27 ago 2022

1981- DAZZLER (4)


(Viene de la entrada anterior)

 

Frank Springer, además de dibujarlos, fue el encargado de escribir los dos siguientes números, el 27 y 28. El primero comienza de una forma decepcionante y se nota que a Springer le faltaban ideas para rellenarlo: nada menos que siete páginas dura un combate entre Dazzler y Pícara en el bus en el que las dejamos en el episodio anterior dirigiéndose al oeste… sólo para descubrirse que todo no ha sido más que una pesadilla de Alison.

 

Las cosas se ponen algo más interesantes en su segunda mitad ampliando y espesando el culebrón familiar, cuando Alison y Lois reciben en el motel donde se alojan un sobre con unas fotos en las que se ve a la segunda matando al hombre que la asaltó en Nueva York. Llaman al teléfono que acompaña a las fotos y, como era de esperar, resulta ser un chantaje con el que alguien pretende que Lois mate a una persona en Los Angeles… y que resulta ser nada más y nada menos que su padre, Nick Brown. Alison llama a Angel pidiendo ayuda y aunque su participación no es muy brillante (recibe un disparo nada más empezar y queda fuera de combate), Dazzler se ocupa de incapacitar al chantajista.

 

Ya en el número 28, las cosas empiezan a mejorar para Alison. Ken coge un vuelo para reunirse con ella y darle apoyo; su single sale al mercado y empieza a sonar en la radio y escalar puestos en las listas de éxitos; y Nick Brown, que se ha reconciliado con Lois, le promete presentarle al famoso cantante y actor Roman Nekoboh. Naturalmente, no todo van a ser vino y rosas y Pícara, esta vez la real, regresa para intercambiar golpes en una excesivamente larga pelea de 14 páginas.

 

Hay que destacar, y mucho, las excelentes portadas que Bill Sienkiewicz dibujó para la colección a partir de este punto. Por entonces, el artista se hallaba en el hiato que medió entre su salida de “Caballero Luna” y su etapa en “Los Nuevos Mutantes”. Había alcanzado ya su característico estilo, único en los comics de superhéroes de entonces, y sobre todo se ocupaba de realizar portadas para diversos títulos. Es indiscutible que un comic-book con portada de Sienkiewicz, destacaba inmediatamente sobre cualquier otro, llamando al lector a comprarlo (que era de lo que se trataba, claro).

 

Jim Shooter, que como ya apunté le tenía un afecto especial a este personaje con cuya génesis había estado tan involucrado, debió darse cuenta de que Frank Springer, que manejaba bien el melodrama, tenía más dificultades a la hora de equilibrar éste con la acción. Y ni corto ni perezoso, se incorpora a la colección como coargumentista en el nº 29. En él, Alison y Lois disfrutan, gracias a Nick Brown y al éxito que está teniendo la música de la primera, las delicias de la vida de lujo en Los Ángeles. También entra en escena Roman Nekoboh, un famoso venido a menos que oculta su decrepitud con un peluquín, faja, lentillas e incluso una dentadura postiza. Su lascivia, sin embargo, no ha disminuido con la edad y, de alguna forma, sigue teniendo atractivo para las mujeres. Por supuesto, decide conquistar a Alison, pero ésta no se deja engañar. Mientras viajan en el jet privado de Nekoboh, otro avión les ataca y Alison debe utilizar sus poderes para derribarlo, pero el piloto queda inconsciente y ella no tiene ni idea de cómo aterrizar.

 

Ignoro cómo fue a parar a Marvel Ken McDonald, que luego haría carrera como escritor de libros religiosos y pseudocientíficos, pero su recorrido como guionista de superhéroes no duró mucho: tan sólo el número 30 de “Dazzler” (enero 84) y otro de Spiderman en el que aparecía el Iron Man de 2020. Después de eso, desapareció del universo de las viñetas. En cualquier caso, tras el apuro en el que había quedado en el episodio anterior, Alison pone a todos los pasajeros a salvo utilizando los paracaídas que llevaba el jet.

