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En octubre de 1971 (aunque con fecha de portada enero de 1972), aparece el nº 95 de “Los Vengadores”, donde se incluía el que podría ser el capítulo más extraño de la saga en curso, la Guerra Kree-Skrull. En lo que se refiere al progreso del conflicto y el papel que los Vengadores desempeñan en el mismo, podemos considerarlo el episodio menos relevante. Pero desde el punto de vista de los Inhumanos, fue el más significativo de todos.
Y eso es porque Roy Thomas y Neal Adams aprovecharon la
oportunidad que les ofrecía la gran saga que estaban narrando en Los Vengadores
no sólo para concluir la etapa que ambos habían realizado sobre esos personajes
en la cabecera “Amazing Adventures”, sino también para profundizar en el
trasfondo de aquéllos, especialmente en lo que tenía que ver con la historia familiar
de los dos hermanos de la realeza de ese pueblo oculto, Rayo Negro y Maximus,
cuya enemistad había sido el motor de la mayoría de las historias que Marvel
había publicado sobre los Inhumanos hasta ese momento desde que Stan Lee y Jack
Kirby los crearan en las páginas de “Los Cuatro Fantásticos” en 1965.
El problema es que, al marcharse de “Amazing Adventures”, ni guionista ni dibujante les contaron a sus sucesores en ese título, Gerry Conway y Mike Sekowsky, qué es lo que tenían en mente hacer con los personajes, así que éstos continuaron el serial introduciendo en sus dos últimos episodios información contradictoria con lo que vamos a ver aquí en Los Vengadores.
Siguiendo la misma línea que en los episodios anteriores de
esta saga, Roy Thomas tituló este número aludiendo a una conocida obra de
ciencia ficción. “Algo Inhumano Viene Hacia Aquí” incluye un doble guiño: por
una parte, a la novela de Ray Bradbury “La Feria de las Tinieblas” (1962, en
original titulada “Something Wicked This Way Comes”, que en realidad es más
fantasía oscura que CF); por otra, a una línea de “Macbeth”, la obra de
Shakespeare: “Por el pinchazo de mis
pulgares, algo malvado viene hacia aquí".
Como ya vimos, John Buscema había ilustrado uno de los tres
segmentos que componían el nº 94 pero, en esta ocasión, su aportación se limita
a la portada, dejando todo el interior a cargo de Neal Adams que aquí nos
ofrece algunas páginas verdaderamente notables. En este sentido, es interesante
que el episodio no comience exactamente en el punto en el que acabó el
anterior, con el inhumano Tritón saliendo de una alcantarilla en los terrenos
de la Mansión de los Vengadores, sino una hora antes, en el momento en el que
llega a los muelles de Nueva York. Este recurso le permite a los autores
informarnos de cómo el inhumano anfibio acabó en el sistema de alcantarillado
de la ciudad y le brinda a Adams la oportunidad de exhibir su talento narrativo
en una de esas planchas poco habituales en la Marvel de entonces, en la que se
encajan doce viñetas sin apenas palabras.
Es en la siguiente página donde retomamos la acción del anterior episodio, con Tritón, herido, surgiendo del suelo justo en mitad de la batalla entre los Vengadores y un grupo de agentes acorazados de SHIELD denominados Mandroides. Este es el tipo de coincidencia que sólo tiene lugar e los comics, por no hablar de lo poco que dice de la seguridad de la Mansión que cualquiera pueda acceder a sus terrenos simplemente subiendo por un pozo de alcantarilla.
Mientras tanto, el “influyente
pero equivocado patriota” H.Warren Craddock, presidente de la recientemente
constituida Comisión de Actividades Alienígenas y dedicado a amargarles la vida
a los Vengadores desde el número 92, está monitorizando remotamente el
desempeño de los Mandroides a través de las cámaras que éstos llevan en sus
cascos. También siguiendo la evolución de los acontecimientos, aunque con mucho
menos entusiasmo, está Nick Furia, el director de SHIELD. Entonces, de repente,
sucede lo inesperado: Iron Man utiliza la energía de sus nódulos laterales para
sobrecargar a los Mandroides. Una ingeniosa solución –mucho más que la de
utilizar los patines de su armadura, como vimos- pero que bien podría habérsele
ocurrido antes de acabar estando contra las cuerdas.
