25 nov 2024

1985- CRISIS EN TIERRAS INFINITAS - Marv Wolfman y George Pérez (y 2)

 

(Viene de la entrada anterior)

 

Al igual que Supergirl, Flash llevaba tiempo viviendo tiempos difíciles. “El "Hombre Vivo Más Veloz” estaba por entonces envuelto en "El Juicio de Flash", un arco argumental iniciado en 1983 cuando el héroe mató a su antigua némesis, el Profesor Zoom, para evitar que asesinara a su futura esposa, Fiona Webb. Desafortunadamente, esa historia no logró enganchar a los lectores y, de hecho, solo consiguió alejar a los fans veteranos y disuadir a los potenciales. En 1985, mientras continuaba "El Juicio de Flash", las ventas de la colección habían caído a unos niveles alarmantes. Era una señal de que no solo el alter ego de Flash, Barry Allen, sino también su equipo creativo, el dibujante Carmine Infantino y el guionista Cary Bates, estaban anticuados y ya no conseguían dar con historias frescas y potentes.

 

Estas circunstancias hicieron de Flash un candidato ideal para ser una de las víctimas de “Crisis en Tierras Infinitas”. Teniendo en cuenta que su estatus como uno de los personajes emblemáticos de DC, así como el superhéroe cuyo resurgimiento, en 1956, dio inicio a la Edad de Plata (y también, como apunté más arriba, quien abrió el melón del Multiverso), su muerte en "Crisis" permitiría a DC hacer una importante declaración simbólica sobre el compromiso asumido de abrazar el cambio. Si un personaje tan importante como Flash podía morir, los lectores creerían que no habría límites; cualquier otro superhéroe podría fallecer a continuación. Que el Flash clásico (Barry Allen) cediera simbólicamente su rojo uniforme a la siguiente generación (Wally West), constituiría además otra declaración importante sobre cómo DC pensaba renovarse.

 

Pero cuando el nombre de Flash apareció por primera vez en la lista de personajes que debían morir en "Crisis en Tierras Infinitas", Wolfman se mostró reacio. Creía que muchos de los problemas con Flash habían sido infligidos por la propia editorial en la elección de autores y que no había ninguna razón por la que el personaje no pudiera recuperar su popularidad. Sin embargo, Jenette Kahn no estaba de acuerdo y su posición fue tan firme que Wolfman pronto se dio cuenta de que no tenía sentido discutir más el asunto. El destino de Flash estaba sellado. Aceptando la decisión de su superiora, Wolfman decidió, eso sí, darle a Flash una muerte digna de su lugar en la Historia del Cómic.

 

Sin embargo, la trama de "Crisis" estaba tan bien estructurada desde antes de que supiera su destino fatal, que Flash ya no podía desempeñar un papel central en ella. Lo que se hizo es situarlo de forma permanente en un segundo plano, manifestándose como una especie de presagio de una catástrofe inminente. Cuando Flash aparece por primera vez en "Crisis" nº 2, es como un fantasma que advierte a Batman de que "el mundo se está muriendo", antes de desintegrarse. Luego, "Crisis" nº 3 muestra a Barry en un futuro lejano enfrentándose al muro de antimateria del Anti-Monitor. Abandona su tranquila vida en ese futuro para viajar de regreso al pasado y advertir a sus amigos de la maligna fuerza destructora a la que pronto deberán hacer frente. La habilidad de Flash para viajar a través del tiempo y las dimensiones es lo que lo hace peligroso para el Anti-Monitor, por lo que, en "Crisis" nº 5 (agosto 85), lo captura y lo somete a la esclavitud emocional del Psicopirata.

 

Dos meses después, DC publicó el último número, de extensión doble, de "The Flash", el nº 350 (oct. 85). Allí se concluía la historia de "El Juicio de Flash" con el héroe viajando al siglo XXX para reunirse con su esposa, Iris. La imagen de portada mostraba a ambos caminando hacia el atardecer cogidos de la mano; y el número terminaba con el texto "Y vivieron felices para siempre... por un tiempo", ya que los eventos aquí narrados tienen lugar antes del comienzo de "Crisis". Cualquier felicidad que Barry e Iris disfrutaran juntos fue efímera.

