(Viene de la entrada anterior)
A finales de 1983 o comienzos de 1984, Gerber reanudó su relación profesional con una Marvel que había cambiado considerablemente respecto a la década anterior. Ya era mucho más que una editorial de publicaciones baratas destinadas a quioscos y supermercados para ser compradas por niños y adolescentes. El auge del mercado de las tiendas especializadas, acogidas a un sistema que no les permitía retornar los comics solicitados a la editorial en caso de no venderse, había cambiado radicalmente la industria. Al reducir el riesgo financiero, hubo más espacio para la experimentación con formatos más lujosos y material menos ortodoxo. A esto se añadían los cambios en las leyes de derechos de autor.
Producto de todo esto fue la creación, por parte de Marvel,
de la revista antológica a color “Epic Illustrated” en 1980. Un año después
lanzó una línea de novelas gráficas que replicaba el formato del álbum europeo
y cuyos derechos se dividían entre la empresa y el autor. En otoño de 1982, debutó
el primer título de un nuevo sello de Marvel, Epic Comics. Los comics acogidos
a todos estos formatos y sellos ofrecían valores de producción superiores al
comic-book estándar y la mayoría de los personajes –siempre y cuando no se
tratara de superhéroes ya establecidos en Marvel, claro- eran propiedad
exclusiva de sus creadores. En este contexto, Steve Gerber y Val Mayerik
propusieron una novela gráfica y una serie posterior de Epic Comics de seis
números en la que se narraría una aventura fantástica titulada “Void Indigo”.
El editor de Epic Comics, Archie Goodwin, y el editor en jefe de Marvel, Jim
Shooter, respaldaron el proyecto y contrataron a los autores para sacarlo
adelante.
No hablaré demasiado aquí sobre “Void Indigo” puesto que
este artículo iba a tratar sobre Howard el Pato y ya estoy divagando más de la
cuenta, pero baste decir que terminó siendo un dolor de cabeza para todos los
implicados, en parte por las reacciones hostiles a la representación explícita
de violencia y sexo. La novela gráfica se publicó en el verano de 1984 (los funcionarios
de aduanas canadienses requisaron el envío argumentando que mostraba “violencia
contra las mujeres”) y el primer número de la miniserie en octubre (con fecha
de portada de noviembre). Distribuidores y propietarios de las tiendas
especializadas se mostraron preocupados y quejosos por el contenido y muchos
devolvieron ejemplares y redujeron drásticamente los pedidos de los números
siguientes. Antes de que apareciera el segundo episodio, Marvel anunció su
cancelación.
En algún momento de esta etapa, Marvel y Gerber empezaron a
discutir la posibilidad de resucitar a Howard el Pato. Y de nuevo, hubo
problemas. Gerber tenía en muy poca estima lo que otros escritores, básicamente
Bill Mantlo, habían hecho con el personaje una vez él abandonó la compañía. Su
intención era renegar por completo de Mundo Pato y tratar todo lo sucedido en
ese intervalo como alucinaciones experimentadas por el personaje. Esto es,
eliminarlo de la continuidad como si nunca hubiera existido. Shooter lo
rechazó, argumentando que esto podía ser interpretado como lo que en realidad
era: un desprecio al trabajo de Mantlo y otros profesionales. Le dijo a Gerber
que podía hacer lo que quisiera, siempre que las referencias al material pasado
no escrito por él no tuvieran un tono despectivo. Y para vigilarlo de cerca,
Shooter decidió nombrarse editor de esas nuevas historias de Howard.
Pero el caso es que Shooter sí terminó haciendo algunos cambios sobre el guion que le presentó Gerber para el nuevo Howard. Para la compañía, tal y como indicó en una carta al abogado de Gerber, esos cambios eran menores y con ellos el guion debería ser aceptado sin problemas. Pero de acuerdo con un artículo publicado en “The Comics Journal”, Gerber calificó esas modificaciones como “repulsivas” y una “reescritura completa”. Vuelta al intercambio de cartas entre abogados y la compañía con un Gerber otra vez hostil que insistía en que se retirara a Jim Shooter del puesto de editor de la futura colección de Howard y se le asignara a él dicha función. Sus exigencias fueron rechazadas y él mismo canceló el proyecto.
Con el tiempo, Gerber subió a internet la versión del guion
que él entregó a Shooter, titulado “La Crisis Secreta de Howard el Pato II”
(una parodia de los eventos entonces en boga “Crisis En Tierras Infinitas” y “Secret
Wars”), mencionando también los cambios efectuados por Shooter. No voy a entrar
en detalle al respecto, pero baste decir que la reacción de Gerber se me antoja
exagerada. Las modificaciones impuestas por el editor no alteraban la trama ni
el espíritu, limitándose a recortar diálogos o textos de apoyo que describían
los elementos no creados por Gerber (como el Mundo Pato, invención de Mantlo)
como “ficticios”.