A continuación, Roy Thomas y Neal Adams incorporan una
sucinta explicación (cuatro viñetas) acerca de quién son los Inhumanos y de la
trama que ellos habían desarrollado entre los números 5 y 8 de “Amazing
Adventures”. Obviamente, muchas cosas quedan fuera de ese resumen, pero lo que
hay basta para proporcionarle al lector no iniciado toda la información
necesaria para entender la historia que viene a continuación.
Tritón cuenta cómo su rey, Rayo Negro, viajó a San Francisco
para estudiar a los humanos y tratar de encontrar una forma de que su pueblo se
integrara en su sociedad. Pero su primo, Maximus, que cree que los Inhumanos
deberían gobernar el mundo, obtuvo unos considerables poderes mentales que
utilizó para provocar amnesia al monarca y hacerse con el control del Gran
Refugio. Tritón y otros tres miembros de la familia real consiguieron escapar y
acudieron a San Francisco para buscar a su ahora amnésico líder. Tritón se
separó de los demás y llegó a Nueva York con la intención de recabar la ayuda
de los Cuatro Fantásticos. Como éstos no están en la ciudad, es a los
Vengadores a quien acude. Éstos se muestran dispuestos a colaborar… excepto
Visión, que cree que deberían ir tras el Capitán Marvel, Mercurio y la Bruja
Escarlata, como vimos, secuestrados por el Super Skrull y llevados a la galaxia
de Andrómeda. Les cuenta que vio la ciudad de los Inhumanos encerrarse en una
barrera impenetrable en el número anterior. Cualquier intento de penetrarla,
según él, sería perder un tiempo precioso cuando el martillo de Thor podría
llevarles fácilmente al encuentro de sus amigos.
A pesar de la indignación que muestra Iron Man con la
opinión del androide, éste tiene su parte de razón. Por muy urgente que sea la
petición de los Inhumanos, ¿lo es tanto como para justificar el abandono de sus
propios compañeros y la desvinculación, aunque sea temporal, de la guerra
Kree-Skrull? Por otra parte, si se piensa mejor, Attilan es uno de los muchos
frentes en los que se libra ese conflicto interestelar. Así que, haciendo honor
a la venerable tradición invocada por Goliath de separar al grupo en diferentes
equipos, se llega a una solución de compromiso. Lo que no saben los Vengadores
es que SHIELD tiene un sistema de apoyo para los Mandroides que permite a un
operador externo controlar las armaduras incluso aun cuando sus ocupantes estén
inconscientes en su interior. Y así lo hacen, justo cuando Goliath, Rick Jones
y el Capitán América, marchan en un quinjet hacia San Francisco en compañía de
Tritón, mientras Iron Man, Visión y Thor retoman la batalla contra los sicarios
de SHIELD habiendo de demorar su viaje al espacio.
La acción salta entonces a San Francisco, donde, obviamente, ha pasado cierto tiempo desde la última vez que Thomas y Adams relataron las andanzas de los Inhumanos porque, al final de “Amazing Adventures” nº 8, el traje de Rayo Negro se hallaba bajo custodia de las autoridades y aún padecía amnesia. De alguna manera, desde entonces ha logrado recuperar su uniforme, dispositivos moduladores de poder y, como vemos en un par de páginas, también sus recuerdos. Por lo demás, la situación no parece haber cambiado mucho desde donde Thomas y Adams la dejaron. Al parecer, la familia de Rayo Negro todavía no ha conseguido reunirse con él y el monarca Inhumano y su joven amigo huérfano Joey siguen solos vagabundeando por las calles.
El equipo de los Vengadores encuentra a Rayo Negro y, a
continuación, todos vuelan hacia el Gran Refugio. Se inserta entonces un
flashback de tres páginas que constituye tanto la piedra angular narrativa del
episodio como su nivel gráfico más alto. Y eso a pesar de la extraña referencia
que hace Thomas en la primera viñeta al padre kriptoniano de Superman (Le-Roj
-Jor-El al revés-, que supongo se inspiró en el atuendo que Adams diseñó para
el joven Rayo Negro, con un parecido superficial con el que Jor-El solía ser
representado en la Edad de Plata).
Por el camino, Rayo Negro recuerda su juventud, cuando escuchó
a su hermano Maximus mientras se reunía con una delegación Kree enviada por Ronan
el Acusador. Una vez Ronan se convirtiera en líder de su imperio, regresarían para
conquistar la Tierra y dejarían que sus creaciones, los Inhumanos, la
gobernaran por ellos. (Ronan arrebató el control imperial a la Inteligencia Suprema
Kree en el número 89, así que ahora ha llegado ese momento). Rayo Negro utilizó
entonces el inmenso poder de su voz para inutilizar la nave Kree cuando estaba
despegando para volver a su planeta. Presa del pánico, Maximus respondió
utilizando por primera vez su poder mental, matando accidentalmente al piloto
Kree. La nave, fuera de control, se estrelló, matando a sus padres. Fue
entonces cuando Maximus se ganó su apodo de "Loco".
El papel de estas tres páginas en la saga en curso consiste
en establecer una conexión directa entre los Kree y Maximus el Loco, villano de
la mayoría de las historias de los Inhumanos hasta entonces, incluyendo la que
Thomas y Adams habían narrado poco antes en “Amazing Adventures”. Pero es que
también amplían significativamente la historia de fondo de la familia real inhumana
más allá de los breves trazos que proporcionaran Stan Lee y Jack Kirby en “Los
Cuatro Fantásticos”. Sin embargo, aquellas primeras historias nunca habían dado
indicio alguno de las revelaciones que aquí se nos muestran, sobre todo cómo la
desesperada acción de Rayo Negro muchos años atrás había provocado
accidentalmente no solo a la locura de Maximus, sino también la muerte de los
padres de ambos. Este es un ejercicio de retrocontinuidad francamente brillante
que, además de encajar a la perfección con la información preexistente, añade
un elemento trágico que no existía antes y que marcará prácticamente todas las
historias futuras que se contarán sobre estos personajes.
Mientras tanto, en Nueva York, los Vengadores restantes han sido atacados de nuevo por los Mandroides, pero vuelven a derrotarlos, esta vez con mayor facilidad, descubriendo que los hombres en el interior de las armaduras están inconscientes y que éstas están siendo operadas remotamente. Los Mandroides volverán a aparecer con cierta frecuencia en el Universo Marvel. Su siguiente intervención sería en “X-Men” nº 118-119 (febrero-marzo 79)
A todo esto, Visión ha cambiado de parecer tras darse cuenta
de que fue su amor por Wanda lo que condicionó su postura inicial. Así que
ahora le ordena a Thor que, utilizando su martillo, abra una brecha espacial y
los transporte a él y a Iron Man hasta el Gran Refugio. Una vez allí, ni Thor
ni la Visión son capaces de atravesar la Gran Barrera que envuelve por completo
la ciudad. Y entonces llega el quinjet con el equipo de San Francisco, Rayo
Negro y Tritón. En resumen, que debido al sentimiento de culpabilidad de Visión
por haber acaparado a los Vengadores más poderosos para su propia e interesada
misión de rescate, el equipo de San Francisco se reúne con ellos sin que éstos
hayan dado un solo paso hacia su objetivo, a saber, el rescate de los camaradas
secuestrados. Francamente, desde el punto de vista narrativo, no encuentro
ninguna justificación para haber dividido el grupo en dos equipos.
Es Rayo Negro quien con su voz deshace la Gran Barrera (ya
lo había hecho antes en “Los Cuatro Fantásticos” nº 59, febrero 67). Los
Vengadores se enfrentan entonces a un ejército de cientos de inhumanos superpoderosos
lanzados contra ellos por Maximus gracias a su poder mental. ¿Ha pasado un solo
mes en la última década en el que Maximus no haya tomado el control de Attilan?
¿Por qué no se limitan a celebrar cada martes como “Maximus toma el control” y
se ahorran tantas molestias? Da qué pensar que el resto de los inhumanos no lo
pongan entre rejas de una vez por todas en lugar de dejarle campar a sus anchas
tras cada una de sus tropelías.
En cualquier caso, un susurro de Rayo Negro rompe su influencia mental y los guerreros cambian de bando. El acuerdo entre los Kree y los Inhumanos debió haber sobrevivido a la muerte de sus primeros enviados –los que acabaron provocando el accidente que mató a los padres de Rayo Negro- y nuevos representantes del imperio han regresado para implementar la alianza una vez Ronan se ha hecho con el control de ese pueblo. Por eso los Skrulls intentaron destruir el Gran Refugio en el último número.
Los Vengadores atacan a Maximus y los Kree, los cuales huyen en su nave, no sin antes capturar a Rick Jones. Maximus, por su parte, revierte a su estado de obnubilamiento infantil.
Al final del número, Rayo Negro se prepara para regresar a
San Francisco con Joey y traer a sus primos de vuelta a casa. Entonces, ¿el
monarca Inhumano sabe dónde y cómo encontrar a sus primos? ¿Por qué no los ha
recogido antes de marchar contra Maximus? Habrían sido de gran ayuda. ¿Y qué
hará Rayo Negro con el pequeño Joey, quien, según se había dicho, es huérfano y
vive bajo la dudosa tutela de su violento tío Roscoe? Joey ya ha dejado claro
que ha llegado a ver a Rayo Negro como una figura paterna, y los sentimientos
del rey por el niño se hicieron evidentes cuando decidió llevarlo consigo al
Gran Refugio. Ojalá Rayo Negro y Medusa hubieran adoptado al muchacho como su
propio hijo para llevarlo a vivir con ellos en Attilan, donde podría aportar la
perspectiva humana a la cultura de los Inhumanos. Pero las cosas no
discurrieron de esa manera. Joey desaparecería del Universo Marvel después de
este episodio, probablemente debido a que Rayo Negro y su familia lo entregaron
a los servicios sociales antes de regresar a su hogar en el Himalaya.
En cualquier caso, esta es la salida de los Inhumanos de la Guerra Kree-Skrull. Su siguiente aparición tendría lugar en “Los Cuatro Fantásticos” nº 129-132 (diciembre 72 – marzo 73). Pero eso sería, como nos enteraríamos décadas más tarde, después de que Rayo Negro se uniera a los Illuminati, un conjunto de sabios del Universo Marvel formado, precisamente, en respuesta a la Guerra Kree-Skrull
Mientras tanto, muy lejos, la ahora cautiva Inteligencia Suprema observa a otros participantes en ese peligroso juego galáctico, sobre todo al Capitán Marvel, que está fabricando un arma Omnionda para los Skrulls tratando de salvarles la vida a la Bruja Escarlata y Mercurio. Sin embargo, la enigmática entidad Kree parece tenerlo todo bajo control: “Los peones están en su sitio. Que empiece la última fase”.
En buena medida, este número no supone un gran avance para el conflicto en curso. De no ser por la abducción de Rick Jones, bien podría eliminarse de la saga sin que se notara la diferencia. Esto es así porque, en el fondo, no es una historia de los Vengadores, sino de los Inhumanos y así lo quisieron sus autores, deseosos de continuar y rematar las tramas que dejaron pendientes en la ya difunta “Amazing Stories”. De cualquier modo, el episodio amerita una lectura, no sólo porque Thomas y Adams ampliaron con él la mitología Marvel y reforzaron su continuidad entrelazada, sino porque el segundo realizó para él algunas de las mejores páginas jamás vistas hasta ese momento en la colección.
(Continúa en la siguiente entrada)
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