27 dic 2024

LOS VENGADORES EN LOS AÑOS 70 (3)

 


 (Viene de la entrada anterior)

El nº 78 (julio 70) comienza cuando el Capitán América, que ha recibido una nota urgente supuestamente enviada por Pantera Negra, llega al tejado de la Mansión de los Vengadores (por algún motivo, a todo el mundo le gusta utilizar la azotea en lugar de la puerta principal, incluyendo a Pantera en el nº 52 y también el Capitán y Rick Jones en el 72), donde es atacado por el enemigo del monarca de Wakanda, el Hombre Mono, que era quien le había hecho llegar el aviso. El resto de los Vengadores –excepto Pantera, que está ausente- acuden a la refriega, pero no consiguen detener al villano cuando huye a bordo de una nave. Goliath le informa entonces al Capitán de que el Hombre Mono es en realidad un wakandiano llamado M´Baku, que había intentado destronar a T´Challa en el nº 62 y al que habían dado por muerto al final de aquella aventura.

 

A todo esto, Pantera hace una visita a Monica Lynne, a quien había conocido como popular cantante en los nº 73 y 74, en plena crisis con el grupo supremacista blanco Hijos de la Serpiente. A raíz de lo sucedido en aquellos episodios, la joven abandonó su carrera artística para trabajar en pro de los derechos del pueblo negro. En aquellos años en los que la lucha por los derechos civiles seguía siendo tema de candente actualidad, Marvel se encontró con que el único personaje con el que podía ofrecer algún tipo de discurso al respecto era Pantera Negra. Y como éste no disponía todavía de colección propia, hubo de vivir su particular melodrama en las páginas de los Vengadores.

 

Nunca me pareció convincente la relación que Thomas quiso establecer entre Pantera Negra y los afroamericanos. Es un intento de ser relevante y actual pero, a la hora de la verdad, un rey multimillonario e indígena africano apenas tiene conexión con la experiencia negra en Estados Unidos más allá del color de su piel. Sería lo mismo que si un Príncipe de Ruritania tratara de identificarse con la difícil situación de los campesinos del país vecino sólo porque compartieran la piel blanca. Por eso tiene poco sentido que T'Challa decida convertirse en maestro de escuela en Nueva York. El personaje resulta mucho más interesante cuando se ocupa de cuestiones relacionadas con la política y cultura de Wakanda, no las problemáticas sociales de Estados Unidos. El Halcón, un neoyorquino del Harlem, era un personaje mucho más apropiado para abordar el tema racial y ese sería el papel que se le asignaría poco después en la colección del Capitán América, pero en este punto apenas había hecho su debut en el Universo Marvel (en septiembre de 1969), y el desarrollo de esa faceta estaba todavía por desarrollar.

 

El caso es que el encuentro entre Monica y T´Challa resulta ser más tenso de lo que él esperaba. La muchacha está indignada por una noticia en el periodico sobre el rechazo de los politicos a una Ley de la Pobreza y descarga su frustración sobre el superhéroe: “¿Qué has dejado tú, T´Challa? ¡Mientras los niños pasan hambre, tú andas con los poderosos Vengadores!”. Él se defiende intentando razonar: “Hay muchas maneras de servir a una causa, Monica. La mía es profesor…a menos de una docena de manzanas de aquí”. Pero ella no se muestra impresionada y lanza una acusación todavía más grave que apunta a su radicalización: “¡Vale, tres hurras por tí! Nos arrojas una migaja mientras eres amigote de los que nos oprimen…¡Los que nos vuelven a esclavizar!”.

 

Aunque luego Monica se arrepiente de lo que ha dicho, la conversación da que pensar a Pantera: “Me pregunto si las palabras de Monica eran más ciertas de lo que quiero creer. Quizá haya suficientes superheroes en el mundo. Quizá llegue pronto el día en que T´Challa, hijo de T´Chaka, deberá elegir dónde está de verdad su corazón. Y quizás ese día no habrá sitio para los Vengadores en la vida de Pantera Negra”. Como veremos, esta lúgubre reflexión tendrá su importancia en la siguiente aventura de los Vengadores, cuando plantee al grupo un dilemma al respecto. Por otro lado, resulta llamativo el uso que Thomas le da al ileísmo, esto es, hablar de uno mismo en tercera persona. Normalmente, se aplica a personajes Marvel con cierto aire de nobleza o villanos egomaniacos, pero también tiene una vertiente psicológica que yo creo que no contemplaba el guionista pero que, de vez en cuando, también podría explicar ese recurso: situaciones de estrés y ansiedad extrema pueden hacer que alguien muy agobiado o superado por las circunstancias hable de sí mismo como si fuera otra persona. De este modo, su subconsciente intenta evadirse y escapar de la realidad que le oprime.

