21 may 2024

LOS VENGADORES EN LOS AÑOS 60 (22)

 


 (Viene de la entrada anterior)

 

En septiembre de 1968, se pone a la venta el segundo Annual de los Vengadores. Lo primero que llama la atención es, por supuesto, la portada de John Buscema, uno de los primeros ejemplos de lo que a no mucho tardar iba a convertirse en un molde básico para las cubiertas de aventuras en las que aparecian dos equipos enfrentados: dos filas paralelas de heroes en posturas agresivas uno contra uno. El modelo lo había establecido, apenas un año antes, la portada clásica de Carmine Infantino y Murphy Anderson para “La Liga de la Justicia” nº 56 (septiembre 67).

 

El propio Buscema había recurrido a esa composición apenas tres meses antes, en “Vengadores” nº 53, con el grupo titular enfrentado a los X-Men. Eso sí, en esta ocasión, a Buscema le fue imposible encontrar una composición equilibrada en términos de poder habida cuenta de los héroes que componían ambas encarnaciones del equipo: claramente, Pantera Negra no era rival para Hulk, como tampoco el Capitán América para Thor. Ojo de Halcón podría contener temporalmente a Iron Man (de hecho, había empezado su carrera como villano de su colección) en ese estadio tecnológico de la armadura del segundo; y en cuanto a la Avispa y el Hombre Gigante, estaban enfrentándose a sí mismos, lo que hacía difícil prever un desenlace. A primera vista, las cartas ganadoras no parecían estar con el equipo oficial.

 

La primera decepción llega nada más abrirlo por la primera página y ver la viñeta de apertura. John Buscema no aparece por ningun sitio. En su lugar figuran acreditados como artistas Don Heck y Werner Roth y como entintador Vince Colletta. La división de trabajo entre los dos primeros fue similar a la ya ensayada en el crossover con los mutantes unos meses antes (“X-Men” nº 45 y “Vengadores” nº 53): Heck realizaba los bocetos y la composición narrativa y Roth terminaba los lápices. Prueba de lo gran artista que era Buscema es lo mucho que se le echa de menos en esta historia de aliento épico con unos dibujantes que, aunque profesionales e incluso destacados en otros géneros, claramente no se sentían cómodos dibujando superheroes y toda la parafernalia que les acompaña.

 

De todas formas, un alto nivel artístico no era lo que primordialmente exigía en 1968 un lector de doce o quince años. Lo que realmente deseaba ver era acción, especialmente si estaba protagonizada por un montón de superheroes. Y de eso no se podrían quejar porque Roy Thomas se la servía al poco de empezar la historia.

 

Ésta comienza cuando los Vengadores regresan al presente de su viaje al pasado en el nº 56 y se dan cuenta de que nadie por las calles de Nueva York los reconoce.

 

Por entonces, Marvel todavía experimentaba con diferentes formas de mostrar que la nueva incorporación de los Vengadores, la Pantera Negra, era, efectivamente, de raza negra. Ya vimos cómo en su primera aparición en esta colección le pusieron una mascara que le cubría solo la parte superior de la cabeza, pero enseguida volvieron al diseño original del personaje con una completa. Ahora, dejaban ver el color de la piel a través de las aberturas de los ojos, una mejora respecto al número 56, en el que aquéllas aparecían lisas y pintadas de marrón en lugar de blanco.

 

También llama la atención del lector atento la referencia casual del Capitán América, en ese misma página, a “nuestro cuartel general”. Si este es el primer número de los Vengadores que se lee, es imposible saber que el Capitán había abandonado el equipo hacia ya algún tiempo, en el nº 47. De hecho, a partir de comentarios como ese –por no mencionar que se le muestra en estas escenas iniciales como líder del grupo- es imposible no asumir que no sólo pertenece a los Vengadores sino que es su líder natural (y, para Roy Thomas al menos, era así. Stan Lee, como vimos, había decretado que el Capitán no aparecería regularmente en la colección de Los Vengadores, pero parece que Thomas estaba decidido a incluirlo siempre que la historia se lo permitiera).

