(Viene de la entrada anterior)
La nueva década empezó para los Vengadores aclarando un misterio acontecido en otra colección que había pasado a dique seco recientemente: “Nick Furia, Agente de SHIELD”. Su número final, el 15 (noviembre 69) había terminado con la aparente muerte de su protagonista y Thomas decidió aclarar aquí lo sucedido y darle una segunda vida al carismático espía (la colección resucitaría un año después, pero sólo durante tres números y para reeditar sus historias más famosas).
El Capitán América, que ha convocado de urgencia una reunión de los Vengadores, se encuentra con Rick Jones en el exterior de la Mansión. Éste, por su parte, está allí porque también tiene algo de que informarles. La reunión da comienzo sin Iron Man ni Thor, ausentes por razones personales (el primero, probablemente, recuperándose del ataque al corazón sufrido en los nº 18-19, oct-nov 69, de su propia colección; el segundo ocupado combatiendo contra Kronin Krask en “Thor” nº 172, enero 70). En cuanto a Pantera Negra, sigue en Wakanda, donde viajó en el nº 66. El Capi informa a sus compañeros de que SHIELD quiere que investiguen la desaparición de tres funcionarios importantes de Nueva York.
Dum-Dum Dugan (con Gabe Jones y Jimmy Woo al fondo) les hace una videollamada para decirles que en los apartamentos de los supuestamente secuestrados se han encontrado chapas con el símbolo de Escorpio (un villano que había aparecido en “Nick Furia, Agente de SHIELD” nº 1, junio 68; y 5, octubre 68)… y que el propio Furia, director de la organización, ha sido asesinado por un tal Bullseye (quien, aunque comparte el nombre, no es el mismo que luego amargará la vida a Daredevil o el Castigador).
Tras la videoconferencia, Rick les explica por qué está allí, aunque antes quizá sea apropiado hacer un breve repaso a su biografía porque hace mucho tiempo que abandonó la colección de los Vengadores. Jones empezó su trayectoria como compañero de Hulk (fue a quien Bruce Banner salvó de la bomba Gamma a costa de convertirse él mismo en un monstruo) y le acompañó cuando se unió a los Vengadores en el número 1 de la colección. Sin embargo, cuando un episodio después Hulk se marchó, Jones decidió quedarse con el grupo y se convirtió en pupilo del Capitán América cuando este fue despertado de su coma en el número 4. El Capi le enseñó a luchar pero Rick acabó dejando el grupo en el nº 17 para retomar su relación con Hulk en “Tales to Astonish” nº 69 (julio 65). Permaneció con él hasta “Hulk” nº 106 (agosto 68) y “Capitán América” nº 110 (febrero 69), donde volvió con el Capi, adoptando la identidad de Bucky hasta el nº 118 (octubre 69).
En “Capitán América” nº 116 (agosto 69), el Cráneo Rojo intercambió el cuerpo con el del héroe abanderado y despidió de malas maneras a Rick que, desilusionado, abandonó el uniforme de Bucky. Pero no iba a tardar mucho en encontrar otro héroe al que ayudar y, además, otro capitán. En “Capitán Marvel” nº 17 (octubre 69), se fusionó con el antiguo militar kree, entonces atrapado en la Zona Negativa. Cuando Rick entrechocaba las negabandas de sus muñecas, intercambiaba cuerpo con él. Y ese secreto era el que llevaba consigo cuando acudió a la reunión de los Vengadores (en una viñeta del inicio, el Capi ya le aclaró que no había sido él quien lo despidió, sino su nemesis nazi).
El caso es que, tras el rechazo del falso Capitán América, había ido al apartamento de Nick Furia (cuya localización conocía por haber estado allí de visita con el Capi en alguna ocasión) para proponerle trabajar como agente de SHIELD. Pero a quien encuentra es a Escorpio, quien le deja fuera de combate no sin antes perder una lista en la que figuraban los nombres de los tres desaparecidos. Lo que no les cuenta a los Vengadores es su recientemente adquirida simbiosis con el Capitán Marvel y que éste había sido quien se había enfrentado al villano antes de caer derribado por la poderosa arma de éste, la Llave del Zodiaco.
