5 oct 2016

2002-HISTORIAS NEGRAS – Enrique Sánchez Abulí y Jordi Bernet



Por alguna razón que quizá sea mejor no analizar en profundidad, nos sentimos fascinados por los rincones más oscuros del alma humana. Los relatos de celos, asesinatos, codicia, desesperación, malsanas relaciones sexuales, manipulaciones sentimentales o pura y simple maldad ejercen una irresistible atracción sobre nosotros. Puede ser que sean esas historias las que más fácilmente planteen situaciones dramáticas en una obra de ficción mientras que las felices utopías, aunque bellos ideales a los que aspirar, ofrecen escasas posibilidades narrativas. Y también puede ser que todos tengamos una parte de nosotros mismos que comprenda esos actos o incluso los admire o desee participar en ellos, por mucho que no nos guste admitirlo o siquiera contemplar esa posibilidad.



El guionista Enrique Sánchez Abulí y el dibujante Jordi Bernet, uno de los grandes dúos de la historieta española, lo comprenden perfectamente y no tienen miedo de mirar al lado más oscuro del corazón humano y mostrarnos lo que allí acecha. “Historias Negras” es un conjunto de veintitrés cuentos en los que, a lo largo de más de quince años, estos autores nos han mostrado escabrosos pasajes de la saga humana en las más diversas facetas y entornos. Gangsters, prostitutas, asesinos, tullidos, psicópatas, maridos iracundos, viudas airadas, quinquis, niños perversos, enanos lujuriosos, misioneros fanáticos, rufianes, náufragos caníbales, curas vengativos, canallas, pelotones de ejecución, dentistas, soldados aterrorizados, policías embrutecidos o incluso animales, protagonizan historias cortas de cinco a ocho páginas cuya sordidez viene a veces atemperada por la ironía, la parodia o un humor terriblemente corrosivo. En estos microrrelatos encontramos westerns, serie negra pura, historias bélicas, farsas, parodias de cuentos infantiles, narraciones prehistóricas…

Algunas mejores, otras peores, son sin embargo todas ellas historietas en general ingeniosas y entretenidas que cumplen su cometido. Las hay que plantean escenarios abiertamente horripilantes; otras, más ligeras sin salir de lo escabroso, arrancan una sonrisa culpable al lector; otras son meros divertimentos…. Siendo una obra menor de ambos autores destinada a cubrir huecos en las antiguas revistas de periodicidad mensual, tienen un nivel narrativo, literario y gráfico que ya quisieran para sí muchas colecciones regulares de comic-book mainstream. Lo mismo puede decirse de la libertad de la que disfrutaron los autores. Como fue el caso de su obra estrella, “Torpedo 1936”, no tuvieron problemas en abordar los más escabrosos temas sin necesidad de rematarlos con eslóganes morales ni finales reconfortantes. Las retorcidas ideas de Abulí cobran vida en personajes violentos, mentirosos, corruptos, depravados…o víctimas del infortunio o la injusticia, sin que por ello su destino vaya a ser menos nefasto. A destacar, por ejemplo, pequeñas joyas imperecederas como “Little”, “El Pajarito”, “Una llama que se apaga”, “Mr.Monster” o “Crónica Negra”

Los afilados diálogos de Abulí no tendrían la misma pegada si no fuera por el magnífico trabajo
que realiza Jordi Bernet, maestro español del comic en blanco y negro. Es un artista que destaca por su diseño de personajes, atmosférica iluminación de inspiración expresionista, precisa composición, narrativa cinematográfica y ágil ritmo. Dominando todos esos elementos, su dibujo no necesita ser muy detallado y en algunos casos éstos son casi bocetos aunque no lo parezcan (sobre todo en las últimas entregas). Su línea suelta perfila con precisión los rasgos definitorios de cada personaje, el movimiento y la ambientación. Bernet es de esos dibujantes que sabe colocar en cada viñeta esa sencilla línea o esa mancha de tinta que redondea la escena y elimina la necesidad de añadir más detalles. El único “pero” que podría ponerle –y del que nunca ha podido o querido desprenderse- es que siempre parece dibujar la misma mujer con muy escasas variaciones (básicamente, rubia o morena) en contraste con su mucha más amplia variedad de personajes masculinos.

Una obra menor pero destacable cuya lectura, pese al catálogo de horrores que describe –o quizá precisamente por ello-, difícilmente puede abandonarse una vez empezada.



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