 

Al mes siguiente, "Crisis en Tierras Infinitas" nº 8 (nov.85) abría con Flash todavía prisionero del Anti-Monitor, con el Psicopirata ejerciendo de su carcelero. Cuando éste empieza a caer en la paranoia asustado por el destino que le tendrá reservado el villano al que ahora sirve, Flash aprovecha su debilidad para romper las ataduras que lo mantenían inmóvil y golpearle salvajemente por toda la tortura emocional que le infligió.

 

Pero entonces Flash descubre el cañón de antimateria que el Antimonitor usa para destruir universos. Barry decide que debe destruir el cañón, sin importar el riesgo que esto suponga para su propia vida. Mientras corre alrededor del arma, Flash siente que su energía se agota, pero sigue corriendo. Con el invento del Anti-Monitor despedazándose, Barry Allen comienza a envejecer y a marchitarse. Siente que retrocede en el tiempo y luego pronuncia sus últimas palabras: "Que... queda esperanza... Siempre queda esperanza. ¡Es hora de salvar el mundo!. El tiempo... El pasado... Hace lo que sea preciso... debemos salvar el mundo. Debemos salvar el mundo". Y con eso, el primer héroe de la Edad de Plata se fue. Todo lo que quedó fueron su traje y su anillo.

 

La muerte de Flash sorprendió a los lectores, sobre todo por suceder tan solo un número después de que Supergirl desapareciera de manera dramática. Como Wolfman explicó años después, quería mantener a los lectores conmocionados y desconcertados: "Mi sensación era que el hecho de que dos personajes principales murieran en números consecutivos sorprendería de verdad a la gente. Recuerden, "Crisis" se publicó antes de Internet y antes de las detalladas informaciones sobre los números futuros que se enviaban a las tiendas, así que pudimos sorprender a la gente y hacer este "doble punch" que, así lo pensé, era realmente sólido en términos de historia y mostraba a los lectores que DC era una compañía nueva en muchos sentidos".

 

Pero aunque Wolfman hizo todo lo posible para otorgarle a Flash la muerte noble que pensaba merecía, al mismo tiempo creía que el personaje no había perdido su validez, que todo lo que necesitaba era una caracterización más convincente que le permitiera encajar en la década de 1980 tan bien como lo había hecho en la de 1960. Adelantándose a la posibilidad de que los ejecutivos de DC cambiaran de opinión y solicitaran su resurrección, escondió en “Crisis” un "dispositivo secreto" (como él mismo lo llamó) que permitiera traerlo de vuelta y que, básicamente, consistía en un nuevo enfoque para el personaje: "Se me ocurrió la idea de que, mientras Barry estaba viajando a través del tiempo justo antes de su muerte, fuera expulsado de la corriente temporal y arrojado de nuevo al mundo. Se daría cuenta entonces de que estaba viviendo en un "tiempo prestado", ya que en cualquier momento la corriente temporal podría reclamarlo y enviarlo de regreso al punto de su muerte inminente. Esta situación podría hacerlo más agresivo a la hora de ayudar a los demás porque nunca sabría cuándo se acabaría su tiempo. Se convertiría en un héroe motivado, atormentado por el conocimiento de su inevitable destino".

 

Wolfman propuso esta idea a varios editores después de que "Crisis" terminara, pero ninguno de ellos la aceptó. Después de cinco o seis años intentándolo, abandonó.

 

En su lugar, el antiguo Kid Flash, Wally West, asumió el manto de Flash al final de "Crisis" nº 12. Wolfman había reducido previamente los poderes de Wally respecto a los de Barry, pero el joven héroe no dejó que eso le impidiera ponerse el traje rojo y el anillo de su mentor, declarando triunfante: "Ya no soy Kid Flash. A partir de este día, ¡Flash vive de nuevo!". Fue una solución que no satisfizo en el fondo ni a Wolfman ni a Pérez: no se había cumplido el objetivo inicial de matar a Flash, sólo habían eliminado a Barry Allen. Flash, el héroe, seguía existiendo.

