(Viene de la entrada anterior)
Con fecha de portada febrero de 1972, la cubierta del número 96 de “Los Vengadores” anunciaba la llegada de una nueva etapa para la colección en la forma de un nuevo logo más moderno y dinámico creado por Gaspar Saladino, que reemplazó al que había adornado las portadas desde su creación en 1963. Un intento previo de cambiarlo en 1969 no había sobrevivido más allá de ocho números. En esta ocasión, la iniciativa demostraría ser acertada dado que, aunque con modificaciones, ha perdurado hasta la actualidad.
Otro cambio significativo en la portada consistió en la
adición, sobre el logo, de los nombres de los tres Vengadores más
representativos. Esta innovación no duraría mucho, siendo reemplazada al cabo
de seis números por la leyenda más genérica (e iconica) de “Los Héroes Más
Poderosos de la Tierra”. Sin embargo, se mantuvo lo suficiente como para
cumplir su propósito, a saber, hacerles saber a los lectores que Thor, el
Capitán América e Iron Man –que se habían mantenido alejados de la colección
durante los últimos años siguiendo la orden de Stan Lee- habían regresado, y
esta vez para quedarse. En realidad, ya llevaban unos cuantos números
desempeñando el rol de miembros activos pero no oficialmente, dado que la
alineación regular seguía siendo la compuesta por Goliath, Mercurio, la Bruja
Escarlata y Visión, ninguno de los cuales tenía colección propia. A partir de
este momento, la directriz de Stan Lee quedó sin efecto.
Con todo, estoy seguro de que ninguna de esas novedades
llamó la atención tanto de los lectores como la propia ilustración de portada
dibujada por Neal Adams: el supuestamente frío androide Vengador, la Visión,
apalizando brutalmente a un guerrero alienígena mientras sus tres compañeros
más reconocibles (Thor, Capitán América e Iron Man) corren para detenerle. Por
muy complicadas que tuvieran las cosas los Vengadores (y la Tierra) al final
del número 95, es evidente que la situación iba a empeorar en las páginas
siguientes.
Thor, Goliath, Iron Man y Capitán América, tras su incursión en el Gran Refugio de los Inhumanos, acuden a la estación espacial de SHIELD para que Nick Furia, haciendo caso omiso de la orden de busca y captura de los Vengadores que ha emitido el senador H.Warren Craddock, les preste una nave interestelar con la que rescatar al Capitán Marvel, Mercurio y la Bruja Escarlata, secuestrados por los Skrulls en el número 93 (podemos suponer que también tienen intenciones de buscar a Rick Jones, secuestrado en el número anterior por unos Kree). Esta es la primera aparición de la estación orbital de SHIELD, aunque el texto da a entender que lleva tiempo operativa dado que la han visitado “dictadores, dignatarios, físicos y maniáticos”. También sería la última, al menos bajo el mando de SHIELD, puesto que tal instalación resultaría ser demasiado cara de mantener.
La siguiente plancha es una página-viñeta en la que la nave
se aleja de la estación y se nos informa del título: “La Amenaza de Andrómeda”,
otra referencia de Thomas a la CF, tal y como venía haciendo a lo largo de toda
la Guerra Kree-Skrull. En esta ocasión, es un guiño tanto a la novela del mismo
título escrita por Michael Crichton en 1969 como a su adaptación
cinematográfica de 1971, aún muy reciente entonces. A diferencia de los títulos
que había dado a episodios anteriores, ésta era una alusión a una obra muy
cercana en el tiempo; y es que no pudo resistirse a utilizar un título con el
nombre de la galaxia natal de los Skrull, según él mismo declaró.
También merece la pena destacarse el cajetín con los créditos, que nos informa de que quien había sido el entintador regular de los últimos capítulos, Tom Palmer, va a ser ayudado aquí por el propio Neal Adams y por otro artista, Alan Weiss, que había debutado como dibujante de Marvel un mes antes en “Daredevil” nº 83 (por mera coincidencia, aquel mismo mes también apareció Weiss, pero como personaje, en “Batman” nº 237, dibujado, vaya casualidad, por Neal Adams). El resultado gráfico es algo más crudo, incluso tosco, que el que habíamos visto en los números anteriores.
