13 feb 2024

LOS VENGADORES EN LOS AÑOS 60 (20)

 

(Viene de la entrada anterior)

 Aunque el debut de Pantera Negra en el nº 52 de “Los Cuatro Fantásticos” (julio 66) está considerado justificadamente como un hito en la historia del género desde una perspectiva histórica, lo cierto es que el personaje no sólo se limitó a aparecer esporádicamente al principio sino que ningún otro superhéroe negro siguió sus pasos.

 

La industria del comic estaba disfrutando de una expansión de superheroes a mediados de los años 60 y consideraba los personajes negros un potencial riesgo financiero a la vista de las turbulencias raciales que azotaban el país en las calles y campus universitarios. Sin embargo, gracias a las iniciativas de activistas como Martin Luther King –a su manera y para muchos entonces, un auténtico superhéroe- empezó a producirse una mezcla de culturas que despejó, al menos hasta cierto punto, las dudas y temores de los sectores más rancios de la industria.

 

Y este cambio queda bien reflejado en el nº 52 de “Los Vengadores” (mayo 68), otro paso en la integración racial de Marvel al pasar a formar parte Pantera Negra de la alineación oficial del grupo insignia de la casa.

 

Tras haber sido recomendado por el Capitán América en el número anterior, Pantera llega a la Mansión de los Vengadores para presentarse oficialmente. El edificio, sin embargo, parece desierto y decide utilizar un acceso secreto del que le habló el Capitán América tras haber luchador juntos contra un falso Zemo en “Capitán América” nº 100 (abril 68). Después de superar algunas defensas, encuentra a Goliath, Ojo de Halcón y la Avispa aparentemente muertos. No ha podido aún reaccionar cuando Jasper Sitwell, un agente de SHIELD que había acudido en busca de Tony Stark, lo arresta y llama a la policía. En el momento en que están retirando los cuerpos, aparece Natasha, la Viuda Negra, que acaba de regresar de unas vacaciones (ausencia que Ojo de Halcón explicaba en el nº 50 por los problemas que atravesaba su relación).

 

T´Challa es incapaz de convencer a la policía de su inocencia. Jamás han oído hablar de un país llamado Wakanda y no pueden contactar con el Capitán América para verificar su historia. Tampoco funciona la combinación de la puerta de la Sala de Reuniones de la Mansión que conoce Pantera gracias al Capitán, así que el recién llegado héroe accede a que los agentes le lleven a comisaría.

 

Cuando el Capitán (justo después de haberse enfrentado al Cuarto Durmiente en los nº 101 y 102 de su colección), Iron Man y Thor escuchan las noticias del arresto de Pantera, empiezan a investigar cada uno por su cuenta, aunque obviamente no lo suficientemente rápido como para llegar a algún lado antes de que el propio interesado solucione el misterio.

 

Y es en este punto que el lector se entera de que Los Vengadores fueron “asesinados” por un nuevo villano, el Segador, hermano del Hombre Maravilla. Este ultimo había debutado como adversario del grupo y muerto en el número 9 (octubre 64) y la motivación del Segador es, por tanto, la venganza, aunque sus verdaderos objetivos son Goliath y la Avispa, miembros del equipo original que derrotó a su hermano, siendo Ojo de Halcón una mera víctima colateral. Tras irrumpir en la Mansión y abatirlos con un rayo de su guadaña, repara de alguna forma no explicada los desperfectos y espera a que se presenten el resto de los miembros fundadores para enfrentarse a ellos. Por supuesto, no contaba con que quien primero llegaría sería Pantera Negra.

