tuvo el apoyo suficiente como para sobrevivir después de la pronta cancelación de las demás y sustituirlas por reimpresiones.
Escrito por Steve Parkhouse, abocetado por Paul Neary y dibujado por John Stokes, “El Caballero Negro” estaba protagonizada por un miembro de los Vengadores de origen británico (creado por Roy Thomas y John Buscema en 1967) inmerso en una aventura de inspiración artúrica que arrancaba en Cornualles e iba extendiéndose hacia Otromundo, “lugar” que años más tarde se revelaría como un nexo de todas las realidades alternativas posibles. Dado que tanto el origen del Caballero como el del Capitán Britania estaban vinculados a la figura de Merlín, Skinn decidió recuperar al héroe patriótico integrándolo en la serie de su medieval compañero. Así, Merlín envía a su primer campeón, el Caballero, a buscar la ayuda de otro héroe mientras las fuerzas malvadas del hechicero Mordred se reúnen para atacar la ciudad mítica de Camelot. De este modo, en el nº 11 regresa el Capitán Britania –eso sí, amnésico- tras establecer una alianza con el elfo Moondog y Vortigen el Caminante. Los héroes viajarán de Cornualles a Otromundo y ambos encontrarán el lugar de descanso del Rey Arturo para resucitarlo. Una vez despierto, Arturo lanza un encantamiento que envía a casa al Capitán –ya con su memoria restaurada- y su nuevo compañero élfico, Jackdaw en el número 59.
En 1981 apareció un “Captain Britain Summer Special” en el que se reeditaba el ya mencionado Marvel Team-Up y los últimos cuatro episodios de “El Caballero Negro” en los que aparecía el Capitán. En la portada, un letrero anunciaba que aquélla era “tu última oportunidad de ver al Capitán Britania en su forma original”. Dentro, un pequeño anuncio mostraba el rostro del nuevo aspecto del héroe y avisaba de su inminente regreso en el nº 375 de la cabecera mensual en blanco y negro “Marvel Superheroes”.
Esa remodelación fue promovida por Paul Neary, que había sustituido a Dez Skinn como editor en jefe. Neary quería volver a ofrecer material original en lugar de reediciones, pero no contaba con suficiente presupuesto y hubo de limitarse a encargar entregas de cinco páginas. Recurrió a su ayudante, Dave Thorpe, para que escribiera las nuevas historias del Capitán Britania y eligió a un joven y novato artista, Alan Davis, para dibujarlas.
Davis provenía de una familia afecta a la cultura (sus padres eran grandes lectores y su padre pintaba y dibujaba), por lo que siempre tuvo apoyos a la hora de dedicarse a su pasión, el dibujo de comics. Sus lecturas infantiles y juveniles incluyeron tanto los clásicos británicos (Frank Hampson, Frank Bellamy) como los grandes nombres del comic book americano (Neal Adams, John Buscema, Gil Kane…), influencias que más tarde hallarían su lugar en su característico estilo gráfico. Casado a temprana edad, con los estudios de arte abandonados por culpa de un profesor que no comprendía la afición de su alumno por los comics y en urgente necesidad de dinero, el destino de Alan Davis no parecía ser el de convertirse en uno de los grandes del comic. Pero aquí entra en juego la casualidad. Entró en contacto con Mike Conroy, editor británico del libro “How to Draw Comics The Marvel Way”, y éste le animó a participar en un fanzine editado por un amigo, Les Chester, y que se titulaba “Mea Culpa”. Tras varias colaboraciones en este tipo de publicaciones amateur, Chester le convenció para acudir a una convención de comics, donde conoció a Paul Neary, quien en ese momento estaba buscando autores jóvenes y baratos con los que impulsar la nueva etapa del Capitán Britania. Por alguna razón, vio en los dibujos de aquel aficionado sin apenas trayectoria un potencial por explotar. Esa carambola de acontecimientos fue la que le llevó no sólo a encargarse del héroe patrio, sino a rediseñarlo y firmar quizá la mejor etapa que ha registrado el personaje –por no hablar de que facilitó su salto a la casa madre de Marvel y de ahí al estrellato-.
