21 ago 2022

1981- DAZZLER (2)




(Viene de la entrada anterior)

El número 4 presenta al artista que dibujaría la mayoría de los siguientes de la colección, Frank Springer. Una elección del editor, Danny Fingeroth, que no fue del gusto de Tom DeFalco, que se quejaba de que aquél reinterpretaba sus guiones para que le costara menos esfuerzo dibujarlos. En cualquier caso, Springer era un veterano que llevaba casi treinta años en la industria y DeFalco no tuvo más remedio que aguantarse.

 

El estilo de Springer se distanciaba un tanto del habitual en el género de los superhéroes y parecía más adecuado para los comics románticos. De hecho, donde más destacaba era en los momentos cotidianos y personales, lo que cambió un tanto el tono de la colección, hasta el punto de que algunos la calificaron como un comic romántico con superhéroes. DeFalco no fue ajeno a ello. Al fin y al cabo, a comienzos de los 70 había comenzado su carrera en los comics de Archie como ayudante de editor primero y guionista de la cabecera principal después. Consciente o inconscientemente, trató de aproximar ambos géneros e introducir una mayor dosis de romance en los superhéroes.

 

El pretendiente de Dazzler en los primeros números había sido Johnny Storm, alias la Antorcha Humana, pero el primer interés romántico genuino debutó en el número 5: el doctor Paul Janson, que la había tratado tras su enfrentamiento con el Doctor Muerte. Es un número éste dominado por los sentimientos y que presenta a un nuevo héroe, el Escudo Azul (Joey Cartelli), cuyo padre fue asesinado por unos gangsters y quien, para disgusto de su madre, acabó uniéndose a esos mismos criminales cuando se hizo adulto. Lo que ella no sabía es que en realidad estaba infiltrándose para destruirlos desde dentro. Y eso es lo que hace con alguna ayuda de Dazzler, culminando en una emotiva reunión del forzudo justiciero y su enferma madre. 

 

En los números 6 y 7 (agosto-sept 81), Dazzler tendría que verse las caras nada menos que con Hulk. Pero más importante es la presentación de su grupo: Hunch en el bajo, Marx a la guitarra y Beefer en la batería. La banda consigue un bolo en una universidad en la que Bruce Banner estó tratando de obtener un empleo como conserje para así tener acceso a las investigaciones secretas que se están realizando allí y que podrían detener para siempre sus transformaciones.

 

Alison toma contacto por primera vez con la histeria antimutante cuando salva a un hombre de ser atacado por unos delincuentes en una estación de metro. Sin embargo, la reacción de algunos espectadores es de rechazo, acusándola de mutante. Además, está siendo discretamente seguida por un misterioso individuo.

 

Banner trata de irrumpir en el laboratorio que está buscando, pero lo descubren y la tensión lo transforma en Hulk, cuya furia le lleva hasta el concierto de Dazzler, consiguiendo ella mantenerlo ocupado hasta que se evacúa al público de la sala. En esta ocasión, utiliza sus poderes lumínicos de una forma novedosa, creando una ilusión en forma de carro de combate con el fin de distraer a su adversario. La batalla se amplía al resto del campus y el ejército llega, como es habitual, para empeorar las cosas. Al final, Dazzler recurre a su carisma para tranquilizarlo y que revierta a Bruce Banner, ayudándolo luego a escabullirse de las autoridades en la furgoneta de su grupo. Mientras tanto, se van preparando las amenazas del futuro cuando alguien contrata a los Forzadores (los viejos enemigos de Spiderman) para que asesinen a Harry S.Osgood, el manager de Dazzler, acusándolo de asesino de masas.

 

El número 6 marcó un punto y aparte en la colección puesto que fue el último escrito por su creador, DeFalco, aunque sus ideas seguirían alimentando los argumentos hasta el número 11. Por aquel entonces, Jim Shooter estaba reorganizando el departamento editorial y requirió de su ayuda durante unos meses, integrándolo en el staff. Inicialmente, su estancia allí iba a ser de sólo unos meses, pero acabó dilatándose casi veinte años. No había suficientes horas en el día y tenía que abandonar dos de los tres títulos que por entonces estaba escribiendo: “Dazzler”, “Marvel Team-Up” y “Marvel Two-In-One”. Dado que su personaje favorito era la Cosa, fue esta última cabecera la que conservó.

 

Para entonces, DeFalco ya había moldeado un personaje por el que era fácil sentir simpatía. Alison era una joven atractiva, generosa y amable, decidida a perseguir su sueño en el mundo del espectáculo; y aunque al hacerlo pasaba por momentos y situaciones difíciles, se sobreponía y seguía adelante. Como escritor cuyo sueño siempre había sido poder contar historias, DeFalco puso mucho de sí mismo en Dazzler.

 

Así que había llegado el momento de la sucesión. El mencionado Danny Fingeroth, que había empezado en la colección como editor ayudante en el número 3, fue ascendido a guionista y Jim Shooter se encargó de coordinar el título. Por supuesto, todas las historias se hicieron siguiendo el Método Marvel, esto es, se entregaba al dibujante un esquema del guion, éste lo ilustraba y lo devolvía al guionista para que añadiera los diálogos. En este caso y como he dicho, DeFalco aparece acreditado o bien como “argumentista” o bien como creador de la premisa sin desarrollar.

 

El número 8 fue el primero en lucir una portada de Bill Sienkiewicz, que seguiría aportando otras ilustraciones memorables para la colección. Y el dibujo de Springer pasa a estar entintando por Vince Colletta, que ocuparía ese puesto durante bastantes números y al que personalmente considero un profesional perezoso y capaz de quitarle la gracia a los lápices de cualquier artista por muy dotado que esté. En cuanto al guion, se descubre que el hombre misterioso que había contratado a los Forzadores era el Techmaster, un antiguo cliente de Harry que sufrió un horrible accidente que le desfiguró su cara y le cercenó sus manos. Culpa a Harry de la tragedia y está decidido a destruirle como éste, cree él, destruyó su vida. El manager es secuestrado por esos matones y Dazzler ha de rescatarlo, pero en el proceso revela sus poderes mutantes a Harry. No obstante, éste se siente agradecido y accede a mantener el secreto.

 

También se descubre que el individuo que ha estado siguiendo a Alison desde el número 6 es el señor Meeker, que en el nº 9 se identifica no como un villano sino como agente del Proyecto Pegaso, la instalación gubernamental de alta seguridad donde se investigan nuevas fuentes de energía. Sus científicos desean estudiar los poderes de Alison y allí la trasladan. Y tratándose del Proyecto Pegaso, no podía faltar su jefe de seguridad, el apolíneo superhéroe Quasar. Sin embargo, el trato que recibe allí Alison dista de ser cordial. Prácticamente la tratan como un conejillo de indias y la presionan para que deje de lado su vida y se quede allí como sujeto de experimentación. Ese comportamiento la hace susceptible de manipulación por parte de uno de los supervillanos allí cautivos, Klaw, que la convence para que lo libere. Alison se da cuenta de su error demasiado tarde y tras una batalla épica y dado que Klaw está hecho de sonido, lo absorbe, consiguiendo un enorme poder para ella. Sintiéndose una asesina, escapa del Proyecto.

 

Pero semejante nivel de poder no pasa desapercibido. De hecho, es precisamente lo que necesita… ¡Galactus! Sí, habéis leído bien. En los números 10 y 11, el Devorador de Mundos envía a Dazzler a recuperar a su heraldo, Terrax, el cual lo traicionó para luego esconderse en un agujero negro con el fin de evitar su castigo. Tras una gran batalla, Dazzler deja fuera de combate a Terrax y lo devuelve a Galactus, siendo a continuación transportada a la Tierra. Pero el caso es que, entre su estancia en el Proyecto Pegaso y su aventura galáctica, ha pasado ya demasiado tiempo ausente. Se ha perdido ensayos y actuaciones con su grupo, sus amigos no saben nada de ella y están muy preocupados e incluso su padre empieza a buscarla. Al final, exhausta, reaparece, pero su novio Paul, que se siente incapaz de hacerla lo suficientemente feliz como para que no tenga que embarcarse en peligrosas aventuras, empieza a tener dudas sobre su relación.

 

No entiendo muy bien qué se les pasó por la cabeza a Tom DeFalco, autor de la idea, y Danny Fingeroth, el guionista, para mezclar a Dazzler, heroína de la música disco, con Galactus. Es una historia absurda desde su misma premisa. Por muy poderosa que se haya vuelto Dazzler tras su absorción de Klaw, es imposible que pueda competir con una entidad cósmica como Galactus, que viaja por el universo devorando mundos a bordo de una nave de tecnología avanzadísima. ¿Para qué necesita éste a una superheroina terrestre de segunda fila? Y eso sin contar con que Springer y Colletta no eran ni de lejos los artistas más adecuados para ilustrar la espectacularidad requerida en una historieta espacial. La explicación aducida por Fingeroth para enfrentar a Dazzler con adversarios de ese nivel cósmico eran que de esta manera el personaje se asentaba con fuerza en el Universo Marvel, ganándose el respeto de sus colegas, explicación que encuentro absurda e incoherente con la interesante línea de corte más “realista” y urbano con que había comenzado la colección.

 

Pero el caso es que Fingeroth debió quedar satisfecho y en lugar de dar por finalizado este embarazoso episodio, prolongó la idea en otra colección. En el número 33 de “What If?” (junio 82), dibujado por Mike Vosburg yJohn D´agostino, Galactus, en lugar de perdonar a Terrax, lo destruye y convierte a Dazzler en su siguiente heraldo. Tan solo un mes después, se publicaría el número 244 de “Los Cuatro Fantásticos”, de John Byrne, donde el puesto de heraldo lo pasaría a ocupar otra joven terrestre, Frankie Raye, bajo el nombre de Nova.

 

Ese tono más, digamos, costumbrista, es el que parece recuperar el número 12 (febrero 82), el primero escrito por Fingeroth sin apoyo de un plot o premisa firmado por DeFalco. De hecho, transcurren diez páginas antes de que comience la intriga superheroica de turno y en ningún momento llega Alison a vestir su uniforme plateado. Tras su larga ausencia, las cosas no le van bien a la heroína. Habiendo perdido actuaciones, se ve obligada a cantar en la inauguración de un restaurante de comida rápida, enviar mensajes cantados y cosas por el estilo. Por si fuera poco, una cita con Paul y los padres de él termina bastante mal y Paul (después de una sesión de sexo en elipsis) sigue alimentando dudas sobre el futuro de su relación. Para colmo, el Techmaster la engaña y encierra en un habitáculo de una fábrica donde pretende asesinar a Harry. Por supuesto, las cosas no salen de acuerdo a su plan y Dazzler libera otra vez a su manager, quien a su vez salva a Techmaster de caer al vacío. Éste considera ese rescate como compensación suficiente y se marcha.

 

Alison sigue sin levantar cabeza en el número 13, donde encuentra en el hogar familiar un broche que perteneció a su madre. Cuando su padre la ve con él puesto, reacciona con frialdad, empeorando aún más la ya tensa relación entre ambos. El trabajo sigue sin llegar (al menos uno que le permita mantener cierta dignidad), Paul rompe con ella y es arrestada bajo la acusación de asesinar a Klaw. Aunque al principio se libra de los marshalls y escapa, decide entregarse y afrontar su destino.

 

Mientras espera juicio en prisión, tiene un encontronazo con las Grapplers, el grupo criminal de luchadoras de wrestling que había debutado un par de años antes en “Marvel Two-In-One” y que estaba compuesto por Titania, Poundcakes, Leetha y Screaming Mimi. Consigue derrotarlas y, con la ayuda del abogado Ken Barnett, gana su libertad (la mayor parte del episodio se centra en el juicio).

 

Las cosas parecen mejorar en el número 14, cuando Alison y su banda consiguen que los contraten como teloneros en la gira de un famoso solista, Bruce Harris; y Ken Barnett le envía flores el día de su primera actuación en Los Angeles. Pero he aquí que, ya en el escenario y en plena apoteosis, ve entre el público a un francotirador que resulta estar contratado por un mafioso local para asesinar a Joey Cartelli, el Escudo Azul, que se halla entre la audiencia. Sin que nadie se percate, utiliza sus poderes para deslumbrar al mercenario, que yerra el tiro.

