A comienzos de 1979, una abogada de Cadence Industries (la propietaria de Marvel) y Vicepresidenta de Negocio de Marvel, Alice Donenfeld, propuso la creación de una superheroina cantante. Su intención era llegar a un acuerdo con una compañía de discos en virtud del cual la editorial lanzaría comics con el personaje y la discográfica produciría discos con músicos de estudio. Algo parecido a lo que había hecho Don Kirchner con los Archies a finales de los 60. La discográfica en cuestión era Casablanca Record and Filmworks con la que Marvel había colaborado ya anteriormente lanzando un número especial en 1977 protagonizado por su grupo más emblemático: Kiss
El personaje en cuestión sería Disco Dazzler, Alison Blaire
en su identidad civil. La música disco aún pegaba muy fuerte en aquellos años
así que era lógico que Marvel siguiera la corriente de la cultura popular.
Afortunadamente, durante el desarrollo del personaje, se abandonó el nombre de
“Disco” (aún peor era el nombre inicialmente propuesto, “Disco Queen”.
“Dazzler” fue idea del guionista Roger Stern).
El artista elegido para diseñar a Dazzler fue John Romita Jr, probablemente porque, como era joven (tenía 23 años) y frecuentaba discotecas, se le consideró idóneo para la labor. Se le dieron indicaciones de que modelara al personaje de acuerdo a la moda disco. Por entonces, las discotecas y clubes estaban repletos de mujeres vestidas con modelos que dejaban poco a la imaginación, ropa ajustada y maquillajes llamativos. Era sencillo crear un traje así que, al mismo tiempo, no desentonara en el mundo de los superhéroes; el maquillaje con forma de mariposa azul recordaba al de los Kiss. Por otra parte, alrededor de 1980 llegó a su cima otra estrafalaria moda, la de las roller discos, discotecas en las que los bailarines llevaban patines. Así que Romita añadió también un par de patines al ajustado mono plateado de Dazzler.
El guionista Tom DeFalco fue también asignado a la tarea de
desarrollar al personaje, emparejándolo para la tarea con una tal Roberta
Mackenzie. Cuando preguntó cuáles habían pensado que debían ser los poderes de
Dazzler, le contestaron que obligar a la gente a decir la verdad, lo cual no
era demasiado interesante a la hora de orquestar escenas de acción. DeFalco
propuso a cambio algo más visual, relacionado con la luz, como deslumbrar a
quienes se encontrasen a su alrededor. Su idea se aceptó y, al terminar la
reunión (se había formado un comité para supervisar el proyecto, en el que
figuraban, por ejemplo, Stan Lee o Jim Shooter, editor en jefe de Marvel por
entonces) alguien le dijo que Casablanca podría estar interesado en que Dazzler
fuese de raza negra porque estaba pensando en que Donna Summer, una de las
artistas de su catálogo, pusiera voz en el disco de Dazzler. De haber salido
las cosas así, sin duda hubiéramos tenido un personaje muy diferente (de hecho,
inicialmente, John Romita Jr la modeló de acuerdo a Grace Jones). Roberta
McKenzie hubo de abandonar el proyecto y DeFalco continuó solo, imaginando cómo
funcionaban sus poderes y su historia de origen.
Neil Bogart, fundador de Casablanca Record and Filmworks,
también quería hacer un especial de animación y Jim Shooter escribió un
borrador de guion tan extenso que más hubiera encajado en una película. De
todas formas, esta derivada nunca llegó a fructificar. Pero sí existieron
planes para un largometraje y, de hecho, se llegó a un acuerdo con John Derek y
su esposa Bo para llevarlo a término (naturalmente, ella encarnaría a Dazzler).
Para la historia, retomaron la premisa inicial de sus poderes que hacían decir
la verdad; y al tratarse de una actriz blanca, se abandonó la versión negra del
personaje. Pero tras el fracaso (no tanto de taquilla como de crítica) de la
película de Tarzán que dirigió Derek y coprotagonizó su mujer, estrenada en
1981, el estudio no quiso ya que el director se encargara de “Dazzler” y, por
tanto, su mujer se marchó con él. Después de esto, ya no volvió a hablarse del
asunto cinematográfico.
Fue una de las piezas que, cuando el rompecabezas parecía
casi completo, se desvaneció. Sencillamente, había pasado el momento para un
personaje así. Para empezar, con el cambio de década, empezó a extenderse una
abierta hostilidad hacia la música disco entre profesionales y melómanos,
criticándola como pomposa, carente de sustancia y sin mérito técnico alguno.