 

Sin embargo, Nick expresa su decepción por la forma en que Alison ha manejado la situación. Cree que debería haber utilizado el evento para obtener publicidad. Es más, critica a Harry Osgood llamándolo bufón y se ofrece para sustituirlo como manager. Alison, obviamente, se enfurece y escandaliza. Nunca ha querido avanzar en su carrera apoyándose en sus poderes o sus intervenciones contra supervillanos. Cuando Lois se alinea con su padre en esta cuestión, Alison, dolida y traicionada, decide abandonarlos. Y así, de esta manera dramática pero abrupta, Nick y Lois salen de la historia. Todo lo relacionado con los misteriosos poderes de Lois, que era lo que, en primer lugar, había motivado su éxodo a la Costa Oeste, queda sin explicar. Años más tarde, Lois reaparecería como la mutante Mortis, ya dentro de la franquicia de los X-Men (a donde también había ido a parar Dazzler).

 

La segunda parte del comic es muy extravagante, como correspondía al espíritu de aquella iniciativa que fue el “Mes de los Ayudantes de Editor”, cuando éstos se hicieron cargo de los títulos que ayudaban a supervisar al marchar sus jefes, los editores titulares, a la San Diego Comic-Con. Así que, ¿quién recoge a una autoestopista Alison Blaire mientras conduce a San Diego?: Ralph Macchio, editor de “Dazzler”. Entretanto, nos enteramos de que el avión que intentó derribar el jet de Nekoboh formaba parte de una operación militar cuyo fin era capturar a Alison, de la que se sospecha es una mutante.

 

En el Bullpen de Marvel, los editores ayudantes Mike Carlin, Ann Nocenti y Bob Harras, discuten sobre lo que hacer con sus respectivos títulos ahora que se han marchado sus jefes. Harras, que es durante este mes el responsable de “Dazzler”, empieza a sentirse embrigado de poder. Mientras tanto, los militares llegan a la Comic-Con armados con una máquina que priva a los posibles mutantes que se encuentren en su radio de acción del control de sus poderes. Cuando la conectan, sus efectos le hacen pasar un mal rato a Alison, que a punto está de descubrirse cuando otro mutante revela su condición antes que ella: un soldado que se transforma en un lagarto púrpura gigante. Dazzler consigue detenerlo y salvar a Macchio de morir aplastado cuando el edificio se derrumba. Éste, por su parte, pone fin al motín de Bob Harras con una simple llamada telefónica. Con excepción de la primera parte, en la que se concentra el peso dramático de la historia, un número divertido e intrascendente.

 

Jim Shooter ya figura acreditado como único guionista del número 31, donde Dazzler prueba suerte con la industria cinematográfica. También alquila un nuevo apartamento y acepta un nuevo pretendiente, el especialista Bill Remington. Incluso consigue un empleo como instructora de aerobic. Por entonces, esa rutina de ejercicio físico distaba de ser nueva (había sido inventada en 1968), pero fue el vídeo de Jane Fonda, lanzado en 1982, lo que lo convirtió en una moda que lo invadía todo. Está claro que Shooter quería dejar testimonio de la actualidad en el comic, pero no parece muy coherente que una cantante ya consolidada, en el umbral del estrellato y con posibilidades de entrar en el mundo del cine trabaje además como monitora en un gimnasio.

 

Pero más importante que eso es cómo Shooter parecía decidido a hacer tábula rasa con el personaje o, al menos, suprimir el reparto de secundarios que había ido reuniéndose a su alrededor hasta ese momento. Ya se había librado de Lois y Nick Brown en el episodio anterior y ahora hará lo mismo con los personajes de Nueva York cuando Harry Osgood, su manager, la llame por teléfono para decirle que ya no la representará más, que lo que le conviene es un profesional asentado en Los Ángeles. Y así, esta es la última aparición de todo el grupo neoyorquino de sus amigos, incluyendo también a Lance, su antigua banda y el abogado Ken. También significa el fin de su carrera musical. Aunque en el futuro se mencione de pasada, lo que ocupará su vida a partir de este momento será el cine y el aerobic.

 

Parecía que Bill Remington iba a jugar un papel importante en esta nueva etapa de su vida, pero tampoco es así. El actor la invita a la casa que tiene en la playa, pero lo que parece iba a ser una apasionada velada, se transforma en un psicodrama atizado por una enorme tormenta que culmina con un tsunami. La casa va a ser engullida por el mar, pero Bill, que resulta tener una vena autodestructiva, se niega a huir y en cambio trata de convencer a Alison para que hagan el amor. Al final, el sentido común de ésta se impone y utiliza sus poderes para salvarlos a ambos, pero la extraña situación ha servido para que se den cuenta de que mientras Bill no pueda poner su mente en orden, la relación no tiene futuro.  