 

Éste escapa de la custodia de la policía (sin explicar por qué, entonces, se dejó arrestar por ellos momentos antes), vuelve a la Mansión y encuentra una forma de entrar en la Sala de Reuniones, donde, según había deducido correctamente, se escondía el atacante. Y allí, efectivamente, está el Segador, que, como es de esperar, presume de su plan y revela que los Vengadores no están muertos sino sumidos en una especie de coma. Si no son sometidos a otra descarga de la guadaña del Segador con la que revertir su estado en el plazo de tres horas, morirán. La retorcida mente del villano justifica sus actos asegurando que no es un asesino como Los Vengadores porque será la policía la que, en ultimo término, matará a los heroes practicándoles una autopsia.

 

Pantera resulta ser inmune a los rayos del Segador gracias a las hierbas que ingiere para obtener sus poderes y, tras la consabida pelea, el villano parece caer sobre su propia hoja y morir. Ni que decir tiene que Pantera se lleva la guadaña, irrumpe en el hospital donde se custodian los cuerpos de los Vengadores y les devuelve la vida. Más tarde, descubren que el Segador simuló su propia muerte y escapó. El villano se convertiría en un adversario habitual del grupo, siempre obsesionado por la muerte de su hermano. Roy Thomas lo recuperaría en los nº 78 y 79 (julio-agosto 70) como miembro del grupo “Legión Letal” y allí se enteraría de que el cerebro de Visión había sido elaborado con las pautas cerebrales del Hombre Maravilla, lo que modificaría su objetivo para los números 102 (Agosto 72) y 106 a 108 (diciembre 72-febrero 73, ya en la etapa de Steve Englehart). La resurrección del Hombre Maravilla en el nº 153 (noviembre 76) lo dejará sumido en una confusion que intentará resolver en el nº 160 (junio 77), etc, etc…

 

Volviendo al comic que nos ocupa, los tres Vengadores en activo, haciendo caso de la recomendación del Capitán y a la vista de sus recientes actos, votan y otorgan a Pantera la condición de miembro oficial. T´Challa les pregunta sobre el resto de los Vengadores y Goliath hace una rápida recapitulación de su destino: el Capitán, Thor e Iron Man están en excedencia y Hércules regresó al Olimpo. En cuanto a Mercurio y la Bruja Escarlata, creen que Magneto los tiene retenidos, por lo que su siguiente misión será rescatarlos.

 

Para su incorporación a los Vengadores y en un intento de subrayar el progresismo racial de la compañía –y de él mismo-, Stan Lee dio la orden de que Buscema modificara todas las viñetas ya dibujadas con la mascara original del personaje para dejar al descubierto la parte inferior de su rostro y, por tanto, el color de su piel. Curiosamente, ésa había sido la intención original de su creador, Jack Kirby, dos años antes, pero entonces Lee había visto las cosas de otra manera. Ahora, soplando nuevos vientos en la sociedad americana, no tenia inconvenientes en presumir abiertamente de su espíritu progresista dejando clara la etnia del superhéroe y haciendo de los Vengadores el primer supergrupo en integrar un miembro negro.

 

Eso sí, Thomas eliminó la palabra “Negra” de su nombre para que nadie relacionara al personaje con el grupo militante de los “Panteras Negras”, una decisión por otra parte lógica puesto que nada tenia que ver el uno con los otros. Además, Thomas trataba de distanciarse de la incómoda costumbre de Jack Kirby de colocar la palabra “Negro” en el nombre de todos los personajes de esa raza. Quizá para no ofender a propios y extraños, explicó sus razones para el cambio de nombre en la propia sección de correo de los lectores de ese número diciendo que ya había dos Vengadores reservistas con la palabra Negro en sus nombres (la Viuda Negra y el Caballero Negro) y que dejar parte de la cara al descubierto permitiría a los lectores ver más claramente sus expresiones. Fueran cuales fuesen las razones, ambos cambios, el del uniforme y el nombre, de algún modo restaban carisma al personaje y no pasarían muchos números hasta que se rectificaran.

 

Por otra parte, Thomas no tuvo reparos en reflejar la desconfianza y prejuicios de la América blanca hacia los negros: T´Challa es arrestado como sospechoso de asesinato por el muy caucásico Sitwell. En cambio, los Vengadores, a diferencia de SHIELD, no tienen ningún inconveniente en aceptarlo exclusivamente en virtud de sus méritos.

 

Por fin, los Vengadores parecen estar reforzando sus filas tras haber alcanzado su punto más bajo en el número anterior, con tan solo tres miembros en activo y Goliath recién repuesto de los problemas con sus poderes. Stan Lee seguía negándose a que Thomas recuperara para la colección a Thor y el Capitán América, cuyas colecciones guionizaba él mismo y para las que no quería depender de enlaces de continuidad con otros títulos que le restaran autonomía y tiempo. En cuanto a Iron Man, que había salido de la colección “Tales of Suspense” dejando espacio a su colega el Capitán América, pronto obtendría título propio.

 

Así que Thomas, por el momento, tenia que seguir conformándose con recurrir a personajes de menor perfil, como ya había sucedido con la Viuda Negra o Hércules. Con todo, Pantera Negra supone un bienvenido refuerzo a una alineación que se mantendrá estable hasta el nº 58 (cuando se añadirá la Visión), un héroe cuya agilidad y habilidades de combate lo convertían en un adecuado sustituto del Capitán América. Lo que nadie se preguntó entonces es por qué el rey de un país africano abandonaría todas sus responsabilidades para marcharse a Estados Unidos y unirse a los Vengadores. Mucho más tarde, en “Pantera Negra” vol.3 nº 8 (junio 99), el guionista Christopher Priest dio una explicación al respecto: T´Challa pensó que los Vengadores y sus ocasionales intervenciones en otros países, podrían llegar a suponer una amenaza para su reino, así que se unió a ellos para investigarlos.

 

Por otra parte, no debería sorprender que nadie hubiera oido hablar de Wakanda, porque ya se explicó en “Los Cuatro Fantásticos” que el país hacía todo lo posible para permanecer oculto. En comics muy posteriores, como “Pantera Negra” v3 nº 30 (mayo 2001) o “Vengadores 1959” nº 1 (mayo 2011), se explicaría, en un ejercicio de retrocontinuidad, que mucha gente y gobiernos ya eran entonces conocedores del secreto desde hacía tiempo.

 

Tras haber cogido el relevo titubeante de Stan Lee en el nº 35 y empezado a colaborar con John Buscema a partir del nº 44, la asociación de ambos autores empieza a cobrar auténtico brío con este episodio, encontrando una personalidad propia en lugar de tratar de seguir de cerca la estela de Lee y Kirby. Roy Thomas hace un buen uso de su afición a la continuidad recuperando para el argumento algo sucedido cuarenta números atrás y utilizándolo para presentar adecuadamente a un nuevo miembro del equipo. Por su parte, John Buscema está en su salsa con un personaje, Pantera Negra, que destaca por su fisicidad (no tanto en el diseño del traje del Segador, tan ridículo que parece sacado de la colección contemporánea de Daredevil, cuya galería de villanos rozaba la vergüenza). Aunque el mejor resultado artístico lo alcanzaba Buscema entintando sus propios lápices, el esfuerzo y tiempo requeridos no venían compensados económicamente, así que aceptó otros entintadores con resultados irregulares. Vince Colletta, que solía diluir la energía de los lápices de Kirby, aquí hace un buen trabajo, superior al que George Tuska, menos acabado y con un punto caricaturesco, ofrecería en varios números posteriores.

 

Por aquel entonces, Roy Thomas escribía los guiones de otro supergrupo de la casa, los “X-Men”, si bien sus multiples obligaciones le iban a hacer abandonar ese título de forma inmediata. Sin embargo, antes de irse y dejar la colección en las manos de Gary Friedrich (en el nº 43), decidió dar un golpe sobre la mesa, primero matando al Profesor Xavier en el número 42 (mayo 68) y a continuación y como colofón, enlazando la colección con “Los Vengadores” a través de Magneto, cuyo regreso a la Tierra él mismo había escrito en estas páginas y en cuyo nº 49, como vimos, se había escapado llevándose consigo a Mercurio y La Bruja Escarlata.

