7 jun 2025

LOS VENGADORES EN LOS AÑOS 70 (11)



 (Viene de la entrada anterior)

 

Si hay un solo comic que ejemplifique perfectamente el potencial del nuevo formato de 48 páginas que Marvel puso en circulación con gran publicidad en agosto de 1971, ese sería el nº 93 de “Los Vengadores” (noviembre 71), en el que los lectores pudieron disfrutar de una aventura, “Objetivo: la Tierra”, que además de constituir el punto medio de lo que luego se conocería como Guerra Kree-Skrull, fue la primera entrega de la breve pero sobresaliente etapa escrita por Roy Thomas y dibujada por el insuperable equipo formado por Neal Adams y Tom Palmer.

 

Hasta este momento, La Guerra Kree-Skrull había ido tomando una serie de desvíos que impedían mantener un foco claro sobre la historia de fondo. Pero entonces, Thomas invitó a bordo a quien desde 1969 había venido siendo su colaborador creativo en la colección de los “X-Men”, Neal Adams, y que venía de una breve etapa de cuatro números dibujando el serial de los Inhumanos en “Amazing Adventures”. Cuando Adams había empezado a trabajar para Marvel, Stan Lee le prometió que podría hacer “Los Vengadores” y quizá esa invitación de Thomas obedeció, después de todo, a las órdenes de su jefe. Eso sí, cuando Thomas delegó en Gerry Conway los diálogos de “Los Inhumanos” a partir de su segundo número, Adams no se sintió cómodo con el cambio y sólo accedió a entrar en “Los Vengadores” si Thomas se encargaba de los textos, una exigencia que vio satisfecha, aunque la experiencia terminaría siendo agridulce para ambos tal y como veremos.  

 

Thomas y Adams llevaron la colección a su máximo potencial, ofreciendo una espectacular épica de acción y ciencia ficción que abarcó desde el interior del cuerpo de un androide a toda una galaxia. Para cuando la Guerra Kree-Skrull llegó a su conclusión en el nº 97 (marzo 1972), Thomas había visto cumplida su visión de un Universo Marvel épico al incluir no solo a los Vengadores y las dos razas alienígenas en pugna, sino también a los Cuatro Fantásticos, los Inhumanos y Rick Jones, quien, a su vez y como veremos, evocaría psíquicamente manifestaciones de héroes de la Segunda Guerra Mundial, como Sub-Mariner y la versión de la Edad de Oro de la Antorcha Humana.

 

Y si alguna saga superheroica también ejemplifica bien las fricciones que pueden llegar a surgir entre dos talentos creativos y el conflicto acerca de a quien atribuir los méritos de su colaboración, es también esta.

 

Aquí empezó a sonar ya una melodía a la que los admiradores de Neal Adams tendrían que acostumbrarse con el paso de los años y que acompañaría a multitud de historias y proyectos inconclusos debido a una mezcla tóxica entre un estilo artístico meticulosamente elaborado y laborioso, y una vena egocéntrica que parecía impedirle ver las cosas desde una perspectiva editorial. Así, su etapa en “Los Vengadores”, por maravillosa que fuera, se vería interrumpida por un número de relleno y su dramático capítulo final acabaría siendo dibujado por un más fiable y sumiso John Buscema.

 

Por otro lado, quizá lo que ocurrió fue, simplemente, que Adams empezó con mal pie, porque su primer número de “Los Vengadores”, como he dicho, fue otro de esos efímeros cómics de Marvel de 25 centavos, en el que tuvo que dibujar 34 páginas. Sin presiones añadidas, Adams ya solía tener dificultades para cumplir con los plazos mensuales, pero un encargo inaugural como este probablemente lo sometió a una tensión extra desde el principio. Thomas, consciente de la tendencia de Adams a aceptar trabajos que le iban a costar mucho en términos de tiempo y esfuerzo –con los consiguientes nerviosismo e inseguridad respecto a su entrega a tiempo para poder enviar las planchas a imprenta-, intentó mantenerse al margen tanto como le fue posible, dejándole incluso empezar su andadura, como veremos, con una digresión de 17 páginas respecto a la trama principal.