Ese sentimiento se filtró también a películas y series de televisión y con
ellas, al sentir popular. Esa corriente tuvo su cúlmen el 12 de julio de 1979,
conocido como “el día en que murió la música disco”, cuando se celebró la Disco
Demolition Night, un evento organizado por unos pinchadiscos de Chicago y que
consistió en hacer explotar públicamente una montaña de discos de ese estilo en
mitad de un campo de béisbol en el descanso de un partido. A partir de ese
momento, los temas de música disco desaparecieron de las listas de éxitos.
Aunque dejó un profundo impacto en la cultura popular durante décadas, el
fenómeno disco murió a finales de los 70. Dazzler había llegado tarde.
Pero es que, además, Casablanca Record estaba atravesando
su propio viacrucis corporativo y ya no tenía tiempo para pensar en nuevos
proyectos. Entre 1977 y 1980, Polygram adquirió todas las acciones de la
compañía y, como era de esperar, efectuó diversos cambios, incluyendo el
despido de su fundador, Neil Bogart, acusándolo de derrochador e
irregularidades contables. Su principal activo musical, Donna Summer, se marchó
a Geffen Records aduciendo diferencias creativas. Y la división cinematográfica
fue separada y convertida en Polygram Pictures.
Esto llevó a múltiples reescrituras, reuniones y aplazamientos antes de que en Marvel se dieran cuenta de que el proyecto con Casablanca se había ido al garete y asumieran su incapacidad para despertar el interés de otros socios potenciales. Así que ahora tenían un personaje ya creado, que ni iba a lanzar discos ni protagonizar películas en el mundo real y que, para colmo, encarnaba un estilo musical en franca decadencia.
Pero Marvel no iba a desaprovechar el trabajo invertido en
ello y no tardó mucho en sacarlo del limbro e integrarlo en su universo
superheroico. En principio, su debut iba a producirse en un Marvel Super
Special, la colección que había inaugurado Kiss y por donde también habían
desfilado los Beatles además de diversas adaptaciones cinematográficas. Así que
DeFalco y Romita realizaron el primer número. El problema era que ese formato
no se vendía demasiado bien y sus páginas acabaron en un cajón durante un par
de años. Al final, su presentación oficial tuvo lugar en “Uncanny X-Men 130
(feb 80), escrito por Chris Claremont y dibujado por John Byrne y Terry Austin.
En esa historia, Cíclope, Fénix y Rondador Nocturno acuden
a Nueva York para contactar con un mutante detectado por Cerebro. En una
discoteca ubicada en un sótano, encuentran a Dazzler, capaz de cegar y
confundir a sus oponentes con la luz que genera su cuerpo a partir de los
sonidos que la rodean. Esos poderes resultan de mucha utilidad cuando debe
ayudar a los X-Men a repeler el ataque de unos sicarios acorazados enviados por
el Club Fuego Infernal. En el siguiente número, Dazzler ayuda a rescatar al
resto del grupo y Kitty Pryde, que están cautivos de la Reina Blanca y otros
secuaces de la siniestra institución. El Profesor X le ofrece un puesto en su
escuela, pero ella declina la invitación.
Su siguiente aparición fue en “Amazing Spider-Man” 203 (abril 80), escrito por Marv Wolfman y dibujado por Keith Pollard. En esta ocasión, un enemigo del héroe titular, el Amo de la Luz, secuestra a Dazzler para utilizarla como fuente ilimitada de energía de su propio poder e incluso llega a poseer su cuerpo y tratar de matar a Spiderman.
Dazzler no iba a estar ya mucho tiempo sin su propio título. Al fin y al cabo, ya estaban dibujadas las 38 primeras páginas de un número. Revisaron el material, confirmaron su calidad y decidieron utilizarlo como arranque de una serie mensual, cuyo primer número apareció con fecha de portada de marzo de 1981.
Y fue un comic que hizo historia porque se trató del experimento
con el que Jim Shooter quiso convencer a la presidencia de Marvel de que el
Mercado Directo (las tiendas especializadas de comic en contraposición a los
tradicionales puntos de venta en quioscos o supermercados) era un filón que
merecía la pena explotar, un segmento que podía soportar una producción de
comics exclusivos para él.