 


Junto con las muertes de Flash y Supergirl, "Crisis" también logró su objetivo de hacer limpieza de personajes en su universo. En un número de 1986 de "Amazing Heroes", se enumeraron unos 40 héroes fallecidos en la Crisis, entre ellos Aquagirl; la heroína de Tierra-2, Cazadora; el Robin de Tierra-2; y el superhéroe pacifista Paloma. Sus muertes añadieron mayor peso dramático a la maxiserie, pero Wolfman, con el tiempo, expresaría su pesar por haber mostrado explícitamente tantas bajas: "En retrospectiva, probablemente no habría escenificado tantas muertes; seguramente las habría reducido o simplemente mencionado. Creo que le dimos poca importancia a algunos personajes y, a medida que avanzamos en la serie, esto empeoró un poco. Sin embargo, apoyo completamente la muerte de Flash y Supergirl".

 

Con el Anti-Monitor temporalmente fuera de juego gracias al sacrificio de Flash, los villanos se unen bajo el liderazgo de Brainiac y Lex Luthor de Tierra I para aprovecharse del caos reinante por la fusión parcial entre las Tierras, una alianza a la que, por supuesto, se enfrentarán los superhéroes. Se necesitará la intervención del brazo vengador del Espectro y sus poderes cuasidivinos para detener esa guerra y hacer que todos se unan contra el Anti-Monitor en un asalto final en el alba de los tiempos, antes de que existiera el Multiverso.

 

Héroes y villanos obtienen la victoria y todas las Tierras pasan entonces a estar unidas en una sola, con una única línea temporal. Esto va poner patas arriba la vida de muchos personajes: algunos ya no tienen un pasado al que regresar y otros ven su historia profundamente transformada. Pero todos conservan sus recuerdos y son conscientes de que el peligro podría no haber terminado. De hecho, el Anti-Monitor regresa y trata de aniquilar la única realidad superviviente. Llega el momento, ahora sí, de la batalla final. La Doctora Luz, Presagio y Alexander Luthor consiguen derrotar al villano, asestándole el golpe final Kal-L (el Superman de Tierra II), y Superboy (de Tierra Prime). Luthor Jr abre un portal dimensional (¿quizá hacia la muerte?) que atraviesan él mismo, Kal-L y Superboy Prime. En un asilo mental, el Psico-Pirata, a quien el Anti-Monitor había prometido el control de las mentes de todo su nuevo Universo, acaba encerrado en una celda acolchada, contando la historia de lo sucedido: irónicamente, aunque le consideran un demente, es el único que recuerda lo sucedido.

 

DC había corrido un inmenso riesgo con “Crisis en Tierras Infinitas”. La coordinación editorial había obligado a entrelazar la maxiserie con todas las colecciones, algunas de las cuales echaron el cierre y otras quedaron patas arriba. Y todo para dar un paso que nadie sabía con seguridad cómo iban a recibir los lectores. Cabía dentro de lo posible que semejante jaleo terminara por enfadar a los cada vez más minoritarios fans acérrimos que se habían mantenido fieles a los personajes.

 

Por otra parte, “Crisis” no fue exactamente una obra “de autor”, en el sentido de que Wolfman no tenía libertad absoluta para hacer lo que le pareciera bien con los personajes. Debía obtener el visto bueno de la cúpula editorial y de los editores responsables de los diferentes personajes. Al emprender el proyecto, no estaba claro que Wolfman consiguiera tejer, con todos esos condicionantes, una historia sólida, apasionante y dramática que satisficiera todos los objetivos: unificar el Universo DC, crear una nueva continuidad, eliminar personajes con los que ya no se quería contar y, además y obviamente, cautivar a los aficionados.

