Nacida del ingenio del caricaturista político Jeff MacNelly, “Shoe” fue una tira de humor inmensamente popular en Estados Unidos que comenzó a publicarse diariamente en los periódicos de ese país en septiembre de 1977.
Protagonizada por aves de distintas especies que no sólo actúan y hablan como humanos, sino que despliegan sus mismos vicios y neurosis, la mayor parte de sus cotidianas tribulaciones transcurren en un periódico llamado Treetops Tattler Tribune, cuyas oficinas están muy adecuadamente localizadas en las ramas de un gran árbol.
Quien presta su nombre a la tira es P.Martin Shoemaker, el duro editor jefe del periódico, aficionado a las carreras de caballos, bebedor y fumador de apestosos puros cuyo humo le sirve tanto para controlar al personal como para disimular el molesto sabor de la pasta de dientes. Como muchos profesionales de la prensa de la vieja escuela, es sarcástico, insensible y lenguaraz; a menudo se niega a responder las cartas de los lectores porque “eso sólo los anima”. El único rasgo positivo que se le puede atribuir es el de haber rechazado un trabajo en el New York Times porque en ese periódico no publicaban comics.
Shoe cuenta con la ayuda del Profesor Cosmo Fishawk, un irascible reportero y analista cuya área de conocimientos es tan extensa como superficial. Es el más desordenado acumulador de papel imaginable: circulares, folletos, memorandos, facturas y recibos se van apilando en su escritorio hasta darle un aspecto de zona catastrófica. A instancias de su jefe, realiza periódicas limpiezas sólo para caer inmediatamente en un nuevo caos. Buen comedor y mejor bebedor, siempre trata de perder peso recurriendo a su manual de fitness de cabecera: “Libro de Ejercicios de Orson Welles”. A menudo le pondrán en apuros las observaciones de su precoz sobrino, Skyler, típico adolescente de pocas luces y peor currículo estudiantil.
Roz es la propietaria y única empleada de la grasienta cafetería a la que acuden los trabajadores del periódico, un lugar donde la expresión “haute cuisine” sigue siendo un concepto extranjero e ininteligible. Como el resto de los protagonistas, Roz no tiene reparos a la hora de expresar lo que piensa, ya sea comentando con sarcasmo la jamás escrita Gran Novela Americana de Cosmo Fishawk o agrediendo con su espumadera a los clientes molestos. De hecho, sólo la nueva y flamante reportera estrella del periódico, Muffy Hollandaise, y el torpe mensajero y repartidor Loon, evitan servir de blanco de su hiriente cinismo. La última figura habitual del reparto es el corrupto senador por Virginia Oriental, Battson D.Belfry, quien como tantos políticos alberga la secreta esperanza de vivir tranquilamente del paro.
Jeff MacNelly procedía de un entorno muy vinculado a los medios de comunicación. Nacido en Nueva York en 1947, su padre trabajaba en publicidad y en la década de los sesenta había ejercido labores editoriales en el Saturday Evening Post; su madre era reportera. No puede extrañar, por tanto, que el joven MacNelly mostrara una aptitud especial para interpretar la actualidad bajo su peculiar perspectiva. Entró en la Universidad de Carolina del Norte en 1965 y empezó a hacer ilustraciones y caricaturas para el periódico de esa institución. Su trabajo se hizo tan popular que cuatro años después decidió abandonar los estudios para dedicarse profesionalmente al dibujo.
Su primer empleo fue para el Chapel Hill Weekly bajo las órdenes del editor Jim “Shu” Shumaker, quien le serviría como inspiración años más tarde para la tira que ahora comentamos. MacNelly pronto ganó prestigio a nivel local y a comienzos de la década de los setenta fue contratado por Richmond News Leader como su principal humorista gráfico. Su talento quedó refrendado tan solo dos años después, cuando con 24 años recibió el primero de los tres Premios Pulitzer que le concedieron al mejor Humorista Gráfico (volvería a ganarlo en 1978 y 1982).
A finales de los setenta, en buena medida gracias al éxito de “Shoe”, sus dibujos editoriales comenzaron a distribuirse a nivel nacional por el Syndicate del Chicago Tribune hasta que en 1982 se trasladó a esa ciudad para trabajar directamente para el periódico.
“Shoe” satiriza sin piedad al complejo militar-industrial, las modas consumistas, la oficina de correos, las innovaciones educativas, las subvenciones gubernamentales y los juicios mediáticos por asesinato. Si su humor resulta a menudo corrosivo es, sencillamente, porque da en el blanco. Como hacía en sus chistes editoriales, MacNelly no muestra reparos en atacar “vacas sagradas” y darle la vuelta a ideas comúnmente aceptadas sobre las relaciones humanas, los estilos de dirección empresarial, la libertad de prensa, los hábitos políticos o incluso los métodos de crianza infantil.
A MacNelly le diagnosticaron un linfoma en 1999 que le llevaría a la tumba un año después. Contaba sólo 52 años. Para entonces, ya hacía algún tiempo que había abandonado el dibujo periodístico para centrarse en la pintura y la escultura y “Shoe” había pasado a las manos de su ayudante, Chris Cassatt, y su amigo y también artista Gary Brookins, a los que tras la muerte de MacNelly, se unió su viuda Susie. Aunque ya no era lo mismo, “Shoe” consiguió sobrevivir otra década hasta que en 2013, el Chicago Tribune decidió cancelar la tira; tira que en nuestro país todavía necesita de una edición digna de su calidad tras haber podido ver una muestra en unos volúmenes editados por Ediciones B hace ya unos años y que, a falta de otra cosa, resultan altamente recomendables.
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