 

Todos estos cambios no eran señal de nada bueno. Cuando un editor da el visto bueno a que el guionista cambie radicalmente la orientación del personaje protagonista, suele significar que la línea seguida hasta ese momento no estaba dando buenos resultados en lo que a ventas se refiere. Había que probar algo nuevo, porque las portadas de Bill Sienkiewicz, que seguían siendo maravillosas, no eran suficiente gancho para atraer a los lectores. Por si todo esto no fuera suficiente indicio, con este nº 31, “Dazzler” pasa de mensual a bimensual, otro aviso de la delicada situación que vivía la cabecera.

 

El nº 32 presenta más cambios. Mike Carlin se une a Jim Shooter como coargumentista; y Mark Bright sustituye a Frank Springer en los lápices (probablemente porque éste se hallaba ocupado realizando la novela gráfica de Dazzler de la que luego hablaré). Aunque Vince Colletta sigue ocupándose de las tintas, el resultado final es, si no sobresaliente, sí algo mejor.

 

Los inhumanos Lockjaw y Medusa interrumpen una de las clases de aerobic de Alison para pedirle auxilio en compensación por haberla ayudado a derrotar al Hombre Absorbente meses atrás. Una masa negra está moviéndose hacia la ciudad de los Inhumanos, Attilan, en el Área Azul de la Luna. No han podido detenerla y esperan que sus poderes, por así decir, arrojen algo de luz sobre el misterio. Resulta que ese fenómeno oculta a los villanos Piedra Lunar y Apagón, que recientemente habían escapado del Proyecto Pegaso. Y efectivamente, Dazzler no ha de esforzarse mucho para conjurar la amenaza. Si lo que querían los autores era marcar un punto de inflexión, creo que era la dirección equivocada. Se trata de una historia completamente enfocada en la acción superheroica, pero de eso ya había mucho y mejor en el catálogo Marvel de la época. Arrinconar el melodrama femenino, que era lo que caracterizaba este título, era un error.  

 

En el 33 (agosto 84), la actualidad vuelve a colarse en la colección. En diciembre de 1983, no mucho antes de que Mike Carlin escribiera este comic, la MTV estrenó el video “Thriller”, de Michael Jackson, dirigido por John Landis. Huelga decir el impacto que tuvo. Su cinta VHS vendió millones de copias, se programó hasta la náusea en las televisiones de todo el mundo y cambió la forma de hacer vídeos musicales. Pues bien, Dazzler consigue trabajo de bailarina en el nuevo vídeo de Teddy Lingard, un pastiche del “Thriller” de Michael Jackson (de hecho, el episodio se títula “Chiller” –película de terror, en inglés-). El director se ha hecho célebre por los accidentes que suceden en sus rodajes y que, aunque nadie lo sabe, él prepara. Alison es la proyectada víctima de su siguiente golpe, pero sobrevive y desenmascara al canalla.

 

En el número 34, dibujado por Geof Isherwood, regresan un par de personajes de la Marvel clásica. Modelos de pasarela están desapareciendo misteriosamente y la agencia Millie´s Model busca nuevas chicas. Así que Alison prueba suerte y es contratada por Millie en persona. “Millie the Model”, creada por Ruth Atkinson, fue el personaje de humor más longevo de Marvel, totalizando 207 números entre 1945 y 1973, pasando, por tanto, por todas las encarnaciones de la editorial desde Timely a Marvel pasando por Atlas. Aunque  Millie se integró en el Universo Marvel en el Anual nº 3 de “Los Cuatro Fantásticos” (1965), en el que se casaron Reed Richards y Susan Storm, no volvió aparecer hasta los años 80, ya como una mujer madura a cargo de su propia agencia. Alison, Millie y Chilli Storm (que siempre había sido la némesis de Millie) son capturadas por el misterioso secuestrador, que resulta ser un diseñador de moda vengativo. Con la ayuda de Dazzler, las modelos escapan y se toman la revancha.

 

(Finaliza en la siguiente entrada


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