Los comics que Jack Kirby creó tras la disolución de su asociación creativa con Stan Lee conforman una mezcla variopinta y difícil tanto de clasificar como de recomendar sin reservas. Su arte se encontraba en su momento más desatado y fantástico, ofreciendo momentos verdaderamente impactantes, pero esas maravillosas páginas producto de su innegable creatividad se estrellaban contra ideas mal desarrolladas y estúpidamente grandilocuentes pobladas de personajes fríos y monolíticos que no conseguían conectar con el lector.
Y es una auténtica lástima. Porque Kirby parecía vivir en un mundo propio regido por esa

Aunque no fue ni mucho menos su trabajo más experimental o personal, un ejemplo de lo antedicho es su “Pantera Negra”.

T´Challa, el hombre tras la máscara, era un rey benevolente que había conseguido equilibrar en su reino las ancestrales tradiciones tribales con la introducción de avanzadísimas tecnologías para levantar una suerte de utopía fascinante. Posteriormente, el personaje saltó a los Vengadores de Roy Thomas, en cuyas filas militó durante bastante tiempo como un superhéroe noble y misterioso hasta que se le concedió su propia serie. A partir del nº 5 (Agosto 1973), Pantera Negra se convirtió en el protagonista titular de “Jungle Action”, una colección en la que se benefició de los guiones de Don McGregor y el dibujo de Billy Graham, un artista de raza negra (que luego pasaría a encargarse en otro héroe de color, “Luke Cage,

Muy poco se había revelado del pasado y circunstancias de Pantera Negra desde su creación ocho años antes, y McGregor aprovechó tal oportunidad para crear en sus historias la cultura, historia, mitología y geografía de Wakanda. Esta etapa del personaje merece también un artículo más extenso, por lo que no me explayaré más sobre ella, apuntando solamente que McGregor la utilizó como plataforma sobre la que reflexionar sobre temas sociales entonces candentes, como el racismo, la discriminación, el patriotismo y la lucha política, convirtiendo a Pantera Negra en un héroe introspectivo e inclinado a los discursos espesos.
A pesar de los favorables comentarios de la crítica, la serie no tuvo buenas ventas y acabó cancelándose en el nº 24 (noviembre 1976). Y he aquí que Jack Kirby acababa de regresar a Marvel tras su decepcionante estancia en DC, donde ninguno de los títulos había conseguido buena acogida. Nada más llegar le encargaron ocuparse de dos personajes que años atrás había ayudado a crear: el Capitán América y Pantera Negra. A éste último se le concedió una cabecera propia de cadencia bimensual cuyo primer número aparecería en enero de 1977.

El trabajo crepuscular de Kirby es un gusto adquirido. Sin duda sus comics de los setenta están repletos de acción y destilan una gran energía, pero hay a quien le disgusta su desprecio por las reglas a las que se ajustaban ya por entonces los comics Marvel: continuidad, aparición de otras figuras del universo compartido, momentos de pausa que desarrollaran a los personajes… Efectivamente, la primera página del primer número de la colección ya transporta al lector a un mundo propio: sin presentación previa. Esa primera viñeta nos muestra a Pantera Negra y un grotesco enano que responde al expresivo nombre de

El primer arco argumental vería a Pantera Negra mezclándose a la fuerza con un grupo de coleccionistas de objetos singulares –Mr.Little es uno de ellos- dominados por una desmedida ambición por lo extraño. La rana en cuestión es una máquina del tiempo que traerá a nuestra época un peligroso ser del siglo LXVI que deberá ser devuelto a su origen encontrando la rana gemela que se guarda nada más y nada menos que en la escondida cámara del tesoro del rey Salomón. Y cuando esa aventura toca a su fin en el número 5, lo obligan a continuar su exploración de mundos perdidos, en esta ocasión la ciudad sagrada en la que se custodia la fuente de la eterna juventud.
Esas peripecias tienen lugar en geografías imaginarias y todos los personajes secundarios son enteramente nuevos. En ningún momento Kirby trata de asentar las historias en el marco del Universo Marvel. En ese punto de su carrera, se había cansado de dibujar las epopeyas superheroicas que él mismo había ayudado a crear y es evidente que trataba de alejarse de las fórmulas establecidas junto a Stan Lee diez años antes. Más que el protagonista, la Pantera Negra es aquí un testigo de un enloquecido mundo que gira a su alrededor. Así, en el nº 7 emprende un viaje de vuelta a su