 

Al llegar a la Mansión, la sorpresa es todavía mayor: la formación original (Hulk, Thor, Iron Man, el Hombre Gigante y la Avispa) se encuentran allí reunidos. Cada grupo de Vengadores toma al otro como impostores y se enzarzan en una pelea (por cierto, con los mismos emparejamientos que prometía la portada) hasta que los modernos se retiran para reflexionar sobre lo ocurrido.

 

Deciden infiltrarse en el laboratorio universitario donde se ha instalado un ordenador experimental, el Herodotron (bautizado a partir del nombre del antiguo historiador griego), que registra todos los eventos históricos y los reproduce directamente en la mente del usuario. El Capitán América se conecta y descubre la verdad: han llegado a una línea temporal alternativa en la que, tras derrotar al Fantasma del Espacio (en el nº 2), los Vengadores originales recibieron la visita de un viajero temporal, el Centurión Escarlata, que les prometió una utopía en la Tierra si solucionaban el único desequilibrio que lo impedía: la proliferación de seres superpoderosos. Los Vengadores emprendieron entonces una campaña contra todos los superheroes primero y los supervillanos después, transformándose en el proceso en unos tiranos despiadados que también amenazan a los gobiernos del mundo.

 

Los Vengadores modernos deciden detener a sus malvados predecesores utilizando el mismo artilugio que puso en marcha todo ese disparate: la máquina del Tiempo del Doctor Muerte, que ha sido desmontada y sus piezas dispersas y marcadas para la destrucción. Para recuperar esas partes –por supuesto- se dividen en tres equipos, cada uno de los cuales tendrá que combatir con otros tantos Vengadores originales –a los cuales, por cierto, derrotan de formas bastante implausibles…¿Pantera Negra abatiendo a Hulk? ¿El Capitán América forzando la conversion de Thor a Don Blake?-.

 

De nuevo en el castillo de Muerte y con la máquina reensamblada, se manifiesta el Centurión Escarlata y aclara algunos puntos, como el por qué pudo convencer a los Vengadores para comportarse de una forma tan violenta. El villano lucha contra los “nuevos“ Vengadores hasta que Goliath se encoge a tamaño insecto para conectar la máquina del Tiempo, que engulle al Centurión. Aparece entonces Uatu, el Vigilante, para informarles de que ya habían cruzado sus caminos con el Centurión, aunque entonces lo conocieron como Kang el Conquistador; a continuación, los devuelve a su propia realidad y les borra los recuerdos de lo sucedido.

 

Para quien ande un poco despistado, El Vigilante es miembro de una especie alienígena con la misión de observar los acontecimientos que ocurren en el universo. La base de este individuo en concreto está en la Luna, tal y como quedó establecido en su primera aparición en “Cuatro Fantásticos” nº 13 (abril 63). Con la introducción de la idea de universos paralelos en este Annual, descubrimos que también puede ver lo que ocurre en todos ellos, una capacidad que le convertirá, a partir de 1977, en el narrador de las historias alternativas que constituían el contenido de la colección “What If?”

 

Y así termina la historia. Nunca vemos qué pasa con los “viejos” Vengadores inconscientes y derrotados, pero dado que supuestamente toda su línea temporal ha desaparecido, poco importa. En años posteriores, las “reglas” del viaje en el tiempo en el Universo Marvel se modificarían y estandarizarían, de modo que cualquier manipulación del pasado (o del futuro) crearía una realidad nueva y divergente de la “principal”. Un aspecto vagamente decepcionante de esa conclusion es que ni los Vengadores ni el Centurión Escarlata recordarían nada de lo sucedido: es como si, de algún modo, la historia fuera menos “real” y quedara al nivel de un sueño o un engaño.