 

Mercurio llevaba ya tiempo sintiéndose incómodo entre las filas de los Vengadores; y Wanda no pudo elegir al hallarse herida por una bala que el propio Magneto se había arreglado para dirigir contra ella con el fin de manipularlos. En el nº 43 de “X-Men” (abril 68) se revela que Wanda ha perdido su poder mutante, por lo que puede suponerse que sigue junto a Magneto porque éste ha prometido curarla, aunque lo que en realidad está haciendo es fabricar una máquina de control mental.

 

Los X-Men atacan la isla-fortaleza de Magneto solo para ser derrotados y capturados. Tan sólo la intercesión de Pietro impide que el villano acabe con ellos en el acto, optando por encerrarlos para prolongar su humillación. Pero en el nº 44 (mayo 68), el Ángel consigue escapar para recabar la ayuda de los Vengadores, aunque su misión queda temporalmente interrumpida por el ataque del Cuervo Rojo. En el nº 45 (junio 68), Cíclope también escapa, pero es interceptado por Mercurio, que trata de convencerle de las buenas intenciones de Magneto y su proyecto de crear una nación mutante independiente. Ambos pelean y Cíclope sale victorioso… justo cuando llegan los Vengadores para encontrarlo junto al cuerpo inconsciente de su antiguo compañero.

 

Y ahora saltemos al número de Los Vengadores que enlaza con el de los X-Men, el 53 (junio 68), justo en el mismo punto: Pantera Negra, Goliath, Ojo de Halcón y la Avispa le ordenan a Cíclope que no se mueva, pero éste, que no reconoce a Pantera, sospecha que pueden ser robots de Magneto y responde disparando sus rayos oculares y, en la confusion subsiguiente, escapando para liberar a sus compañeros mutantes.

 

A continuación se encaja un flashback en el que se nos informará de cómo han llegado los Vengadores hasta la isla de Magneto: el Ángel, tras librarse del Cuervo Rojo, llegó hasta la Mansión y guió al grupo hasta allí. Por el camino, sin embargo, detectan una señal originada por un pequeño transmisor oculto en las alas del mutante. Como no pueden determinar si han sido atraídos a una trampa por éste o si Magneto colocó subrepticiamente el artilugio sobre él, lo inmovilizan y dejan en la nave. Ojo de Halcón dispara una flecha espía que les muestra a Cíclope hablando con Mercurio, por lo que asumen que los X-Men se han unido a la Hermandad de Mutantes Diabólicos de Magneto. Fin del flashback.

 

Es ahora cuando nos enteramos de que, de hecho, el plan de Magneto era atraer a los Vengadores hasta su isla para eliminarlos simultáneamente a los X-Men, a los que ha venido sometiendo a su máquina de control mental, por lo que obedecen sus órdenes y atacan a los recién llegados. Los Vengadores, ante esa tesitura, creen confirmada su suposición de que los héroes mutantes están en el bando del villano. Ángel, que al haberse encontrado fuera de la isla no había sufrido el efecto de la máquina mental, sabotea ésta tras haberse liberado y la batalla se decanta a favor de los Vengadores.

 

Pero Magneto se dispone a jugar su última carta y mientras vuelve las paredes de metal contra sus oponentes, le ordena al Sapo que active los explosivos que ha colocado en esa sección de la base. Sin embargo, el Sapo, que ha venido soportando un sin fin de maltratos, amenazas y humillaciones de quien consideraba su amo, ha llegado al límite y hace explotar toda la isla. Mientras todo se viene abajo, recoge a Wanda (que siempre le había tratado amablemente) y un debilitado Pietro y los conduce por unas escaleras hasta un avión de escape fabricado con materiales no metálicos y, por tanto, immune a los poderes de Magneto. Mientras los X-Men y los Vengadores escapan por su cuenta, la isla revienta y entre las aguas emerge el casco abollado de Magneto.  