 

Wolfman y Pérez consiguieron con la máxima nota todos y cada uno de los desafíos planteados, aunque, la verdad sea dicha, DC no consiguió cerrar la brecha de ventas que la separaba de Marvel. De hecho, a corto plazo, esa brecha se amplió. En 1985, las ventas de algunos títulos de gama media de DC -como "Blue Devil" y "All-Star Squadron"- cayeron entre un 10 y un 20% con respecto a sus niveles anteriores a “Crisis”. Sin embargo, evaluar esta maxiserie exclusivamente en función de los resultados de ventas para DC en 1985 sería no ya injusto, sino miope. Sin ningún género de duda, logró rejuvenecer una línea moribunda de colecciones y revitalizó a los creadores, que a partir de ese momento obtendrían mayor apoyo de la editorial para proyectos más arriesgados.

 

La base de fans también parecía satisfecha. "Crisis en Tierras Infinitas" fue el principal tema de conversación de la industria aquel año y ganó los premios Eagle y Kirby en la categoría de serie limitada, mientras que Pérez se llevó el Eagle al Artista Favorito. Con el éxito adicional, al año siguiente, del “Watchmen” de Alan Moore y Dave Gibbons y “El Regreso del Caballero Oscuro” de Frank Miller, DC recuperó muchas posiciones y demostró estar preparada para ser una de las puntas de lanza del comic moderno.

 

De hecho, la editorial quedó tan satisfecha que les preguntó a Wolfman y Pérez si estarían dispuestos a hacer un número más después del 12. La respuesta fue negativa. Había sido un esfuerzo demasiado intenso y largo como para prolongarlo más, pero sí accedieron a un par de volúmenes en formato prestigio con 96 páginas en total, “Historia del Universo DC”, en los que las ilustraciones de Pérez (entintadas por Karl Kesel), acompañadas del texto de Wolfman, resumirían y aclararían para los lectores la nueva y única continuidad que a partir de entonces regiría para el Universo DC. Como ni siquiera Wolfman y Pérez la tenían clara, se ajustaron a la documentación que les proporcionó Bob Greenberger de acuerdo a lo que DC había pensado y lo fusionaban con lo que Wolfman ya tenía en mente para así trazar una línea coherente (que, no obstante, luego experimentaría algunos cambios; por ejemplo, en la ilustración correspondiente al Escuadrón Suicida, Pérez no dibujó como uno de sus miembros a Némesis y Karl Kesel tuvo que redibujarla de acuerdo a las instrucciones de la editorial; lo mismo pasó con el Capitán Atómo en la Liga de la Justicia…)

 

Volviendo a “Crisis en Tierras Infinitas”, para ser justos hay que decir que, con la perspectiva que da el tiempo, no todo fueron aciertos. En primer lugar, hay demasiados personajes. Es cierto, ése era el objetivo: encajar a todos y cada uno de los héroes y villanos de la editorial. Casi todos se limitan a una o dos líneas de diálogo o, como mucho, alguna escena suelta, incluso en el caso de héroes de primera división como Batman o Wonder Woman. Aunque la acción salta al futuro lejano, al pasado remoto, de una realidad a otra… lo cierto es que la trama es muy lineal. Wolfman plantea una premisa inicial y luego se aferra a ella durante 350 paginas. Hay algunos enigmas que mantienen al lector pasando las páginas (¿quién es Pariah? ¿cuál es el plan del Monitor? ¿Qué ocurre con Flash?) pero, considerando la extensión de la saga, no incluye demasiados giros o sorpresas. En la primera mitad hay varias escenas muy parecidas y no suficientes momentos verdaderamente memorables, limitándose la acción a un despliegue de puñetazos entre grupos nutridos de héroes y villanos.

 

El uso narrativo que se hace del Monitor y luego del Espectro, ambos casi dioses, sin duda hace avanzar la historia, pero reduce a los héroes al papel de meros peones que van donde se les dice y actúan según las instrucciones recibidas. Y, teniendo en cuenta que este fue el canto del cisne para algunos personajes, esto es algo decepcionante. Wolfman también tiende a destacar a sus nuevas creaciones a expensas de los héroes ya veteranos. En todos estos aspectos, la saga mejora en su segunda mitad donde, gracias a un par de números dobles (el 7 y el 12), Wolfman y Pérez pueden desarrollar mejor la historia.