 

Han pasado más de cinco décadas desde que se publicó por primera vez esta corta pero seminal obra y en ese tiempo Roy Thomas y Neal Adams han dado sus respectivos e incompatibles puntos de vista al respecto en diversas entrevistas, artículos, prólogos y epílogos. Esta controversia no sólo no fue apagándose con el tiempo, sino que fue adquiriendo mayores dosis de resentimiento a raíz del éxito del Universo Marvel Cinematográfico y los potenciales royalties y reconocimientos que se derivaban del mismo. A finales de 2018 (Adams falleció en 2022), en vísperas del estreno en 2019 de la película “Capitana Marvel” de Marvel Studios (que incorporó varios elementos de la trama Kree-Skrull en su trama), ambos autores intercambiaron comentarios y publicaciones en la web BleedingCool.

 

Personalmente y a la vista de la trayectoria anterior y posterior de ambos autores, he ido formándome mi opinión personal acerca de sus respectivas reclamaciones, pero no tengo reparos en reconocer que no se más que cualquier otro aficionado sobre lo que realmente sucedió entre los dos autores hace más de medio siglo. Por eso y por el respeto y afecto que guardo tanto hacia Thomas como Adams, he preferido seguir en mi comentario de este y los siguientes capítulos una serie de directrices.

 

Ambos creadores coincidieron en que Adams contribuyó sustancialmente a la trama de estos números. Por lo tanto, atribuiré la autoría de la mayoría de los elementos de la historia a "Thomas y Adams" conjuntamente, salvo en los casos en que los dos hayan reconocido que tal o cual cosa fue aportación exclusiva de uno de ellos. En general, intentaré no entrar en detalles de sus desacuerdos excepto cuando sea necesario para abordar algunas cuestiones importantes tras bambalinas (por ejemplo, ¿por qué John Buscema dibujó el último número de la saga en lugar de Adams?).

 

Y sin más prefacio, empecemos con la historia que Adams quiso titular “Three Cows Shot Me Down!” (“Tres Vacas Me Derribaron”).

 

El título definitivo que tendría este número, “This Beach-Head Earth”, deriva de una novela de ciencia ficción, como sería el caso de cada uno de los siguientes episodios de la saga. En concreto, la obra era “This Island Earth”, escrita por Raymond F.Jones en 1952 y llevada a la pantalla en 1953 con el mismo título (en español, esa película la conocemos como “Regreso a la Tierra”). Y era una referencia bien escogida dado que aquel libro narraba la historia de una guerra galáctica entre dos especies alienígenas para las que la Tierra no era más que un peón estratégico, básicamente el mismo escenario de la Guerra Kree-Skrull.

 

En este punto, quienes hubieran leído el número anterior, el 92, podrían sentirse algo despistados porque al final de esa entrega, el Capitán América, Iron Man y Thor disolvían los Vengadores para siempre y expulsaban a los miembros entonces en activo acusándolos de haber colaborado con los Kree a través de su alianza con el Capitán Marvel y manchado con deshonor el nombre del grupo. Así que, cuando la Visión irrumpe en la Mansión y les suplica ayuda antes de caer inconsciente, cabe preguntarse qué ha ocurrido fuera de escena y qué hacen los tres Vengadores principales en ese edificio cuando, aparentemente, el grupo había dejado de existir. Los creadores contestarían estas preguntas, aunque para ello harían esperar a los lectores unas quince páginas. Dudo que muchos lectores se hayan molestado demasiado por ello dado que esas quince planchas incluyen algunos de los mejores dibujos de la carrera de Neal Adams (entintados y coloreados por Tom Palmer) y que siguen siendo icónicas en la historia no sólo de “Los Vengadores” sino de la propia Marvel.

 

Mientras se preguntan cómo proceder con su camarada androide, aparece Hank Pym en su identidad de Hombre Hormiga, que les recuerda cómo su propia creación, Ultrón, se hizo evolucionar a sí mismo a una forma humanoide y luego creó su propia descendencia artificial: la Visión (una historia narrada en el nº 58, noviembre 68). En ausencia de Ultrón: “Como no hay nadie que quiera ir cortando para ver cómo funciona…admito que soy vuestro único recurso”. Y mientras Thor e Iron Man colocan el rígido e inerte cuerpo del androide en una mesa de laboratorio, Pym añade: “Conozcamos pronto la respuesta Vengadores…Y de su propia boca”.

