En marzo de 1992, Ervin Rustemagic, un ilustrador, editor y representante de artistas de comic europeo muy bien considerado en el gremio, envió un fax desde su oficina en Holanda al hogar de Joe Kubert en Nueva Jersey informándole de sus planes para regresar a su hogar en Sarajevo, donde tenía la oficina principal de su agencia, Strip Art Features, a pesar de la incierta situación política de Bosnia. Tenía entonces cuarenta años y su familia, compuesta por su esposa Edina, su hijo Edvin y su hija Maja, era musulmana, aunque éste era más bien su origen étnico-cultural porque no eran practicantes y, de hecho, Rustemagic se definía como “no religioso”. Su etnia jamás había sido un problema en una urbe tan abierta y multicultural como Saravejo. Pero todo cambia cuando los serbios cercan la ciudad, la aíslan completamente del exterior y la someten durante meses y meses a fuego de artillería, disparos indiscriminados de francotiradores y vuelos rasantes de cazas que reventaban todos los cristales de los edificios.
Ervin lo perdió todo menos su familia. Su oficina fue destruida y de la noche a la mañana su

Conforme fueron llegando los faxes en los meses siguientes, Kubert se encontró de repente en contacto con una realidad de violencia, tiroteos, explosiones y fugas que nunca había imaginado más allá de sus comics. Impresionado por lo que leía y frustrado por la incapacidad de ayudar a Ervin y los suyos vio en aquellos desesperados faxes no sólo un testimonio de primera mano de la guerra que contrastaba en buena medida con la frialdad de los noticiarios que cubrían el

“Fax desde Sarajevo” es un comic muy interesante por varias razones. La primera de ellas es que aborda un conflicto, el de los Balcanes, muy poco representado en los comics. Fue ésta una guerra larga, confusa y extraordinariamente cruel en la que los esfuerzos diplomáticos no sirvieron de nada. Mientras los políticos perdían el tiempo en reuniones infructuosas y declaraciones tan altisonantes como vacías, los serbios martilleaban a la población civil y efectuaban a su antojo la limpieza étnica. Este comic, sin entrar a fondo en el trasfondo político o militar, sí da una idea del sufrimiento y la incertidumbre que experimentaron los habitantes de Sarajevo. De hecho, hay pasajes que parecen increíbles

En ningún momento permite Kubert que el lector olvide que está ante un comic estrictamente documental, una trasposición a las viñetas del diario que Ervin Rustemagic fue escribiendo en sus faxes día a día, semana a semana, mes tras mes. Los faxes originales de Rustemagic se colocan al comienzo y al final de cada capítulo, pudiendo comprobarse que por muy inverosímiles que puedan parecer los hechos que se narran en las viñetas, son totalmente fieles a lo que sucedió en realidad. El cerco a Sarajevo no fue un intento de ocupar la ciudad sino una estrategia para eliminar a sus habitantes. Kubert plasma muy bien esa sensación de amenaza permanente en la forma de morteros, tiradores y aviones a baja altura. Los momentos de calma vienen interrumpidos por explosiones cercanas y la tensión nunca desciende.

Todo el mundo sabe que la guerra es un infierno (de hecho, ese es el título del segundo capítulo), pero recibir actualizaciones continuas de alguien atrapado en el mismo, convierte esa tragedia en algo más cercano y personal. Josef Stalin afirmó con cinismo que una muerte es una tragedia pero que un millón de ellas es una estadística. Y eso es precisamente lo que ocurre en las guerras. La destrucción deliberada y sistemática de una ciudad y la masacre de sus miles de

Para vergüenza de todos, nadie lo hizo (salvo Estados Unidos, que bombardeó a los serbios obligándoles a reconsiderar su estrategia, y ello no sin duras críticas del resto de los –inmóviles y cobardes- gobernantes). La UNPROFOR (United Nations Protection Force) tenía órdenes de no intervenir, lo que la dejó en muy mal lugar cuando las zonas que supuestamente estaban bajo su protección fueron atacadas por los

La filosofía de Janvier era irreconciliable con la defendida por el Teniente General británico Rupert Smith, también comandante de los cascos azules en Bosnia. Éste creía que las Naciones Unidas debían usar la fuerza para permanecer en territorio bosnio y defender a los civiles. De hecho, Smith actuaría de acuerdo a su opinión y rompería el cerco a Sarajevo, mientras que a

Esa frustración por la inactividad de la ONU y, aún peor, su oposición activa a ayudar a los refugiados, es algo que permea todo el comic. Ya en los primeros faxes (10 abril 1992), Ervin apunta que aunque la ONU ha anunciado en su reunión del viernes que llevará a cabo acciones urgentes a concretar el lunes siguiente, en el ínterin seguirán cometiéndose asesinatos. El 19 de abril de 1992, Ervin