 

Se cometen ciertos errores y lapsos, probablemente inevitables cuando hay tantos personajes y se juega con el tiempo, el espacio y la realidad, soluciones o momentos que no tienen sentido, que olvidan lo expuesto anteriormente o contradicen la continuidad canónica. Por ejemplo, en un momento dado el Capitán Marvel Jr. se refiere a Mary Marvel como su "hermana" y el Superman de la Edad de Oro es más poderoso de lo que solía ser. Y como se trataba de un evento con crossovers, hay algunos personajes que salen de la historia y terminan su arco en alguna otra colección.  

 

Y hablando de este último elemento, “Crisis en Tierras Infinitas” también ayudó a popularizar la fórmula del crossover. He mencionado la complejidad del proyecto en tanto en cuanto la maxiserie tuvo ramificaciones en todas las colecciones de la casa, cuyos números “de cruce” venían indicados en portada con la leyenda “Special Crisis Cross-Overs. Aunque algunos de estos números efectivamente añadieron profundidad a la historia general, la mayoría se relacionaban con el evento sólo de manera superficial. A menudo, el único denominador común entre "Crisis" y uno de esos crossovers eran los extraños "cielos rojos" que el evento provocó en todo el Universo DC.

 

Wolfman recomendó publicar crossovers como compensación a los guionistas y dibujantes de otros títulos de DC: "Se me ocurrió la idea de hacer los crossovers como una forma de que ellos también ganaran algo de dinero con "Crisis". Es un trabajo mercenario y uno de los muchos compromisos que se tuvieron que hacer con este cómic". Dejando de lado el dinero, muchos guionistas se mostraron entusiasmados por ser parte de “Crisis”, en especial Dan Mishkin, el guionista de "Amethyst, Princess of Gemworld" y "Blue Devil". Mishkin le pasó a Wolfman una gran cantidad de comentarios sobre el evento y sobre la participación de sus personajes en la historia.

 

Sin embargo, hubo un guionista de DC que solo a regañadientes conectó sus colecciones con “Crisis”. Roy Thomas era el editor oficial en DC de todo lo relacionado con Tierra-2, el custodio del universo en el que vivía la Sociedad de la Justicia. Desafortunadamente para Thomas, las consecuencias de “Crisis” hicieron que esas designaciones fueran ya irrelevantes. Con la épica derrota del Anti-Monitor en "Crisis” nº 12, el Universo DC se había convertido en un lugar completamente diferente. El paradigma de las Tierras múltiples había desaparecido. Las Tierras 1, 2, 3, S, C, etc. ya no existían y su lugar había sido ocupado por una única Tierra con una continuidad nueva que era una compilación de todas las anteriores y en la que no había múltiples versiones de Batman, Superman o Wonder Woman. Es más, en lo respecta a la nueva continuidad, siempre había habido solo una versión de cada cual.

 

Thomas se sintió traicionado por todos estos cambios. Cuando empezó "Crisis", le aseguraron que podría seguir usando las versiones de la Segunda Guerra Mundial de Superman, Batman y Wonder Woman en la colección "All-Star Squadron". Pero cuando terminó la maxiserie, los planes de DC habían cambiado. Y lo que más le molestó a Thomas fue que ese cambio de opinión no le fue consultado, ni siquiera notificado. Se enteró de la noticia en una convención de cómics de 1985 celebrada en Londres (irónicamente, no había planeado asistir), donde le dijeron que no podría utilizar las versiones de la Segunda Guerra Mundial de la tríada principal de superhéroes ni tampoco las de otros personajes como Green Arrow, Aquaman o Robin, porque la nueva continuidad de DC establecía que ninguno de esos héroes había vivido durante la guerra.