 

La idea de recuperar al Hombre Hormiga y enviarlo a un viaje por el interior del cuerpo de la Visión para encontrar la forma de reactivarlo fue de Neal Adams. Probablemente Thomas tuvo sus reparos, ya que él mismo lo había hecho renunciar definitivamente al grupo (en su identidad de Chaqueta Amarilla) tan sólo dos números antes. Es más, todo este desvío nada tenía que ver con el drama principal en marcha, la Guerra Kree-Skrull, pero dado que la idea sonaba divertida y ahora contaban con más paginación que llenar, dio su visto bueno. El propio Adams recordaría para una entrevista de 1998 en “Comic Book Artist”: “...Pensé: bueno, empecemos desde cero —empezamos increíblemente pequeños, dentro del cuerpo de Visión— y crezcamos a partir de ahí. Qué bonito, bajar hasta el fondo y empezar a expandirnos cada vez más hacia el universo”.

 

El título de este segmento, “Viaje al Centro del Androide” deriva, obviamente, de la famosa novela de Julio Verne escrita en 1864, aunque la aventura propiamente dicha esté inspirada sin duda en la película “Viaje Alucinante” (1966), un film que, a decir de Adams, no había visto todavía cuando dibujó estas páginas aunque sí sabía de qué trataba. Los paralelismos con gérmenes y microbios que traza el Hombre Hormiga durante su travesía están en perfecta sintonía con el argumento de ese film dirigido por Richard Fleischer, en el que un submarino y su tripulación eran miniaturizados a tamaño microscópico y luego inyectados en un cuerpo humano que había que salvar. Cabe destacar, sin embargo, que nada en el dibujo ni en el guion del comic apunta a que Hank y su grupo de hormigas se encojan más allá del tamaño de una hormiga, lo cual queda muy lejos del territorio microbiano. Por lo tanto, podríamos deducir que Adams y Thomas optan por desentenderse de la escala. O, si lo preferimos, podemos imaginar que Hank sí se encoge a sí mismo y a su "brigada de hormigas" hasta alcanzar un tamaño microscópico real, solo que ocurre fuera de viñeta. O quizá, siendo un androide, el interior del cuerpo de la Visión es muy diferente del nuestro y sus defensas reaccionan a las hormigas (y a los humanos de ese tamaño) como si fueran gérmenes. Le toca al lector decidir.

 

Dudo que ningún otro guionista de cómics contemporáneo incluyera tantas referencias culturales como Roy Thomas solía hacer en su época (el único de sus comics prácticamente libre de ellas, por razones obvias, era “Conan el Bárbaro”). Y ello puede verse de manera especial en este número de “Los Vengadores”. Quizás, siendo consciente no solo de que Adams había concebido por su cuenta la secuencia dentro de la Visión sino también de que la había dibujado antes siquiera de que él se hubiera sentado ante su máquina de escribir, Thomas se sintió obligado a aportar algo propio y distintivo en los textos que luego añadiría. Puede resultar un poco excesivo para algunos lectores —algo que reconoció el propio Thomas, en su introducción de 2010 al décimo volumen de “Marvel Masterworks: The Avengers”-, pero nunca ha sido algo que personalmente me haya molestado. Tras encajar alusiones a la CF clásica, el rock contemporáneo (sus hormigas se llaman Crosby, Stills y Nash) y a “Viaje Alucionante”, en la página diez menciona la película “Metrópolis”, Superman y el club oficial de aficionados a E.C. Comics, la editorial de los años 50. Y en la trece cita una famosa frase de “Lo Que el Viento se Llevó” (1939) y nombra a Al Feldstein, editor de EC Comics en los años 50.

 

Desde su primera aparición, a la Visión se le definió como un “sintozoide”, un término que sugería que, anatómicamente, era muy parecido a un ser humano ordinario, tanto exterior como interiormente, con huesos y órganos artificiales, pero imitando los humanos. Dado que se nos había dicho que Ultrón supuestamente había construido a Visión a partir de un prototipo de sintozoide diseñado por Hank Pym, podríamos razonablemente esperar que éste, al entrar en el cuerpo de su creación, fuera perfectamente capaz de reconocer sus componentes. Pero no es así y Roy Thomas no hace referencia alguna a la conexión entre el científico y su creación. Resulta obvio que Neal Adams tenía una idea diferente de la de su colega y que Thomas, consciente del talento de su socio y de que le había dado carta blanca en este pasaje, decidió no intervenir para forzar que su concepto original se mantuviera incólume.