 

Como sucedía tan a menudo en aquella época, es esta una historia trufada de considerables agujeros de guion, una situación que se agrava en una aventura que integra viajes en el tiempo y paradojas, tema que suele requerir de bastante atención por parte del guionista para evitar incoherencias. Para empezar, lo primero que debería haber alertado a los Vengadores de que algo iba mal es que la aeronave con la que viajaron al castillo de Muerte ya no estuviera allí a la salida (dado que ellos nunca existieron en esa realidad alternativa). Aún peor, tampoco la Avispa debería estar allí dado que ella, dormida, permaneció en la línea temporal principal. Muchos años más tarde, en “What If?” nº 29 (octubre 81) se sugeriría que Inmortus la trasladó junto a sus compañeros como parte de sus maquinaciones.

 

La historia también sugiere que, como los Vengadores capturan a Nick Furia y sus amigos, SHIELD nunca llegaría a tomar forma, lo que contradice lo ya establecido desde “Strange Tales” nº 135 (agosto 65), a saber, que esa organización ya existía cuando a Furia se le invitó a dirigirla.

 

Hay otros puntos que Thomas sí tuvo en cuenta. El Capitán América nunca fue revivido en esa línea temporal, bien porque murió en la Segunda Guerra Mundial, bien porque su cuerpo jamás fue encontrado (dado que Hulk no abandonó los Vengadores ni se alió con Namor, lo que eventualmente llevó a este ultimo a encontrar el cuerpo congelado del Capitán, tal y como se contó en el nº 4). Iron Man no reconoce a Ojo de Halcón y éste tampoco figura entre los supervillanos derrotados por los Vengadores. Tampoco aparece Pantera Negra. Quizá la Viuda Negra nunca llegara en esta realidad a reclutar al arquero y los Cuatro Fantásticos, derrotados por los Vengadores, no tuvieron oportunidad de viajar a Wakanda.

 

¿Qué le ocurrió al Centurión Escarlata a continuación de lo aquí narrado? El Vigilante dice que una versión de él se convertiría en Kang, pero se ha sugerido que no el Kang que apareció en el nº 8 de la colección (dado que éste no mencionó al Centurión como una de sus identidades). Se sabe que Kang tiene multiples versiones en diferentes líneas temporales. De hecho, una versión del Centurión Escarlata acabaría siendo un villano en la Tierra alternativa habitada por el Escuadrón Supremo. En cualquier caso, me niego a profundizar demasiado en el galimatías que acabaría siendo la historia y apariciones de Kang y sus diferentes alias a lo largo del Tiempo.

 

Baste decir que Rama-Tut, al que menciona el Vigilante, es un viajero temporal del futuro presentado en “Cuatro Fantásticos” nº 19 (octubre 63) cuando el grupo viajó al Antiguo Egipto. En el mencionado “Vengadores” nº 8 (sept.64), se explicaba que aquél viajó al futuro y adoptó el nombre de Kang, pero por el camino se detuvo en el siglo XX, cuando conoció al Doctor Muerte en el segundo Anual de “Cuatro Fantásticos”. El Vigilante nos dice ahora que, tras ese encuentro, Rama-Tut fue desviado por turbulencias temporales y aterrizó en esta realidad alternativa, donde asumió la identidad del Centurión Escarlata. Eso sí, Tut es un “simple” viajero temporal, no un ser que, como afirma el Centurión, existe al margen del tiempo y el espacio (aunque mucho más tarde Kang sí lo conseguirá), por lo que sus apariciones ante los Vengadores originales se realizan probablemente como proyecciones holográficas desde su nave temporal.

 

Relacionado con todo esto, este Anual fue el primero en mostrar una línea temporal alternativa, introduciendo la idea de que trastear en el pasado crea presentes distintos a los que conocemos. Muchos años después y ya con un buen número de Tierras alternativas complicando el Universo Marvel, se les decidió numerar. Así, la Tierra en la que transcurre la vida de los superheroes clásicos es la 616 (cifra que corresponde a la fecha de publicación del primer número de “Los Cuatro Fantásticos”, junio del 61). La Tierra alternativa que visitan los Vengadores en esta aventura es la 689 (número tomado de la fecha de portada del Anual, septiembre del 68).