A continuación, Escorpio aparece en la pantalla y les informa de que todo ha sido un elaborado complot para reunirlos; a continuación, los deja inconscientes con la Llave del Zodíaco (¡a través de la pantalla!) para despertarse ya inmovilizados por un rayo paralizador en su cuartel general secreto. Escorpio, les presenta a otros once criminales disfrazados, cada uno de los cuales encarna un signo del zodiaco. Todos conforman un cartel criminal internacional conocido como Zodiaco y dirigido por Aries. La razón por la que Escorpio ha capturado a los Vengadores ha sido demostrar su valía y compensar el fracaso de sus dos últimas misiones. Una vez cumplido su objetivo, le devuelve a Aries la Llave del Zodiaco y explica su previsible intención de controlar el mundo criminal internacional. El asesinato de los Vengadores les ayudará a impresionar a posibles competidores.
Pero durante toda esta cháchara autocomplaciente, Chaqueta Amarilla ha estado ocupado. Combinando sus poderes mentales con los de la Avispa, convoca a millones de hormigas ordenándoles que se introduzcan en la maquinaria de la base y cortocircuiten el rayo paralizador. Una vez libres los Vengadores, comienza la batalla, uniéndose inesperadamente a ellos Escorpio que, tras quitarse la mascara, resulta ser Nick Furia.
El combate se está decantando a su favor (el Zodiaco no deja de ser un puñado de criminales con ínfulas vestidos de forma ridícula y no son rivales para los Vengadores) cuando Aries recurre a la Llave del Zodiaco y les pone contra las cuerdas. En el último momento, Rick Jones, que se ha resistido a cambiar de lugar con Mar-Vell para así reafirmar su independencia, agarra el brazo del líder de los villanos y desvía su tiro, haciendo un agujero en la pared por donde escapan los miembros del Zodiaco.
Llega el momento de las explicaciones. Furia les cuenta a los Vengadores que, al final del nº 5 de su propia colección, descubrió la identidad de Escorpio, ya presumiblemente muerto (aunque allí no se desveló cuál era). Es sólo aquí que revela que el villano era en realidad su hermano Jake. Desde entonces, pasó parte de su tiempo como director de SHIELD y parte como Escorpio para infiltrarse en el Zodiaco. Cuando esto último sucedía, utilizaba androides con su aspecto para sustituirle. SHIELD había estado utilizando LMD (Life Model Decoys) desde “Strange Tales” nº 135 (agosto 65): duplicados androides que creen ser los auténticos humanos a los que imitan. Y así, fue uno de éstos el que recibió el disparo de Bullseye. Sólo Dugan conocía el plan.
Cuando se publicó este número, aún era verosímil que los hermanos Furia siguieran activos, aun cuando ambos ya eran adultos en la Segunda Guerra Mundial. A medida que el tiempo Marvel se alejaba cada vez más de los años 40, se decidió explicar la longevidad de Furia con la Fórmula del Infinito (en “Marvel Spotlight” nº 31, dic 76). En cuando a Jacob Furia, se ha sugerido que la fuente de su “juventud” se encuentra en el uso de la Llave del Zodiaco. Tampoco queda claro cómo los antiguos Comandos Aulladores Dum-Dum Dugan y Gabe Jones fueron capaces de mantenerse lozanos durante tantísimo tiempo, si bien podemos imaginar que Furia compartió la Fórmula con ellos. Jimmy Woo, un agente del FBI que aparecía en los comics de “Garra Amarilla” –un trasunto de Fu Manchú- que Marvel publicó a mediados de los 50, también sería un personaje problemático en este sentido del envejecimiento, aunque en la colección “Agentes de Atlas” (2006-7), que se desarrollaba en una realidad alternativo, se lo pudo ver envejecer primero y rejuvenecer después.
Furia, por tanto, había manipulado todos los elementos para que el Zodiaco raptara a los Vengadores. Si el matrimonio Pym no los hubiera liberado, lo habría hecho él mismo. Por desgracia, el Zodiaco escapa y no será esta la última vez que sabremos de ellos.
Cuando Escorpio intentó matar a Nick con la Llave del Zodíaco en los números de “SHIELD”, no se había hecho mención alguna a la existencia de un cartel criminal. Esta es su primera versión y puede que la idea le fuera inspirada a Roy Thomas por los asesinatos del Zodíaco que se cometieron en San Francisco en 1969. La tira de “Dick Tracy” también presentó su propio "Escorpio" a mediados de 1969 en respuesta a los mismos asesinatos, y tenía su propio "Zodíaco" así como un símbolo de Escorpio tatuado en su cara.