 

El primer obstáculo que debe salvar el Hombre Hormiga es un montón de tentáculos protectores en la garganta de Visión, destinados a interceptar a los intrusos. Arrastran a una hormiga hasta el alcance de una serie de rociadores letales antes de que Pym recurra a su fuerza humana para liberarse a sí mismo y al resto de los insectos que le acompañan, enviándolas luego fuera de peligro y continuando él solo impulsándose con una mochila propulsora. Las defensas activas indican que el cuerpo de Visión sigue funcionando, así que el problema debe encontrarse en su cerebro. Hacía allí se encamina el diminuto héroe, pero cae por un tubo que transporta pulsos de energía -el equivalente de Visión a los impulsos nerviosos- y termina en el pecho.

 

Mientras intenta averiguar cómo proceder, una de las burbujas de energía internas de Visión torna temporalmente intangible una de las manos del Hombre Hormiga. Luego, es atacado por pequeñas placas de metal equivalentes a anticuerpos. Para escapar de ellas, corre a través de esas burbujas para hacerse intangible, un truco que también le permite atravesar una membrana, llegar a un tubo ascendente y luego al cráneo, donde encuentra una conexión interrumpida que repara. Antes de salir del cuerpo de Visión, sin embargo, el Hombre Hormiga divisa algo extraño, pero antes de que pueda investigarlo es de nuevo agredido por unos anticuerpos, escapando a través de la boca del sintozoide.

 

Ese “misterio dentro de un enigma” que descubre Pym en el interior del cuerpo de la Visión fue otra idea de Neal Adams, a saber, que el sintozoide no había sido fabricado enteramente por Ultrón, sino que el cuerpo básico pertenecía a la Antorcha Humana original de la Edad de Oro. Thomas no rechazó esta idea por completo, pero probablemente tuvo sentimientos encontrados con ella y por eso prefirió dejarla madurar esquivando su desarrollo con la frase “quizá algún día lo descubran los lectores”. Tal y como fueron las cosas, sería su sucesor al frente de los guiones de la colección, Steve Englehart, quien retomaría el concepto y detallaría al completo el “origen secreto” de Visión entre los números 133 y 135 (marzo-mayo 75).

 

Resulta chocante que, justo cuando Pym emerge del cuerpo del sintozoide, el Capitán América despierte de una siestecita disfrutada mientras su compañero luchaba por salvar su propia vida y la de la Visión. Y otra vez, Thomas insiste en retirar a Pym de los Vengadores. Cuando le preguntan si de verdad ha dejado el grupo, él responde: “Digámoslo de otro modo…En caso de una trifulca, nunca pasé de la categoría de peso mosca y he venido aquí dejando a un lado investigaciones vitales para la raza humana. Si necesitas recuperar una moneda que se os haya caído de una alcantarilla, silbad ante el hormiguero más próximo y vendré corriendo”.

 

Es como poco irresponsable por parte del Hombre Hormiga marcharse en mitad de la crisis, especialmente sin quedarse a comprobar si Visión está verdaderamente recuperado. En esta ocasión, su ausencia se prolongará más que la anterior: siete números en lugar de dos (dejando aparte una aparición en una historia de complemento de “Iron Man” nº 44, enero 72). Tampoco es que sea un periodo muy prolongado, pero, en defensa de Thomas, podría argüirse que, cuando escribió esto, probablemente no tenía todavía en mente reunir a todos y cada uno de los personajes que alguna vez fueron Vengadores para celebrar por todo lo alto el número 100 de la colección. Después de una breve estadía con los Defensores, Pym retomaría su estatus de Vengador en activo en el nº 137 (julio 75) ya junto a la Avispa.

