Richard Corben, ya lo hemos repetido varias veces en este blog, es uno de los artistas de comic más importantes de la historia del medio: animador, ilustrador, editor y caricaturista además de autor de historietas, Corben emergió con voz propia de la tumultuosa corriente de comics contraculturales de los sesenta y setenta del pasado siglo para convertirse en una figura relevante de estilo, talento y visión únicos. Su técnica de coloreado, su estilización anatómica a mitad de camino entre lo hiperrealista y lo caricaturesco, así como sus personales aproximaciones al terror, la fantasía y la ciencia ficción, en las que mezclaba lo siniestro con lo cómico, han sido subrayadas una y otra vez por los críticos y aficionados.
Hasta hace relativamente poco, Corben se mantuvo alejado de los comics mainstream. Nunca llegó a “venderse” del todo a las grandes compañías como Marvel y DC; más bien fueron éstas las que maduraron lo suficiente como para acomodar a un artista como él.
Nacido en Anderson, Missouri, en 1940, se graduó en Bellas Artes en 1965 y empezó a trabajar


En 1975, Corben fue atraído por el torbellino generado por la revista francesa “Métal Hurlant”, editada por Los Humanoides Asociados, colectivo formado por los dibujantes Philippe Druillet y Jean Giraud (alias Moebius), el guionista Jean-Pierre Dionnet y Bernard Farkas. Los comics que podían encontrarse en sus páginas eran atrevidos estética y conceptualmente, con grandes dosis de violencia y erotismo y con especial interés en la fantasía y la ciencia ficción. La versión americana, “Heavy Metal”, apareció en la primavera de 1977 y sus editores, Sean Kelly y Valerie

Su contenido incluía las traducciones de las mejores series e historietas de la contrapartida francesa, añadiendo a la mezcla textos firmados por importantes escritores de ciencia ficción y fantasía (Terry Brooks en el primer número, más tarde James Tiptree Jr, Theodore Sturgeon e incluso –y este no cuenta como escritor- Steven Spielberg novelizando “Encuentros en la Tercera Fase”) así como comics de notables artistas americanos como Vaughn Bode y Richard Corben, cuyo nombre se convirtió inmediatamente en uno de los grandes pilares de la revista. Su estilo había evolucionado mucho desde sus inicios underground y

Su peculiar héroe nudista “Den” apareció serializado en “Heavy Metal” desde 1977 a 1978 en una aventura que mezclaba la ciencia ficción con la espada y brujería en claro homenaje a la literatura pulp de Edgar Rice Burroughs, Robert E.Howard o H.P.Lovecraft. El siguiente trabajo de Corben que se publicó en la revista fue la todavía más espectacular: “New Tales of Arabian Nights” que, serializada entre los números 15 a 28 (junio de 1978 a agosto de 1979) desvelaba el último viaje y destino de un héroe legendario. Simbad.
Esta fábula se abre con la conocida historia del rey que, amargado y receloso de las mujeres, disfrutaba cada noche de los favores de una diferente antes de ejecutarla por la mañana. Cuando llegó el turno de la ingeniosa Sherezade, ésta decidió deleitarle con una narración que llegaba a su clímax justo al amanecer, de tal manera que el ya interesado monarca la dejaba con vida para que a la siguiente noche le revelara el desenlace…solo para encadenar éste con otro cuento que quedaba inacabado… un ciclo que se repitió mil y una noches, al término de las cuales, el rey había

“El Último Viaje de Simbad” comienza cuando el mercader Badr al-Bakkar se percata de que un humilde sabio sufí es en realidad el legendario marino y aventurero y le ruega que le cuente cómo un mítico guerrero acabó convertido en un sacerdote penitente. Cuando el envejecido Simbad empieza a narrar su Octavo Viaje, se desarrolla ante nuestros ojos una saga repleta de tragedia y maravilla a partes iguales.