 

Cuando Pantera se marcha, Monica es secuestrada por el Hombre Mono y utilizada después como cebo para que T´Challa acepte un duelo con él. Así sucede y M´Baku habría perdido el combate de no haber sido porque Pantera, al tratar de liberar a Monica, resulta aturdido por un maniquí explosivo preparado para engañarlo. A continuación, el Hombre Mono lo traslada, junto con Monica, a una guarida subterránea, donde descubre que éste es miembro de un grupo, la Legión Letal, liderada por el Segador y en el que militan también otros enemigos ya clásicos de los Vengadores: el Láser Viviente, Power Man y el Espadachín. La historia continúa y concluye en el número siguiente.

 

Este número está dibujado por Sal Buscema, quien claramente no estaba al nivel de su hermano pero que consigue mantener el tipo gracias al entintado de Tom Palmer. Afortunadamente, John volverá en el siguiente episodio, el 79 (agosto 70),

 

La Legión Letal (que ocupa la nada conseguida portada, con sus miembros exhibiendo grotescamente sus dentaduras), fueron el intento de Thomas de reemplazar a los Amos del Mal. Si estos últimos habían reunido a enemigos individuales de los Vengadores originales, este nuevo grupo de villanos estaba compuesto principalmente de adversarios de los “nuevos” Vengadores, esto es, aquellos que sustituyeron al quintento original en el nº 14 (marzo 64). El líder era el Segador, que en el nº 52 ya había anunciado su intención de vengarse de quienes consideraba asesinos de su hermano, Simon Williams, alias el Hombre Maravilla (en el nº 9). El principal problema de este lunático perdedor siempre fue que se empeñaba en enfrentarse a los Vengadores con su ridícula guadaña trucada. Y claro, no había forma de que nadie, lectores incluidos, se tomase demasiado en serio sus bravatas.

 

En cuanto a los otros tres miembros, el Láser Viviente, Power Man y el Espadachín, la última vez que trabajaron juntos fue bajo las órdenes del Mandarín en el Anual nº 1. Desde entonces, el Láser y el Espadachín se unieron a la Brigada de Batroc (en “Capitán América” nº 105 septiembre 68) y el segundo regresó a los Vengadores en el nº 65 para explorar un poco más la relación que en el pasado había tenido con Ojo de Halcón/Goliath.

 

El número comienza con la llegada a la Mansión de Thor e Iron Man, cuyos refuerzos han solicitado los Vengadores en activo al sospechar que el Hombre Mono no está trabajando solo. Mientras discuten sobre quién podría estar implicado en el complot, Visión se pone un disfraz humano por primera vez y acude a la escuela donde Pantera enseña como profesor para avisar de que éste no podrá impartir sus clases ese día. Su máscara de goma y su fría voz ponen muy nerviosa a la directora.

 

Dejando aparte el bienvenido regreso de John Buscema a los lápices, no hay nada demasiado destacable en este episodio. Thor e Iron Man no desempeñan papel alguno porque son engañados desde el principio por los villanos para dirigirse a una parte de la ciudad donde no van a encontrarles; y el resto de los Vengadores tiene un desempeño que oscila entre lo decepcionante y lo ridículo. De hecho, bien podrían haber caído derrotados definitivamente por ese puñado de perdedores que componen la Legión Letal.

 

Pantera escapa sólo para ser derribado de nuevo por el Segador. Goliath y la Bruja Escarlata persiguen por las conducciones subterráneas de la Mansión a Power Man y el Espadachín. Clint, todavía resentido por el abandono de la Viuda Negra, desoye a su compañera y rechaza su ayuda. Los villanos los ciegan con un intenso rayo de luz y, tras un breve rifirrafe, Goliath se golpea con una tubería e involuntariamente deja inconsciente de un puñetazo a la Bruja. Mientras aún se halla aturdido, el Espadachín lo seda con el gas de su espada. Tampoco les va muy bien al Capitán América y Mercurio cuando se enfrentan al Láser y al Hombre Mono en la central eléctrica de la Mansión.

 

Todo se resuelve de una forma bastante sorprendente. Power Man regresa de la Mansión de los Vengadores con Visión inconsciente y lo arroja a continuación junto a sus compañeros a una cisterna con vapores letales. Pero también ha traído consigo los archivos personales de los Vengadores y, horrorizado, el Segador descubre en ellos que Visión tiene los patrones cerebrales del Hombre Maravilla. Desesperado por salvar lo que queda de su hermano, destroza el tanque de gasolina liberando a los Vengadores. El "Visión" cautivo resulta ser un Power Man aturdido y el auténtico androide emerge flotando de su disfraz de Power Man. A partir de ahí, la derrota de los villanos no tarda en producirse.

 

Visión es el héroe del momento, por lo que todos se sorprenden cuando anuncia que abandona el equipo: “Qué lugar puedo tener…una cosa fría y sintética…entre hombres de carne y hueso?” En ello quizá tuvo que ver la impresión que, incluso disfrazado de humano, causó a la directora de la escuela; o que el Segador no viera en él a un ser singular e independiente sino a un eco lejano de otro hombre, el Hombre Maravilla, al que ni siquiera Visión llegó a conocer. Por supuesto, hoy sabemos que esta drástica decisión fue sólo temporal, pero los lectores de entonces no tenían razones para pensar tal cosa. Al fin y al cabo, la Visión llevaba menos de un año siendo Vengador y otros personajes ya habían entrado y salido del equipo antes, como Hulk, Hércules, Viuda Negra y el Caballero Negro.

 

Si tanto en los números anteriores como en los de la saga de los Hijos de la Serpiente (a comienzos de este mismo año) Thomas había abordado el tema del racismo en Estados Unidos, el número 80 (septiembre 70) le va servir para introducir el de la situación de los nativos americanos a través de un nuevo personaje, Lobo Rojo, que sería el primer superhéroe de esa raza (Wyatt Wingfoot, amigo de los Cuatro Fantásticos, le había precedido en cuatro años, pero no era un superhéroe).

 

Visión, el cual dimitió de los Vengadores en el número anterior, vaga sin rumbo por la calle con su disfraz humano cuando se cruza con un indio que lleva un atuendo tradicional y un tocado con cabeza de lobo que, acompañado de un gran lobo gris, persigue a un hombre al que a punto está de matar. Visión interviene y lo deja inconsciente materializando ligeramente su brazo en el pecho de aquél. A pesar de su decisión respecto a los Vengadores, es allí donde lleva al agresor y el lobo que lo acompaña dócilmente. Ignoro cual fue la intención de Thomas al terminar el número anterior con la sorprendente renuncia de Visión, pero tal decisión duró poco porque desde este mismo momento vuelve a militar en las filas de los Vengadores como si nada hubiera sucedido.

 

En ese momento, los Vengadores en activo, junto al Capitán América, Iron Man y Thor, están decidiendo el curso a seguir. Parece que la amenaza más urgente es la del Zodiaco, reconstruido tras la derrota que sufrió en el nº 72. Pero Pantera Negra cree que sus esfuerzos deberían dirigirse en otra dirección: “Antes de que nos embarquemos en otra caza de brujas mundial, hay batallas más cercanas igual de vitales…¡Batallas que debemos librar y ganar! ¡Hablo del crimen organizado! Sin mascaras chillonas ni disfraces coloridos. Sólo un mal insidioso que corrompe todo y a todos cuantos toca. Ahora mismo se Libran batallas por la mentes los cuerpos y las mismas almas de los niños a los que educo. ¡Y no deben vencer!”. Sus compañeros están divididos al respecto. Goliath cree que esa es labor de la polícia, pero la Bruja Escarlata se alinea con Pantera.