Pero en aquel artículo de “The Comics Journal”, Gerber afirmaba que los cambios de Shooter tenían una motivación más mezquina que nada tenían que ver con el guion propiamente dicho.
En marzo de 1985, un mes antes de que Gerber presentara el dichoso
guion, Marvel lanzó el primer número de “Secret Wars II” (con fecha de portada
de julio). La colección estaba escrita por Shooter, con dibujos de Al Milgrom y
Steve Leialoha. Uno de los personajes secundarios era un furibundo guionista de
dibujos animados para la televisión que se parecía mucho a Gerber. Se le
presentaba con una escena en la que se parodiaban las opiniones del propio
Gerber sobre las representaciones de violencia en los medios. Luego, el
personaje obtiene superpoderes y se proclama como “Thunder Sword”, nombre y
aspecto sospechosamente parecidos a los de Thundar el Bárbaro, el personaje de
dibujos animados creado por Gerber años antes. En venganza contra una cadena de
televisión por modificar sus guiones, el personaje usa sus nuevos poderes para
demoler su sede en Los Ángeles.
En aquel artículo, Gerber sugirió que esa sátira y los posteriores cambios que efectuó Shooter sobre su guion demostraban que el editor albergaba algún tipo de animosidad contra él. Shooter nunca ha declarado nada al respecto de todo esto.
Tampoco hizo Gerber mención a las modificaciones que sin
duda Shooter habría tenido eventualmente que realizar para ajustarse a los
términos del acuerdo con Disney. Y es que, como ya había hecho en “Howard el
Pato” nº 21, Gerber intentó encajar ataques satíricos a la compañía del ratón,
el acuerdo que Marvel firmó con ella y la obligación derivada de que el
personaje hubiera de llevar pantalones. Incluso repitió el tropo de aquella
vieja historia haciendo que los responsables de todo fueran unos activistas por
la decencia pública indignados por su “desnudez”. Pero esta vez, los responsables
al mando de Marvel, especialmente Jim Shooter y el vicepresidente Michael
Hobson, sí estaban prestando atención y, de haber salido adelante el guion,
habrían dado las necesarias indicaciones al dibujante.
Marvel hizo un tímido esfuerzo para revivir a Howard sin la participación de Gerber, pero no funcionó. En enero de 1986 (puesto a la venta en septiembre de 1985), aparece “Howard el Pato” nº 32, nada menos que siete años después del número inmediatamente anterior. Seguramente, este movimiento obedeció a un intento de capitalizar la expectación que había levantado el próximo estreno de la película del personaje y a la que me referiré brevemente luego. Esa historia, como la aparecida tres años antes en “Aventuras Bizarras”, vino firmada por el mismo equipo creativo: Steven Grant y Paul Smith.
Originalmente, ese número, titulado “Going Underground”, iba a ser el primero de una nueva colección de Howard. Cuando le propusieron a Grant escribirla, la demanda de Gerber contra Marvel aún estaba sobre la mesa, pero cuando el guionista preguntó sobre ello le respondieron que el asunto estaba prácticamente zanjado y que Gerber, de ninguna manera, volvería a encargarse del pato. Así que Grant se puso manos a la obra y planificó seis episodios. Antes de que se sentara a escribir el segundo, le ordenaron parar porque el “asuntillo” judicial, después de todo, seguía vivo. Tiempo después, como he dicho, le dieron salida como nº 32.
Ocho meses después, el número 33 (sept. 86) fue también una
historia autoconclusiva en la que se narraba el ascenso y caída financiera de
Howard: gana la lotería, se gasta todo su dinero pagando a un científico loco para
que le fabrique una novia y cuando el experimento fracasa, regresa al punto de
partida. Se trató de un número en formato Prestigio, treinta páginas sin
anuncios, que pretendía ser, otra vez, el primer peldaño para la recuperación
del personaje si la película de George Lucas tenía éxito. Probablemente, el
editor Jim Salicrup se encontró con órdenes de Shooter de lanzar este proyecto
sin tener un equipo creativo a la altura. Se llamó a Val Mayerik, que por
entonces vivía en Cleveland y colaboraba en la producción de cortos y la
escritura de guiones para cine y televisión. Éste propuso como coguionista a un
amigo suyo, Christopher Stager, que trabajaba en una agencia de publicidad
durante el día y escribía guiones por las noches. El resultado fue un número
mediocre, sin pizca de gracia pese a sus pretensiones y cargado de evidentes
guiños de los autores a su mundillo de Cleveland que a los lectores dejaban
indiferentes. No es de extrañar que fuera el primer y único trabajo de Stager
para Marvel.