 

Pero el mafioso decide que Lance es quien debe ser el Escudo Azul y lo secuestra a él y a Alison para exponerlos a la furia de Hulka, a la que ha capturado y lavado el cerebro para que le sirva de asesina. Dazzler, no sin mucho esfuerzo consigue ponerla fuera de combate antes de que aparezca el auténtico Escudo Azul para ayudarla contra la banda de gangsters. Hulka, ya recuperada su identidad, “toma prestado” un camión para llevar a Alison a su siguiente concierto justo a tiempo.

 

La gira continúa en San Francisco en el número 15, donde el show de Dazzler tiene tanto éxito que despierta los celos del artista titular, Bruce Harris. Por otro lado, Alison ve desde la ventana de su hotel una furgoneta que tiene pintada en su carrocería la imagen del broche de su madre, un corazón con alas. Intrigada, contrata a una investigadora local, Jessica Drew, para que averigue si existe una conexión con su madre. Mientras Jessica busca pistas bajo su identidad de Spider-Woman, Dazzler realiza sus propias pesquisas y ambas terminan coincidiendo en el Edificio Transamerica, donde deben superar todo tipo de trampas mortales. Descubren que han irrumpido en unas viejas instalaciones de SHIELD para adiestrar a sus agentes y que no tienen nada que ver con la madre de Alison.

 

La Encantadora regresa con sed de venganza en el número 16. Es la última actuación de la banda de Dazzler en la gira porque Harris, furioso por verse eclipsado, los despide. Ken, su abogado, viaja a Seattle para ver el concierto, dando comienzo a una nueva relación sentimental para Alison. Durante el vuelo de regreso a Nueva York, entra en el lavabo del avión y se ve transportada al palacio de la Encantadora en Asgard donde ambas empiezan a luchar recuperando el enfrentamiento inconcluso del segundo número. Heimdall, dándose cuenta de que algo marcha mal, envía un mensaje a Odín, que a su vez manda a los Tres Guerreros para averiguar qué es lo que está ocurriendo. Éstos escoltan a las dos mujeres ante el Visir, que declara que sus diferencias deben zanjarse en un juicio por combate.

 

La violencia del enfrentamiento atrae la atención de Odin, que aparece e, informado de la situación, decreta que el duelo será cantado, ya que fue así como Dazzler derrotó originalmente a la Encantadora cuando se conocieron. Por supuesto, la terrestre se hace con el corazón de todos los asistentes y es declarada ganadora. Odín la traslada al aeropuerto de Nueva York, donde un confuso Ken está recogiendo el equipaje preguntándose cómo es posible que Alison desapareciera en pleno vuelo. Ésta se muestra reacia a hablar de ello y, aunque inicialmente su amante parece a punto de romper con ella incapaz de asumir la situación, por el momento la relación se mantiene.

 

El pobre de Ken aún va a tener que encajar más golpes en el siguiente episodio, el 17. Para empezar, cuando unos matones los asaltan por la noche en la calle, Dazzler no tiene otro remedio que revelar sus poderes. Pero es que, de repente, empieza a sufrir acoso por parte de Warren Worthington III, nada menos que el Angel de los X-Men, que se ha obsesionado con ella y quiere conseguir una cita a toda costa, incluso interrumpiendo una cena de ella con Ken en un restaurante. Por otra parte, contratan a Alison como corista para el último álbum de Bruce Harris y allí conoce a otra cantante, Vanessa Tooks, que se convertirá en una buena amiga y parte importante de su vida.

 

Fingeroth quería utilizar al Angel para atraer fans de los mutantes hacia la colección de Dazzler. Desde luego, parecía el X-Man más adecuado para encajarlo como interés romántico: atractivo, millonario, mujeriego y recién salido de una larga relación con Candy Southern. El problema es que, ya lo comenté antes, aquí actúa como un auténtico psicópata. Superhéroe laureado o no, su comportamiento dista mucho de lo que hoy consideramos aceptable, atosigando a Alison, irrumpiendo sin consideraciones en su vida privada e incluso secuestrándola para un vuelo romántico nocturno. Ella se deja llevar y durante un tiempo tontea con él, preguntándose si podría tener futuro la relación que él le pide.

 

 (Sigue en la siguiente entrada)


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