A Superman se le suele considerar el héroe arquetípico. De la capa a las botas, de los colores vivos de su uniforme a las frases altisonantes pasando por su orgullosa pose, su calma y autoconfianza, Superman es un personaje que ha simbolizado el comic de superhéroes durante décadas y cuya penetración cultural ha sido tan profunda y a través de tantos medios y productos, que su estatus va más allá que el del “simple” personaje de ficción: es un icono y como tal encarna una serie de valores perseguidos por toda la Humanidad. Sin embargo, desde finales de la década de los ochenta y principios de los noventa, fruto del agotamiento de la versión tradicional, surgió una tendencia por parte de los autores que consistió en bajarle del pedestal, despojarle de la épica –o al menos parte de ella- y presentarlo como un personaje más humano, más realista (si es que esta palabra puede aplicarse a un superhéroe). De esta forma, su trayectoria ha pasado de campeón de los desfavorecidos en los cuarenta a figura paternal de América en los cincuenta y sesenta para terminar siendo un alienígena solitario que se esfuerza por estar a la altura de la responsabilidad del poder que ostenta.
Uno de los mejores comics que ha explotado esta interpretación más “naturalista” de

Ya la premisa de partida es muy interesante: ¿cómo habría sido y se habría comportado Clark Kent de haber nacido en el mundo real: nuestro mundo, en el que Superman ya es un personaje de ficción? Así, en el primer número conocemos a un adolescente que vive en Picketsville, Kansas, y que se llama Clark. Sus padres, apellidados Kent, pensaron que sería gracioso que su hijo llevara el nombre y apellido de un famoso personaje de tebeos. Y es que en este universo, que es el nuestro, Superman-Clark Kent es sólo un héroe de ficción. Por supuesto, esto le granjea todo tipo de bromas pesadas por parte de los matones de la escuela y regalos no deseados de parientes que se creen chistosos. Clark piensa que su vida es

Cada capítulo de la serie aborda una fase diferente de la vida de Clark. El primero se centra en su adolescencia en Kansas, cómo obtiene sus poderes y decide cómo afrontar su nueva situación. El segundo nos lleva a Nueva York, donde tras terminar la universidad trabaja como escritor para la revista “New Yorker”. Una cita a ciegas organizada por unos compañeros tan “graciosos” como los del instituto lo pone en contacto con una chica india llamada Lois. En el tercer capítulo encontramos a un Clark ya maduro, escritor de éxito y confortablemente establecido con Lois en Maine. Y en el cuarto, el protagonista ya es un hombre con un pie en la senectud, satisfecho con su vida familiar y el papel que ocupa en el mundo. No es este un comic que se lea como el típico tebeo de superhéroes, orientado hacia el clímax en el que se decide todo a vida o muerte. Cada episodio es una historia en sí misma, como lo es, en cierto modo, la propia vida.
Si la historia no tiene la estructura del tradicional comic book y no hay un derroche de acción y

Busiek extrajo su inspiración para esta miniserie del número 87 de DC Comics Presents (noviembre 85), escrito por Elliot S.Maggin y dibujado por Curt Swan. En aquella historia se presentaba al Superboy de Tierra Prime –antes de que los eventos de “Crisis En Tierras Infinitas y “Crisis Infinita” lo transformasen en un arrogante y violento matón que servía de metáfora de los coleccionistas más fanáticos-. Este Superboy vivía en el “mundo real”, es decir, uno en el que el resto de los personajes DC sólo existían en las páginas de los comic books. En aquella historieta, un chico de Nueva Inglaterra llamado Clark Kent, que se parecía además mucho a su contrapartida ficticia de los comics, era víctima de las previsibles bromas de sus compañeros hasta que un día se encuentra en posesión de los mismos poderes que el Superman de los comics.

Conociendo a Busiek no puede sorprender que optara por una versión mucho más optimista y humana que la que se estilaba para los superhéroes en aquellos primeros años del siglo XXI. Aunque Clark no comienza exhibiendo la inalcanzable nobleza de su tocayo del comic (es un chico bastante corriente en todos los aspectos exceptuando sus poderes), tampoco se ve corrompido por las tentaciones y maldades del mundo real. Lo que tenemos aquí es ese mensaje tan presente en los comics de Spiderman acerca del poder y la responsabilidad que éste conlleva, de lo que significa tener unas capacidades extraordinarias y cómo se decide –o no- utilizarlas en bien del prójimo.
Hay un excelente pasaje en el segundo número en el que Clark cae en una emboscada

Ésa es una de las razones por las que “Identidad Secreta” es una historia tan recomendable. Presenta a Superman como la figura inspiradora que siempre ha sido, ofreciendo un modelo de conducta y recordándonos que todos podemos usar nuestras capacidades personales para el bien. Pero lo hace yendo más allá del mero arquetipo y

El intento de hacer una historia realista de Superman, en sí mismo, no es que sea digno de elogio dado que no fue la primera en adoptar ese enfoque. Su virtud consiste, precisamente, en que el Superman que vemos aquí no es el que conocemos. Busiek e Immonen crean un mundo en el que el lector sabe que Clark Kent nunca conocerá una versión de Batman o de Wonder Woman, jamás se unirá a la Liga de la Justicia ni se enfrentará a un supervillano o algún fenómeno sobrenatural. Es único. Está