Sintiéndolo mucho, este episodio es un ejemplo de cómo un guionista se aprovecha del trabajo superior de un colega para explotarlo con un apéndice mediocre que, por asociación, rebaja la calidad del anterior. Roy Thomas decide seguir con las alucinantes historias de Escorpio quie Jim Steranko había creado para la colección de “Nick Furia”, convirtiendo al personaje en tan sólo uno más de los doce villanos de un insulso equipo de criminales de medio pelo disfrazados con ridículos atuendos inspirados en los signos del Zodiaco. Pero el principal problema es que todos ellos son, básicamente, figuras de cartón. Nada se nos cuenta (demasiados personajes para tan pocas páginas) de sus motivaciones a nivel individual, quiénes son, de dónde vienen, qué aportan a la organización a título personal o cómo se relacionan con otros grupos como Hydra o la Mafia. Sus poderes son genéricos cuando no mal descritos y en ningún caso llegan a ser una verdadera amenaza.
Varios de sus miembros reaparecerán en el futuro de la colección, siendo el primero de ellos Tauro, en los nº 80-81. El componente más relevante después del propio Escorpio será Libra, que resultará ser el padre de Mantis y desempeñará un papel importante en “Siempre Vengadores”. Algunos miembros del Zodiaco acabarán siendo asesinados y reemplazados, dando lugar a equipos completamente diferentes, como uno integrado exclusivamente por androides que aparecerá en “Los Defensores” y que, tras ser destruido en el nº 50 de esa colección (agosto 77), motivará el suicidio de Jake….antes de ser resucitado por el guionista Steve Englehart como un LMD para liderar otro Zodiaco robótico que acabará exiliado en otra dimensión en “Vengadores Costa Oeste” nº 28 (enero 88). Pero, en general, siempre fueron un concepto con más potencial del que se supo desarrollar.
El episodio finaliza con el Capitán ensalzando la intervención de Rick al salvarles de la Llave del Zodiaco y ofreciéndole regresar como su compañero. Pero Rick, sabedor de que Mar-Vell lo necesita, rechaza la oferta.
En cuanto al dibujo, este sería el último episodio que, por el momento, firmaría Sal Buscema –el regreso de su hermano John iba a tener lugar en tan solo dos meses- y quizá lo más destacable de esta despedida sea la página-viñeta de apertura, claramente inspirada en el estilo de Jim Steranko –al fin y al cabo, esta aventura deriva de las que aquél narró en “Nick Furia”-; la página-viñeta que muestra a los Vengadores reunidos, cada uno en una silla que lleva grabado su emblema (un detalle bastante cursi e innecesario quizá tomado de la Liga de la Justicia) y la doble página en la que se presenta al Zodiaco al completo.
La dupla de episodios 73 y 74 (febrero y marzo 70) suponen un paso adelante en la maduración de la serie, al conectar Thomas su argumento con uno de los temas más polémicos de la actualidad contemporánea: el racismo.
Durante el tiempo que Pantera Negra ha pasado en Wakanda, el grupo racista conocido como los Hijos de la Serpiente, que ya había dado guerra a los Vengadores un par de años antes (en los números 32 y 33, escritos por Stan Lee) ha resurgido prometiendo públicamente expulsar de los Estados Unidos a todos aquellos que consideran extranjeros e inferiores. Ponen una bomba en un edificio de la Agencia para la Igualdad Laboral y agreden a un popular presentador televisivo afroamericano, Montague Hale, que los había condenado en su programa. Los patrocinadores de éste, asustados por la polémica, le retiran el apoyo y él se queda sin trabajo, pero es invitado a dar su opinión en otro espacio presentado por un ultraderechista, Dan Dunn (un trasunto de William Frank Buckley, Jr., fundador de la revista política “National Review” y popular presentador de 1429 episodios del programa de televisión “Firing Line” desde 1966 hasta 1999). Éste se las arregla para ningunearlo, interrumpiéndole para dar paso a una cantante afroamericana, Monica Lynne, que afirma que no desea tomar partido en la discusión. Al terminar, Hale intenta convencerla para para que se una a su causa, pero ella rechaza el ofrecimiento.
Los cuatro Vengadores en activo (Goliath, Visión, Avispa y Chaqueta Amarilla) han estado investigando a los Hijos de la Serpiente y le informan a su miembro más reciente, Visión, de su anterior encuentro en los números indicados. Por entonces, consiguieron exponer públicamente al líder del movimiento, el Serpiente Supremo, que resultó ser el general Chen, un mandatario extranjero que pretendia desestabilizar el país.
El nuevo líder de los racistas, envía tres de sus seguidores a atacar a Monica Lynne pero Pantera Negra, que acaba de regresar de su país, está cerca e interviene. Cuando la pelea se vuelve en su contra, el Serpiente Supremo activa remotamente unos dispositivos que los electrocuta e impide que puedan hablar. Cuando los agentes de la ley acuden, Monica les reprende enojada: “Lo que quisiera saber es dónde estaba la policía hasta que pasó el peligro. No querían ustedes mancharse las manos rescatando a una negra, ¿eh?”
