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“Héroes Locales” es el quinto recopilatorio de “Astro City”, publicado por DC Comics bajo el sello Wildstorm y que incluye los números 21 y 22 del Volumen 2, los cinco números de la miniserie “Héroes Locales” y un especial 11-S, todos ellos a cargo del equipo habitual: guion de Kurt Busiek, dibujos de Brent Anderson y Will Blyberg y portadas de Alex Ross, quien además colabora en el diseño de personajes.
Para
entonces, la serie había experimentado un cambio en su formato y cadencia: de
colección mensual había pasado a convertirse en una sucesión de miniseries y
números especiales, a veces separados por prolongados intervalos. Así, pasaron
nada menos que cinco años desde el arco anterior, “El Ángel Caído” y “Héroes
Locales”; y quizá por ello, como si fuera un nuevo comienzo, Busiek decide
recuperar la estructura con la que había arrancado la serie años atrás con
“Vida en la Gran Ciudad” y que también había dado un gran resultado en “Álbum
de Familia”: una antología de historias cortas y autoconclusivas de uno o dos
episodios de extensión protagonizadas por un surtido de nuevos personajes, no
siempre superhéroes.
Como ya había hecho antes en la serie, Kurt Busiek nos ofrece en “Héroes Locales” un sagaz análisis de las convenciones de los comics de superhéroes y para ello y en mayor medida que en otros arcos argumentales, se centra en el punto de vista del hombre ordinario.
Quizá
la historia más simbólica de esta antología sea “Los Viejos tiempos”, en el que
se nos recuerda que incluso los superhéroes envejecen y que intentar recuperar
la antigua gloria puede ser una grave imprudencia. Un antiguo superhéroe,
Supersónico, accede a volver puntualmente a la acción a instancias de un amigo
policía a pesar de que ya no tiene ni la vitalidad ni la destreza de antaño. El
resultado es que su intervención contra un villano cibernético y acorazado
acaba causando una gran destrucción. Supersónico es un personaje patético que
decide hacer caso omiso al inevitable hecho de que la edad y la aparición de
una nueva generación de superhéroes más poderosos lo han dejado obsoleto.
En la
misma línea deconstruccionista discurren otras historias. “De Brillante
Armadura” es un giro amargo de aquellas viejas historias en las que Lois Lane andaba
siempre obsesionada por averiguar la identidad secreta de Superman. Aquí, su
papel lo asume Irene Meriwether, quien recuerda su brillante carrera como
consejera política en los años 60 y el apasionado romance que mantuvo con un superhéroe,
Atómicus. Su inteligencia no le permitió ver ni cómo sus celos y mezquindad
arruinaban su relación ni como su propia hija se convertía en una vigilante.
“Grandes Esperanzas” es una historia sobre la naturaleza del heroísmo y los riesgos que entraña y que nos cuenta cómo Mitch Coogan, un actor que interpreta a un superhéroe en una telenovela, acaba desempeñando el rol de uno auténtico sin hacer caso a las advertencias de sus amigos sobre las consecuencias y peligros que ello conlleva. La humillación que acaba sufriendo arruina su carrera y le hace comprender que el de vigilante no es un papel que pueda interpretar un actor deseoso de fama y reconocimiento.
Por
otra parte, “Toca Madera” y “Sistemas de Justicia” son un drama judicial en dos
partes en la que casi no hay presencia superheroica y que nos traslada a los
años 70 (década en la que se estrenaron, por cierto, varias películas
relevantes de ese subgénero), cuando un joven abogado, Vincent Olek, consigue
absolver al hijo de un importante mafioso utilizando un ingenioso argumento
legal. Su brillante defensa, sin embargo, le deja en las garras de ese
criminal, poniéndose a sí mismo y a su familia en un serio peligro. Al final,
es salvado por un vigilante enmascarado más próximo a él de lo que pensaba, el
Caballero Azul, dispuesto a subsanar por la fuerza los agujeros del sistema
judicial.
A la vista de la saga “Edad Oscura” que seguirá a “Héroes Locales” –y en la que el Çaballero Azul jugará un papel relevante-, estas historias parecen una especie de agridulce prefacio a la relación de la ciudad con su pasado más oscuro que se explora en ese arco. De hecho, el doble episodio del abogado menciona varios acontecimientos señalados de la época, tanto ficticios como reales: la muerte del Agente de Plata –de la que ya se habló en “Vida en la Gran Ciudad” y “Álbum de Familia”-, la dimisión de Richard Nixon, la participación del Viejo Soldado en la guerra de Vietnam o el juicio de la Primera Familia en un caso de espionaje.
Pero no
todo es nostalgia y desengaño en “Héroes Locales” porque Kurt Busiek incluye
también en esta miniserie historias más ligeras y optimistas. Por ejemplo, la
que abre el volumen: “Los Nuevos”, en la que el portero de un hotel de lujo se
esfuerza por ayudar a los huéspedes forasteros a comprender la especificidad de
la ciudad: su comunidad de superhumanos y los continuos eventos extraordinarios
que protagonizan. En el pasado, este humilde y discreto hombre, profundamente
enamorado de su ciudad, tuvo su oportunidad de ser un héroe. Es una historia
que ofrece una puerta de entrada a cualquiera que desconozca la trayectoria
previa de la colección, capturando la esencia de la misma sin hacer que se
sienta perdido.