Otra de las fortalezas de la miniserie es la riqueza y verosimilitud de las relaciones que Busiek establece entre los diferentes personajes, mirando más allá de la espectacularidad de los poderes de Superman en acción para mostrarnos lo que verdaderamente importa: su vida; el pilar de la cual, por supuesto, es la relación que mantiene con la mujer que se convierte en su esposa y luego madre de sus hijas: Lois Chaudhari.
Es cierto que el que un Clark Kent del “mundo real” conozca a una Lois –en esta ocasión una muchacha de raza india que trabaja como decoradora- puede resultar demasiado inverosímil, pero Busiek maneja la situación con la suficiente destreza como para que ese breve y resbaladizo momento quede pronto olvidado gracias a la verosimilitud con que se desarrolla su relación, una relación que se narra de forma sólida y entrañable. Ésta es precisamente una de las diferencias más acusadas con el Superman tradicional: Clark,

El propio Clark es en sí mismo un gran personaje. A lo largo de los cuatro números de la miniserie se recorre su vida desde el instituto a la madurez y la vejez. Desde sus días como víctima de los matones que se burlaban de su famoso nombre hasta sus primeras incursiones en el mundo de la literatura, de la relación con Lois a la formación de una familia y el éxito profesional, “Identidad Secreta” cambia la grandilocuencia de los superhéroes tradicionales por la exploración del carácter y la vida de un personaje. Como en toda buena biografía, en esta hay drama, amor, horror y comedia. Todo en este Superman nos resulta familiar –el nombre, la ciudad pequeña de interior, el trabajo, la chica, las gafas, el traje- pero al mismo tiempo todo es diferente por estar situado en un contexto distinto, el de un mundo más real.
Clark es un protagonista complejo y no exento de defectos. Empieza su trayectoria

Puede que Clark nunca llegue a enfrentarse a un dilema moral ni se suma en la angustia existencial, pero sí ha de solucionar y durante mucho tiempo el problema de cómo utilizar sus poderes y simultáneamente mantener su vida privada alejada de los focos. El suyo es un secreto que ha de esconder a sus compañeros de clase, sus colegas reporteros, Lois –durante un tiempo-, el gobierno e incluso sus hijas. Y la forma en que consigue mantener secreta no sólo su identidad sino su mismísima existencia superheroica es tan original como verosímil en su contexto. Tal vez los peligros que debe afrontar no son los de los supervillanos tradicionales, pero precisamente por ello son más reales y temibles: unos medios de comunicación intrusivos y sensacionalistas y un gobierno miedoso y agresivo.

Es precisamente cuando sus hijas gemelas llegan a su vida cuando Clark entra en terreno

Más allá de Clark y Lois, el resto del reparto está muy bien trabajado: la amargada periodista que en el primer número saca a la luz la existencia de un “Superboy” en el pueblo de Kansas, su matón compañero de instituto, sus colegas de trabajo, sus hijas… Incluso el gobierno, inicialmente presentado como un ente al que

Desde luego, a Busiek se debe el que “Identidad Secreta” sea un comic rebosante de humanidad, pero el resultado no habría sido ni mucho menos tan redondo de no haber contado con un dibujante capaz de plasmarla con sensibilidad. La ventaja de trabajar en una historia inserta en la línea “Otros Mundos” –el sello de DC que reinterpreta personajes clásicos en realidades alternativas- es que Immonen puede experimentar con el estilo. En lugar de las líneas perfectamente definidas que suelen encontrarse en los comics de superhéroes, los tópicos hombres llenos de músculos y mujeres de curvas exageradas, su dibujo aquí es suelto,


El género superheroico, cuando cae en manos de autores con talento, ofrece demuestra su gran versatilidad. Puede usarse, por supuesto, para contar emocionantes aventuras de acción, pero también como instrumento con el que analizar la condición humana. Pues bien, dentro del inmenso plantel de personajes que pueblan el género, Superman ha demostrado ser uno de los superhéroes más versátiles de la historia. Década tras década ha ido cambiando con la época y los autores que imaginaban sus historias. En los últimos tiempos se han hecho tantos intentos por hacer de Superman un personaje realista o, en muchos casos, ambiguo, que se ha terminado por diluir aquello que constituía su auténtica naturaleza y los principios que

Puede que “Identidad Secreta” no tenga tanto peso histórico o impacto cultural como otras aventuras de Superman, pero sus virtudes son otras e igualmente importantes. Busiek e Immonen presentan el ideal de Superman en nuestro mundo, enfrentándolo a problemas reales y desconectado del extenso caleidoscopio del Universo DC. Es una visión que se siente más genuina, íntima y vital que la mayoría de las que la precedieron y sucedieron dentro de esta corriente “realista”. Sin duda, una de las mejores historias que se han publicado del personaje, original y novedosa pero respetuosa con la esencia del primer héroe de todos; una obra maravillosamente narrada y dibujada que, a menos que se sienta aversión por cualquier forma de emotividad, debería figurar en la tebeoteca de todo aficionado al comic de superhéroes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario