(Viene de la entrada anterior)
En el nº 28 (mayo 66), los Vengadores habían ayudado a Henry Pym a rescatar a Janet van Dyne de su cautiverio en el cubil del Coleccionista, retomando aquél su rol de superhéroe ahora con un nuevo nombre, Goliath, y uniforme aunque conservando los poderes del Hombre Gigante. Pero su capacidad de cambiar de tamaño había experimentado no sólo nuevas limitaciones de altura y duración sino que le había generado un problema de salud que se manifestó al final del episodio, cuando sufre un colapso y queda inconsciente mientras tiene un tamaño de tres metros.
Llevado a la Mansión, sus compañeros se ven incapaces de ayudarlo. Hank y Jan habían revelado sus identidades secretas a los actuales Vengadores, pero los miembros originales seguían manteniéndolas en secreto. Así que Jan intenta contactar con quien cree que es el colega de Thor, el doctor Don Blake –sin saber, claro, que ambos son la misma persona-, pero no obtiene respuesta dado que el asgardiano se encuentra en esos momentos en el Olimpo (“Thor” nº 129). Así que el Capitán América llama al mayor Carlson, un médico militar al que conoció durante la Segunda Guerra Mundial. Éste diagnostica que Goliath no debe cambiar de tamaño otra vez so pena de morir en el intento. Cuando despierta, se encuentra atrapado en un cuerpo tan grande que le impide vivir con normalidad pero no lo suficiente como para ser de utilidad para el grupo. Frustrado, abandona la Mansión sin decirle nada a sus compañeros.
Mientras tanto, entra en escena por primera vez en esta colección la Viuda Negra, personaje creado por Stan Lee, Don Rico y Don Heck para el serial de Iron Man que se publicaba en “Tales of Suspense”. Aquí los chinos le han lavado el cerebro para que espíe para ellos, lo cual es incoherente con lo que hasta ese momento se nos había contado sobre ella, especialmente dado que el general chino afirma que los traicionó en su última misión. Pero, ¿no venía trabajando para los rusos?
En “Tales of Suspense” nº 57 y 60, la Viuda se había aprovechado del ingenuo Ojo de Halcón lanzándolo a pelear contra Iron Man. Al final, cuando se veía obligada a volver a Rusia para responder por su fracaso, confesaba que también ella estaba enamorada del arquero. En “Tales of Suspense” nº 64, se rebelaba contra sus patrones pero ante la amenaza de que éstos hicieran daño a sus padres, se veía obligada a volver a trabajar para ellos (una historia que no casa bien con la información sobre su pasado que más adelante se revelaría). En esa ocasión, ya expresó abiertamente su amor por Ojo de Halcón y en “Vengadores” nº 16, momento en el que éste se une al grupo, afirmaba que ella había roto con las autoridades rusas aunque, como había terminado gravemente herida, se la habían entregado de nuevo a aquéllas.
Los chinos no habían aparecido para nada en toda esa trayectoria ni ahora se nos explica cómo la Viuda había acabado trabajando para ellos, así que todo apunta a uno de esos errores de continuidad tan típicos de esta etapa y atribuibles tanto a Stan Lee como al dibujante Don Heck, que a fin de cuentas era el que desarrollaba toda la trama.
Pero el caso es que es enviada de nuevo a Estados Unidos para destruir a los Vengadores y a tal fin recluta la ayuda de dos antiguos adversarios del grupo: el Espadachín, al que ahora encontramos habiendo retomado su profesión de artista circense –Lee y Heck olvidaron también que el personaje se había redimido en el último enfrentamiento con Los Vengadores en el nº 20); y Power Man, derrotado en el nº 22 pero dejado en libertad sin cargos. Aparentemente, al término de aquella aventura había quedado tan afectado tras descubrir que había sido engañado por la Encantadora que podía suponerse se retiraría de la vida criminal, aunque ahora lo vemos de vuelta por sus fueros sin mediar explicación alguna; incluso su reclutamiento por la Viuda se produce fuera de plano.
El Capitán América le cuenta a Ojo de Halcón que, según SHIELD, la Viuda ha regresado a Estados Unidos, y éste corre a su encuentro en el caserón que ya anteriormente le había servido de base de operaciones. Temiendo lo peor, el Capitán le ordena a la Avispa que lo siga.
Cuando se reencuentran los amantes, la Viuda le pide al Vengador que se una a sus filas, pero éste tiene claras sus lealtades y, además y a tenor de su frialdad, supone que le han lavado el cerebro. En la pelea subsiguiente, es abatido por Power Man y el Espadachín ante los ojos de la escondida Avispa, que, sin su uniforme ni aguijones, poco puede hacer más que volar a la Mansión para avisar al resto de sus compañeros. Por desgracia, sólo puede volar en su tamaño “avispa”, lo que la asemeja a un verdadero insecto que atrae la atención de un pájaro y a punto está de ser comida por él. Esquiva por poco el pico del ave y se detiene en una rama recuperando su tamaño normal… sólo para que ésta se quiebre bajo su peso y ella quede inconsciente por la caída sin poder por tanto avisar a sus colegas, que quedan expuestos al ataque de los villanos que, efectivamente, se produce.
En fin, un episodio verdaderamente humillante para la Avispa, que ni siquiera tenía su rostro incluido en el logo de portada mientras que Goliath ya figuraba en el mismo. Ella tuvo que esperar hasta el número 32 para obtener ese reconocimiento.
El caso es que el Espadachín y Powerman irrumpen en la Mansión (que a estas alturas todavía nadie había pensado en proteger con los adecuados sistemas antiintrusos), toman por sorpresa al Capitán América, lo capturan y lo llevan al escondite de la Viuda Negra. La Bruja Escarlata y Mercurio están fuera de servicio pero el Capitán, al que no han despojado de su comunicador, los llama sólo para que también caigan víctimas del trío de villanos.
Entretanto, Jan se ha recuperado y regresa a la Mansión de los Vengadores. Como no hay nadie, envía un mensaje a Hank, que acude al rescate, dejando fuera de combate al Espadachín y Power Man mientras la Avispa, ahora ya sí vestida con su uniforme, ataca a la Viuda y libera a los Vengadores cautivos. Superados en número, los villanos escapan por un pasadizo secreto sin que Ojo de Halcón, el único que hubiera podido alcanzarlos con sus flechas, se atreva a disparar a quien fuera su amante. Por supuesto, no será lo último que sabremos de la Viuda.
Llama la atención que Wanda no contribuya nada al combate y que Pietro ni es tan rápido como debería ni aguanta el tiempo suficiente corriendo. Esto podría o bien deberse a otro olvido de Heck a la hora de estructurar la historia y repartir la acción entre los personajes o bien a una decisión deliberada por parte de Lee de cara a lo que iba a suceder en el siguiente capítulo.
Y es que el número 30 (julio 66) comienza cuando Mercurio y la Bruja Escarlata reconocen que sus poderes parecen estar menguando. Se preguntan si realmente son mutantes o bien, de algún modo, extraen sus poderes de su tierra de origen y tras tanto tiempo alejados de ella, están disminuyendo. Es una hipótesis válida (que décadas más tarde se revelará hasta cierto punto correcta), así que se toman un permiso del grupo para regresar a casa, ausencia a la que el Capitán América da el visto bueno ahora que cuentan con el poder de Goliath en el equipo (una vez más, con la Avispa nadie parece contar).
El problema es que Goliath sigue en plena crisis de autocompasión. Hasta que (gracias bien a una increíble casualidad o bien pereza del guionista para encontrar una excusa mejor con la que poner en marcha la acción) lee en el periódico una noticia esperanzadora: el profesor Anton, un antiguo profesor suyo de la universidad, está en Sudamérica investigando el crecimiento artificial de las células corporales. Y una vez más sin decirle nada a nadie, ni siquiera a la preocupada Avispa, se marcha a su encuentro.
Entretanto, la Viuda Negra, todavía bajo el efecto del lavado de cerebro de los chinos, sigue en compañía de Power Man y el Espadachín maquinando su revancha contra los Vengadores. Sus aliados pelean entre sí por ganarse sus afectos como si fueran adolescentes rebosantes de hormonas, pero los pensamientos de Natasha, sin que ella pueda explicárselo bien, están con Ojo de Halcón. Éste, por su parte, parece haber madurado y acepta el liderazgo del Capitán América sin rechistar.