Es cuestión de opiniones, pero el arco argumental de los buscadores de tesoros es el más logrado de los dos que a Kirby le dio tiempo de desarrollar íntegramente, una mezcla entre Indiana Jones y Erich von Daniken, aventura pura rebosante de acción. Los episodios sobre la guerra civil en Wakanda tienen sus momentos, pero dedica demasiado tiempo a los patéticos “Mosqueteros Negros” (los parientes de T´Challa) creados para dar más sustancia a la familia real de la imaginaria nación.
Guste Kirby más o menos, hay que admitir que no estamos ante la mejor etapa del personaje. Pantera Negra reacciona más que actúa y es manipulado y zarandeado por unos y otros, pero al fin y al cabo estamos hablando del auténtico padre del héroe y hemos de respetar su visión del mismo por mucho que entre en conflicto con la idea que nos habíamos formado del mismo o aunque contradiga lo que McGregor había hecho con él en “Jungle Action”.
Que Pantera Negra sea un actor pasivo no quiere decir que haya poca acción. Todo lo


En cuanto al dibujo, nos encontramos con un trabajo que sigue la evolución de síntesis y


Para ser un trabajo que Kirby aceptó a regañadientes, hay que decir que en “Pantera Negra” realizó una labor notable. Pero su momento había pasado. Para empezar, el propio Kirby había sido adelantado por toda una hornada de nuevos guionistas y dibujantes que, subidos a sus hombros, estaban llevando a cabo una profunda revolución temática y estética en Marvel en la que él ya no tenía cabida. Neal Adams había cambiado la forma de dibujar superhéroes y el estilo de Kirby se había convertido en una especie de isla de la que todo el mundo hablaba bien pero que nadie quería imitar. Es triste, es injusto, pero lo cierto es que su impactante arte, el que ayudó a Stan Lee a crear el Universo Marvel, ya no llamaba la atención de los lectores más jóvenes.
Además, con motivo de la negociación de su contrato para volver a Marvel, Kirby había exigido

Tampoco era el momento idóneo para un título centrado en aventuras ligeras ambientadas en parajes exóticos y con homenajes a la ciencia ficción que no respondían a los parámetros superheroicos al uso (Pantera Negra siempre llevaba su traje de combate, pero lo cierto es que bien podría haber vestido la gastada indumentaria de Indiana Jones y el resultado habría sido el mismo. Como he mencionado, tampoco hicieron aparición otros personajes del Universo Marvel ni había supervillanos al uso). Los comics Marvel eran leídos con avidez en los campus universitarios de todo el país por unos jóvenes que habían

Kirby se marchó en el número 12 (agosto 1978) dejando inconcluso el arco argumental en curso

Para cuando salió aquel último número, Kirby ya no trabajaba en Marvel. En abril había vencido su contrato y ninguna de las dos partes estaba interesada en renovarlo. Ninguno de los proyectos del autor había obtenido buenos resultados en cuanto a ventas, y los nuevos ejecutivos y editores de la casa –que había sido adquirida por Cadence Industries- no sentían ningún respeto por él. Por su parte, Kirby también se sentía decepcionado no sólo por la falta de aceptación de sus proyectos más queridos (que no fue la Pantera Negra, sino obras más personales como “Los Eternos” o “2001: Una Odisea del Espacio”) sino por el trato que recibía y las interferencias y presiones que había sufrido. Ya nunca más volvería a trabajar para Marvel.
La partida de Jack Kirby supondría para la Pantera Negra el comienzo de un largo hiato como “actor invitado” en otras colecciones y miembro ocasional de Los Vengadores, hasta que nueve

Puede que en el momento de su publicación original “Pantera Negra” no fuera sino un anacronismo histórico que no supo encontrar su público en ese momento de caos editorial que fue la Marvel de los setenta; pero hoy los doce números de Kirby pueden leerse con agrado –siempre y cuando sientas cierta querencia por el peculiar estilo del autor, claro-. Su dibujo es tan poderoso como de costumbre y hay encanto y magia en sus páginas, siempre y cuando no te las tomes demasiado en serio. Carece de la profundidad y las pretensiones de los guiones que McGregor hizo para el personaje, pero a cambio tenemos el desbordante genio de Kirby en creaciones inimitables como la Rana del Rey Salomón, Mr.Little y la Princesa Zanda, el Hombre de los Seis Millones de Años, los Mosqueteros Negros o Kiber el Cruel.
la pantera negra de los primeros años creo una leyenda contra el racismo y nos enseño que el color de la piel no es lo que realmente importa genio creador de los primeros marvel.
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