4 jun 2021

1993-BATMAN: AMOR LOCO Y OTRAS HISTORIAS – Paul Dini y Bruce Timm

 


Si se pregunta a muchos aficionados cuál ha sido la mejor adaptación del mito de Batman a otros medios ajenos al comic, probablemente no dudarán en responder que la trilogía del Caballero Oscuro de Christopher Nolan. Desde luego, este cineasta hizo un excelente trabajo a la hora de reformular la esencia del héroe en el contexto cultural del siglo XXI. Sin embargo, es muy posible que el análisis y recorrido más exhaustivos que se haya hecho de la mitología de Batman, aquel producto que captura perfectamente lo que es, ha sido y debería ser el personaje, fuera la serie televisiva “Batman: The Animated Series” (1992-95), escrita por Paul Dini y visualmente modelada por Bruce Timm.

 

Bruce Timm fue el responsable de crear y supervisar buena parte de la línea de superhéroes DC en la televisión durante los noventa y parte de los 2000. Su estilo mestizo de Jack Kirby y Chuck Jones ha ido perdiendo cierta frescura con el paso de los años conforme los cientos de episodios de las diferentes series de animación y comic books que realizó convirtieron su dinámica narrativa y su nerviosa pero elegante línea en marca de la casa. No obstante, no puede discutirse que Timm revitalizó la franquicia de Batman en un momento en el que sus comics se regodeaban en historias violentas y torturadas que dejaban poco espacio para el humor y el humanismo.

 

Argumentalmente, lo que es más interesante de la serie televisiva es no sólo la forma en que supo apoyarse y beber de la historia de Batman, incorporando elementos de toda su larga trayectoria como justiciero desde finales de los años treinta, sino que supiera añadir nuevos iconos a su universo. Tuvo un gran impacto en el personaje e influyó en la visión que del mismo tuvo toda una generación de niños –y no tan niños-. Así que no es de extrañar que sus aportaciones y estilo acabaran filtrándose a las viñetas. Por ejemplo, Renee Montoya, detective de la policía de Gotham, debutó en la serie pero acabaría incorporándose al reparto de secundarios habituales de los comics.

 

Pero la adición más famosa de la serie al canon de Batman fue la villana Harley Quinn, presentada como la novia psicótica y esbirra del Joker en septiembre de 1992 e inmediatamente adoptada por los comics, llegando a ser titular de su propia colección, apareciendo de invitada regular en otras, integrándose en el Escuadrón Suicida y saltando a la gran pantalla. Probablemente, esta enérgica villana vestida de arlequín, fue la mayor contribución de Dini y Timm al mito de Batman.

 

El gran trabajo que Dini y Timm realizaron para los comics de Batman paralelamente a la serie animada, puede disfrutarse en el volumen “Amor Loco y Otras Historias”, una colección de historias que bebe de lo que ambos hicieron en la televisión y que demuestra por qué se convirtieron rápidamente en uno de los equipos creativos más interesantes del panorama superheroico.

 

El número especial “Amor Loco” (febrero 1994, más tarde adaptado como episodio de la serie animada) narra el origen de esta villana y su turbia evolución de Harleen Quinzel, mujer normal, inteligente y competente psiquiatra, a Harley Quinn, compañera sentimental y de fechorías de un asesino loco. Fue a petición propia y con el fin de impulsar su carrera profesional y alimentar su propio ego, asignada como terapeuta del Joker en el Asilo Arkham, un puesto que nadie deseaba. Subyugada por su carisma y manipulada emocionalmente por el genial villano, termina obsesionada con él y empujada a la locura. En su prefacio a esta compilación de comics, Paul Dini la describe como una de esas personas que “aunque afronten una decepción constante, siguen creyendo que la intensidad de su deseo se verá recompensada, al final, por el premio gordo del afecto”. Esta definición condensa perfectamente la historia y motivación de Harley.

