5 nov 2018
1964- LA VIUDA NEGRA – Varios autores (1)
Aunque nunca ha dejado de ser una secundaria, la Viuda Negra es uno de los personajes más interesantes y longevos de Marvel. Fue desde sus inicios una de sus superheroínas más independientes y modernas. Mientras que Janet van Dyne (la Avispa) dedicaba sus esfuerzos a echarle el lazo a Hank Pym (Hombre Hormiga, Goliath, Chaqueta Amarilla) y Sue Storm (La Chica Invisible) daba a luz a su hijo con Reed Richards, Natasha Romanoff (más tarde, cuando los guionistas se enteraron de cómo transcribir los nombres y apellidos rusos, lo cambiaron por Romanova) trabajaba para la mejor agencia de espionaje internacional, SHIELD y era la primera mujer Marvel en protagonizar su propio serial en “Amazing Adventures”. ¿Fue siempre una mujer tan emancipada? ¿Cómo surgió y cuál fue su evolución?
En primer lugar habría que decir que la Viuda Negra que hoy conocemos no fue la primera con ese nombre en pasear su esbelta figura por las páginas de un tebeo de Marvel. Cuando la editorial aún ostentaba el nombre de Timely en sus primeros años, en 1940, creó a una psíquica llamada Claire Voyant (juego de palabras poco sutil) que era asesinada después de torcerse una sesión espiritista y devuelta a la vida para trabajar como sirviente superpoderosa del mismísimo Satan. De hecho, se dedicaba a matar villanos para que así su jefe pudiera cosechar sus almas malditas un poco más deprisa. Sí, es tan poco sofisticado como suena. Claire Voyant, a diferencia de su sucesora Natasha Romanoff, sólo llegó a aparecer esporádicamente unas pocas veces y no tuvo continuidad.
La Viuda Negra moderna apareció en el número 52 de “Tales of Suspense” (abril 1964), el título donde se narraban las aventuras de Iron Man –que entonces no tenía colección propia-. En los créditos de ese comic aparecen Stan Lee como argumentista, un tal N.Korok (seudónimo de Don Rico) como guionista y Don Heck a los lápices y tinta.
Natasha era entonces una mujer fatal modelada al estilo de la Dragon Lady de “Terry y los Piratas”, la legendaria tira de prensa de Milton Caniff; y se la presentaba como una dama de aspecto sofisticado hasta la extravagancia: un vestido de fiesta ajustado, tacones altos, un chal de piel y sombrerito con velo incluido. Poco más que un estereotipo de la Guerra Fría, trabajaba al servicio de los intereses de su país, la Unión Soviética, y era enviada a Estados Unidos para encargarse del desertor Anton Vanko, más conocido como Dínamo Rojo, y robar los secretos tecnológicos de Tony Stark seduciendo al inventor e infiltrándose en su empresa. Sus únicos poderes en este arranque de su carrera eran su espectacular belleza, su carisma y su talento para manipular a hombres poderosos y superficiales como el propio Stark. Ni siquiera tenía entonces habilidad como combatiente cuerpo a cuerpo.
En el número siguiente, el 53 (mayo 64), a cargo del mismo equipo creativo, la Viuda Negra regresa para intentar redimirse de su fracaso ante sus jefes. Decide robar un nuevo cañón antigravedad supersecreto que Stark acaba de inventar, para lo cual contacta con él y monta el numerito de “damisela en peligro” con tal éxito que, efectivamente, se hace con el invento. Por supuesto, Iron Man entra en escena y encuentra la manera de recuperarlo pero la escurridiza Viuda se escapa una vez más. Es, en definitiva, una historia sin mayor interés ni en su argumento ni en su dibujo más allá de constituir un peldaño adicional en la vida de Natasha Romanoff.
A diferencia de sus colegas idealizados por los fans, Jack Kirby y Steve Ditko, el dibujante Don Heck fue un currante hoy olvidado de Marvel, alguien cuyo talento –y eso salta a la vista- era muy inferior al de los mentados, pero que tenía una gran capacidad de trabajo y sin el que Marvel quizá no podría haber salido adelante. Heck tuvo la mala suerte de ser un artista cuyo estilo e interés no casaba con los superhéroes pero que para ganarse la vida en los comics de los sesenta no tuvo más remedio que amoldarse imitando el estilo y narrativa de Kirby. Fue, además, el creador gráfico de Iron Man y cocreador de personajes como la Viuda Negra, Ojo de Halcón y muchos villanos como el Mandarín o Dínamo Rojo. Para poner en perspectiva sus méritos hay que tener en cuenta que muchas veces tenía que hacer las historias prácticamente en solitario. Aunque Stan Lee siempre aparecía acreditado como guionista, en realidad sólo le facilitaba una sinopsis muy genérica, a veces ni siquiera por escrito sino por teléfono. Guste más o menos su estilo, sin Heck, el Universo Marvel habría sido algo más pobre.
Heck retomaría a la Viuda Negra en “Tales of Suspense” 57 (sept 1964), pero esta vez en compañía del que iba a convertirse en uno de los personajes más queridos y longevos de la casa: Ojo de Halcón. De hecho, a Stan Lee le gustó tanto el arquero que confeccionó la portada a base de dibujos del personaje extraídos de las viñetas del interior (¿o fue sólo que el omnipresente Jack Kirby, que hacía casi todas las cubiertas de todas las colecciones, decidió tomarse un descansito?). Sea como fuere, la presentación de Ojo de Halcón en este episodio difícilmente sugería el relevante papel que acabaría desempeñando en el Universo Marvel, primero como villano y luego como miembro y líder de los Vengadores. De hecho, la carrera de Ojo de Halcón es un ejemplo perfecto de lo interesantes que resultaban los personajes Marvel respecto a los de la competencia. A diferencia de los tradicionales héroes arqueros utilizados por otras editoriales de comics, la motivación de Ojo de Halcón, arquero-espectáculo en Coney Island, para enfundarse un disfraz eran muy poco nobles: los celos hacia Iron Man por la popularidad de que éste disfrutaba y que quedó demostrada cuando resolvió un problema en la feria en la que aquél se ganaba la vida.
Tras confeccionarse un uniforme púrpura y un montón de flechas con truco, Ojo de Halcón sale una noche a patrullar e intenta impedir un robo sólo para ser confundido por la policía como el ladrón y verse obligado a huir. Es entonces cuando su camino se cruza con el de la Viuda Negra, experta en seducir y manipular a los hombres, quien lo recluta para que trabaje para los comunistas y le ayude a destruir a Iron Man. Ambos volverían a colaborar contra el héroe de Stark Enterprises en “Tales of Suspense” 60 (diciembre 64). La Viuda Negra era un personaje demasiado bueno como para dejarlo demasiado tiempo en el limbo pero estaba claro que era necesario darle un extra que la pusiera a la altura de los superhéroes y supervillanos de la casa. Un traje de noche y unos guantes no eran la mejor forma de enfrentarse a un hombre con armadura, así que Stan Lee y Don Heck la ascendieron de división gracias a un uniforme y unos gadgets en “Tales of Suspense” 64 (mayo 65). Además, en ese número y tras algún tiempo separados, Natasha se reencuentra con Ojo de Halcón, quien tenía contados sus días al margen de la ley.
Y es que en mayo de 1965, Marvel estaba creciendo a pasos agigantados y necesitaba expandir su catálogo, así que Stan Lee decidió insuflar sangre nueva en Los Vengadores, sacando en el nº 16 a la vieja guardia (Iron Man, Thor, la Avispa y el Hombre Gigante) y sustituyéndola por Mercurio, la Bruja Escarlata y Ojo de Halcón, liderados por el Capitán América. La Viuda Negra no consiguió dar ese salto pero tampoco fue del todo olvidada. En el nº 29 de “Los Vengadores” (junio 1966), regresa, todavía como supervillana, con un nuevo plan para acabar con Iron Man. Resultó que el general Chen le había lavado el cerebro para que la obedeciera y no fue hasta el nº 30 (julio 1966) que Natasha se vuelve contra sus superiores para salvar a Ojo de Halcón, a quien le confiesa sus verdaderos sentimientos.
A estas alturas, Don Heck se ocupaba no sólo de dibujar “Los Vengadores”, sino también de guionizarlos. Según él mismo comentó, Stan Lee le daba una sinopsis de las tres primeras páginas, le decía quién era el villano de turno y un resumen del final del episodio. Todo lo demás, unas quince páginas, corría a cargo de Heck. Es a él, por tanto, a quien hay que atribuir toda la trayectoria de la Viuda Negra en sus primeros años.
Recuperarse del lavado de cerebro fue para Natasha un momento crucial en su vida. Por fin podía estar con el hombre a quien había aprendido a amar, Ojo de Halcón; y éste, por su parte, estaba decidido a convertirla en Vengadora. Roy Thomas asumió las tareas de guionista de la colección en el nº 35 (diciembre 66) y pasa a diluir el carácter villanesco y manipulador del personaje para darle cabida en el grupo. No fue una transición fácil y las cosas se les complicaron a la Viuda y Ojo de Halcón cuando Hank Pym se opuso vehemente a su nominación como miembro de pleno derecho. Incluso sin ser parte de la alineación oficial, Natasha les acompaña en una misión en el número 37 (enero 67) y salva la situación en el momento preciso, eso sí, rompiendo el protocolo del grupo y amenazando la vida de su adversario, el extraterrestre Ixar.
Pero antes de que se concretara su adhesión a los Vengadores, en el nº 38 (marzo de 67), Natasha recibe la oferta de convertirse en agente de SHIELD, la organización de espionaje dirigida por Nick Furia, oferta que ella acepta, abandonando sin explicación no sólo al grupo sino a su amante. En este punto termina la etapa de Don Heck con el personaje. Sería todavía en esta misma colección pero ahora ya dibujada por John Buscema, que se proporcionaría información adicional sobre el pasado ruso de la Viuda, concretamente en los números 43 y 44 (agosto y septiembre 67). Resulta que Natasha era una auténtica viuda…o eso creía ella. En ese arco argumental se revela que estuvo casada con un piloto militar al que se dio por muerto pero que luego se convirtió en El Guardián Rojo, versión soviética del Capitán América. Tras esto, la Viuda decide abandonar su identidad superheroica, uniforme y máscara incluidos, y pasar a ser “simplemente” una espía.
Siguió un largo hiato hasta 1970, cuando la editorial quiso hacerse eco del nuevo espíritu feminista producto de la revolución sexual. Así que se recuperó a la Viuda Negra, se le dio un nuevo aspecto y se le otorgó un serial propio en una nueva colección, “Amazing Adventures”. Pero antes de eso, ¿qué mejor que promocionar ésta y presentar su nuevo look en el título más popular de la casa, “Amazing Spiderman”?. Así que en su número 86 (julio 70), el trepamuros cedía parte de su protagonismo a la renovada Natasha Romanoff
Al comienzo de ese episodio vemos a la Viuda espiando a Spiderman todavía vestida con su antiguo uniforme de antifaz y capa. Regresa a su casa y recuerda en un par de planchas su pasado. Esta secuencia no sólo sirve para poner al día al lector sino que Stan Lee –o el dibujante de la colección, John Romita, que colaboraba también en los guiones de acuerdo al método Marvel- la utiliza para modificar el espíritu original deli personaje: sus antiguas actividades como espía soviética no obedecían al patriotismo sino al vil chantaje: sus jefes matarían a su marido si ella no colaboraba. Esto la convertía básicamente en una buena persona y diluía el carácter de mujer manipuladora e intrigante con el que había sido creada. Por otra parte, la excusa para hacerle interactuar con Spiderman es bastante floja. Cansada de vivir como una rica hedonista de la alta sociedad, ha decidido retomar su identidad superheroica de la Viuda Negra, pero cree que necesita conocer el secreto de los poderes de Spiderman y combinar éstos con sus propias habilidades. Asimismo y acorde con esta nueva andadura, diseña un nuevo uniforme.
El nuevo atuendo, diseñado por Romita caló inmediatamente en los lectores y a pesar de pequeñas modificaciones o añadidos posteriores (cinturón, cartucheras…) básicamente ha permanecido inalterado hasta hoy. De hecho, incluso en la versión cinematográfica y sobre el cuerpo de Scarlett Johansson, sigue resultando todo un hallazgo. Atrás quedaba aquel horrible uniforme de colores incoherentes (azul, gris, púrpura) copiado del de Canario Negro, la heroína de la DC, con la desafortunada adición de una capa corta y un antifaz. También realiza la Viuda para el lector una demostración de sus artilugios: un cable con garfio que se dispara de su muñeca y le ayuda a moverse por la ciudad y la “picadura de viuda”.
Existe la creencia de que Romita basó el diseño del nuevo uniforme de la Viuda en el mono de cuero que vestía Diana Rigg (interpretando al personaje de Emma Peel) en la serie británica de los sesenta “Los Vengadores”, muy popular también en Estados Unidos. En una entrevista concedida en 1999, el dibujante refutó esta suposición afirmando que su referente era Miss Fury, una de las primeras heroínas de la época pulp, que se publicó en la prensa –luego en comic books- a comienzos de los años cuarenta. Romita se enteró de que Marvel tenía los derechos del personaje realizó algunos diseños actualizándolo y Stan Lee le sugirió que los utilizara para modernizar el uniforme de la Viuda Negra.
“Amazing Spiderman 86” incluye, claro está, una línea narrativa relacionada con Peter Parker y Gwen Stacy sobre la que no me extenderé por no ser aquél el protagonista de este artículo. Baste decir que Parker/Spiderman se siente enfermo a causa de su enfrentamiento con Kingpin en el número anterior, por lo que su forma física se encuentra en mínimos, nivelando algo la inevitable contienda que tiene lugar con la Viuda Negra, alguien que, al fin y al cabo, no tiene superpoderes. Al final, la Viuda se da cuenta de que las habilidades de Spiderman son propias e intransferibles, no obtenidas mediante el entrenamiento o las armas que son los recursos de los que depende ella. La aventura termina con la Viuda todavía indecisa acerca de su destino, destino que se concretaría un mes después en su serial de “Amazing Adventures”.
Es esta una historia entretenida pero no particularmente memorable. Tiene todos los tics propios de Lee –y de los comics de la época en general-, lo que la ha hecho envejecer más de lo que se merece. Así, tenemos más texto del necesario, con los personajes verbalizando en voz alta sus pensamientos y abusando de los puntos suspensivos para conseguir un mal entendido dramatismo. Sin embargo, estas son objeciones que tienen más que ver con la sensibilidad del lector moderno que con la calidad del comic en sí mismo (cuando leí por primera vez este tebeo en los setenta, todos esos defectos no los consideré como tales). Por otra parte, el dibujo es, no podía ser de otra manera tratándose de John Romita Sr, magnífico. Romita fue uno de los creadores de la imagen moderna de muchos personajes Marvel, especialmente Spiderman, y su elegancia y dinamismo lucen muy bien en estas páginas.
(Continúa en la siguiente entrada)
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