(Viene de la entrada anterior)
Sienkiewicz abandonó “Los Nuevos Mutantes” por la mejor de las razones: se aburría y sentía que había dado a la serie todo de lo que era capaz. Si se piensa bien, resulta sorprendente que aguantara tanto tiempo en la colección. De hecho, ya no volvería a involucrarse con una colección regular, prefiriendo la ilustración de portadas y los proyectos especiales. El formato en el que trabajaba, el comic-book mainstream, tenía sus limitaciones y, aunque le habían dejado mucha libertad, acabó topándose con ellas. Había experimentado mucho, pero quería ir todavía más allá y el editor, consciente de que demasiado vanguardismo haría mella en la comercialidad, se lo prohibió. Por tanto, Sienkiewicz decidió apearse y buscar pastos más verdes. Y, probablemente, fue una decisión que hizo respirar aliviada a la editorial porque de haber continuado en esa línea progresivamente más enloquecida, la colección no habría perdurado tanto como lo hizo. A la postre, resulta irónico que Sienkiewicz alcanzara su madurez artística –aunque posteriormente continuara evolucionando dentro de la misma- en un título tan del montón como acabaría siendo “Los Nuevos Mutantes”
A partir de su marcha, la trayectoria de la colección, aunque dilatada, fue escasamente

Con personajes como Warlock y Magik siendo miembros relevantes de la formación mutante, la colección había ido inevitablemente derivando desde el tono ligero adolescente de sus comienzos hacia temas relacionados con la ciencia ficción y la fantasía. Así, este “Special Edition” (que originalmente iba a ser el segundo Anual, pero que fue retitulado al incluir páginas adicionales –sus 64 páginas lo convertían técnicamente en un número triple-) entraba de lleno en la fantasía épica al trasladar a los Nuevos Mutantes nada menos que a Asgard, donde interactuaban con trolls, enanos, elfos y otras criaturas míticas, dejando un considerable legado en la colección (Dani, por ejemplo, asumiría el rol de guerrera valkiria, obteniendo no sólo poderes adicionales, sino un caballo alado que permanecería con ella tras su regreso a la Tierra; Karma perdería su monstruoso peso y retomaría su antigua forma en un proceso de redención y purificación, etc.).

Las páginas de Adams para “Las Guerras Asgardianas” son sencillamente magníficas, a mucha

Lo que también convierte a este Special Edition en un momento memorable dentro de la serie es la atención que presta Claremont a la caracterización, utilizando el entorno de fantasía para explorar y profundizar en sus personajes. La extensión del relato le permite respirar, separar a los muchachos unos de otros y luego dedicar a cada uno en exclusiva varias páginas, detallando sus circunstancias y desafíos particulares antes de volver a reunirlos. Aunque este tipo de números especiales suelen

Ya en la serie regular y tras la marcha de Sienkiewicz, las labores gráficas de la misma fueron asumidas durante dos años por una serie de dibujantes que oscilaron entre lo mediocre y lo simplemente correcto, como Steve Leialoha, Jackson Guice, Rick Leonardi o Keith Pollard. Mientras tanto, los acontecimientos narrados en “Uncanny X-Men” 200 (diciembre 85) tuvieron importantes consecuencias en los Nuevos Mutantes. Con el Profesor Xavier exiliado en el espacio, Magneto, durante tanto tiempo archienemigo de los X-Men y por entonces ya reformado, se convertía en el nuevo director de la escuela y mentor de los muchachos en el nº 35 (enero 86). Durante este periodo, el grupo fue temporalmente secuestrado por la Reina Blanca del Club Fuego Infernal, Emma Frost (que muchos años más tarde, dejada atrás su carrera criminal, se uniría a los X-Men) y volvería a

Otro número destacable fue el 45 (noviembre 86), en el que el equipo acudía al baile que se celebraba en un instituto cercano. Allí traban amistad con Larry, un muchacho que también es mutante y que se suicida esa misma noche cuando sus compañeros de clase, gastándole una broma pesada, amenazan con descubrir su secreto y entregarlo a las autoridades. Es un episodio conmovedor que recupera el tema que más éxito ha tenido dentro del universo mutante: el miedo a lo diferente, el odio y los prejuicios. El número 50 (abril 87), de doble extensión, narraba, por fin, la batalla definitiva con el padre de Warlock, el poderoso Magus, cuya sombra había planeado sobre el equipo desde el nº 18; además, el profesor Xavier reaparece –aunque sólo temporalmente- , atestiguando lo lejos que han llegado aquellos niños asustados que recogió años atrás.