 

El debate que plantea aquí Roy Thomas es muy meritorio y ejemplo del tipo de comic moderno y comprometido que él defendía. Pero también demostraba las limitaciones del comic de superhéroes a la hora de abordar cuestiones sociales. Su argumento es que personajes como Iron Man o Pantera Negra podrían hacer más por el mundo utilizando sus fortunas e inteligencia que luchando contra los villanos, ya lleven éstos disfraces o no. En los años 70, además, esta tesis tendía a radicalizarse aún más: los superhéroes deberían estar combatiendo la estructura de poder de un establishment corrupto. Pero, obviamente, esto último no puede llevarse a cabo so pena de cambiar por completo la naturaleza de su universo compartido, crear un entorno sociopolítico completamente nuevo y, consecuentemente, alejar a los personajes del mundo real (esto fue lo que años más tarde haría, con gran acierto, Mark Gruenwald con la miniserie de “Escuadrón Supremo”).

 

En cuanto a la lucha contra el crimen organizado, podría pensarse que la intervención de Los Vengadores era innecesaria habida cuenta de que otros héroes como Spiderman o Daredevil –por no hablar de las misiones en solitario de los propios miembros del grupo- ya se ocupaban de ello. Sin embargo, el Zodiaco, como se verá en tan solo un par de números, es una amenaza grave del tipo que solo Los Vengadores pueden afrontar, así que el argumento de Pantera Negra, más que producto de una serena reflexión, parece más motivado por la indignación que le provoca la marginación y pobreza (relacionadas con el crimen ordinario)con las que ha tenido contacto últimamente en su faceta de profesor. Decirle al Capitán América o Iron Man que la amenaza mundial que supone el Zodíaco no vale su tiempo, no sólo no tiene sentido sino que es hasta ofensivo.

 

En ese momento, llega Visión y abre un nuevo frente. Cuando despierta Lobo Rojo, explica quién es y de dónde viene. Cornelius Van Lunt, el especulador sin escrúpulos para el que habían trabajado brevemente los Vengadores en el número 77, estaba recurriendo a todo tipo de amenazas y chantajes para comprar la tierra de su tribu. Cuando su padre se negó a vender, Van Lunt envió a sus matones a asesinar a la familia. Lobo Rojo (cuyo auténtico nombre, Will Talltrees, se revelará en el siguiente episodio) fue el único superviviente. Trastornado por la pena y la ira, invocó a un héroe legendario de su tribu, el Lobo Rojo, quien se manifesto ante él y le reveló que era su succesor. Adoptó un atuendo ceremonial y se hizo cargo de un lobato huérfano que se convirtió en su compañero inseparable. Ambos llegaron a Nueva York para buscar a los asesinos e impartir justicia y, después de muchos meses, consiguió encontrar al secuaz de Van Lunt, Jason Birch, cuya ejecución frustró Visión minutos antes.

 

El androide decide reincorporarse a los Vengadores para ayudar a Lobo Rojo y atrapar a Van Lunt. En este punto vuelve a abrirse el debate sobre a qué misión otorgar prioridad pero, finalmente, se decide que cada cual elija según su conciencia. Así, Visión, Goliath y la Bruja Escarlata se unirán a Lobo Rojo en su búsqueda de la justicia; Pantera Negra actuará en solitario y su peripecia continuará en “Daredevil” nº 69 (octubre 70); por su parte, Mercurio, el Capitán América, Iron Man y Thor perseguirán al Zodiaco. Este cisma, aunque cualquier lector podría imaginar que sería temporal, preocupa a Visión que, en la última viñeta, reflexiona: “Me pregunto si he vuelto a las filas de los poderosos Vengadores sólo para verlos separarse para siempre”.

 

La situación de los nativos americanos fue uno de los focos de atención mediática de 1970 a raíz del enfrentamiento que se produjo en la isla presidio de Alcatraz, durante diecinueve meses, entre un grupo de indios que reclamaban la devolución de tierras desocupadas a sus respectivas tribus y el gobierno estadounidense. La ocupación del antiguo recinto penitenciario, que comenzó en noviembre de 1969 y finalizó en junio de 1971, despertó muchas simpatias entre el público americano al revelar la difícil situación que vivían los indios, generando una presión social que desembocó en ciertas medidas favorables a aquéllos. Este número de los Vengadores, abordando la cuestión, parecía también desaconsejar el radicalismo de cualquier tipo, una posición centrista que sintonizaba con la ideología de Stan Lee. Pero a medida que avanzara la década, los guionistas más jóvenes y reivindicativos que fueron nutriendo la industria del comic empezarían a cambiar esa visión moderada en favor de una ideología más combativa.