La nave, según nos dice el texto, alcanza “velocidades que son más que velocidades en
un espacio que no es espacio”, lo cual parece ser la forma que tiene Thomas
de informarnos (sin entrar en detalle, claro) de que la nave que han tomado
prestada de SHIELD –y a la que Thor ha conectado su martillo para energizarla-
está equipada con algún tipo de motor hiperespacial… algo que parece necesario
habida cuenta de que, a velocidad de la luz, les llevaría 2,5 millones de años
llegar hasta la Galaxia de Andrómeda, hogar de los Skrulls.
Por supuesto, la idea de que una pequeña nave con cinco superhéroes pueda enfrentarse con éxito a todo un imperio galáctico es rídicula, aunque no carece de precedentes porque los Cuatro Fantásticos hicieron lo mismo en el nº 37 (abril 65) de su propia colección, cuando emprendieron la misma aventura buscando al asesino del padre de Sue y Johnny Storm.
Y, para colmo de coincidencia, la nave de los Vengadores,
que desconocía su destino exacto más allá de la galaxia de Andrómeda (más
grande y masiva que la Vía Láctea), aparece justo frente a una flota skrull preparada
para atacar la Tierra y plasmada por Adams en una página-viñeta donde, para
subrayar la impresión de su vastedad, se esforzó en no dibujar ninguna nave
igual a otra.
Viéndose superados en número, los héroes tratan de engañar los sensores enemigos proyectando una especie de holograma que les incluye en una flota falsa igualmente numerosa, pero los skrulls no caen en la trampa y envían su nave insignia a investigar. No queda otra salida que combatir y esperar que, si derrotan a esta partida, el resto de la flota se retire. Los Vengadores abandonan su nave espacial para atacar: el Capi y Clint (cuyo poder de aumento de tamaño se ha agotado) pilotando cazas monoplaza y los otros tres (Thor, Iron Man y Vision) desplazádose por sus propios medios. Clint se queda afuera vigilando al resto de la flota Skrull, mientras los otros cuatro irrumpen en la nave insignia.
Puede que Thomas y sus colaboradores artísticos hicieran
esperar a los lectores nada menos que siete números (contando desde el inicio
de la saga en el nº 89) para mostrarles un auténtico combate espacial, pero llegado
el momento, sin duda aquéllos se sintieron recompensados. Si bien no era esta la
primera vez que los aficionados a los superhéroes veían a sus héroes
enfrentándose contra extraterrestres en el espacio, nunca antes de este
episodio una batalla de estas características había parecido tan vívida. Esta
secuencia anticipa el dinamismo y la energía de un blockbuster cinematográfico
de superhéroes mucho antes de que éstos existieran, sentando las bases para
todas las escenas de lucha de superhéroes en el espacio que le seguirían. Es un
triunfo para todos los involucrados, pero, sobre todo, obviamente, para Neal
Adams.
El emperador Skrull, en una videollamada desde el mundo base, se jacta ante los
Vengadores no sólo de que tiene prisionero al Capitán Marvel sino de que éste
se halla fabricando para él un proyector de Omnionda que podrá ser utilizado como
arma; y que lo está haciendo para salvar las vidas de los igualmente cautivos e
inconscientes Mercurio y Bruja Escarlata. En directo, sin embargo, el monarca
skrull descubre, para su consternación, que lo que creía era Mar-Vell inmerso
en su trabajo, no era más que una proyección holográfica de la Omnionda, mientras
que el auténtico soldado kree libera a los gemelos mutantes. En ese momento, la
comunicación se corta no sin que antes el emperador de la orden a uno de sus
oficiales en la nave skrull de ejecutar el “Plan Delta”…
El oficial así lo hace utilizando el dispositivo de comunicación interno de su traje espacial. El Capitán América lo detiene y un Visión fuera de sí lo golpea violentamente para que revele la naturaleza de ese plan de contingencia y las coordenadas del mundo trono donde está prisionera su amada Wanda (sentimiento éste que sus compañeros Vengadores todavía ignoran).
El elemento más interesante de este número es el inesperado
estallido emocional de Visión, producto de la continua evolución que había
experimentado desde el número 80. Interesado por esa búsqueda de Humanidad en
la que se había embarcado la Visión, Thomas siempre había buscado formas de desafiar
las expectativas del lector sobre el personaje. Comenzó con las lágrimas de
gratitud que derramó tras ser aceptado por los Vengadores y más tarde con diversas
muestras de lealtad. Pero pronto, la tentación de mostrar signos de emociones
más complejas se volvió demasiado fuerte y Thomas comenzó a insinuar una
relación entre el sintozoide y la Bruja Escarlata. Estas aproximaciones se
dilataron bastantes números sin que sus compañeros Vengadores se dieran cuenta
hasta que en el nº 95 sus sentimientos se hicieron explícitos en un cuadro de
texto en el que admitía su amor por ella. Tras la captura de Wanda por los Skrulls,
el comportamiento de Visión se vuelve más errático, empieza a perder los
estribos y tomar malas decisiones, hasta desembocar en el ataque de rabia
desesperada de esta escena.