Los tres Vengadores que han permanecido de servicio deciden que la principal amenaza en curso es la Viuda Negra y sus esbirros y se separan para tratar de averiguar su paradero. La Avispa escucha un rumor sobre ello e informa al resto. Ojo de Halcón, que quiere compensar el haberlos dejado escapar en el número anterior, solicita permiso para enfrentarse en solitario a los villanos. El Capitán se lo concede, lo cual es de todo punto absurdo. Puede que Ojo de Halcón tenga razones muy personales para zanjar este asunto por su cuenta (Natasha había sido su amante y ahora lo ha traicionado; y tiene cuentas pendientes con su antiguo mentor, el Espadachín), pero subestimar el poder y habilidad conjuntos de los tres adversarios y olvidar que Ojo de Halcón es el más vulnerable de los tres Vengadores restantes, no es ni mucho menos propio de un líder responsable.
Pero el caso es que Ojo de Halcón ataca el almacén donde se esconden los villanos. El condicionamiento mental de la Viuda prevalece por el momento y ayuda a sus dos colegas masculinos en el combate. Como era de esperar, el arquero no es rival para el Espadachín y Power Man y sólo consigue salir del apuro con la ayuda de Natasha, que por fin encuentra la fuerza de voluntad para contrarrestar el lavado de cerebro y reconocer el amor que siente por Ojo de Halcón. Por el momento, parece que se ha pasado definitivamente al bando de los Vengadores, si bien Lee y Heck se olvidarán por completo de ella durante el siguiente episodio.
Superar el condicionamiento mental y pasarse a Occidente fue un punto y aparte para la Viuda Negra. Por fin era libre para estar junto al hombre al que había aprendido a amar y este, por su parte, aunque todavía no está del todo convencido de que ese afecto sea auténtico, acabará aceptándolo y luchando porque sea admitida en los Vengadores. A partir del momento en que Roy Thomas empiece a ocuparse de los guiones de la colección en el nº 35, Natasha perderá su perfil de mujer fatal y se convertirá en un personaje recurrente de la colección y nombrada por fin Vengadora oficial en el número 111 (mayo 73) –aunque dimitirá al número siguiente, recuperando su estatus en el 329 (febrero 91).
Por su parte, el duo de esbirros volverá a aparecer a sueldo del Cráneo Rojo y luchando contra el Capitán América unos meses después, en “Tales of Suspense” nº 88 (abril 67).
Mientras todo esto sucedía, se iba desarrollando una subtrama protagonizada por Goliath, que llega a la base sudamericana del doctor Anton sólo para encontrarla abandonada y en ruinas y verse inmediatamente atacado por hombres procedentes de una tal Tierra Prohibida. No tiene demasiadas dificultades para librarse de ellos y les obliga a conducirle hasta donde el científico está prisionero acusado de espionaje. Anton se encontraba rastreando una fuente de energía que los nativos de ese lugar conocen como La Llama de la Vida. El líder de la secta formada a su alrededor, el Guardián de la Llama, lo sentencia a muerte pero Goliath es rescatado por el príncipe Rey, que afirma ser el gobernante legítimo de esa tierra olvidada.
En Nueva York, la Avispa ve un reportaje de televisión sobre la desaparición del doctor Anton y el hallazgo de un extraño vehículo abandonado que reconoce como propiedad de los Vengadores. Deduce por tanto que es el que Goliath se llevó y que su amado se encuentra allí. El Capitán trata de tranquilizarla mientras Hank Pym se ve envuelto en lo que a todas luces va a degenerar en una guerra civil.
El nº 31 (agosto 66) continúa y concluye la aventura de Goliath en la Tierra Prohibida. El Capitán América y la Avispa se aprestan para volar a Sudamérica y encontrar a su compañero. Ojo de Halcón, que ya ha regresado de su combate particular contra la Viuda –de la que aquí no se habla- y sus secuaces, se les une no sin dejar aflorar algún comentario rebelde que revela que todavía le cuesta llevarse bien con sus colegas cuando se trata de recibir órdenes. Vemos también muy brevemente a Mercurio y la Bruja Escarlata ya de vuelta en su país natal, una nación no especificada de los Balcanes, esperando recuperar allí la plenitud de sus poderes.
