21 may 2025

2004- SOLO – Tim Sale


En 2004, DC comics lanzó una nueva colección de periodicidad bimensual compuesta de números de 48 páginas sin publicidad y cuyo concepto central consistía en seleccionar para cada entrega a un artista destacado y dejarle total libertad para contar cualquier tipo de historia, de superhéroes o no, utilizando si así lo deseaba el amplísimo catálogo de personajes de la casa. Podían también trabajar en colaboración con guionistas, pero el propósito esencial de la serie era permitirles mostrar sin cortapisas ni interferencias su talento, gustos y sensibilidades.

 

El editor Mark Chiarello fue el encargado de coordinar este proyecto que totalizó doce números hasta 2006 y por el que pasaron nombres de la talla de Richard Corben, Paul Pope, Howard Chaykin, Darwyn Cooke, Jordi Bernet, Mike Allred, Teddy Kristiansen, Scott Hampton o Sergio Aragonés.

 

Pero el encargado de inaugurar la línea fue Tim Sale, conocido entonces sobre todo por sus colaboraciones con el guionista Jeph Loeb para diversos títulos superheroicos de la casa, sobre todo en Batman, con títulos ya por entonces clásicos como “El Largo Halloween”, “Victoria Oscura” o “Superman: Las Cuatro Estaciones”. Era, por tanto, una apuesta segura porque, de todos los que pasaron por este proyecto, Sale era quien contaba con más obra en el catálogo DC y su estilo, siendo muy personal, también era más accesible que el de, por ejemplo, Richard Corben o Paul Pope. Elegir a Sale para el número inaugural fue probablemente una estrategia para llegar al máximo número posible de lectores de superhéroes. De hecho, la portada luce una Catwoman que con su irresistible erotismo reclama la atención del numeroso colectivo de aficionados a Batman. Lo cual no deja de ser un truco engañoso porque, precisamente, la primera historia del número está protagonizada por una Catwoman desexualizada que inicia un desenfrenado disparate cómico.

 

Todas las historias que aquí nos presenta Sale son independientes, ajenas a la compleja continuidad del Universo DC y tienen como nexo común el amor, ya sea éste juguetón, trágico, fatal, juvenil, ingenuo, imposible, atormentado, tierno, romántico o maternal, lo que le permite jugar con distintos enfoques gráficos. También todas ellas están narradas en primera persona por alguno de los personajes que participan en la historia o que la conocen bien.

 

“Cita con el Señor de la Noche”, con guion de Darwin Cooke y color de Dave Stewart, es una historia ligera que narra una “cita” poco usual a la que Catwoman arrastra por toda la ciudad a Batman. Divertido, funcional, rápido y sin un propósito o desenlace claros, quizá sea el segmento menos interesante del número, lo cual no significa que carezca de méritos, sobre todo en el aspecto gráfico, con el que Sale trata de mimetizar el estilo de su guionista seleccionado para esta apertura, él mismo un extraordinario dibujante. Es una anécdota simpática llena de movimiento en la que Sale traslada a los personajes por una variedad de escenarios urbanos

 

“Christina” es la primera de las dos historias escritas y dibujadas por el propio Sale. Comienza con un melancólico recuerdo de la vida familiar del narrador acompañado de un sobresaliente dibujo a aguada con tonos sepia que se centra en planos generales o detalles y que en la tercera plancha –de cinco- toma un inesperado giro oscuro que contrasta con el planteamiento inicial. Obviamente, es una historia personal para Sale, pero su significado y abrupta conclusión no acaban de estar claros y la brevedad de la narración impide que el lector simpatice con los personajes.

 

“Amor de Juventud” viene escrito por Diana Schutz, por entonces editora de Dark Horse. El color corre a cargo, de nuevo, de Dave Stewart, en esta ocasión utilizando para las escenas que transcurren en el pasado la clásica técnica de puntos de color que sintoniza (al igual que el rotulado) con la intención de esta historia protagonizada por Supergirl, a saber, homenajear los comics románticos de los años 50. Se nos cuenta aquí el primer amor de la prima de Superman, cómo acabó desvaneciéndose y qué ocurrió cuando ambos volvieron a encontrarse años después. Suena muy ñoño, pero la historia está tan bien medida que ocho páginas es todo lo que necesitan guionista y artista para transmitir toda la emoción implicada y que el lector comprenda lo que los dos amantes sentían el uno por el otro y acompañe a Supergirl hasta la última y melancólica página-viñeta. Es como una versión comprimida de una película romántica más extensa.

 

Para “La Noche del Baile”, Sale contó con la colaboración de su más estimado socio creativo, el guionista Jeph Loeb. De hecho, este segmento parece un descarte de una de las más celebradas obras de ese equipo: “Superman: Las Cuatro Estaciones”. Se trata de una tierna anécdota narrada por Martha Kent, y que sucedió la noche en la que un nervioso Clark, todavía lejos de convertirse en Superman, acudió a su primer baile de instituto con Lana Lang. Cuatro páginas que transmiten el mismo sentimiento de amor entre Clark y los Kent que ambos creadores habían mostrado en “Las Cuatro Estaciones”. Si tuviera que ponerle alguna pega sería que Sale dibuja a los Kent demasiado envejecidos, pero en cualquier caso es un problema menor de diseño que no empaña la ternura de la historia y la brillantez del dibujo, culminando en una imagen y palabras finales sobresalientes.

 

Siendo Brian Azzarello quien guioniza “Una Jugada Peligrosa”, lo que podemos esperar –y eso es lo que obtenemos- es una historia de género negro. Un asesino a sueldo llamado Deuce, tras cometer su último homicidio, se encuentra con un antiguo amor del que se separó siete años atrás. Una corta y contundente historia romántica con aires de cine negro que se transforma al final en pesadilla terrorífica.

 

La historia que cierra el número, “I Concentrate on You” (Pienso en Ti)”, está escrita y dibujada por Sale en un estilo similar al de “Christina”. Sale se ha pasado todo el número intentando hacer cómics románticos, pero, quizá por sentirse más seguro o puede que para asegurarse la atención del lector, lo hace utilizando los filtros de género superheroico y negro. El último segmento, por el contrario, es más honesto, directo, tranquilo, genuino y libre de los tropos de cualquier género. Son sólo tres páginas en bitono, sin apenas palabras y cuya dedicatoria final nos revela quiénes son los dos personajes que esa noche inician lo que será una larga relación. Se cuenta muy poco en esas viñetas y la clave para comprenderlo, sin duda despertando una sonrisa en el lector, llega sólo en las dos finales.

 

De las seis minihistorias que componen este primer número de la colección “Solo”, cinco de ellas ameritan una lectura no sólo por la calidad gráfica de Tim Sale, sino por demostrar que bastan unas pocas planchas para contar una historia y transmitir emociones. Fue un formato ideal para dar salida a todas aquellas historias cocinadas en la imaginación de grandes autores que no justificaban un arco argumental más largo, anécdotas divertidas o momentos intensos que perderían su sabor tanto se si estiraban más allá de sus límites naturales como si se insertaban dentro de narraciones más largas. No es una lectura que vaya a cambiar la vida de nadie (ni Sale ni sus colaboradores aquí tienen grandes cosas que decir), pero sí puede garantizarse que, mientras se tiene el tebeo entre las manos, la atención no flaquea y, al cerrarlo, uno no puede sino reconocer el talento que derrochaba el tristemente desaparecido Tim Sale.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario