Admitámoslo: ¿A quién no le encantan los dinosaurios? Esas criaturas que una vez dominaron la Tierra han sido fuente de fascinación para generaciones enteras desde que fueran descritos por primera vez a comienzos del siglo XIX. Medio siglo después, escritores como Julio Verne, Arthur Conan Doyle o Edgar Rice Burroughs ya los estaban resucitando en sus obras de ficción para emplazarlos en lugares recónditos en los que ser “descubiertos” por intrépidos exploradores de Reinos Perdidos. Desde entonces, nunca han dejado de estar presentes en la cultura popular. La gente sigue contemplando sus esqueletos con admiración en los museos de Historia Natural al tiempo que disfrutan de su imponente presencia en libros, películas, documentales y comics.
Mark Schultz fue uno de tantos niños que se sintieron inspirados por los dinosaurios. Su visita,

Luego vendrían las reposiciones televisivas de las películas de Tarzán y “King Kong”, clásicos de la aventura fantástica; o las peripecias africanas narradas en “¡Hatari!” (1962) de Howard Hawks, film del que extraería gran parte de su inspiración para lo que años después seconvertiría en “Xenozoic Tales”.
Todas aquellas influencias infantiles volvieron a él cuando compaginaba trabajos como guardia de seguridad y artista y diseñador gráfico publicitario. No le gustaban ninguno de los dos empleos y durante tres años acarició la idea de convertirse en un autor de comic books, mezclando todas esas influencias con su preocupación por la relación entre el hombre y su entorno natural para crear una historia cuya lectura él mismo pudiera

Así que estudió la técnica del relato gráfico corto a través de maestros como Will Eisner o Harvey Kurtzman, realizó páginas e ilustraciones de muestra y las mandó a varias editoriales. Kitchen Sink fue la que le contestó expresando su interés por la serie. Fue entonces cuando “Xenozoic Tales” cobró vida.
En años venideros, Schultz acumuló una larga carrera como guionista y artista, recibiendo por

Según la cronología de la serie, en 1996, una serie de transformaciones geológicas de amplitud cataclísmica cambiaron la superficie del planeta. La situación alcanzó tal punto de deterioro que para 2020, la mayor parte de la vida terrestre se había extinguido. Grupos de humanos dispersos y poco numerosos se refugiaron en bunkers subterráneos en un desesperado intento por sobrevivir. Quinientos años más tarde, regresan a la superficie y, para su sorpresa, no encuentran un páramo desolado sino un exuberante ecosistema en el que todas

La humanidad, dividida en grupos aislados, ha pasado a ocupar los restos de la civilización que levantaron sus ancestros. Una de esas nuevas tribus se ha instalado en Ciudad del Mar, lo que queda de la antigua Manhattan, cuyos rascacielos emergen de un océano que hace siglos engulló el territorio. En una isla cercana vive el autonombrado guardián de Ciudad del Mar, Jack Tenrec, que divide su tiempo entre rescatar y reparar antiguos automóviles en su enorme garaje (aunque ya no se refina petróleo, ha diseñado un modo de convertir el estiércol de dinosaurio en combustible), colaborar a regañadientes con el consejo que gobierna la ciudad, proteger a los colonos mineros o granjeros del interior y perseguir a los cazadores furtivos.
Porque Jack (inspirado parcialmente en el personaje interpretado por John Wayne en

La mayoría de aquellos que siguen a Jack Tenrec puede que no aprecien su celo, pero sí entienden su mensaje y no olvidan que la raza humana todavía tiene que demostrar si será capaz de sobrevivir en el nuevo escenario: la supervivencia y cualquier futuro progreso dependen de la conservación del equilibrio natural. Hay otros, en cambio, que anteponen sus ambiciones personales a la cautela y tratan de socavar la credibilidad e influencia de Tenrec.
Las cosas se complican cuando a la ciudad llega una hermosa mujer, Hannah Dundee, en calidad de embajadora de otra poderosa tribu, los Wassoon. El peligroso entorno del mundo Xenozoico impide las comunicaciones fluidas entre los diferentes grupos humanos y, aunque es bien

“Xenozoic Tales” combinó de forma tan inusual como atractiva las dos fascinaciones infantiles de Schultz: los dinosaurios y los automóviles clásicos de los cincuenta y sesenta, que en la serie simbolizan la belleza, la perfección y el poder de, respectivamente, el mundo natural y el tecnológico.
Es una historia en la que prima la Aventura, sí, pero en la que no se descuida la evolución de los personajes principales. Jack se retrata al principio como un tipo duro y algo testarudo, un varonil héroe de acción de mandíbula cuadrada al estilo de los que ofrecían a cientos las antiguas revistas pulp de los años veinte y treinta. Sin embargo, a medida que avanza la serie, su tosca fachada comienza a ganar matices. Descubrimos, por ejemplo, que pertenece a una fraternidad de tecnochamanes cuyo