Goliath, entretanto, se entera a través de Rey que ese pueblo es descendiente de los antiguos incas y que descubrieron un sistema de cavernas en cuyo interior encontraron la Llama de la Vida, alimentada por rocas de cobalto. Esta Llama es su fuente de energía y es custodiada por el antes mencionado Guardián, un sacerdote hereditario que en los últimos tiempos ha incrementado el brillo de la Llama para aumentar su poder sin importarle el peligro que tal decisión puede suponer. Rey se opuso a él y fue exiliado junto a sus seguidores. Ahora espera que Goliath le ayude a recuperar su trono.
Pero el Vengador se da cuenta de que Rey está tan hambriento de poder como el Guardián e intenta destruir la Llama por su cuenta y riesgo, tentativa que se salda en fracaso y es atrapado por el Guardián. Afortunadamente, el resto de sus compañeros irrumpe en las cuevas. El Capitán y Ojo de Halcón son también hechos prisioneros, pero la diminuta Avispa se escabulle y se las arregla para abrir las puertas del complejo a los rebeldes. La batalla subsiguiente libra por los pelos a los Vengadores de morir sacrificados en la Llama. Al final, todo explota, la Llama se extingue y los nativos, no teniendo ya por lo qué luchar, detienen la violencia.
A estas alturas y con tanto correr de aquí para allá, parecería que Lee y Heck se habían olvidado de la razón por la que los Vengadores habían acabado en ese lugar: la cura para Goliath que quizá el doctor Anton conocía. Y puede que algo de eso hubiera porque el misterio se resuelve de un plumazo en una línea de diálogo en la penúltima viñeta: no hay nada que el científico pueda hacer y, de hecho, le dice a Pym que si hay alguien que pueda hallar un remedio es él mismo.
Se trata esta de una historia francamente mediocre y aburrida. A estas alturas, los clichés de Mundos Perdidos, un género de la CF y la Aventura que floreció en la literatura a mediados del siglo XIX, ya estaban más que sobados. Lo que aquí se nos cuenta es algo muy parecido a “Las Minas del Rey Salomón” (1885): el hombre blanco que llega a una tierra ignota en busca de un tesoro y que se encuentra involucrado en una guerra civil entre un tirano y el aspirante legítimo al trono.
Pero en 1966 y por muy fantástico que fuera el género de superhéroes, ya resultaba difícil tragar la idea de regiones inexploradas en nuestro planeta, mucho menos habitadas por tribus tan aisladas como la que se nos describe. De hecho, Stan Lee probablemente era consciente de ello y optó por crear una especie de cajón de sastre genérico que pudiera en lo sucesivo albergar este tipo de tropos dentro del Universo Marvel: la Tierra Salvaje, ese reducto de la Antártida donde podían encontrarse desde dinosaurios a tribus exóticas y que fue presentado unos meses antes en “X-Men” nº 10 (marzo 65).
Para colmo, una historia de este calibre requería de un dibujante que tuviera el talento y el tiempo necesarios como para crear el ambiente necesario y Heck no era ese hombre. Todos sus diseños y puestas en escena son genéricos y aburridos, no suscitan en absoluto el sentido de lo maravilloso que esperaría encontrarse en un drama que incluye parajes exóticos, batallas, intrigas palaciegas y extrañas tecnologías.
Así y todo, los nativos de la Tierra Prohibida –incluyendo al Guardián y Rey- regresarían al Universo Marvel en 1979, participando en una saga que comprendería los nº 240-243 (octubre 79-enero 80) de “Hulk”, donde se desvelaba que ese territorio era en realidad el mítico El Dorado, en los Andes y que, además, había sido creado originalmente por los Desviantes, cuya ciencia estaba en la base de la Llama de la Vida y otros avances tecnológicos que aparecen en este episodio.
(Continúa en la siguiente entrada)
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