 

En cuanto a Lobo Rojo, símbolo de la lucha de los nativos Americanos contra la injusticia y los atropellos del capitalismo desatado, no se dice en ningún momento que tenga verdaderos superpoderes. Will Talltrees adoptó ese alter ego después de que un espíritu mítico se lo ordenara, pero bien podría haber sido producto de una mente trastornada por el asesinato de sus padres. Además, no vemos ningún tipo de transformación o demostración de habilidades sobrehumanas y el atuendo y el hacha que porta las había cogido él mismo de un recinto ceremonial. Cuando bajó de la montaña donde había experimentado la epifanía, fue atacado por una loba que trataba de proteger a su cachorro. Tras matar a la madre para salvar su propia vida, Talltrees adopta al lobato, pero si esa fue la intención del espíritu o simplemente una coincidencia, está abierto a interpretación. En fin, que no es más que un tipo normal con una mascota, bastante similar al Halcón y su ave Ala Roja.

 

Para desarrollar esta aventura, en esta ocasión Roy Thomas planteará un arco bastante ambicioso de tres números de “Los Vengadores” más el antes mencionado de “Daredevil” con participación de Pantera Negra. El segundo de ellos, el 81 (octubre 70), narrará la parte del primer equipo.

 

Mientras se acercan a bordo de un quinjet a la reserva cheyenne de Lobo Rojo, los Vengadores son atacados por otra nave que, descubre Visión, está controlada por robots de Van Lunt. En este punto, nos dicen, los quinjet no llevan armas (quizá como cláusula específica que prohíbe matar en los contratos superheroicos) así que es el androide el que ha de destruir personalmente la nave enemiga, eso sí, no antes de que derribe al quinjet. Mientras busca a sus compañeros, Visión se pregunta cómo Van Lunt pudo conseguir un armamento tan avanzado. Al fin y al cabo, ellos lo habían conocido tan sólo como un empresario de Nueva York, despiadado y amoral, sí, pero sin recursos extraordinarios como los que aquí despliega.

 

Visión encuentra a Wanda en la orilla de un lago y la reanima, pero ella está demasiado débil como para utilizar su poder mutante, así que, cuando aparecen los hombres de Van Lunt liderados por Jason Birch, Visión se rinde para evitar que una bala perdida pudiera herir a su compañera. Llevados ante Van Lunt, acepta actuar como su guardaespaldas para seguir protegiendo a Wanda.

 

Goliath y Lobo Rojo también sobrevivieron al derribo del quinjet y se encuentran con la tribu de éste poco antes de que los hombres de Van Lunt ataquen el poblado. Los dos superhéroes luchan contra ellos y los vencen, inspirando al resto de la tribu a rebelarse contra los atropellos a los que están siendo sometidos. Un grupo de ellos, liderado por Goliath, se acerca a la mansión de Van Lunt, pero se encuentran con la inesperada oposición de Visión. Este segmento de la trama es indiscutiblemente absurdo: como el androide no hace ningún esfuerzo por explicar a su aliado las razones por las que ha “cambiado” de bando, estalla la pelea. Y, para colmo, la Bruja Escarlata, experimentada Vengadora en lides peores que la presente, se limita a desempeñar el papel de frágil damisela en peligro al que sus compañeros masculinos deben proteger; enfoque que ya sonaba trasnochado en 1970.

 

Mientras tanto, Lobo Rojo lidera a otros miembros de la tribu contra una presa levantada por el industrial para privarlos de agua. La Bruja Escarlata recupera sus poderes y lanza un hechizo para salvar a Lobo Rojo. Desafortunadamente, su ataque rompe la presa y el indio y el empresario son arrastrados por las aguas mientras luchan.

 

La reaparición de Wanda detiene la pelea entre Goliath y Visión. Los cuerpos de Lobo Rojo y Van Lunt no aparecen, pero quien sí llega es Will Talltrees, al que sólo los Vengadores parecen identificar como el héroe indio.