La única salida para Edvin era conseguir algún tipo de documentos o acreditación que le permitiera a él y a su familia ser evacuados de Sarajevo. Por desgracia para ellos, el caos, la inercia burocrática, la mezquindad política y la incompetencia institucional de gobiernos y la ONU les obligan a esperar indefinidamente sabiendo que cada día allí les puede traer la muerte. Como una pesadilla hecha realidad, hay fuerzas que trabajan para erosionar constantemente la determinación y esperanza de Ervin: los continuos bombardeos, el peligro de saqueos de soldados, la detención y ejecución en el acto o envío a campos de concentración, los francotiradores o la muerte por hambre, enfermedad o frío. Y, además de los peligros físicos, otros psicológicos no menos reales, como perder las fuerzas ante la frustración de ver que nadie hace nada por ayudarles, de rozar con los dedos la salvación sólo para que ésta se les escape en el último segundo…
Especialmente sobrecogedores son los viajes de Ervin entre su “hogar” sobrevenido en el


En la última parte de la historia, los Rustemagic se trasladan al hotel Holiday Inn en Sarajevo, que los reporteros extranjeros han tomado como su base. El problema es que es un establecimiento muy caro y Ervin, al que no le ha quedado prácticamente nada, tiene dificultades para pagarlo, lo cual añade un grado más de angustia. Sin embargo, estar allí es

Kubert describe bien lo dura que fue la vida durante el asedio a la ciudad y cómo la gente se las arregló para sobrevivir, tratando de mantener la esperanza y exprimir los pocos momentos de felicidad que podían brindarse los unos a los otros. Pero tampoco tiene remilgos a la hora de mostrar los horrores de la guerra. Tomemos por ejemplo el título del capítulo siete: “El Campamento de las Violaciones”. Quizá uno de los aspectos más terroríficos de la limpieza étnica durante la Guerra de Bosnia fue la existencia de este tipo de campos, sobre los que en el

El propio título del comic ya nos apunta la importancia que la tecnología juega en la historia. Ervin no sólo tenía que encontrar tiempo, recursos y ánimo para escribir sus faxes, sino la forma de enviarlos. En los tiempos previos al email, el protagonista debía afrontar mil y un problemas que hoy parecen casi medievales. El recurso de enviar faxes a través de Holanda obedecía simplemente a que las líneas telefónicas eran todavía más difíciles de conseguir. Había que esperar horas a que el fax pasara y no se sabía si había llegado a destino hasta recibir la confirmación; se producían cortes de suministro eléctrico a mitad de

Los faxes son el cordón umbilical que conecta a Ervin con sus amigos en Estados Unidos, Bélgica, Holanda y Suiza. Éstos, en lugar de limitarse a mandar a cambio palabras de ánimo, utilizan los mensajes para presionar a los contactos que tienen en sus respectivos gobiernos, ilustrar la situación ante agencias de noticias, solicitar auxilio en las ONG… La ordalía de los Rustemagic sirvió al menos para demostrar la importancia de la amistad. No estaban solos y más allá de Sarajevo podían tener una vida segura.
Joe Kubert se hizo famoso en la década de los cincuenta y sesenta por sus comics de guerra,

Kubert sabe acentuar con sus composiciones el drama y las emociones que subyacen en los

Aunque Kubert domina a la perfección la técnica del sombreado y el uso del contraste y la iluminación con fines expresivos, no es este un recurso que emplee a fondo en “Fax desde Sarajevo”. Es, de hecho, un comic bastante luminoso en el que las líneas de expresión de los rostros pueden verse incluso cuando éstos están en la sombra o la oscuridad. Por otra parte, la edición en color enmascara hasta cierto punto el trabajo de entintado de Kubert. Sus páginas son tan buenas que, desde mi punto de vista, no requieren del añadido del color.

“Fax desde Sarajevo” es, por tanto, un tebeo duro de leer, incluso triste y deprimente en algunos tramos, pero también imprescindible para saber qué ocurrió en Bosnia mientras el resto del mundo observaba sin hacer nada. Con una equilibrada mezcla entre el documentalismo, el testimonio autobiográfico (al fin y al cabo, bien podría considerarse a Ervin Rustemagic como guionista) y el dramatismo propio del comic book, arroja luz no tanto sobre el conflicto en sí sino sobre sus consecuencias sobre la gente ordinaria que se vio arrollada por la violencia y el odio.
Gracias por este extenso artículo (muy completo) sobre una de las mejores historias de guerra que choca por haber sido real y que muchos, por desgracia, intentan olvidar (del modo que nunca sucedió ... para más, en Europa!). La edición se valoró con la maestría de Joe Kubert, retratando un capítulo (vergonzoso) de la Historia de Europa.
ResponderEliminargracias,
ASantos