Lo primero que hizo Davis fue rediseñar el uniforme del personaje. Tras varios intentos, Neary eligió el que sería a partir de ese momento su atuendo distintivo, un uniforme de aire militar (botas negras sobre la rodilla y leotardos blancos que recordaban a los Royal Guards, y una especie de máscara-casco) que incluía en sus colores la llamativa Union Jack.
Cuando la serie volvió reestrenarse en “Marvel Superheroes” nº 377 (sept.1981), retomó la historia exactamente en el mismo punto en el que había quedado la última vez que se vio al héroe: con el rey Arturo enviándole a él y a Jackdaw de vuelta a la Tierra. En la primera página, el viejo traje se transforma en el nuevo y el cetro se funde en el mismo. Este renovado uniforme, además, contiene una red de microcircuitos que le permiten volar y generar un campo de fuerza. No fue ese el único cambio. Poco a poco, Alan Davis fue metamorfoseando también el propio físico de Brian Braddock, de joven atlético y esbelto a un hombre enorme de prominentes músculos.
El Capitán y Jackdaw se encuentran transportados a una Inglaterra que se ha convertido en una dictadura fascista (en clara referencia a la política de la entonces primera ministra, Margaret Thatcher) e inmediatamente se enfrentan cara a cara con un lunático llamado Jim Jaspers y un grupo de chiflados que se denominan a sí mismos la Banda Loca y que están inspirados en personajes de “Alicia en el País de las Maravillas”. Davis todavía estaba verde –al fin y al cabo era su primer trabajo profesional- en lo que se refiere al dibujo de la anatomía, fondos escénicos y ciertas perspectivas, pero incluso entonces sus virtudes pesaban más que sus defectos: tenía talento para el diseño de personajes y evidentes ganas de experimentar con la narrativa y el diseño de página y viñeta. La suya era una línea clara y definida que prometía rebosar elegancia en cuanto pudiera evolucionar un poco, cosa que Davis hizo a pasos agigantados: cada entrega era algo mejor que la anterior.
Además, la historia iniciada por Thorpe ofrecía épica y aventura, iniciando una compleja trama que daría para tres años de historias –narradas tanto en este título como en otros dos- antes de pasar a formar parte de la propia continuidad Marvel. Tras encontrarse con la hermosa rubia platino Opal Luna Saturnina, una agente de las autoridades omniversales, el Capitán se da cuenta de que no se halla en su propia Tierra sino en una alternativa, similar en todos los aspectos excepto en que hace años hubo una purga de superhéroes, quedando ese mundo sin campeones capaces de defender a la oprimida población de cualquier amenaza.
Tanto Thorpe como Davis eran novatos en el mundo del comic y fue gracias a la tutela de Paul Neary que ambos maduraron y aprendieron los trucos y recursos del oficio. Davis ni siquiera era dibujante de comics a tiempo completo, sino que mantenía un trabajo a jornada completa y utilizaba al Capitán Britania como medio de complementar sus ingresos familiares al tiempo que haciendo algo que le gustaba.
Sin embargo, Dave Thorpe resultó ser un guionista demasiado radical para la sensibilidad de Marvel en ese momento. Las continuas y evidentes invectivas políticas que deslizaba en la serie no eran del agrado de la entonces novata editora Bernie Jaye, sucesora de Neary al frente de la colección. Los desacuerdos entre ambos llevaban a incesantes reescrituras de los guiones, lo que a su vez afectaba a la presión que sufría Alan Davis para cumplir las fechas de entrega. Las cosas llegaron al límite cuando Thorpe insistió en abordar el espinoso tema de Irlanda del Norte. A Davis (cuya familia es de origen irlandés) le pareció que era poco apropiado tratar un tema tan complejo en dos capítulos de cinco páginas cada uno y así se lo hizo saber a Bernie Jaye. Thorpe pareció plegarse a las instrucciones de la editora, pero sólo realizó alteraciones mínimas en la historia antes de entregar el guión a Davis en plenas Navidades y sin tiempo ya para realizar cambio alguno. Tras haberse indispuesto tanto con la editora como con el dibujante, Thorpe fue previsiblemente reemplazado por un nuevo guionista en el nº 387 (julio 1982): Alan Moore.
(Finaliza en la siguiente entrada)
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