 

Harley Quinn era un personaje peculiar, una villana genuina que disfrutaba con lo que hacía. La popularidad que ha alcanzado en los últimos tiempos ha despertado ciertas críticas. Al fin y al cabo, tratar de presentarla como una suerte de heroína pervierte su naturaleza primigenia; además y en aras de hacerla aceptable para el público femenino, se obvia su condición de mujer psicológicamente dependiente de un chiflado y víctima de malos tratos que se siente culpable por no poder escapar de esa relación. Dini y Timm supieron, en “Amor Loco”, darle una profundidad poco corriente en los villanos y mostrar en clave tragicómica su evolución.

 

Y es que, aunque está dibujada con ese estilo caricaturesco propio de Timm que le da a las páginas la estética de un dibujo animado para niños, “Amor Loco” es en el fondo una historia muy turbia que describe la dinámica de una relación tóxica en la que un manipulador masculino abusa de una mujer mentalmente más frágil. Algunos han sugerido incluso que esta exploración psicológica vendría a ser el equivalente para Harley Quinn de lo que “La Broma Asesina” fue para su amante, el Joker.

 

Efectivamente, esta historia contiene una doble y trágicamente oscura broma: no solamente Harley había sido la terapeuta del Joker en el manicomio de Arkham sino que, tal y como se nos repite varias veces, nunca llega a entenderlo de verdad. De haberlo hecho, claro está, habría huida espantada en lugar de seguirlo obsesivamente y someterse a él. Pero es que ni siquiera parece estar en la misma onda de pensamiento, tal y como demuestra preguntando con ingenuidad al Joker por qué en vez de devanarse los sesos con el diseño de una elaborada trampa mortal con la que atrapar a Batman, no se limita a pegarle un tiro. Y cuando prepara por su cuenta y con éxito una de esas trampas pensando que su “amorcito” estará orgulloso de ella, él enloquece –aún más- y, enfurecido por ver herido su orgullo, la tira por una ventana.

 

De hecho, es difícil no sentir cierta lástima cuando Montoya encuentra a Harley, sangrienta y magullada en un sucio callejón tras ser defenestrada. Como muchas mujeres maltratadas y atrapadas en una relación tóxica con un hombre abusador, Harley se culpa a sí misma incluso en ese trágico momento: “Culpa Mía…No he pillado… el chiste”. Aunque es sólo una viñeta y ni siquiera de gran tamaño, es un momento intenso que puede ser digerido gracias al estilo ligero de Bruce Timm. El Joker la maltrata como si fuera un personaje de dibujos animados capaz de soportar cualquier grado de violencia física, pero a la postre y tal y como vemos, no es más que una mujer normal.

 

Es famosa aquella afirmación de Frank Miller en la que declaraba que “Amor Loco” era la mejor historia de Batman de su época, y posiblemente esté en lo correcto. De hecho, a pesar de que su tono, ritmo narrativo y estilo gráfico son muy diferentes al del icónico “El Regreso del Caballero Oscuro” (1986), Dini y Timm sí comparten la forma de retratar las diferentes psicopatías de los enemigos de Batman. En muchos aspectos, Harley Quinn podría ser el heredero espiritual de aquellos expertos que aparecían en la famosa miniserie de Miller asegurando que los estrafalarios villanos de Gotham eran sólo víctimas de la obsesión de Batman por la rectitud. De hecho, la propia Quinn está retratada en su origen como el equivalente de aquellos arrogantes psiquiatras decididos a liberar a los supuestamente reformados internos de Arkham, como el Joker o Dos Caras.

 

Aunque la forma en que en otras ocasiones Dini aborda la historia y trasfondo del Joker me parece algo problemática, “Amor Loco” sí ofrece un excelente trabajo de deconstrucción de esa molesta tendencia a presentar a los villanos de Batman como individuos divertidos y estrafalarios en su aspecto y proceder. Aquí, parece que los especialistas de Arkham se han rendido con el Joker. Sobre el doctor Leland, Harley anota en su diario: “Me dijo que era un animal. Así de sencillo”. Cuando Harley atrapa a Batman, éste trata de mostrarle lo cínicamente que el Joker explota su afecto: “¿Qué te contó Harley? ¿Lo del padre maltratador o lo de la madre alcohólica? Claro que la historia del huérfano fugitivo también conmueve particularmente. Con esa se ha ganado muchas simpatías”. Sorprende que un comic tan psicológica y emocionalmente complejo esté narrado de una forma tan ligera y sintética y, al mismo tiempo, repleta de detalles. Dini y Timm le dan a Harley una profundidad que no se había visto en la serie de animación.