 

También este Anual fue un ejemplo temprano del tipo de historias en las que los superheroes utilizan sus poderes para conquistar el mundo y solucionar sus problemas, premisa que proliferaría en los años 80 con ejemplos tan ilustres como el “Miracleman” de Alan Moore o “El Escuadrón Supremo” de Mark Gruenwald. En su momento, fue novedosa esta idea de que, sin supervillanos contra los que luchar y sin otros superhéroes que pudieran suponer un obstáculo, los Vengadores podrían convertirse en unos dictadores mundiales. Habida cuenta de lo proclive que es el superhéroe promedio de Marvel a recurrir a sus nudillos antes que a su cerebro, Roy Thomas no propuso una situación disparatada.

 

Otro punto de interés que solo cobraría relevancia a la luz de desarrollos futuros es la breve crisis nerviosa que sufre Goliath y de la que le rescata el Capitán América. En los ya cercanos números 59 y 60, como veremos, esos problemas mentales le llevarán a un comportamiento psicótico… y a una boda.

 

Pero antes llegaría otro hito crucial en la historia de los Vengadores: la presentación de La Visión, uno de los personajes más queridos y longevos del grupo. Ya sea con su cuerpo íntegro o desmontado, la Visión fue durante mucho tiempo símbolo del grupo, literalmente: su rostro apareció en el icono de la esquina izquierda de las portadas durante casi ocho años, de 1971 a 1979.

 

Un tanto harto del veto que Lee le había impuesto en la colección respecto al uso del Capitán América, Thor e Iron Man, Thomas le sugirió incorporar un nuevo Vengador, una versión modernizada de un personaje de la Edad de Oro creado por Jack Kirby y Joe Simon en 1940 para el nº 13 de “Marvel Mystery Comics”: la Visión, un androide extraterrestre conocido como Aarkus que podía teleportarse a través de una especie de pasadizos humeantes y había sido enviado a nuestro planeta para servir a la Humanidad y luchar contra los malvados.

 

Pero Stan Lee le dijo que no. Debía ser un androide, punto. Nada de extraterrestres. Las razones nunca se las aclaró a Thomas ni tampoco le dio directrices respecto a lo que podría hacer el personaje ni sus orígenes. Así que Thomas abandonó la faceta alienígena, llamó al androide Visión y adaptó el viejo traje para conformar un personaje que solo eso tendría en común con su predecesor.

 

Lectores sapientes e historiadores del comic han llamado la atención sobre los parecidos entre la Visión y el Tornado Rojo, el héroe de DC que debutó aquel mismo verano en la colección de la Liga de la Justicia. Sobre esas sospechosas similitudes y las acusaciones de plagio asociadas hablaré con ocasión del siguiente número, cuando ya hayamos conocido a la Visión y su origen.

 

Es interesante recordar que, a pesar del rechazo de Stan Lee, la Visión de la Edad de Oro sí acabaría uniéndose al Universo Marvel. Aarkus debutó como un constructo mental de Rick Jones y la Inteligencia Suprema kree en el nº 97 de Los Vengadores” (marzo 72), escrito por Thomas y dibujado por John Buscema y Tom Palmer. Thomas volvería a recuperarlo décadas más tarde, en 1993, en su versión “luchador contra el crimen” en una miniserie de los Invasores, concretamente en el nº 3 (julio 93), en el que Aarkus aparece para ayudar a ese equipo de superheroes de la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión, por supuesto, Thomas ya no encontró resistencia alguna por parte del editor de la serie, Mike Rockwitz.

 

Pero volvamos a 1968 y al número que nos ocupa, el 57, titulado “He Aquí…La Visión” y que se abre con una portada icónica en la que el recién llegado se manifiesta entre cortinas de humo, un homenaje al Aarkus de los años 40.

