17 sept 2023

LOS VENGADORES EN LOS AÑOS 60 (15)

 


(Viene de la entrada anterior)

El nº 41 (junio 67) supone el arranque de la etapa de John Buscema como dibujante regular de “Los Vengadores” en sustitución de Don Heck. Durante la Edad de Plata de Marvel, cuando los superhéroes eran las estrellas exclusivas de la casa, Buscema se convirtió en uno de los artistas favoritos de los aficionados gracias a sus dinámicas páginas para esta colección y, más adelante, “Thor”, “Silver Surfer” o “Los Cuatro Fantásticos”. Pero lo cierto es que su educación artística de corte clásico durante sus estudios en la High School of Music and Art, el Instituto Pratt y el Museo de Brooklyn, le había dotado de una sensibilidad más cercana al realismo de Conan, personaje en el que podía volcar la pasión que siempre había sentido por tiras de prensa de aventuras como “Terry y los Piratas” o “Príncipe Valiente”.

 

Nacido en 1927, Buscema empezó a dibujar siendo un niño antes de desviarse hacia el deporte. Mientras entrenaba como boxeador, dibujó algunos retratos de púgiles locales que acabaron publicados y, lo siguiente que supo, fue que Timely Comics le contraba como dibujante de plantilla para encargarse de cualquier tipo de comic que le pusieran sobre la mesa. Tras un periodo en el ejército, regresó a Timely/Atlas hasta que la editorial se vio obligada a recortar drásticamente su personal a mediados de los cincuenta. Durante el resto de esa década se ganó la vida como ilustrador comercial y dibujante de adaptaciones al comic de películas y series de televisión, sobre todo para Dell Comics.

 

Cuando a mediados de los 60, Marvel empezó a levantar el vuelo, Stan Lee contactó con él para que se encargara de algunos números de relleno para los comics de “SHIELD” y “Hulk” antes de asignarle un puesto permanente como dibujante de la colección de los Vengadores. Buscema no era una leyenda por entonces –los comics de los años 40 y 50 no habían importado demasiado a casi nadie- pero su asociación con Marvel sí le otorgaría ese estatus. Tanto éxito tendría y tan influyentes serían sus comics, que llegó a eclipsar al propio Jack Kirby como imagen de la casa, como lo demuestra que su libro “Cómo Dibujar Comics al Estilo Marvel” se convirtiera en un bestseller.

 

Aunque el entintado de George Bell no le hace ningún favor, la mejora en el apartado gráfico de la colección es evidente e inmediato, especialmente en la composición de las viñetas y las escenas de acción, mucho más claras y enérgicas que las de Don Heck.

 

Este arco argumental de dos episodios comienza con la misma fórmula que Lee había agotado ya bastante tiempo atrás: las estúpidas rencillas internas. En ausencia del Capitán América, Goliath y la Avispa, los otros tres Vengadores y su invitado Hércules afinan sus habilidades en el gimnasio de la Mansión. Una torpeza del dios griego levanta las iras de Ojo de Halcón, que lo amenaza directamente antes de que Mercurio lo aleje a toda velocidad para evitar que Hércules lo aplaste. El arquero se marcha para calmarse y Hércules se encierra en su habitación para sumirse en la melancolía recordando su añorado Olimpo.

 

Pietro se pregunta si el Capitán o Goliath podrían haber gestionado mejor la situación. El primero seguía ocupado con su desesperado enfrentamiento contra el Cráneo Rojo en su serial dentro de “Tales Of Suspense nº 88-91 (abril-julio 67); y el segundo, tal y como se nos muestra a continuación, trabaa junto a la Avispa en su laboratorio de las afueras de la ciudad. Tratando de disculpar la actitud de su compañero, Wanda recuerda que Ojo de Halcón sigue afectado por la aparente deserción de su amada, la Viuda Negra, al bando comunista llevándose consigo unos planos robados.

 

Natasha Romanov ha pilotado su avión -también robado- hasta una base secreta en China. Cuando aterriza allí, las tropas del coronel Ling se aprestan a arrestarla, pero ella las neutraliza con su “Picadura de Viuda”. Ling la acusa de desertar y pasarse al bando estadounidense después de que los chinos la enviaran a los EE. UU. para destruir a los Vengadores, pero luego dice que, al traerles los planos de un submarino atómico, ha confirmado su auténtica lealtad. El oficial chino le muestra la base en la que llevan décadas construyendo el Psicotrón, un artefacto que ya está operativo.

 

Ella y Ling son recibidos por el Dr. Yen, quien le lavó el cerebro a la rusa para que trabajara para ellos (en el n.° 29). La invita a entrar a una habitación para luego encerrarla, desvelando que saben que en realidad es una espía de SHIELD (lo cual el lector ya conocía los n.° 38-39). La convierten en el primer sujeto humano de prueba del Psicotrón, lo que la sumerge en una pesadilla de la que apenas puede despertar.

 

Mientras tanto, en el laboratorio que tienen en su residencia, Henry Pym y Janet Van Dyne, junto con su asistente Bill Foster, reciben –desconectado-al androide Hombre Dragón, que había sido fabricado (en “Cuatro Fantásticos nº 35, febrero 65) por el profesor Gilbert en la Universidad Empire State y al que el villano alquimista Diablo insufló vida. Varios científicos han tratado sin éxito de averiguar cómo esa máquina podía moverse y pensar, aunque fuera de una manera muy básica, y ahora le llega el turno a Pym.