“Donde
Está la Acción” se centra en un trapisondista editor de comic books, Manny
Monkton, visto a través de los ojos de una de sus guionistas, Sally
Twinings. Busiek utiliza esta historia
para imaginar cómo, si los superhéroes existieran, reaccionarían ante alguien
sin escrúpulos a la hora de utilizar sus aventuras para ganar dinero
convirtiéndolas en tebeos. Es también una crítica a la relación de los autores
con sus editores y, en concreto, al conflicto entre los deseos del creador y
las exigencias de quien debe comercializar su obra. Ese choque entre arte y
comercio –que sin duda Busiek ha vivido de primera mano- está descrito con una
ironía juguetona que aporta un nuevo y original punto de vista a este mundo
superheroico.
“Pastoral” nos aleja del ajetreo urbano de Astro City para acompañar a una enfurruñada adolescente a la que, contra su voluntad, sus padres envían al campo para que pase el verano en la granja de unos parientes. Irritada, empieza su estancia juzgando con condescendencia su nuevo entorno, compartiendo su malestar vía internet con su mejor amiga en la ciudad. Pero gradualmente, tomará conciencia de la belleza de los paisajes, el sencillo encanto de la gente y descubrirá que lo maravilloso no es exclusivo de la ciudad de la que procede porque también existen héroes enmascarados entre los granjeros y los feriantes. Su rendición definitiva llegará cuando descubra no sólo la identidad secreta del héroe local sino que éste mantiene una relación con su prima. Es una historia magnífica, sutil y con una caracterización de primera. El volumen se cierra con “Tras el Fuego”, un emotivo homenaje a las víctimas y héroes de los atentados del 11-S.
Visualmente,
parece que no ha pasado el tiempo por Brent Anderson, quien sigue demostrando
su versatilidad y capacidad narrativa en páginas sobresalientes en su
composición, como esa doble plancha al comienzo de “Sistemas de Justicia”, en
la que el abogado protagonista es atormentado por sus errores pasados. Como de
costumbre, sabe darle a cada personaje su diseño distintivo, tiene buena mano
para la expresividad y sitúa las figuras sobre fondos bien perfilados. Y
también repite, como ya dije, el gran Alex Ross en las portadas y la creación
visual de los personajes. La continuidad de este equipo es lo que ha permitido
que “Astro City” sea una serie única en el panorama norteamericano. Es evidente
que el trío trabaja en perfecta sintonía, disfruta haciéndolo y,
consecuentemente, ha podido mantener una consistencia especial a lo largo de
los más de veinte años que ha durado la serie.
No es
necesario sentir un apego especial por los superhéroes para disfrutar de “Astro
City” porque el talento de sus creadores consiste en mirar ese universo desde
cierta distancia, a un nivel metafórico, como si se tratara de relatos
mitológicos. Si su accesibilidad es lo que puede atraer a un neófito en el género,
el aficionado veterano apreciará el metalenguaje de las historias porque la
serie también funciona gracias a las múltiples referencias que incluye. Los
conocedores del género dominan sus fórmulas, sus códigos y arquetipos, pero
aquí los van a encontrar reformulados por un guionista que tiene una sabiduría
enciclopédica de los mismos y un dibujante que sabe aportar una especial
humanidad a los superhéroes para reflexionar sobre la relación entre los
mortales y los dioses, los hombres y sus héroes y, en general, la
caleidoscópica naturaleza humana.
Puede que haya quien juzgue a “Héroes Locales” como una pequeña decepción que no alcanza el nivel de volúmenes precedentes. Es cierto que no hay tanta épica ni maravilla y que se compone “solamente” de pequeñas historias cotidianas, quizá menos intensas en términos de acción y grandiosidad, pero tan singulares y diversas y elegantemente ejecutadas como cualquiera de las que se habían visto hasta la fecha en la serie. Busiek, Anderson y Ross nos invitan a internarnos en un territorio familiar para contarnos historias que no habíamos visto hasta ahora, los dramas de aquellos que siempre quedan en la periferia de las aventuras superheroicas al uso, gente corriente como el lector que asisten como testigos al espectáculo o, algunas veces, participando fugazmente en el mismo.
(Continúa en la siguiente entrada)
El tomo se me hizo algo irregular, y por eso es un ejemplo de la ventaja de leer este tipo de historias en grapa. Por casualidad logré Los Viejos Tiempos en la edición original antes que se publicase en España, y me encantó. En cambio, al releerlo en el tomo lo noté con algo menos de fuerza. Cuando se leen todas las historias una tras otra, al tener solo un tenue hilo común no se refuerzan entre ellas como hace una saga. Pero los tiempo de las grapas ya pasaron, y de todos modos las historias aquí presentadas son todas excelentes. Como favorita me debato entre En Brillante Armadura y Pastoral.
ResponderEliminarEs lo que también pasa en las antologías de cuentos, por ejemplo, que te lees uno detrás de otro y no deja el mismo poso que una novela por mucho que algunos de ellos sean brillantes. Pero aún así, tomados por separado, creo qeu estos son muy notables tebeos de superhéroes. Y en cuanto a las grapas, yo las abandoné hace ya muchos años.
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