La relación entre ambos protagonistas es particularmente interesante. La tensión sexual es palpable –aunque no se muestra de forma explícita hasta el final- pero los dos son, sobre todo, camaradas de aventuras y buscadores de conocimiento. Jack sabe que la verdadera misión de Hannah como embajadora de los Wassoon ante Ciudad del Mar incluye algo más que la simple diplomacia, pero prefiere ignorarlo por el momento y esperar a que ella se lo confiese. Al fin y al cabo, él mismo esconde secretos acerca de una fuerza misteriosa que se halla tras la nueva ecología de la Tierra y que Hannah ansía conocer. Ambos se salvarán la vida el uno al otro en más de una ocasión, puesto que Jack es el cazador

Imbricado en el argumento como un elemento más, Schultz ofrece un mensaje acerca de la Tierra y su relación simbiótica con todos sus sistemas biológicos. El autor, sin embargo, consigue transmitir su interés ecologista sin caer en el sermón ni, por tanto, distraer al lector de lo que realmente importa: la Aventura en un marco de Ciencia Ficción.
El mundo postapocalíptico – neojurásico de “Xenozoic” vio la luz por primera vez en diciembre de 1986, como historieta de 12 páginas incluida en el número 8 de “Death Rattle”, una antología de ciencia ficción, fantasía y terror editada en blanco y negro por Kitchen Sink Press. La acogida fue tan calurosa que dos meses después, en febrero de 1987, aparecía el primer número de “Xenozoic Tales”, la serie regular (aunque el editor, Dennis Kitchen, estaba tan

En cualquier caso, la disponibilidad de mayor tiempo para la elaboración de cada episodio se tradujo, a la postre, en una espectacular progresión ascendente y el crecimiento del autor en todas sus facetas: guionista, narrador y dibujante. Lo que comienza siendo una sucesión de historias anecdóticas y sencillas con final “sorpresa” muy en la línea de los viejos comics de CF de la EC en los años cincuenta, va complicándose a medida que se introducen nuevos elementos que hilan unos episodios con los siguientes y la estructura de relato corto se sustituye por una

Por su parte, el apartado gráfico, realizado en blanco y negro, es otra de las numerosas demostraciones de lo sobrevalorado que puede llegar a estar el color. En el transcurso de los catorce números de la serie, Schultz experimenta una transformación extraordinaria que va desde su estilo sencillo pero prometedor de los comienzos hasta el arte de exquisita elegancia y atención por el detalle de los últimos episodios, pero siempre inspirándose en los grandes maestros de la escuela clásica del cómic y la ilustración.
Así, sus primeras historias exhiben un grafismo claramente deudor de los viejos maestros de la EC comics, como Wally Wood o Jack Kamen: figuras contundentes y carnales y un sombreado construido a base de combinar masas de negro

Mención especial merecen, por supuesto, sus dinosaurios, que como todo lo demás en este comic, completan su propia evolución gráfica y conceptual, de los tópicos lagartos cabezones de fauces babeantes del principio a criaturas más estilizadas y anatómicamente acordes con la ciencia paleontológica actual, sin que en la transición se pierda

Tras una magnífica progresión y el aprecio generalizado de público y crítica, la serie llegó a una inesperada conclusión en octubre de 1996 con su número 14, dejando la historia totalmente inconclusa. El primer tomo recopilatorio, que incluía la historia introductoria y los números 1-4, fue editado en 1989 bajo el título de “Cadillacs y Dinosaurios” y disfrutó de varias reimpresiones a lo largo de los años. Entre 1991 y 1992, el sello Epic de Marvel Comics reeditó varias historias de “Xenozoic Tales” en una miniserie de seis números, de nuevo recurriendo al título “Cadillacs y Dinosaurios” y aplicando el color a las planchas originales en blanco y negro.
Por entonces, la serie pareció encontrarse en todas partes menos en su primer hogar editorial,

Aunque hay pocas perspectivas de que lleguemos a conocer el final de “Xenozoic” ello no debe desanimar a cualquier lector exigente de comics, porque, aún inconclusa, la obra de Mark Schultz es quizá el mejor comic de dinosaurios que se haya publicado y uno de los más destacados representantes del género de aventuras en un entorno de CF.
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