En números posteriores, cuando el romance entre ambos salga
a la luz, Thomas explorará las reacciones externas a esa inusual unión, primero
el rechazo frontal de Mercurio a aceptar esa relación, y luego el desagrado
general cuando se hace de dominio público. Y será en ese punto donde Thomas
tome el camino equivocado porque su presentación de quienes aceptan la unión es
demasiado inequívoca, mientras que quienes se oponen a ella se retratan como unos
intolerantes irracionales. Lo cierto es que, si el tema se abordara de forma
realista, ambas partes albergarían sus dudas, o, incluso, todo el asunto se
consideraría ridículo y probablemente a la pobre Wanda la enviarían a tratamiento
psiquiátrico.
El verdadero dilema que plantea Visión no es necesariamente
su supuesta Humanidad, sino el antropocentrismo de los seres humanos. Al ser una
máquina con forma humana (aunque el viaje del Hombre Hormiga por el interior de
su cuerpo en el nº 93 había dejado meridianamente claro que era una construcción
mecánica y en absoluto humana), lo confunden con un ser humano. El hecho es
que, si Visión hubiera tenido forma de ordenador portátil o de teléfono móvil,
por ejemplo, cualquiera que profesara amor romántico por él/ello sería
considerado un loco de atar. Que atribuyamos emociones humanas como el amor, la
lealtad y la gratitud a nuestras mascotas, por ejemplo, no significa que
realmente las posean. Pero bueno, este es un comic-book de superhéroes y el
género exige del lector una amplia suspensión de la incredulidad con el fin de
dejar margen al elemento fantástico. Si podemos aceptar que un hombre puede
volar o disparar rayos de los ojos, ¿por qué no una aventura amorosa entre un
robot y un ser humano?
Eso sí, Thomas ha trucado los dados a su favor no sólo
dotando a Visión de emociones genuinas sino haciéndole consciente de sí mismo y
capaz de decidir autónomamente qué está bien y qué está mal. Si estos rasgos se
presentan como hechos indiscutibles, ¿cómo puede el lector negar la humanidad
de Visión y, pasando por alto el accidente de su "nacimiento", no
aceptarlo plenamente (y, consiguientemente, su relación con Wanda). De hecho,
en estas circunstancias, cualquier lector no dispuesto a aceptarlo se vería
obligado a unirse a las filas de fanáticos que se manifiestan en el exterior de
la Mansión de los Vengadores o al iracundo e inmaduro Mercurio. Al final, lo
que comenzó como un giro interesante en la evolución de Visión, terminó de
forma algo decepcionante cuando Thomas decidió no continuar con un enfoque más
realista e imparcial de la relación del personaje con una mujer humana.
Sea como sea, Thor e Iron Man detienen a su compañero antes de que mate al skrull, el cual decide confesar: originalmente sólo pretendían conquistar la Tierra, pero el Plan Delta ordena su destrucción, para lo cual utilizarán una nave que lanzará sobre el planeta un ingenio nuclear de poder inimaginable. El único que está fuera de la nave insignia en ese momento y, por tanto, tiene alguna posibilidad de detener a la nave skrull que se dirige a la Tierra, es Clint quien, avisado por el Capi, engancha su caza a aquélla y saltan juntas al hiperespacio mientras él se abre paso a la cubierta de la nave enemiga, aunque, como he dicho, sin sus poderes de Goliath. Su heroísmo difícilmente puede hacer olvidar su estupidez: no es que olvidara tomar su suero de crecimiento cuando correspondía, sino que, como vimos en el nº 94, decidió abandonar su identidad de Goliath en el peor momento posible y cuando más lo necesitaban sus compañeros.