Mientras tanto, el 4 de junio de 1984, los guionistas
Willard Huyck y Gloria Katz, conocidos por colaborar con George Lucas en el
libreto de “American Graffiti” (1973), habían firmado con Marvel una opción
para llevar a Howard a la gran pantalla. En octubre, el propio Lucas anunció
que él sería el productor ejecutivo de una versión en acción real financiada
por Universal y su propia compañía, Lucasfilm.
Huyck sería el director y Gloria Katz actuaría como productora, compartiendo ambos la acreditación como guionistas. En el reparto figuraban Lea Thompson, Jeffrey Jones y Tim Robins, y a Howard le darían vida actores enanos disfrazados. Su voz la pondría el actor Chip Zien. Según se informó en la época, el presupuesto, incluyendo la producción, las copias y la publicidad, ascendió a 46 millones de dólares. En una entrevista de 1986, Steve Gerber declaró que se le había consultado respecto al guion y que tenía un interés financiero directo en la película. Aparentemente para respetar el acuerdo confidencial de 1982 con Marvel, Gerber fue acreditado como único creador de Howard tanto en la publicidad como en los títulos de apertura.
En la película, Howard era arrancado de su mundo y arrojado
a Cleveland, donde conocía a la cantante de rock Beverly Switzler (Lea
Thompson). Ella accedía a ayudarle a averiguar cómo había acabado allí y lo
llevaba a ver a Phil Blumburtt (Tim Robbins), el chiflado novio científico de
una de sus compañeras del grupo. Phil descubría que todo había sido provocado
por un experimento realizado por el doctor Walter Jenning (Jeffrey Jones).
Intentando enviar a Howard de vuelta a su hogar, éste convocaba accidentalmente
a una perversa entidad cósmica que poseía a Jenning. El resto de la trama era
una carrera contra reloj para detener al villano.
La película se estrenó el 1 de agosto de 1986 y las
críticas fueron devastadoras. Recibió siete nominaciones al Golden Raspberry
(los “Razzies”), entre ellas las de peor actor de reparto (Tim Robbins), peor director
y peor canción original; y tuvo el dudoso honor de ganar cuatro de esos
galardones en las categorías de peor guion, peor nueva estrella (los actores
que daban vida a Howard), peores efectos visuales y peor película.
Y todo ello merecido. “Howard” está considerada como la
peor y el mayor fracaso de Lucas. Jones ofreció una interpretación notable como
científico poseído, pero el resto de la película era plana y aburrida. Para un
cineasta que había conseguido la fama gracias a los efectos especiales, el
Howard de Lucas parecía exactamente lo que era: un enano con un traje de pato.
El guion apenas abocetaba aquellas virtudes que habían hecho tan popular al
personaje en los comics: su personalidad explosiva y su crítica social. Lo que
se veía en pantalla era tan sólo un héroe de acción mordaz en tono cómico.
Y el público reaccionó como era de justicia, haciendo que
la película se estrellara miserablemente en taquilla. Se estrenó en 1.554 cines
de Norteamérica y recaudó sólo 8 millones en la primera semana. En la segunda,
esa cifra cayó casi el 50% hasta los 4,3 millones. Una semana después, ya sólo
fueron 1,7 millones. La recaudación doméstica acabó siendo de 16,2 millones,
poco más que un tercio del coste. A raíz del desastre, el presidente de
Universal, Frank Price, dimitió dos meses después del estreno y Willard Huyck
nunca volvió a dirigir otra película.
Las declaraciones públicas de Gerber sobre el film han sido
contradictorias. En 1986, antes del estreno, su actitud parecía positiva.
Afirmó que el “guion es fiel al espíritu
del comic book y creo que puedes esperar ver al mismo personaje en lo que se
refiere a Howard”. Sin embargo, en otra entrevista de 2001, dijo que el
personaje había sido “tratado como poco
más que un gag visual y una voz para frases cutres”. Añadió que la película
“en un desnortado intento de llegar a un
público masivo, contó una historia bastante simple de monstruo alienígena”
y que no creía que fuera fiel a la esencia del comic.
Coincidiendo con el lanzamiento de la película, Marvel publicó una revista dentro de su línea Marvel Super Special en la que ofrecía una adaptación a color de aquélla. Poco después, fue reconvertida en una miniserie de tres comic-books. Estaba escrita por Danny Fingeroth y competentemente dibujada por Kyle Baker, pero nada que pudieran hacer estos autores compensaba el desastre de la película.
(Finaliza en la siguiente entrada)
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