Pantera se reúne con sus compañeros y la siguiente noche ven el nuevo programa de Dan Dunne, de nuevo con Montague y Monica de invitados. Ésta, marcara por su reciente experiencia, se coloca ahora abiertamente del lado de Hale y el programa registra una gran audiencia. Hank Pym comparte con sus amigos lo que más teme: “Lo que yo veo es que los Serpientes intentan hacer ahora lo que la otra vez no lograron con la fuerza bruta. Si las cosas no se calman, puede que media América ataque a la otra media”.
Indignado, Pantera les pide a sus compañeros un plazo de 24 horas para encontrar y derrotar a los Hijos de la Serpiente: “Los Serpientes han estado atacando…asesinando a mi gente. ¡Y reclamo mi derecho a combatirlos…solo!”. Lo cual no deja de ser un movimiento estúpido: ¿no sería mucho más efectivo de cara a mostrar una postura pública común, actuar todos los Vengadores juntos, blancos, negros y androide, contra la banda de supremacistas blancos?
Su primer paso es pedirle a Lynne que no vuelva a aparecer en televisión, puesto que ello no hace más que caldear los ánimos. Le sugiere también que ambos comparten color de piel y cuando la cantante le pregunta por qué nunca lo hecho público, él responde: “Creí que bastaba con ser un hombre. Pero ahora sé que es hora de declararlo abiertamente. Pero lo hare a mi manera. No a la suya ni a la de Hale”.
A continuación, rastrea a los Serpientes por toda la ciudad, encuentra algunos y noquea a uno para robarle su uniforme, con el que se infiltra en su cuartel general, un submarino con forma reptiliana. Pero cuando fracasa al dar una contraseña, es descubierto y atrapado.
El dibujante de este episodio es Frank Giacoia (con la excepción de la plancha 4, dibujada sin acreditar por Herb Trimpe), a quien normalmente se asociaba con el entintado de otros artistas. Había empezado a finales de los años 40 y primeros 50 como dibujante en DC, pero su ritmo de trabajo no le permitía seguir una cadencia mensual y optó por dedicarse a pasar a tinta los lápices ajenos. Aunque claramente toma como modelo casi exacto las páginas que dibujó John Buscema para los números 58 y 59 de la colección, se permite hacer algunos bienvenidos juegos con la composición y la narrativa, destacando la página muda en la que Pantera recorre la ciudad acechando a sus enemigos.
La historia continúa y se resuelve en el número 74, que comienza con unos asombrados Vengadores viendo las noticias en la televisión: Pantera Negra está robando negocios propiedad de simpatizantes de los Serpientes, lo que lleva a los periodistas a pensar que en realidad es negro (recordemos que su máscara y uniforme siempre le cubrió toda la piel) y que está vengándose de los blancos. Como era de esperar, se presiona a los Vengadores para que demuestren que no están ocultándo a su compañero, salgan a la calle y lo atrapen.
El Serpiente Supremo emite un video en el que afirma que esa noche desenmascará a Pantera Negra en directo. A todo esto, T'Challa sigue cautivo en el cuartel general de los Hijos, por lo que, evidentemente, no es el responssable de los últimos y muy publicitados robos. Y el ultraderechista Dan Dunn presenta otro episodio de su programa de entrevistas con Montague Hale y Monica Lynne como invitados. Dunn y Hale discuten sobre si Pantera es un revolucionario o un negro traidor a su raza, mientras Monica intenta llevar el debate al tema más general de la igualdad de derechos: “¡Hablamos de la causa negra, no de la inociencia o la culpabilidad de un solo individuo!”.
Los Vengadores dividen sus fuerzas para tratar de encontrar al ladrón y determinar si es el verdadero Pantera o un impostor. Esta secuencia es interesante por cuanto le permite a Thomas ofrecernos ciertas perspectivas de los ciudadanos de a pie respecto a los heroes que los protegen: Visión suscita aprensión y desconfianza; Chaqueta Amarilla tiene que soportar que los cazadores de autógrafos le digan que dos suyos valen lo que uno del Capitán América; Goliath mantiene su tamaño humano hasta que escucha a unas chicas burlándose de su disfraz, pero al aumentar de dimensiones, un policía lo acusa de bloquear el tráfico y amenaza con detenerle.