Pero, al mismo tiempo, Shooter tenía miedo de soliviantar a los lectores que compraban en los quioscos. El motivo por el que no quiso distribuir en exclusiva al Mercado Directo colecciones como “X-Men”, “Cuatro Fantásticos”, “Thor” o cualquier otra bien consolidada, es que esos personajes ya tenían un público amplio y devoto en los puntos de venta tradicionales que no se tomarían a bien que, de repente, sus series favoritas pasaran a venderse sólo en tiendas especializadas que, para la mayoría, estaban fuera de su alcance (estamos hablando de 1981, cuando el número de esos establecimientos era mucho más escaso de lo que llegaría a ser unos años después).
“Dazzler”, en cambio, era un personaje nuevo (o casi,
porque, como hemos visto, ya había disfrutado de alguna aparición previa en el
Universo Marvel). Si conseguía venderse bien en el Mercado Directo, Shooter
habría demostrado su tesis sin incurrir en la ira de los lectores de quiosco.
Cuando Marvel anunció el lanzamiento de “Dazzler” nº 1, le llegaron pedidos por
un total de 428.000 copias, casi el doble de lo que vendían la mayor parte de
los títulos Marvel en los quioscos y, además, sin derecho a devolución. Fue un
éxito colosal desde todos los puntos de vista y permitió vislumbrar claramente
cuál iba a ser el futuro de la industria.
Esos dos primeros episodios fueron un comienzo sólido para
el personaje. Escritos por Tom DeFalco y bien resueltos gráficamente por John
Romita Jr y Alfredo Alcalá (con algún dibujo no acreditado de Walter Simonson
en el segundo), Dazzler empezó enfrentándose a la Encantadora y, como
“estrellas invitadas”, contó nada menos que con los X-Men, Spiderman, los
Cuatro Fantásticos y los Vengadores. ¿Era necesario el apoyo de tantas primeras
espadas? Probablemente no, pero la editora de aquellos números, Louise
Simonson, recordaría más tarde que, dado que Jim Shooter había estado muy
involucrado en todo el proyecto desde sus inicios, quería que la colección
sobresaliera lo más posible por mero prurito personal.
La historia incluía el origen de Dazzler. Alison Blaire fue criada por su padre, un prestigioso y estricto juez; y su comprensiva abuela, Bella Blaire. La muerte de su madre no se explica todavía en este punto. Desde muy pequeña, Alison quería ser cantante pero su padre la obligó a estudiar y trató de apartarla de ese mundo. Sus poderes mutantes se manifestaron por primera vez en un baile de instituto en el que ella estaba cantando en el escenario. Cuando una banda de gamberros irrumpe en la sala, destrozándolo todo y agrediendo a los presentes, Alison utiliza su poder para detenerlos, pero la experiencia la asusta sobremanera y jura no volver a utilizarlo otra vez.
Continúa cantando y se une a grupos, pero también estudia
para preparar su ingreso en la facultad de Derecho. Tras graduarse en el
instituto, decide ser sincera consigo misma y le confirma a su padre que su
verdadera vocación es cantar y a ello va a intentar dedicarse. Éste, incapaz de
comprenderla, la expulsa de su vida en tanto en cuanto no recapacite. Y así es
como termina en Nueva York, sola y persiguendo su sueño sin demasiado éxito. Utiliza
sus poderes mutantes sobre el escenario para generar luces que luego explica
como un montaje secreto.
Mientras tanto, en Asgard, la Encantadora descubre que en Midgard (la Tierra) va a abrirse un portal dimensional cuyas energías podrían otorgarle un enorme poder. Pero resulta que esa brecha aparecerá en una discoteca neoyorquina así que la hechicera utiliza su magia para enfermar a la cantante que iba a actuar esa noche, presentarse ante el dueño del local y cautivarlo con su belleza. Pero gracias a la Bestia, en la misma audición participa Dazzler, que supera a la asgardiana y obtiene el trabajo.
La noche de la actuación, entre el público del local y
vestidos de civil, se encuentran muchos de los superhéroes amigos de Dazzler.
Pero la Encantadora y sus sicarios monstruosos llegan para asegurarse de estar
cerca de la brecha dimensional y estalla una batalla entre ellos y Dazzler, los
Vengadores, Spiderman, los X-Men y los Cuatro Fantásticos. La heroína consigue
detener una bestia mística que trata de entrar en nuestra dimensión al abrirse
el portal y arruina los planes de la Encantadora. Tras el combate, uno de los
espectadores, impresionado por su interpretación, le da una tarjeta de
recomendación para el productor musical Harry S.Osgood, que, tras escucharla
–no sin cierta coacción de los mencionados superhéroes-, accede a contratarla.