En su búsqueda recibe la ayuda de la enigmática Akisa, que afirma ser la esposa del djinn a la que supuestamente había matado. Todo parece haber sido, pues, un truco para engañar a Simbad con algún propósito oculto. Akisa quiere divorciarse de su cruel marido y le ofrece al aventurero guiarlo hasta el reino mágico de Zu´l Janahayn, el Rey de los Demonios, quien puede otorgarle cualquier deseo que pida. Todo lo que deben hacer es encontrar su ciudad flotante, Ketra… Lo que sigue es una peripecia repleta de terror, acción, violencia y engaños que casi acaba con la perseverancia y recursos del héroe antes de que, finalmente, encuentre la sabiduría y la paz.
Jan Strnad, colaborador habitual de Corben, cuenta la historia, o mejor dicho historias, de este álbum de una forma que reproduce el tipo de narración empotrada propio de “Las Mil y Una Noches”: un personaje cuenta una historia a otro sobre un tercero que, a su vez, acaba recordando una aventura de su pasado. El lector va pasando a niveles progresivamente más profundos de la

Igualmente interesante es la forma en que, con toques de un humor negro, se aborda la desmitificación de la figura heroica. Lejos de la exuberancia aventurera propia de las leyendas tradicionales, Simbad comienza siendo un hombre cansado y de comportamiento poco edificante –lo que, después de todo, no se diferencia tanto del tipo de personajes que se pueden encontrar en los relatos árabes originales, no en las adaptaciones infantiles de los mismos- que ha decidido, harto ya de la aventura, retirarse al mundo de la religión. El relato que él mismo refiere a su interlocutor explica el efecto que sobre su espíritu tuvieron las atroces experiencias a las que hubo de enfrentarse

Corben despliega en este álbum toda su maestría, lo cual es decir mucho habida cuenta del alto nivel gráfico de casi todos sus trabajos. De nuevo vemos esa mezcla entre caricatura e hiperrealismo que define a sus figuras, estilización de la violencia y, por supuesto, su característico erotismo, aunque en esta ocasión resulta menos tosco que en, por ejemplo, la saga de “Den”. Las mujeres de Corben (y sus protagonistas masculinos) son idealizaciones voluptuosas –muy personales, eso sí- de la belleza física, exactamente lo que el lector espera encontrar en una aventura de fantasía épica para adultos.
Especialmente destacable es la espectacular iluminación que tiene cada página, un cuidadoso estudio de la luz y las sombras que se combinan magistralmente con un vivo colorido digno de los legendarios relatos de las Mil y Una Noches,

“Las Mil y Una Noches” es, en resumen, una derivación interesante y original de los cuentos tradicionales árabes que bien puede ser considerada una de las joyas de la corona de la dilatada y muy distinguida bibliografía de Richard Corben. Recomendada no sólo para seguidores del autor, sino para todo amante del cómic fantástico que, además, sea exigente con el dibujo.
Ojalá se reeditasen esta y otras obras de Corben de su mejor época. Estas cosas hay que tenerlas en papel.
ResponderEliminarEl problema, amigo Antonio, es que el proceso por el que Corben coloreaba sus comics se realizaba en los fotolitos no sobre la página a lápiz y entintada, y ese es un proceso muy laborioso que el pobre hombre, ya con cierta edad, no está dispuesto a repetir. Ese es el problema con sus antiguas obras, que no hay reediciones modernas. El escaneo no es satisfactorio. Basta ver la edición reciente de Planeta de sus comics para la editorial Warren y comparar las páginas de algunas de sus historias, por ejemplo las adaptaciones de relatos de Edgar Allan Poe, con la edición que en su día realizó Toutain. No hay color -nunca mejor dicho-. Un saludo y gracias por su comentario.
ResponderEliminarSiendo su etapa underground de los primeros 70 mi Corben favorito, para mí esta ese es su mejor tebeo largo, más que Bloodstar, Rolwf, La Bestia de Wolfton o cualquier Den. Corben nunca ha tenido buenos guionistas, durante mucho tiempo, me gustaría saber por qué, colaboró con Strnad, que tampoco es especialmente brillante, pero que en esta historia hasta el guión se mantiene bastante bien.
ResponderEliminarSabía que había problemas con sus reediciones pero no sabía cuales. En todo caso lo que quería decir es que es una pena que estas cosas se vayan a perder. Que se editen en B&N si es necesario para evitarlo. Es como el color del Príncipe Valiente, nunca será el original por muchas razones, pero que no se pierdan.
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