Mientras tanto, Rick Jones comparece ante el actual
gobernante Kree, Ronan, en Hala, su planeta natal. Ronan reconoce a Rick del nº
91, donde ayudó a los Vengadores a frustrar sus planes de involucionar toda la
vida de la Tierra. Impresionado por su “rudimentario
valor” después de que el muchacho le arrebate la lanza a uno de sus
guardias y ataque –sin éxito, claro- a Ronan, decide convertirlo en su esclavo
personal. Pero antes de asumir sus nuevas funciones, el dictador quiere
asegurarse de que su prisionero comprende lo insignificante y primitiva que es
la Humanidad en el contexto galáctico, mostrándole una enorme flota de naves preparadas
para conquistar la Tierra para los Kree o, si ello no es posible, destruirla.
Es ahora cuando se explica que la Tierra ocupa una posición
estratégica entre ambos imperios y ese es el motivo por el que tanto Skrulls
como Kree quieren controlarla. Dado que los Skrulls extienden su imperio por la
galaxia de Andrómeda, en nuestro hemisferio norte, y el planeta natal de los
Kree se encuentra en la Gran Nube de Magallanes, una pequeña galaxia satélite
de la Vía Láctea en nuestro hemisferio sur, bien podría decirse que la Tierra
se encuentra “a mitad de camino”. Pero que sea de importancia estratégica
implica que ambos imperios se hayan expandido desde sus galaxias de origen
hacia la nuestra. Ronan no menciona que los Kree hayan tenido interés en la
Tierra desde mucho antes de esta ronda de hostilidades entre Kree y Skrull. Ya
sabemos que los Kree crearon a los Inhumanos a partir de los primitivos
homínidos de la Tierra y dejaron emplazado aquí el Centinela 459 para monitorizar
el resultado de su experimento. Más adelante, en el nº 133 (marzo 75), se nos
informará de que la relación de los Kree con la Tierra se remonta milenios
atrás, a la creación del Área Azul de la Luna, donde ahora vive Uatu el
Vigilante; y que la enemistad entre ese imperio y el Skrull también tiene su
origen en aquella misma época.
Rick es encarcelado junto con la Inteligencia Suprema, a la
que Ronan destituyó como gobernante de su pueblo en el nº 89. Desde su
cautiverio, esta suma de las mentes más brillantes del pasado de la
civilización Kree ha estado influyendo mentalmente en los acontecimientos.
Ahora bien, dado que los Kree y los Skrulls de alto rango están protegidos de
su influencia, se ha concentrado en la Tierra. Fue la Inteligencia Suprema la
que envió una visión al cerebro de Rick que le impulsó a involucrarse en la
actual situación (en el nº 92); quien impidió que el Capitán Marvel se diera
cuenta de que la que creía era su amiga Carol Danvers era en realidad el
Super-Skrull (nº 93), lo que propició su captura y envío al mundo trono Skrull;
hizo que un Kree capturara a Rick y lo trajera hasta aquí (en el nº 95) y
también dice que, indirectamente, sugestionó al senador H.Warren Craddock para
que acosara a los Vengadores (nº 92).
Estas explicaciones no tienen demasiado sentido y se diría
que son consecuencia del propio embrollo en el que había acabado metiéndose Roy
Thomas y su intento de salir del mismo improvisando sobre la marcha. Y es que,
como veremos en el próximo número, el plan de la Inteligencia Suprema,
efectivamente, pasa por tener en sus respectivas posiciones al Capitán Marvel y
a Rick Jones. De acuerdo, se las arregló para involucrar a Rick y que lo
llevaran hasta Hala. Sin embargo, no fue él quien propició la captura de Mar-Vell,
ya que este fue un plan dirigido por el emperador Skrull, el cual es inmune a
la influencia de la Inteligencia Suprema. En cuanto a su poder sobre el senador
Craddock, como veremos en el siguiente capítulo, no veo de qué forma favorece
sus objetivos dado que aquél es en realidad un Skrull que intentaba
obstaculizar la acción de los Vengadores, presumiblemente para impedir que
ayudaran a Mar-Vell.
En cualquier caso, ahora, llega el último movimiento de la Inteligencia Suprema: “Así empieza el gambito final de nuestro juego galáctico. En este día, decidirás el destino de incontables mundos… si sobrevives. Buen viaje, Rick Jones”. Y, a continuación, lo envía a la Zona Negativa, de donde pensaba que, por fin, había logrado escapar para siempre (en el nº 89). Aún peor, Annihilus parece estar esperándole.
Con los Vengadores aún muy lejos de donde deberían estar, la Tierra a punto de ser destruida, la Inteligencia Suprema moviendo los hilos en tres galaxias y Rick Jones a punto de ser asesinado por un insectoide alienígena, todo está dispuesto para el gran final.
(Continúa en la siguiente entrada)
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