Harry es un personaje excesivo y de mucho carácter que
tiende a utilizar la aliteración cuando habla (DeFalco afirmó que lo basó en el
propio Stan Lee) Otro de los secundarios se presentaría en el número 3: Lance
Steele, el agente sobre el terreno de Osgood, un tipo que, por utilizar la
terminología de la época, podría definirse como un “macho man”: musculoso,
arrogante y vanidoso, pero que no descuida su trabajo e incluso actúa como un
tirano cuando se trata de mantener a los artistas a raya en los ensayos y
actuaciones. A pesar de que tenía todas las papeletas para ser un personaje
antipático, acaba haciendo amistad con Alison. De todas maneras resulta curioso
cómo, leidos hoy, estos comics exhiben con total despreocupación una actitud
abiertamente machista por mucho que su protagonista sea una fémina fuerte.
Incluso los “buenos” tratan a Alison de una forma que hoy sería considerada
impropia en el mejor de los casos.
El caso es que la apuesta de Shooter por el mercado de
venta directa fue todo un éxito y demostró, primero, su visión como editor y,
segundo, que ese canal de ventas estaba transformando por completo el mercado. El
número 2 de “Dazzler” ya pasó a distribuirse también por los canales habituales
(lo cual le generó un problema a Tom DeFalco, que en la primera página del
segundo número sudó para llenar de texto la viñeta tratando de resumir lo
ocurrido en el episodio precedente al 75% de los lectores que, al no tener una
tienda especializada cerca, no había tenido acceso al número 1), pero, mientras
tanto, el Mercado Directo había demostrado su viabilidad y dado argumentos a
Shooter para canalizar otros títulos exclusivamente a través de esos
establecimientos. A finales de 1981, las colecciones seleccionadas para dar ese
paso fueron “Micronautas”, “Ka-Zar” y “Caballero Luna”. Entretanto, “Dazzler”
fue uno de los seis títulos de Marvel que en 1981 vendieron más de 200.000
copias al mes. Los otros fueron “Caballero Luna”, “Uncanny X-Men”, “Amazing
Spider-Man”, “Vengadores” y “Star Wars”.
Los números 3 y 4 (mayo-junio 81) tienen como villano al Doctor Muerte y son también los últimos con dibujo de John Romita Jr –que aquí es ayudado por Alan Kupperberg. En este punto del Universo Marvel, Muerte había sido destronado como gobernante absoluto de Latveria. El embajador de ese país ante las Naciones Unidas organiza en su sede en Nueva York una exposición con el tesoro nacional. Aunque Muerte no siente el menor interés por ellas, hay una en concreto, la Piedra de Merlín, de gran poder místico (y que ya había aparecido en “Los Cuatro Fantásticos” nº 5), así que, naturalmente, quiere recuperarla.
Dazzler actúa en un concierto benéfico en las Naciones
Unidas y consigue detener a un grupo de ladrones que pretendían robar las joyas,
pero se topa con el Doctor Muerte, que acaba llevándosela a ella junto con la
Piedra. Y es que el villano quiere utilizarla para que penetre en la dimensión
de Pesadilla y se haga con otra piedra gemela a la de Merlín. Dazzler así lo
hace, pero al volver a nuestro plano de la realidad destruye ambas joyas para
impedir que Muerte se salga con la suya. Enfurecido, el villano derrumba el techo
sobre la heroína, que es salvada en el último momento por la Antorcha Humana
–quien en los primeros números había flirteado con ella-.
¿Por qué decidió DeFalco que Dazzler comenzara su carrera enfrentándose consecutivamente a tres pesos pesados como la Encantadora, el Doctor Muerte y Pesadilla? Dado que sus poderes no parecían gran cosa, el guionista quiso colocarla en situaciones en las que, como en la vida de cualquier artista, constantemente debía luchar por su supervivencia aun cuando tuviera todas las probabilidades en su contra. En realidad, no consiguió derrotar a ninguno de estos primeros adversarios. Salir con vida de un enfrentamiento con ellos ya era victoria suficiente.
(Continúa en la siguiente entrada)
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