 

A partir de aquí, todos los personajes seguirán su camino. De los Vengadores continuaremos hablando. Los X-Men, en el nº 46 (julio 68), se verán otra vez las caras con Juggernaut y, con el Profesor X todavía dado por muerto, serán disueltos por el Gobierno. Mercurio luchará contra Spiderman en “Amazing Spider-Man” nº 71 (abril 69) y, ya con su hermana y el Sapo, reaparecerán en “X-Men” nº 59-60 (agosto-septiembre 69, ya en la etapa de Thomas y Neal Adams), cuando todos los mutantes sean capturados por los Centinelas. Tras esa aventura, saltarán a los nº 75 y 76 (abril-mayo 70) de los Vengadores, donde se reincorporarán el equipo. De Magneto no volverá a saberse nada hasta que reaparezca por sorpresa en la Tierra Salvaje en “X-Men” nº 62-63 (noviembre-diciembre 69). Y en cuanto a su isla, Chris Claremont la recuperaría en el nº 147 (julio 81).

 

No es este un capítulo particularmente reseñable más allá de poder ver a Buscema dibujar a los mutantes (y apreciar de nuevo la enorme diferencia que le separaba tanto de Don Heck como de Werner Roth, encargados por entonces del apartado gráfico de “X-Men”) y ofrecer el primer crossover entre los X-Men y Los Vengadores, una reunión que, a veces de forma amistosa y otras no tanto, se repetirá multiples veces en las décadas por venir.

 

Roy Thomas vuelve a demostrar su ánimo de cohesionar un Universo Marvel en expansión no solo recuperando antiguos personajes o historias mediocremente rematadas en su dia, sino conectando diferentes títulos a través de las tramas, un recurso que ya había utilizado su mentor Stan Lee pero que él perfeccionaría. Por otra parte, el episodio no deja de ser una excusa para atraer lectores de los X-Men a Los Vengadores, forzando a todos los heroes a combatir entre sí. Ya para entonces era una fórmula sobada pero, al menos, Thomas añade a la clásica excusa del malentendido el control mental del villano de turno.

 

Peor encaje tiene en este episodio la recuperación de las antiguas rencillas en las filas de los Vengadores a las que tanto había recurrido Stan Lee durante la etapa en la que el Capitán América lideró el equipo. La animadversión entre Ojo de Halcón y Hank Pym ya se había apuntado, pero resulta bochornoso, hasta inverosímil, que ambos se pongan a discutir por el liderazgo en mitad de una peligrosa misión hasta el punto de llegar a las manos y obligar a Pantera y la Avispa a intervenir. Más fino estuvo Thomas en el tratamiento del Sapo, cuya “traición” a resultas del maltrato recibido resulta una buena aportación con la que darle más fondo a un personaje que hasta ese momento había sido de un patetismo irritante.

 

Y, como de costumbre, encontramos esos estúpidos agujeros de guión fruto probablemente de la improvisación, las prisas y el propio Método Marvel (en virtud del cual muchas veces el guionista tenia que remodelar su historia inicial a partir de las páginas que el dibujante le entregaba). Así, no tiene demasiado sentido que los Vengadores afirmen que desde el principio conocían el plan de Magneto (y que por ello habían fingido atar al Ángel) y luego se hubieran empleado tan a fondo en su combate contra los X-Men… Es el tipo de errores con el que el lector moderno y/o adulto debe mostrar cierta condescendencia en aras de disfrutar del espíritu de la historia y comprender que en aquellos años, ni lectores ni guionistas tenían por costumbre mostrarse tan puntillosos y analíticos como en la actualidad.

 

(Continúa en la entrada siguiente)


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