 

Pero Diablo no está muerto. Este alquimista cuasiinmortal había sido accidentalmente liberado de su encarcelamiento místico en su castillo transilvano en “Cuatro Fantásticos” nº 30 (sept.64). Sus caminos volvieron a cruzarse en el mencionado nº 35, enfrentamiento durante el cual dotó de vida al Hombre Dragón. El villano y la criatura fueron dados por muertos tras caer en un remolino. El Hombre Dragón reapareció en los números 44-47 (noviembre 65-febrero 66) de “Los Cuatro Fantásticos”, coincidiendo con la presentación de los Inhumanos en el Universo Marvel (a excepción de Medusa, ya una vieja conocida). Ahora, Diablo también vuelve de entre los muertos y, ansioso por recuperar su herramienta místico-mecánica, aguarda en el exterior del laboratorio.

 

El alquimista utiliza un arma de su invención para convertir en oro un edificio cercano, lo que crea una gran conmoción entre los viandantes. Goliath y la Avispa acuden a investigar, pero enseguida sospechan que ha sido un truco para alejarles del Hombre Dragón y avisan al resto de los Vengadores (Hércules sigue de mal humor y se queda en la Mansión). Y efectivamente, Diablo irrumpe en el laboratorio, deja fuera de combate a Bill Foster y a la Avispa y reactiva al Hombre Dragón. Goliath libra un prolongado combate contra éste antes de quedar también inconsciente. Los Vengadores llegan a tiempo para presentar batalla, pero Diablo se sale con la suya: derriba el techo sobre ellos y huye volando con el Hombre Dragón, llevándose consigo a Goliath y la Avispa, todavía inconscientes. 

 

El arco argumental termina en el número siguiente, el 42 (julio 67). Los tres Vengadores aún en libertad, de regreso en la Mansión, contactan con los Cuatro Fantásticos recién llegados de sus movidas vacaciones (en el nº 64 de su colección, julio 67, donde tuvieron que vérselas con un Centinela kree). Mientras Ojo de Halcón y Hércules continúan lanzándose pullas, Mr.Fantástico les transmite la localización del castillo de Diablo en Transilvania.

 

Allí, el villano ha reconstruido su base y creado un ejército de Hombres Dragón (es de suponer que utilizó algún tipo de alquimia “express” para multiplicar o clonar al Hombre Dragón original puesto que, de otro modo, ¿para qué necesitaba el androide?). El problema es que no puede darles vida porque sus reservas de la poción necesaria resultaron destruidas tras el mencionado combate allí contra los Cuatro Fantásticos. Esperaba pasarse meses destilando más sustancia, pero ahora que cuenta con Hank Pym para ayudarle, confía en que todo irá más rápido. Éste se ve obligado a colaborar ante la amenaza de que el Hombre Dragón, en alguna caverna del subsuelo del castillo, haga daño a Jan.

 

Los Vengadores llegan en su aeronave y sus sensores revelan la localización de la Avispa y su captor. Hércules se ocupará de él mientras el resto irrumpe por la puerta principal sólo para verse obligados a combatir contra Goliath, de nuevo impelido a ello por miedo a lo que pueda pasarle a su amada.

 

Mientras tanto, en China, la Viuda Negra se recupera tras su experiencia con el Psicotrón. El coronel Ling y el Doctor Yen creen que se habrá ablandado y se mostrará más dispuesta a revelarles secretos estadounidenses, pero Natasha finge y aprovecha la primera oportunidad para escapar y completar la que había sido su misión desde el principio: destruir el Psicotrón (parece que el propósito de los chinos es dirigir sus rayos hacia lejanas poblaciones del bloque enemigo). Sin embargo, por segunda vez en el curso de esta misión, Natasha es engañada: Ling y Yen sólo estaban esperando a ver si la primera prueba del arma con humanos había sido exitosa. Como la Viuda ha demostrado ser inmune, la gasean y la recapturan para descubrir la causa (habrá que esperar al nº 44 para averiguar que ello fue gracias al condicionamiento previo de SHIELD).

 

De vuelta en Transilvania, la Bruja Escarlata convence a Goliat de que Hércules protegerá a la Avispa del Hombre Dragón por lo que Diablo debe ahora enfrentarse a todos los Vengadores. Pero aún tiene trucos en la manga: los atrapa trás una barrera invisible y amenaza con volar la cueva donde está prisionera Jan. Y justo cuando está a punto de tirar de la palanca, una mano enguantada de rojo lo detiene: el Capitán América ha seguido a su equipo después de terminar el caso con el Cráneo Rojo que lo había mantenido alejado desde el nº 38.

 

A partir de este momento, ya solo queda hacer limpieza. El Capitán deja fuera de combate a Diablo, Hércules arroja al Hombre Dragón a un río de lava y Jan –una vez más obligada a desempeñar el papel de damisela en apuros- se reúne sana y salva con sus compañeros. El Capitán hace explotar el castillo con los clones del Hombre Dragón en su interior y todos se marchan a casa llevando cautivo a Diablo. Por supuesto, esto es el Universo Marvel y no hay personaje que no se recicle. El Hombre Dragón no muere en este punto y volverá a aparecer como peón de otros villanos, el primero de ellos el Doctor Dorcas en “Sub-Mariner” nº 15 (julio 69). Diablo seguirá su carrera criminal de segunda fila principalmente contra los Cuatro Fantásticos. Ya de vuelta en la Mansión, se enteran de que los chinos tienen prisionera a la Viuda Negra acusada de espiar para SHIELD y Ojo de Halcón jura rescatarla.

 

Al final, tener a John Buscema como nuevo dibujante ayudó a hacer de estos dos números un material más atractivo que si los hubiera firmado Don Heck. Pero nada más. No hay aquí una aventura particularmente memorable sino una historia ordinaria, predecible, atropellada y sin un villano a la altura de un equipo tan poderoso.

 

(Continúa en la entrada siguiente)

 

 

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