 

Por otra parte, da la impresión de que Roy Thomas se lió bastante con el conflicto entre Van Lunt y los cheyennes. En el próximo número nos enteraremos de que la razón por la que quiere apoderarse de las tierras nativas es mantener oculto el ejército que el Zodiaco está adiestrando en una de sus propiedades cercanas. Tommy Talltrees fue asesinado por negarse a vender su tierra, pero William Talltrees, su hermano y tío de Lobo Rojo, dice que Van Lunt les robó las suyas. Sin embargo, los sicarios siguen hostigándoles y el ejército del Zodiaco debía llevar bastante tiempo entrenando porque horas después entraban en acción invadiendo Nueva York.

 

Aunque esta dupla de episodios constituyen el origen de Lobo Rojo, lo cierto es que, aparte de poner mala cara, indignarse ante el maltrado que sufre su gente y jurar venganza, no hace gran cosa. Precisamente, sus bravatas respecto a la venganza apuntan a que quizá en algún momento Thomas considerara incorporarlo a las filas de Los Vengadores, opción que se desechó ante la falta de respuesta positiva por parte de los lectores.

 

El personaje tenia un nombre atractivo y su atuendo era pintoresco y suficientemente superheroico. Quizá el problema, además de que no desempeña un gran papel en esta historia, resida en su falta de poderes. Marvel ya contaba con varios héroes con habilidades humanas normales o poderes de bajo nivel. Pero el Capitán América tiene su escudo, Pantera Negra cuenta con el vibranium y sus pócimas aumentadoras de capacidades físicas, Halcón puede volar (aunque todavía no cuando se publicó esto. Sus alas se las fabricaría, precisamente, Pantera Negra) y Daredevil tiene su radar y sentidos incrementados. Contar con un lobo, por muy grande que sea, no era suficiente para seducir a los lectores. Si se hubiera acercado más a un personaje del perfil Lobezno/Dientes de Sable (ninguno de los cuales existía aún por entonces), combinado con la capacidad de transformarse en un lobo, por ejemplo, tendría algo diferente que ofrecer a los Vengadores (o a cualquier otro equipo).

 

En el futuro, Marvel no sabría bien qué hacer con él. Concederle un título propio era absurdo porque la editorial siempre había tenido problemas para lanzar en solitario personajes no creados por Kirby o Ditko, por muy interesantes que fueran sus premisas de partida. Difícilmente podía esperarse que una colección de Lobo Rojo tuviera más recorrido que las que a no mucho tardar tendrían las de Power Man, Puño de Hierro, el Motorista Fantasma, Spiderwoman o el Capitán Marvel.

 

Por el momento, su presentación concluye con su propia gente dándolo por muerto y él regresando a casa con su identidad civil para ayudar en la reconstrucción de la tribu. Parecía un recorrido decepcionamente corto, similar al que algún tiempo después tendría otro superhéroe indio, Ave de Trueno, muerto tras tan sólo tres números de los renacidos X-Men. Lobo Rojo, sin embargo, tendría algo más de suerte. Su siguiente aparicion sería en “Red Wolf” 7 al 9 (mayo-septiembre 73), los últimos números de una colección que había narrado las aventuras de otro Lobo Rojo diferente, ambientado en el Salvaje Oeste. Sin embargo, para liar más las cosas, este campeón indio moderno recibiría aquí otro nombre, Thomas Thunderhead, sin que se haya aclarado si era la misma persona que Will Talltrees, aunque probablemente se trate de una suerte de identidad heredada por diferentes personas a lo largo del tiempo, algo parecido a lo que sucedía con otro héroe veterano del comic, The Phantom. En cualquier caso, sería Talltrees quien participaría junto a Tigra en “Marvel Chillers” nº 3 (febrero 76) y, posteriormente, en “Hulk” nº 265 (noviembre 81), el guionista Bill Mantlo lo incorporaría al grupo de los Rangers, un conjunto de superheroes que actuaban en el Suroeste norteamericano.

 

Por último, mencionar que es en este número donde Roy Thomas empieza a poner los cimientos del futuro romance entre la Bruja Escarlata y Visión, quizá, con la perspectiva que da el tiempo, el elemento más relevante de este arco.