Como sucedió con el Anual nº 2 de “Web of Spiderman” (dibujado por Arthur Adams), este fue


Simonson propició importantes cambios en la serie sin alterar, eso sí, la tendencia hacia las aventuras de ciencia ficción y fantasía. Presentó a nuevos miembros, como Bird-Brain, una


Aunque la muerte de Doug Ramsey fue fuente de controversias, la etapa Simonson también

A finales de la década, la colección se convirtió en heraldo de algunos de los desastres que se iban a abatir sobre la industria del comic-book en los noventa. El principal cambio tuvo lugar en el nº 86 (febrero 90), cuando el dibujante Rob Liefeld pasó a encargarse de las tareas gráficas. Su participación fue incrementándose hasta el cierre de la serie, en el nº 100 (abril 91) llegando a guionizar los tres últimos episodios. El trabajo de Liefeld en Los Nuevos Mutantes acabó siendo su plataforma de lanzamiento al estrellato. Su estilo, centrado en dibujar figuras musculadas hasta límites absurdos, armas de dimensiones igualmente inverosímiles y llenar las viñetas de líneas sin ton ni son, ha sido criticado hasta la saciedad por muchos de los aficionados más veteranos, pero lo cierto es que resulta difícil negar el éxito que registró a

En su segundo número como dibujante –aunque todavía con guiones de Louise Simonson-, el 87 (marzo 90), presentó a su personaje más longevo, Cable. Éste se convirtió en el nuevo líder del grupo y, a diferencia de Charles Xavier, modelado a partir de hombres de paz como Martin Luther King o Gandhi, Cable era un el prototipo de hombre de acción: duro, forrado de armamento, malhablado y violento que parecía hecho a medida para triunfar en la moda anti-heroica de los noventa. De hecho, la popularidad de Cable, junto con la del Castigador, Venom y otros personajes de moralidad cuando menos discutible, se convirtieron en el patrón de toda una época de los comics de superhéroes, una en la que la línea entre el bien y el mal era mucho más vaga que en las generaciones anteriores. A Cable siguieron otros personajes cortados por patrones similares (Domino, Copycat, Feral, Sendero de Guerra, Shatterstar) que engrosaron las filas de los Nuevos Mutantes.
Tras cerrar la serie en el número 100, Liefeld y el guionista Fabian Nicieza lanzaron en agosto

Por una parte y hasta cierto punto, los Nuevos Mutantes pueden ser considerados como un fracaso. Se pretendió que cubrieran un vacío concreto en el universo de los X-Men y se lanzó con el claro mandato de narrar historias sobre adolescentes con poderes más que aventuras superheroicas al uso. Sin embargo, era un encargo destinado a no cumplirse debido a las exigencias del género y su papel de serie derivada de otra inmensamente popular y cuyas directrices ya habían demostrado su validez. Independientemente de lo nobles que fueran las intenciones iniciales de sus creadores, Chris Claremont y Bob McLeod, no pasó mucho tiempo antes de que los Nuevos Mutantes invirtieran casi todo su tiempo no en las aulas escolares o los centros comerciales, sino combatiendo superamenazas y participando en aventuras épicas.

Por otra parte, los Nuevos Mutantes fueron un enorme éxito comercial desde el principio.


Y más allá de Cable, Deadpool y Liefeld –todo un personaje en sí mismo-, la colección ofreció otros héroes que han demostrado su capacidad de supervivencia bajo una u otra forma en varias colecciones dentro y fuera del universo mutante. Bala de Cañón se unió a los X-Men y tanto él como Mancha Solar son también Vengadores. Loba Venenosa pasó a Factor X (y a Excalibur durante un tiempo). También Illyana ha mantenido su presencia en el Universo Marvel incluso tras sufrir una de las más emotivas muertes del género víctima del Virus del Legado (en “Uncanny X-Men” 303”).
En resumen, Los Nuevos Mutantes no consiguieron su propósito original, pero sí expandieron el mundo de los X-Men y crearon nuevos y memorables personajes. Su relativamente breve andadura (al menos para los parámetros de aquella época) y su papel como incubadora del fenómeno Rob Liefeld tiende a ensombrecer sus legítimos éxitos, sobre todo y en primer lugar, ser la primera serie en nacer en el seno de los X-Men.
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