 

Es un acierto que este volumen recopilatorio incluya también la colaboración de Dini y Timm para el “Batman Adventures Annual 1” (noviembre 94), porque complementa muy bien la historia anterior al analizar en una serie de episodios cortos (dibujados, además de Timm, por Mike Parobek, Dan DeCarlo, Klaus Janson y John Byrne) cómo y por qué los villanos de Batman tienden a caer víctimas de sus respectivas psicopatías una y otra vez. Tras mucho tiempo trabajando en él, ambos autores comprenden bien cómo funciona el universo de Batman. Harley comete una y otra vez las mismas equivocaciones aun cuando experimenta una epifanía y se le abre una oportunidad para redimirse. Repudiada momentáneamente por el Joker, tiene un momento de lucidez y comprende lo tóxica que es su relación: “¿En qué momento se convirtió mi vida en una locura? ¿Cómo pasó? ¿De quién fue la culpa?” Y, como les sucede a la mayoría de los adversarios de Batman, proyecta sus propios errores sobre el héroe: “¡Pues de Batman! ¡Siempre ha sido Batman! Siempre ha estado ahí para arruinarme la vida y cortarme el rollo! Se ha interpuesto entre mi pastelito y yo desde el principio”.

 

Dini y Timm parodian esta autojustificación de forma hiperbólica pero muy eficaz en ese flashback en el que, cuando el Joker escapa de Arkham y Harley aún es su doctora, piensa: “El pobre huyó solo, asustado. ¡Qué preocupada estuve!”. Lo que hace el momento brutal e hilarante a la vez es que esas palabras vienen acompañadas de una viñeta en la que se la ve sosteniendo un periódico con el titular: “El Joker aún anda suelto. Aumenta el número de víctimas”. Es un instante maravilloso que ilustra a la perfección lo ciega que es su obsesión.

 

Eso es lo que mejor funciona en “Amor Loco” y también en el Anual nº 1 de “Batman Adventures”. Mientras que las extrañamente emotivas historias que lo componen muestran cierta simpatía por los villanos que las protagonizan (El Ventrílocuo, Harley Quinn, El Espantapájaros, Catwoman y el Joker), Dini nunca se sirve de ese cariño para excusar su violencia y crímenes. Lo que hace tan atractiva a la galería de adversarios de Batman es que muchos de ellos son profundamente trágicos, pero los autores aciertan aquí al separar nítidamente la figura del héroe y el villano.

 

Es necesario mencionar también el enfoque que Dini y Timm dan a Batman. Como es de esperar se le presenta como una figura oscura y con un punto siniestro, pero lo interesante es que –tanto en la serie de televisión como en su traslación al comic- no pierde su capacidad para despertar cierta simpatía en el lector. Sí, es implacable y eficiente, pero también compasivo con un punto de humor socarrón e incluso ramalazos de optimismo. En un momento determinado de ese Anual, Alfred observa: “Al parecer, ninguno de sus coloristas adversarios ha sido capaz de ir por el buen camino durante mucho tiempo”. A lo que Batman responde: “Pero a algunos les ha faltado poco”. Puede ser duro con sus adversarios cuando cometen tropelías, pero también desea que se reformen y está dispuesto a ayudarles si considera que pueden conseguirlo.