 

El gran final llega en el número 82 (noviembre 70), cuando el ejército reunido por el Zodiaco y escondido hasta entonces por Van Lunt en territorio indio, toma la isla de Manhattan y la rodea con un campo de fuerza. Su líder, Aries, exige al presidente Nixon un rescate de mil millones de dólares. Los invasores esperaron a que Los Cuatro Fantásticos se encontraran fuera de la ciudad, concretamente visitando Whisper Hill, donde Agatha Harkness había estado cuidando del bebé de los Richards, Franklin, desde “Cuatro Fantásticos” nº 94 (enero 70). Los X-Men tienen su escuela en Westchester, fuera de la isla y Spiderman está con su tía May en Queens, también más allá del campo fuerza. En cuanto al Doctor Extraño, que vive en Greenwich Village, habría intervenido de haberse encontrado en nuestro plano de la realidad. En cuanto a los Vengadores, han capturado y sedado a los únicos presentes: Capitán América, Iron Man, Quicksilver y Thor, aunque Roy Thomas en ningún momento aclara a través de algún flashback o línea de diálogo cómo el Zodiaco había sido capaz de reducirlos.

 

Goliath, la Bruja Escarlata y Visión acaban de regresar del territorio cheyenne de Lobo Rojo, pero no pueden penetrar el campo de fuerza. Quienes sí están dentro de la ciudad son Pantera Negra y Daredevil, los cuales (en “Daredevil” nº 69) acababan de formar equipo para desarticular una pandilla callejera, los Truenos. Rastrean el lugar desde donde esta transmitiendo Aries, con la esperanza de liberar a los Vengadores, pero el villano ha trasladado a sus cautivos y revela que todo era una trampa para atrapar también a Pantera. Éste y Daredevil deben retirarse incapaces de superar el poder de la Llave del Zodíaco que empuña Aries y que le había entregado Escorpio en el nº 72.

 

El ejército invasor reúne a una multitud de neoyorquinos para que presencien la ejecución de los cuatro Vengadores prisioneros. Entre el público se encuentra Matt Murdock, el alter ego de Daredevil, el cual provoca un altercado y es atrapado por los sicarios del Zodiaco para sufrir el mismo destino que los héroes. Pero esta vez es él quien les ha tendido una trampa y en cuanto está a la distancia adecuada de la máquina que mantiene a los Vengadores sedados, la golpea con el cable de su bastón trucado desactivándola.

 

El ejército del Zodiaco no es rival para el poder combinado de estos Vengadores y pronto se viene abajo. Aries huye en un avión, perseguido por Thor y cuando trata de utilizar la Llave para colapsar el campo de fuerza sobre Manhattan y asfixiar a la población, el dios asgardiano destruye el avión y, consecuentemente, desactiva la barrera. Presumiblemente, este Aries moriría aquí dado que la próxima vez que los Vengadores se las vean con el Zodiaco, en el número 120, habrá sido reemplazado por otra persona.

 

Es después de finalizada esta crisis y ya en la Mansión, cuando los Vengadores se dan cuenta de que los tres casos en los que han venido trabajando por separado habían sido partes de la conspiración global del Zodiaco. Goliath, la Bruja Escarlata y Visión investigaron a Cornelius Van Lunt y sus atropellos en territorio tribal. Era él quien financiaba al Zodiaco y prestaba sus tierras para entrenar al ejército. Mientras tanto, Pantera Negra y Daredevil habían descubierto que los Truenos, apoyados y armados por un desconocido, eran parte del ejército invasor.

 

Comentar por último que Thomas seguía empeñado en traer de vuelta al trio de grandes Vengadores que Stan Lee había decretado fuera del grupo por razones de comodidad personal, ya que era él quien se encargaba de guionizar sus respectivos títulos. El Capitán América, que ya era casi un Vengador en activo a tenor de lo frecuentemente que se pasaba por la Mansión, volvería en el número 85; Thor en el 84 e Iron Man en los números 86-87. Los tres coincidirán en el 88. Pero de eso ya hablaremos cuando toque.

 

Conforme el año 1970 se acercaba a su término, las ventas de “Los Vengadores” se aproximaban ya a las de algunos de sus componentes más populares. Así, la media de ejemplares vendidos de cada número de la colección se situaba en 217.000, mientras que “Capitán América” vendía 225.000 ejemplares y “Thor” 232.000.

 

(Continúa en la siguiente entrada)


No hay comentarios:

Publicar un comentario