 

Curiosamente, aunque la recuperación de la identidad de Ant-Man por parte de Hank para la presente historia parece obedecer exclusivamente al deseo de Adams de dibujar esa versión del personaje, el ex-superhéroe se mantuvo fiel a ella durante un tiempo en lugar de volver directamente a ser Chaqueta Amarilla. Si bien esto probablemente se debió a que ciertos creadores sentían predilección por ese personaje, posteriormente se integraría en su perfil psicológico haciéndole parecer alguien inestable e inseguro, una idea que desarrollaría años después Jim Shooter en otro arco memorable. En cualquier caso, este capítulo demuestra, si es que a esas alturas era necesario, que Neal Adams podía coger personajes de perfil tan bajo como el Hombre Hormiga (o el Ángel en el caso de los X-Men) y hacerlos tan heroicos y carismáticos que cualquiera hubiera podido pensar que merecían sus propias colecciones. “Viaje al Centro del Androide” fue la mejor aventura del Hombre Hormiga jamás narrada. Repleta de increíbles imágenes en las que se mezclaban chorros pulsantes de energía, anticuerpos metálicos voladores y tentáculos gelatinosos, superó en interés y emoción a lo que se suponía era la historia principal del comic, la guerra Kree-Skrull.

 

Nada más marcharse el Hombre Hormiga, Visión despierta y, tras comparar notas con los tres Vengadores que le rodean, concluyen que quienes disolvieron el grupo en el número anterior fueron unos impostores. El sintozoide describe a continuación lo que sucedió una vez él y sus camaradas Goliath, Mercurio y la Bruja Escarlata abandonaron la Mansión. Acudieron a la granja a la que Carol Danvers había llevado al Capitán Marvel para evadir la investigación del gobierno. Goliath entró en la propiedad dejando a sus compañeros en mitad de un incómodo momento, cuando Mercurio se niega a que Visión ayude a su hermana. Como vimos, androide y mutante se habían revelado mutuamente sus sentimientos en el número 91 mientras ambos eran prisioneros de Ronan el Acusador, pero el primero volvió enseguida a encerrarse en sí mismo. En el último episodio, Mercurio se había irritado por la frialdad con la que aquél trataba a su hermana. ¿Por qué entonces esa reacción ahora? ¿Quizá temía que una relación entre Wanda y la Visión podría debilitar el fuerte lazo que hasta entonces había unido a los mellizos?

 

Visión se aleja volando y es alcanzado por tres rayos simultáneos, cayendo al suelo en mitad de tres aparentemente inofensivas vacas. Esta es la razón por la que, como he apuntado antes, Neal Adams quiso titular a esta historia “Tres Vacas Me Derribaron”. Pero cuando Mercurio y la Bruja se aproximan, los animales se transforman en los tres miembros masculinos de Los Cuatro Fantásticos, que los capturan. Teniendo en cuenta el indiscutible talento de Neal Adams y Tom Palmer, tanto individual como conjuntamente, es llamativo lo poco convincente que resulta su interpretación de la Cosa en este episodio. Su estilo muy naturalista, que tan bien había funcionado para otros personajes Marvel diseñados originalmente por Jack Kirby, no consigue reproducir con igual maestría esa piel rocosa compuesta de plaquetas geométricas.

 

Mientras los Cuatro Fantásticos están ocupados capturando a Wanda y Pietro, Visión, aún incapaz de moverse, se vuelve intangible ocultándose bajo tierra y flota luego de regreso a la Mansión de los Vengadores, donde pudo recuperarse gracias a Henry Pym. Aquí finaliza el flashback, manifestando Visión su intención de volver inmediatamente a la granja, iniciativa secundada por el Capitán, Iron Man y Thor. Este último declara: “Esta noche tenemos un error que deshacer y un nombre que vengar”.

 

En la tercera parte, “La Guerra de los Monstruos” (otro guiño de Thomas, esta vez a la novela “La Guerra de los Mundos”, 1898, de H.G.Wells), por fin se manifiestan los Skrulls (salvo por una viñeta en el nº 91, es la primera vez que los vemos en esta Guerra Kree-Skrull iniciada en el nº 89). Tres de ellos han tomado prisioneros al Capitán Marvel y Carol Danvers. Como acabamos de ver, los hermanos mutantes también han caído, pero Goliath sigue libre y se encuentra con Rick Jones (el cual había escapado de la sala del tribunal en el número anterior) justo antes de que los falsos 4F (que, evidentemente, son los skrulls) los neutralicen y le revelen a Jones que son, nada más y nada menos, que tres de los skrulls a los que los Cuatro Fantásticos neutralizaron en el nº 2 de su colección (enero 62), enviados como vanguardia de una invasión a la Tierra e hipnotizados por Richards para transformarse en pacíficas vacas y olvidar quiénes eran realmente. Ahora, un hiperrayo procedente de su mundo les ha restaurado la memoria y se encuentran listos para proseguir su misión original. Será ya en el siguiente episodio cuando se revelará que éstos también impersonaron a los tres Vengadores originales para forzar su disolución.

