Los films encuadrados dentro del subgénero de Spaghetti Westerns se caracterizan por su cinismo, violencia y visión poco reconfortante de la naturaleza humana. Aunque muchos de ellos distaban de tomarse en serio a sí mismos, el género florecía verdaderamente cuando sí lo hacían. Sin embargo, desde mediados de los sesenta hasta principios de los setenta llegaron a realizarse tantos de ellos que el público acabó saturado de las infinitas variaciones de los mismos relatos de venganza y asesinatos. Hacia 1969, el número de ellos que llegaban a la pantalla se redujo drásticamente pero en 1970 llegó “Le llamaban Trinidad”, protagonizado por Terence Hill y Budd Spencer, una revisión en clave humorística de lo que ya se habían convertido en tópicos del spaghetti western.
Naturalmente, habían existido comedias dentro del subgénero, pero se limitaban a utilizar al Oeste

En los comics, naturalmente, también han existido parodias del género, empezando por la tira “Texas Slim”, que Ferd Johnson creó para los periódicos estadounidenses en 1925. Una de las más famosas fue “Lucky Luke”, serie creada en 1946 por Morris como revisión de prácticamente todos los escenarios y elementos del western clásico pasada por el tamiz de un humor blanco y universal. Algo muy diferente es “Snake”, versión hispana de este tipo de parodias y que fue serializado originalmente en Francia por la editorial Albin Michel dentro de su revista “L´Écho des Savanes”.

El humor siempre ha sido un endulzante con el que poder tragar historias, escenarios y mensajes

No me parece, sin embargo, que en esta ocasión la pareja esté particularmente inspirada. Los intercambios verbales carecen del ingenio del mejor Torpedo y, como de costumbre, el erotismo –aunque llega a caer en la pornografía- está sobredimensionado. Bernet, por su parte, es un dibujante con un oficio descomunal al que probablemente no le cuesta demasiado sentarse y dibujar un tebeo de cualquier género que, como mínimo, sea correcto. A su labor en “Snake” no se le puede achacar realmente ningún defecto grave (a excepción de su incapacidad para distanciarse del mismo modelo de mujer): la narración, dentro de su estructura clásica, está perfectamente desarrollada; todas las viñetas contienen los elementos necesarios para ambientar la acción; la técnica de blanco y negro está perfectamente ejecutada y los personajes bien caracterizados. Pero, a la postre, “Snake” carece de la intensidad y dramatismo de sus mejores obras.
Quizá ello sea debido a que se trató más de un trabajo alimenticio que de algo en lo que ambos tuvieran un auténtico interés personal. Desde luego, no estamos ante una obra seminal, no aporta verdaderamente nada nuevo al género ni tampoco a sus respectivas carreras como creadores. Son historias bien construidas, bien dialogadas y bien dibujadas que, como mínimo, arrancarán una sonrisa al lector, pero que no pasan de ser un mero y fugaz entretenimiento. De hecho, el álbum no se vendió demasiado bien en Francia y los autores no se plantearon continuar con el personaje.
“Snake” es un comic intrascendente pero divertido, para aficionados al western que no teman reírse de sus iconos más venerados.
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