Es la Avispa quien ve a su objetivo robando en el apartamento de un vendedor de joyas. Tras alertar a los demás y encarar al ladrón, no tarda en darse cuenta de que ni la voz, ni la forma de expresarse ni los movimientos son los de T´Challa. El suplantador, sin embargo, consigue escabullirse. Cuando el equipo regresa a la Mansión, Jarvis deja pasar a Monica Lynne, que les informa de que conoció recientemente a Pantera Negra y que está segura de que lo están incriminando.
El espectáculo mediático de los Hijos de la Serpiente va a comenzar en breve y los Vengadores consiguen rastrear la señal hasta un estudio de televisión abandonado, acudiendo hasta allí con la cantante. Sigue el previsible choque contra los sicarios y la revelación de la verdad en directo ante un público asombrado: el movimiento no tenia uno sino dos líderes, dos Serpientes Supremos que son, ¡sorpresa! los presentadores Dunn y Hale, quienes se dedicaron a crear polémica y soliviantar los ánimos en su propio beneficio.
Aunque había sido Stan Lee quien, como ya he dicho, empezara a introducir en la colección el tema del racismo, no se atrevió a llevar la historia a sus últimas consecuencias, limitándose a señalar como culpable de la tensión social a un agitador extranjero. Pero ahora Roy Thomas se siente lo suficientemente seguro (“Los Vengadores” era una de las colecciones mejor vendidas de la editorial) como para plantear la problemática de una forma más sofisticada y atrevida. Y es que aquí los “villanos” no son agentes de una potencia extranjera, sino una secta estaounidense que se sirve de la fama de conocidos tertulianos televisivos de discurso incendiario para manipular a la gente y amasar poder.
De todas formas, y esto es solo una apreciación personal, Thomas tampoco se atrevió a culminar su propuesta de la forma más lógica para la historia y trató de ofrecer una poco convincente responsabilidad compartida entre las dos Américas, la blanca y la negra. Al fin y al cabo, él era blanco y no puede extrañar que se sintiera más amenazado por el partido de los Panteras Negras o los discursos de los seguidores de Malcolm X (asesinado en 1965) que por las previsibles soflamas racistas de los politicos blancos de turno. Por aquellas fechas, además, los Panteras Negras protagonizaron varios tiroteos con la policía –tampoco inesperados, dado que se convirtieron en la diana de una campaña de acoso por parte del director del FBI, Edgar Hoover- que no contribuyeron precisamente a atraerles las simpatías de la población blanca. En cualquier caso, el giro final que inserta Thomas y por el que involucra en el complot al polemista negro Montague Hale, es absolutamente forzado e incoherente con la dirección que había seguido la historia hasta ese momento.
Aunque este sería el final para Dunn y Hale, los Hijos de la Serpiente sobrevivirían y volverían a la acción, bajo nuevo liderazgo, en una saga escrita por Steve Gerber que se prolongaría entre los números 22 y 25 de “Los Defensores” (abril-julio 75).
Por su parte, Monica Lynne también vería transformada su vida por los acontecimientos narrados aquí. En las últimas viñetas del episodio, le dice a T´Challa: “Ojalá pudiéramos deshacer el daño que un hombre como Montague Hale ha hecho a…mi gente. Quizá está noche haya perdido la carrera de cantante y encontrado otra nueva…¡una misión más digna!”. Y así será porque T´Challa la inspirará para convertirse en trabajadora social, que es como la veremos cuando ambos retomen el contacto en los números 78 y 79, llegando a acompañarlo ella a Wakanda durante las aventuras que se narrarían en el serial de Pantera Negra publicado en la cabecera “Jungle Action”.
También T´Challa reformulará sus prioridades y empezará un periodo como profesor sólo tres números después, reconociendo de esta forma Thomas que hay problemas del mundo real que los comics, aunque sean de carácter fantástico, tienen la obligación de abordar.
En este episodio regresa en el apartado gráfico John Buscema (su recorrido en “Silver Surfer” no había sido del todo satisfactorio), y, además, acompañado por quien ha sido uno de sus mejores socios artísticos: el entintador Tom Palmer, que sustituye al fallecido George Klein que hasta el momento había embellecido sus lápices. Palmer, que empezó su carrera profesional en los 60 dentro de Marvel, sería uno de los más demandados de la industria y se le considera desde hace mucho tiempo entre los más influyentes de su generación, destacando sus colaboraciones con Gene Colan, Neal Adams y, por supuesto, John Buscema. Este número 74 sería el primero que realizaría de “Los Vengadores”, la colección para la que entintaría más páginas que cualquier otro de sus colegas en la editorial, contribuyendo en no poca medida a definir su perfil gráfico durante veinte años.
(Continúa en la siguiente entrada)
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