 

En aquella aventura de los “Cuatro Fantásticos”, los alienígenas eran cuatro y habían utilizado sus poderes metamorfos para hacerse pasar por el cuarteto de los héroes. Ahora, sin embargo, falta uno. El misterioso destino del cuarto skrull será importante para la saga algo más adelante, pero dado que no tiene un impacto real en los acontecimientos presentes, lo comentaré en una futura entrada.

 

En este punto, el Capi, Iron Man, Thor y Visión irrumpen en las instalaciones (pertenecientes a una nave estelar camuflada como una granja) y comienza la batalla. El Capitán Marvel, ansioso por ayudar a sus aliados, se libera a sí mismo y a Carol y luego, consciente de que su pueblo ignora que sus enemigos están en la Tierra y en aras de la lealtad que siente hacia su gente, utiliza la tecnología skrull para transformar el Unirrayo de su muñeca en un proyector de Omnionda con el que comunicarse con su propio mundo y transmitirles esa información: “Los skrulls cederían diez planetas por el secreto de la Omnionda. Saben que es mucho más que un mero instrumento de comunicación. Puede convertirse en el arma más peligrosa del cosmos”.

 


De repente, el Capitán destruye el artefacto. Se ha dado cuenta de que Carol lo ha llamado Mar-Vell, su nombre Kree, y deduce que ella es un skrull (había sido él, ya con el aspecto de Danvers, quien estrelló el helicóptero sobre el tejado de la Mansión en el nº 92). Y así es, se trata nada menos que del Super-Skrull, un viejo enemigo de los Cuatro Fantásticos presentado en el nº 18 (septiembre 63) de su colección y recuperado luego para el 32 (noviembre 64) y el Anual nº 3 (octubre 65). Desde entonces, se había visto las caras con Thor en el número 142 (julio 67) de su propia serie y el Capitán Marvel (nº 2 y 3, junio-julio 68). En cuanto a la auténtica Carol Danvers, que había aparecido en el nº 90 de “Los Vengadores” como jefa de seguridad de Cabo Kennedy, había sido víctima de la explosión de un ingenio kree, el Psico-Magnatrón, en “Capitán Marvel” nº 18 (noviembre 69). Volvería al servicio activo cuando un año después se reinició la colección de Marvel, aunque los efectos de aquel accidente transformarían posteriormente su organismo y la llevarían a adoptar la identidad de Ms.Marvel, protagonizando su propia serie a partir de enero de 1977.

 

En cinco de las siete últimas páginas del número, Adams aportó su toque magistral rompiendo con la narrativa de estilo clásico que hasta entonces había seguido la colección: divide las planchas en dos mitades horizontales, narrando en cada una simultáneamente un fragmento de la acción: en la superior, el Capitán Marvel y Carol Danvers-Superskrull; y en la inferior, la batalla entre los Vengadores y los “Cuatro Fantásticos”.

 

Mientras los Vengadores combaten en el exterior, el Super Skrull hace despegar la nave llevándose consigo a Mar-Vell, Pietro y Wanda, a los que pretende presentar como trofeos. Habiendo derrotado a sus adversarios, Goliath aumenta enormemente su tamaño para agarrar la nave que asciende. Sus puñetazos empiezan a dañar el casco cuando su poder de crecimiento se diluye, cae al vacío (es rescatado por Thor) y la nave sale de la Tierra.

 

El número concluye con una derrota para los Vengadores, especialmente para Goliath (cuyo sentimiento de inferioridad le llevará a dejar de tomar el suero de crecimiento de Hank Pym en el siguiente capítulo, si bien los efectos residuales en su organismo perdurarán un par de episodios más). A la triste escena asiste un cariacontecido Rick Jones: “Nunca vi tan abatidos a los Vengadores. Con tres supertipos raptados y dos galaxias luchando por la Tierra, quizás esta vez no haya revancha posible”. Sí, tres skrulls han sido neutralizados, pero dos de sus miembros y su aliado han sido secuestrados por el enemigo y llevados a quién sabe qué parte del universo.

 

(Continúa en la próxima entrada) 

 


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