 

Incluso después de todo lo que ha hecho Harley, Batman le da el beneficio de la duda cuando recibe un mensaje suyo pidiendo auxilio: “Si este mensaje llega a Batman, espero que no sea tarde para que me ayudes”. Y cuando se encuentra con ella y aparece el Joker disparando una ametralladora, la protege del fuego con su propio cuerpo. El Batman de Dini y Timm es capaz de confiar, a diferencia de las versiones mucho más cínicas y casi paranoides que se hicieron tan populares en los comics de los noventa. Esa visión más humana del personaje es probablemente lo que hizo de la serie animada algo tan querido y lo que ha permitido a estos comics envejecer tan bien.

 

Llama la atención el Anual nº 2 de “Batman Adventures” (junio 1995), en el que aparecen dos demonios, uno real, Etrigan, y otro figurado, Ra´s Al Ghul. El dibujo recae principalmente en el animador Glen Murakami, que aporta los lápices y la narrativa, limitándose Bruce Timm a entintar con gruesas pinceladas homenajeando aquí y allá los estilos tanto de Harvey Kurtzman como de Jack Kirby (después de todo, fue él quien creó a Etrigan en los setenta), con esas dramáticas manchas y la extraña mujer con la que delira Batman, vestida con los característicos bikinis que solía dibujar el Rey. Este enfrentamiento entre Batman y Ra´s por la adquisición de un objeto de gran poder místico y con Etrigan metido de por medio, no destaca tanto por su guion como por su dibujo, cuyas 48 páginas fueron realizadas en menos de tres semanas.  

 

“Amor Loco y Otras Historias” se completa con otro puñado de relatos igualmente entretenidos y bien dibujados, si bien no tienen la misma brillantez o agudeza que las antedichas. La bastante convencional “Crucero a la Pesadilla” enfrenta por enésima vez a Batman con Hiedra Venenosa. En “El Alegre San Nicolás” (incluido en el “Batman Adventures Holiday Special”, enero 95), Batgirl y los detectives Bullock y Montoya deben averiguar quién está detrás de una ola de robos en grandes almacenes; y “Tal para Cual”, otra historia de relaciones tóxicas y no muy alejada en calidad de “Amor Loco”, es una excelente tragedia noir en la que Batman sólo aparece en una viñeta y que narra el fallido intento de reinserción de Harvey Dent “Dos Caras”, arrastrado de nuevo al infierno de la locura por una mujer fatal.

 

El característico estilo de Bruce Timm mezcla el humor, la acción y la oscuridad con pasmosa facilidad. Su línea dinámica y redondeada, inspirada por los clásicos, pero con un aire muy moderno y fresco, parece sencilla de hacer pero ninguno de sus imitadores consigue igualarlo. Como tampoco el erotismo que desprenden sus personajes femeninos, en el límite de lo que uno podría esperar de una estética que recuerda al dibujo animado infantil. No es un secreto que a Timm le gusta dibujar chicas atractivas, pero éstas no son meros objetos decorativos en las historias sino personajes interesantes en sí mismos. De hecho, las féminas son mayoría en este volumen, empezando por el trío principal de villanas (Harley Quinn, Hiedra Venenosa y Catwoman) y terminando por las chicas buenas (Batgirl, Roxy Rocket y Renee Montoya). Con la excepción del relato del Joker dibujado por John Byrne, incluso las historias centradas en personajes masculinos incluyen damas como piezas importantes: la de Ra´s Al Ghul y Etrigan termina con Batman lamentándose de haber abusado de la confianza de Talia; y en la de Dos Caras, el drama se construye alrededor de dos gemelas.

 

 “Amor Loco y Otras Historias” es, en resumen, un muy recomendable volumen que reúne lo más destacado de dos de los mejores autores que han trabajado para el universo de Batman y que definieron al personaje para toda una generación de nuevos aficionados. No hay que dejarse engañar por su dibujo cartoon. Aquí no hay material infantil –aunque los niños lo puedan entender y disfrutar sin problemas-. Las historias firmadas por el dúo tienen un encanto y elegancia a los que cualquier aficionado al buen comic le resultará difícil resistirse. Su fusión de clasicismo y modernidad demuestra que los comics de superhéroes pueden ser divertidos, inteligentes y muy capaces de distinguir el cinismo de la complejidad psicológica.

 

 

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