 

Un humanoide con traje verde y amarillo, capa amarilla y tez roja camina a través de la lluvia que lo atraviesa y luego flota por el aire hasta alcanzar la terraza del ático de Janet van Dyne. En el interior, ésta intenta persuadir a su novio Henry Pym, para que posponga sus investigaciones y se quede con ella a pasar la noche. Cuando Pym se marcha el humanoide entra y la amenaza.  Al principio, Jan retrocede asustada ante el ser de voz de ultratumba que parece una visión sobrenatural, aunque enseguida reacciona encogiéndose al tamaño avispa y tratando de escabullirse. Pero el ser demuestra, primero, el poder de volverse intangible y atravesar las paredes y, segundo, un poderoso rayo calorífico emitido desde sus ojos. De repente, el ser se detiene paralizado por un intenso dolor en la cabeza.

 

En la calle, Pym recibe la señal de alarma de Jan, aumenta a su tamaño de Goliath y trepa por la fachada del edificio hasta la residencia de ella para encontrarse al agresor inerte en el suelo, al cual deciden transportar a la Mansión para estudiarlo.

 

Los otros dos Vengadores de servicio, sin embargo, no se encuentran allí. Ojo de Halcón está de visita en el apartamento de su novia, Natasha Romanoff, que lo recibe con su disfraz de Viuda Negra, algo que lo sorprende dado que se retiró del espionaje en el nº 45. Ella dice que SHIELD le ha propuesto otro trabajo, que bien podría aceptar porque él nunca está presente. Ojo de Halcón, molesto, se defiende con el argumento de que ha estado muy ocupado arriesgando su vida con los Vengadores y, como para darle la razón, en ese mismo momento recibe la llamada de Pym para que acuda a la Mansión. La misión de la Viuda para SHIELD empezará en "Capitán Marvel" nº 12 (abril 69) y enlazará con los eventos de “Vengadores” nº 63.

 

Por otra parte, T´Challa ha salido a dar un paseo bajo la lluvia para meditar sobre por qué dejó su trono de Wakanda y la insatisfacción que siente en su interior, cuando debe cambiarse a su identidad de Pantera Negra para frustrar un robo. Los comentarios admirativos de un par de niños afroamericanos que lo consideran un modelo a seguir, le dan una idea de qué más puede hacer, aunque ese tema quedará aparcado todavía algunos números. Entonces, también él recibe la llamada.

 

Los cuatro Vengadores se reúnen alrededor del cuerpo del misterioso agresor de la Avispa. Henry Pym averigua que no es un humano, sino una réplica perfecta elaborada con órganos sintéticos. Ojo de Halcón recuerda que tiempo atrás Hank trató de crear un ser así y lo bautizó “sintezoide”. Entonces, la Visión recupera la consciencia y, con ella, el recuerdo de su misión: matar a los Vengadores.

 

Sigue una batalla en la que demuestra una gran fuerza y la capacidad de incrementar su densidad corporal. Cuando Goliath lo inmoviliza, el androide se detiene confuso al no recordar el por qué de su comportamiento ni su propio pasado. Es más, tiene la sensación de que deberían ser aliados, no enemigos. Luego recuerda que lo creó el robot conocido como Ultron-5, al que llevan buscando desde el número 55. Visión asegura que puede llevarlos hasta su escondite y así lo hace.

 

Por supuesto, todo responde al plan de Ultrón, que los está esperando y les embosca con una serie de trampas letales. Cuando todo parece perdido, Visión se enfrenta a Ultrón y exige la libertad de los Vengadores. Sigue la predecible lucha entre los dos seres artificiales, que termina con la victoria de Visión y la liberacion de los heroes, que se reúnen en torno al cuerpo destrozado del robot al que solo falta la cabeza, que se presume desintegrada pero que contiene los elementos esenciales de la inteligencia de esa criatura: sus electrodos gemelos en los laterales del cráneo.