 

Esa falta de comunicación tuvo como lógica consecuencia la pérdida de confianza de Thomas con DC Comics. Años después, el guionista lo describió como "otro clavo en el ataúd de mi relación con DC". A raíz de "Crisis", el entusiasmo de Thomas por "All-Star Squadron" se evaporó y en 1986, declararía: "No tenía ningún interés en continuar All-Star Squadron tal como estaba".

 

Si Crisis aniquiló a los miembros de “All-Star Squadron”, también convirtió en ilógico el trasfondo de otra de las colecciones que escribía Thomas, "Infinity Inc". Esa serie siempre había estado íntimamente relacionada con la continuidad de Tierra-2, una continuidad que, ya lo he reiterado, no existía en el nuevo Universo. Por lo tanto, varios miembros del grupo habían visto desaparecer sus pasados. Los padres de Fury, por ejemplo, habían sido Wonder Woman de Tierra-2 y Steve Trevor. Ninguno de estos dos existía ya. Así que Thomas se vio obligado a reimaginar el linaje de Fury. Su elección como madre de ésta fue la heroína Moon Girl que, como compartía con Wonder Woman varios atributos, parecía la sustituta más adecuada. Solicitó a Dick Giordiano que dispusiera lo necesario para que pudiera utilizar a Moon Girl como reemplazo de Wonder Woman. Pasaron meses sin recibir respuesta a su petición. Si bien Thomas era consciente de la gran carga de trabajo que tenía Giordano, estimaba que el tiempo transcurrido había superado lo razonable. El caso es que Giordano había traspapelado la petición de Thomas, lo que obligó a éste a recurrir a un personaje adquirido de la editorial Quality, Miss América, para convertirla en madre de Fury.

 

En esencia, la tragedia de Roy Thomas fue que sus intereses creativos eran incompatibles con los planes post-Crisis de DC. "All-Star Squadron" e "Infinity Inc" habían sido, en parte, celebraciones de la historia de DC Comics. "Crisis en Tierras Infinitas”, por el contrario, supuso una ruptura de la editorial con su propio pasado, estableciendo un nuevo rumbo para el futuro de DC.

 

Pero, como he dicho, las repercusiones de “Crisis” se extendieron por prácticamente todos los títulos de la casa. Además de la mencionada colección de “Flash”, DC también cerró la veterana serie de team-up “World´s Finest Comics”, en su número 323 (enero 86), tras un recorrido que se remontaba nada menos que hasta 1941. “World´s Finest” nunca había sido una favorita de los aficionados y en sus últimos años se había limitado a ofrecer en sus páginas historias mediocres creadas por equipos creativos cambiantes e inexpertos. La otra serie veterana que también sufrió cancelación fue nada menos que “Wonder Woman”. Sus ventas se habían desplomado en los años inmediatamente anteriores a “Crisis”, pero DC no la había cerrado antes porque el contrato original firmado con su creador, William Moulton Marston, estipulaba que si la editorial dejaba de publicar la colección durante un periodo relativamente largo de tiempo, los derechos del personaje revertirían a los herederos de aquél. El último número de esta etapa fue el 329 (febrero 86). Pero DC ya tenía planes para la amazona: su relanzamiento a manos de George Pérez. Pero de eso ya hablaré en otra entrada.

 

“Crisis” también conllevó la cancelación de otras cabeceras, incluso algunas que no eran de género superheroico. El último número del último western superviviente de la casa, “Jonah Hex”, fue el 92 (agosto 85). En ese número, el vaquero de la cara deforme se enfrentaba a varios oponentes en la década de 1880. Sin embargo, un segundo después de que comenzara el combate, el personaje se vio transportado a un futuro lejano. La antigua serie de Hex terminó con ese número, pero su historia continuó un mes después en una nueva cabecera titulada "Hex". Resultó que Jonah había sido transportado por una misteriosa energía blanca a un siglo XXI devastado por la energía nuclear. Allí luchó por sobrevivir en un futuro postnuclear distópico muy influenciado por las películas de "Mad Max". Este fue un cambio muy radical y extraño para el último de los héroes western de DC. Junto con el dibujante Mark Texeira, el veterano guionista Michael Fleisher fue el encargado de escribir las aventuras de Jonah Hex en ese futuro. Pero la propuesta no tuvo éxito. Sus lectores la consideraron un hazmerreír y terminó siendo cancelada después de 18 números.

 

Como apunte adicional, cabe mencionar que Marvel trató de igualar el éxito de “Crisis” con su propio evento: “Secret Wars II”. El fandom no podría haber reaccionado de forma más opuesta a las dos series en directa competencia. Mientras que "Crisis en Tierras Infinitas" cosechó numerosos premios y críticas positivas de los fans, "Secret Wars II" obtuvo lo contrario. La primera serie de "Secret Wars" había sido un rotundo éxito financiero... y un fracaso creativo y crítico igualmente rotundo. Cuando la colección llegó a su fin, fue ampliamente ridiculizada como una obra infantil y poco inspiradora. De hecho, fue tan vilipendiada que, en una convención de librerías especializadas celebrada en 1984 en Baltimore, cuando la directora de Ventas Directas de Marvel, Carol Kalish, anunció el proyecto de "Secret Wars II", fue abucheada ruidosamente. Sin inmutarse, Kalish respondió rápidamente: "Seamos honestos. "Secret Wars" fue una basura, ¿verdad? ¿Pero se vendió?". Ante el asentimiento del público, la ejecutiva continuó: "Bueno, ¡prepárense para la segunda serie de Secret Wars!". La sala de reuniones estalló entonces en vítores.

 

Como bien profetizó Kalish, "Secret Wars II" fue el cómic más vendido de 1985. El primer número vendió medio millón de copias, el tercero, 300.000, que no estaba pero que nada mal. Siendo eso cierto, también fue uno de los cómics más despreciados del año, al menos en lo que respecta a la prensa especializada y los comentarios de los fans. La serie acabó figurando en la mayoría de las listas de "Peores Cómics del Año" y fue objeto de muchísimas y justificadas críticas negativas por parte de los aficionados.

 

Volviendo a la maxiserie que nos ocupa, para autores y lectores, “Crisis en Tierras Infinitas” marcó un antes y un después. Habría que esperar a otro evento de 2005-2006, “Crisis Infinita”, para que se pusiera en cuestión todo lo que Marv Wolfman había reorganizado tan brillantemente. Que su trabajo de síntesis y simplificación aguantara dos décadas fue todo un logro. Además, sin “Crisis” y el cambio no sólo de cronología interna sino de mentalidad empresarial y creativa que propició, no habrían existido “Batman: Año Uno” (1987) de Frank Miller y David Mazzuchelli; “Wonder Woman” (1987) de George Pérez; o “Superman: El Hombre de Acero” (1986) de John Byrne. Muchos otros títulos, desde la “Liga de la Justicia” a “El Escuadrón Suicida” fueron sometidos (a partir de la miniserie “Legends”, 1986) a una profunda revisión que permitió a nuevos lectores descubrirlos y a los veteranos volver a conectar con ellos ya dentro de una continuidad mucho más firme y coherente.

 

“Crisis en Tierras Infinitas” fue y sigue siendo uno de los tebeos más importantes que jamás se hayan publicado en el género superheroico gracias a su ambición, su escala, su épica, respeto por los personajes, trama coherente y apasionante pese a la complejidad de la tarea y, por supuesto, el magnífico trabajo de George Pérez, quizá el único capaz de estar a la altura y porque, en último término, sentó las bases para una completa refundación del Universo DC. Aunque quedaron muchas cosas en el aire y se hizo necesario explicar y renovar el origen de ciertos personajes, cuando “Crisis” llegó a su número 12,  todo el Universo DC se había unificado y reducido a un tamaño manejable, accesible para los nuevos lectores y que liberaba a los autores de las cadenas de una continuidad caótica de 50 años. En definitiva, fue el cimiento de alta calidad sobre el que la veterana editorial pudo reconstruirse y encarar el futuro con paso firme.

 


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