 

La última página muestra a un niño que encuentra la cabeza intacta en la superficie. La usa como pelota de fútbol antes de quitarle los electrodos y tirarla despreocupadamente. Esta secuencia va acompañada de la adaptación del poema de Shelley “Ozymandias”, con el que se subraya el destino de Ultrón. Ese recurso no se le ocurrió a Thomas hasta que vio el dibujo de Buscema, pero se dio cuenta de que las palabras del poeta encajaban perfectamente y las escribió a mano sobre las viñetas para que luego el rotulista Sam Rosen las finalizara.

 

Leyendo hoy este episodio, hay un par de cosas que llaman la atención. La primera es que la Visión, a quien a menudo se ve como una especie de “Mr.Spock” marvelita, es aquí un auténtico torbellino de emociones: lo vemos atormentado, enojado, confuso… Está muy lejos de ser la criatura impasible que uno podría esperar en esta etapa primera de su existencia.

 

La otra cosa que es digna de reseñar es el grado de estupidez de Ultrón. En primer lugar, por lo innecesariamente rocambolesco de su plan. En segundo lugar, por lo ridículo de sus trampas: atrapa a los Vengadores en una cámara con paredes deslizantes ultraduras que acabarán aplastándolos, pero como se mueven a paso de tortuga, se les brinda a aquéllos la posibilidad de escapar o ser rescatados. A continuación, y a pesar de haberlo creado, Ultrón olvida por completo que Visión puede cambiar su densidad. Y lo hace no una sino dos veces, lo que le conduce a su propia destrucción. Y por si todo esto fuera poco, Ultrón le revela a Visión su único punto vulnerable (los electrodos de su cabeza), dándole a su adversario la clave para la victoria.

 

Ultrón, aunque poseía la capacidad de recrearse continuamente en versiones cada vez más mortíferas, tenía un talón de Aquiles: programado con una inteligencia casi humana, consideraba a Pym como su "padre" y, a medida que evolucionó, ese hecho se transformó para él en una obsesión de proporciones edípicas. Centrado exclusivamente en la muerte de su creador, la búsqueda inicial de Ultrón por volverse más humano (e, irónicamente, conquistar a la raza humana en el proceso) fue sublimada en un odio aparentemente fútil. Pero el conocimiento de las motivaciones de Ultrón seguiría siendo un misterio para los Vengadores –y los lectores- todavía durante algún tiempo y en este punto seguía siendo uno más de los muchos robots locos que deambulaban por el Universo Marvel.

 

Como siempre, hemos de recordar que el tipo de agujeros de guión que detectamos aquí eran muy comunes en aquella época y aquel género, teniendo que asumirlo el lector moderno como parte del encanto y la ingenuidad de los comics de la época. Para compensar, tenemos otros tres elementos positivos.

 

Uno, la elegante labor de un Buscema que a partir de aquí llega a la cúspide de su carrera. Además y en contraste con su trabajo sobre los lápices de Colan en "Daredevil", George Klein fue seguramente el mejor entintador que tuvo Buscema hasta la llegada de Tom Palmer.

 

Dos, las interesantes pinceladas de la vida privada de los Vengadores, que dicen más de lo que parece al lector adulto: la preferencia de Hank por sus experimentos frente a una noche con Jan; los problemas de conciliación que experimentan Ojo de Halcón y la Viuda Negra; y la búsqueda de Pantera Negra de un propósito vital. Y, por ultimo, claro, la adición de un gran personaje a la alineación del equipo. Visión fue el primer personaje creado específicamente para pertenecer a los Vengadores en lugar de ser importado de otra colección.

 

A Stan Lee no le gustó demasiado el nombre del personaje, pero aparte de eso, no puso objeción alguna a lo que Thomas había creado. De hecho, la Visión se convirtió ipso facto en el más interesante y popular de los Vengadores junto al Capitán América, Thor e Iron Man (aunque, por el momento, los tres últimos Thomas no podía utilizarlos por ser los titulares de sus propias colecciones). La Visión, como veremos, se convirtió también en el foco de bastantes historias futuras ya que Thomas lo utilizó para explorar lo que significa ser humano. 

 

(Continúa en la siguiente entrada)

 

 

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