La Historia del hombre es también la historia de los objetos que le rodean y que le acompañan a lo largo de su vida, individual y colectiva. A veces son objetos famosos, como fastuosas joyas propiedad de tal o cual familia; espadas blandidas por un guerrero, instrumentos musicales tocados por genios inmortales o vestidos exhibidos en ocasiones importantes. Pero en otras ocasiones, son pequeñas cosas que escapan del ojo examinador de los historiadores y biógrafos al no haber sido propiedad de nadie particularmente famoso o aparentemente decisivo en el devenir de la Historia. Son objetos íntimos que significaron mucho para un individuo, una familia o generaciones de la misma, y que quizá, a la postre, sí jugaron su papel en el gran tapiz de nuestro recorrido común. Y esa es precisamente la premisa básica de “El Decálogo”, una colección de once álbumes autoconclusivos pero interrelacionados entre sí –una relación, al fin y al cabo, que comparten los episodios históricos- con un elemento en común: un libro.
El germen de esta obra de carácter histórico, filosófico y religioso hay que buscarlo a finales de

El editor Jacques Glenat se involucró con pasión en el proyecto, sugiriendo nombres de dibujantes y ejerciendo su influencia para liberar la agenda de aquellos demasiado ocupados en principio para ocuparse de esta nueva serie que aparecería a intervalos regulares entre 2001 y 2003, rematándola con un decimoprimer volumen que

“El Decálogo” fue una obra novedosa en el mundo del comic, una nueva forma de explorar el potencial narrativo y estructural del noveno arte. Su originalidad radica en que la serie puede leerse tanto hacia adelante (del volumen 1 al 10) como hacia atrás (del 10 al 1) o incluso en completo desorden. El ficticio libro, Nahik, es, por una parte, una excusa para ir narrando historias ambientadas en distintos marcos temporales y geográficos: Inglaterra, Grecia, Yugoslavia, Italia, Alemania, Estados Unidos, Turquía, Egipto …. La colección empieza en la actualidad y con cada volumen va retrocediendo en el tiempo, por lo que podemos seguir la trayectoria del libro y sus sucesivos dueños conforme va pasando de mano en mano y de familia en familia, una línea perfectamente hilada por su guionista y que obliga al lector a realizar una lectura atenta de la obra con el fin de conectar cada álbum con

1-El Manuscrito: Simon Broemecke es un editor escocés en horas bajas, desilusionado con su

Este primer volumen, centrado en el ansia de fama y reconocimiento y los extremos a los que puede llegarse para alcanzarla y conservarla, ya nos da el tono de la calidad que presidirá el resto de la serie. La narración es fluida, sin atajos ni linealidades fáciles. El lector queda atrapado por la intriga del tono de género negro que preside la historia y no tarda en entender e incluso simpatizar con el personaje protagonista. La segunda parte del álbum, que narra el descenso a los infiernos de Simon, es igualmente cautivadora en su tensión y asfixiante suspense. Por su parte, el dibujo de Behé (seudónimo de Joseph Griesmar) se ajusta perfectamente a la historia. Guionista y dibujante viajaron a Glasgow para buscar localizaciones y empaparse de la atmósfera de la ciudad. Además del tradicional recurso de tomar numerosas fotos como referencia, Behé utilizó programas informáticos 3D para diseñar edificios, interiores y fondos diversos. En lugar de deshumanizar el dibujo, la incorporación de esta tecnología a sus páginas aporta un mayor grado de detalle.

El tema que se aborda en este álbum es, claro está, el del fundamentalismo, un asunto que desgraciadamente lleva años de plena actualidad y que aquí se expone con crudeza y valentía. En sólo 54 páginas se introducen con acierto múltiples aspectos de ese problema, como las redes extremistas, el desconcierto y alienación cultural de los jóvenes que se unen a ellas, el machismo inherente a esa religión, la discriminación racial o el abandono de la república francesa hacia los harkis (soldados reclutados por Francia para

El dibujo de este álbum corre a cargo de Giuglio De Vita, un italiano que sugirió a Giroud su participación cuando éste aún buscaba artistas para los dos álbumes que le quedaban sin dibujante. A diferencia de Behé, De Vita es un artesano que sólo utiliza la informática para los efectos de tipografía, precisamente el único apartado que De Vita parece no dominar del todo bien. Dibujante de amplia trayectoria que ha trabajado en el campo de la publicidad, el diseño de storyboards y el comic, se desenvuelve perfectamente en la narrativa, la caracterización, la expresividad y la construcción de detallados escenarios.
3-Metéora: Grecia, 1958. Tras la guerra civil que azotó a ese país obligando a las comunidades

“Meteóra” es un thriller policiaco de corte muy clásico y, por tanto, bastante predecible. La trama incluye las consabidas pistas falsas y dramáticas revelaciones en el último acto. Con todo, Giroud se las arregla para despistar al lector durante bastante rato aun cuando utiliza la misma receta básica de Agatha Christie: seis personas…y entre ellas un asesino. Todos ellos pueden resultar sospechosos, puesto que todos se comportan de una forma excesivamente entusiasta o misteriosamente lúgubre. El tono general de la historia se aleja bastante de los dos álbumes anteriores, por cuanto en lugar de prestar atención a la caracterización de personajes y la relación entre los mismos, todo se centra en la progresión de la intriga policiaca y los diálogos sirven primordialmente para encauzar –correctamente o no- las sospechas del lector acerca de la identidad del asesino.

4-El Juramento nos traslada a los días inmediatamente posteriores al fin de la Segunda Guerra

Es este otro episodio con un guión excelente dibujado por TBC, un artista eslovaco. Su estilo, clásico, limpio e influido por la línea clara, mezcla la sencillez con la precisión, de tal forma que los personajes quedan perfectamente caracterizados gráficamente con un mínimo de detalles, tanto como las expresiones de sus

Por su parte, el guión de Giroud mezcla la historia colectiva con la individual. Evita el maniqueísmo en el retrato de la relación entre los vencedores y vencidos y no olvida señalar las injusticias existentes en ambos bandos. En esta historia encontramos la tragedia de las poblaciones deportadas, la formación de los dos bloques geopolíticos a cada lado del Telón de Acero, la vista gorda de los Estados Unidos hacia los criminales de guerra para centrarse en la próxima contienda contra el comunismo, el papel del vaticano en la huida de esos criminales… Sobre ese telón de fondo evolucionan unos personajes cuyas vidas habrían seguido caminos totalmente diferentes de no haber sido por la tragedia de la guerra. La melancolía que impregna todo el relato está representada principalmente por Davor Stimac, con el corazón dividido por emociones encontradas.
5-El Vengador. En 1915, en Turquía, se perpetra el genocidio armenio. Miles de cristianos son

Mientras que los primeros tres volúmenes eran todos independientes entre sí, el cuarto y el quinto están muy relacionados. El nexo humano entre ambos episodios se hace evidente enseguida porque el origen de uno de los protagonistas del nº 4 sólo puede entenderse leyendo el 5º. “El Vengador” recupera un periodo muy delicado de la historia del siglo XX y que todavía levanta pasiones encontradas: el genocidio armenio y su reconocimiento como tal, una tragedia muy

El dibujante de esta entrega es Bruno Rocco, uno de los artistas “de plantilla” de Glenat que hasta ese momento había sido principalmente colaborador de Makyo en la serie “Le Jeu de Pourpre”. Sus páginas muestran un nivel más que aceptable, destacando –como por otra parte suele ser norma en los dibujantes francobelgas- la minuciosa labor de documentación a la hora de recrear el Berlín de los años veinte.
6-El Intercambio narra una tragedia familiar que transcurre en la Nueva York de 1902 y en la

En línea con los anteriores álbumes, volvemos a encontrar aquí un meticuloso trabajo de documentación histórica que envuelve perfectamente una trama de dramas familiares punteado de crítica social. La Nueva York de principios del siglo XX, en plena efervescencia, está retratada con brillantez tanto en su arquitectura como en su ambiente y variopintos habitantes. Los barrios pobres, la miseria, la suciedad y el embrutecimiento que para una buena parte de los emigrantes ha supuesto ese Nuevo Mundo contrasta con los arrogantes aristócratas que

Dejando aparte la construcción de ambiente, este sexto volumen carece de la energía de las anteriores entregas. Su intriga es demasiado predecible y los personajes resultan algo acartonados y superficiales. De la misma forma, el dibujo de Mounier es correcto pero blando y sin personalidad. Lo único destacable es el contraste que establece entre la línea con la que dibuja el mundo burgués, más clara y refinada, y la que utiliza para retratar los bajos fondos, quebrada, oscura y saturada.
7-Los Conjurados: en el políticamente agitado París de 1822, una joven esposa y madre, Hortense Fleury, se arriesga a unirse a los carbonarios, una sociedad secreta -lo que hoy llamaríamos terroristas- que trata de derrocar por la fuerza (esto es, recurriendo a atentados, agitación y levantamientos populares) al rey, Luis XVIII, símbolo de la detestada restauración monárquica. Por una parte, Hortense se mezcla en las

Es este otro volumen fuertemente imbricado en la Historia europea, en concreto en el periodo en el que el continente se vio inflamado por el ardor nacionalista y liberal. Giroud consigue evitar la inclusión de aburridos pasajes descriptivos del complicado contexto político utilizando en cambio los diálogos de los personajes para poner en situación al lector no iniciado en la historia francesa. “Los Conjurados” es un álbum cuya trama se sustenta casi enteramente en una falsa pista. El argumento incluye un romance, intrigas familiares, ramalazos detectivescos y generosas dosis de Historia en forma del movimiento del Romanticismo, la egiptomanía y el naciente liberalismo. Por primera vez en la colección, encontramos una historia que empieza a clarificar

El dibujo de Paul Gillon es, sin embargo, decepcionante. A diferencia de sus antecesores gráficos en la colección, que prestaron una gran atención al detalle y la documentación, el dibujante de esta entrega se muestra perezoso con los fondos, las figuras (algunas viñetas no pasan de ser meros esbozos) y la composición. Una lástima, sobre todo teniendo en cuenta que el trabajo de la colorista, M.P.Alluard, es sobresaliente.
8-Nahik. Este es el volumen central de la colección y el que le da sentido, una importancia que ya denota su propio título. Descubrimos aquí la génesis de la novela y la identidad de su presunto autor, escondido tras el seudónimo de “Alan D”. En 1813, el imperio napoleónico se desmorona. Ninon Fleury se reúne con su hermano Hector, un famoso escritor, en su residencia

El origen de toda la colección se halla aquí, y no sólo en lo que a la ficción se refiere. La idea primordial nació en la mente de Giroud a finales de 1995, cuando leyó acerca de un episodio poco conocido de la vida del famoso escritor Victor Hugo. Éste tuvo un hermano también novelista y que sufría de demencia. Esa relación filial entre un escritor famoso y un lunático anónimo le intrigó y a partir de allí nació lo que en principio iba a ser un álbum unitario, este “Nahik”. Sólo posteriormente, Giroud decidió ampliar el concepto original para construir un auténtico árbol genealógico que cubría doscientos cincuenta años y que se convertiría en “El Decálogo”.
El eficiente dibujo de Rollin (clásico y detallista, quizá no muy acertado en las expresiones de los personajes) y el color de Chagnaud ponen imágenes a un guión inquietante dominado por el suspense y construido al estilo tradicional, esto es, por acumulación de pistas contrapuestas y rematado por una impactante revelación final. Aún así, la historia resulta subyugante gracias a la asfixiante atmósfera de locura que la domina y la trágica incursión a los terroríficos manicomios de comienzos del siglo XIX. Tras leer el álbum, el lector comprenderá muchas más cosas acerca de Nahik, la novela, pero aún le queda por averiguar si hay algo de verdad histórica en la existencia de ese decálogo escrito por Mahoma.

En esta entrega llama la atención el carácter de los dos personajes principales. Nadal es un soldado con pocas virtudes aparte de su valor, proclive a caer en estallidos de ira y violencia. Su compañero, Desnouettes, es homosexual, una condición a la que se alude con finura y cierta ambigüedad. Por lo demás, es un guión relativamente clásico de aventuras y descubrimiento de mundos perdidos. Aunque enraizado en una época muy concreta, el argumento está poco relacionado con la historia de un país o un movimiento social determinados. Lo que importa aquí es la peripecia de Nadal y

Muy destacable es el dibujo y color de Michel Faure, quien además de la línea utiliza la laboriosa técnica del punteado para construir sombras y gradaciones de iluminación. Sus caras, sin ser caricaturescas, transmiten auténtica personalidad y sentimientos y sus primeros planos están tan trabajados como los generales, no limitándose a ser meros “descansos” narrativos para el artista. Asimismo, utiliza con habilidad el color para dotar a determinados pasajes de una atmósfera especial, ya sea un oasis, un ocaso o el interior de un templo egipcio.
10-La Última Sura. Por fin llegamos al origen del misterio del Decálogo. Año 652 d. C.. Veinte años después de la muerte de Mahoma, sus seguidores se dividen en facciones que sólo la religión puede unir…o separar. El califa Utman ordena a varios de sus seguidores más eruditos que recorran sus dominios y recojan los más fiables

Una vez más, Giroud arroja algo de luz en una parte de la Historia poco tratada en los libros de texto occidentales, aquella que transcurre en el mundo árabe antiguo. La trama histórica sigue estando al alcance del lego en la materia, pero sí se puede decir que es mucho más compleja que en los álbumes anteriores. Las primeras nueve entregas se circunscribían a los dos últimos siglos de nuestra Historia. Aquí, en cambio, viajamos hasta el siglo VII y, además, a una parte del mundo con la que el lector occidental está poco familiarizado. Para evitar confusiones, Giroud multiplica los diálogos explicativos y las primeras quince páginas sirven básicamente para establecer el contexto histórico y político sobre el que transcurrirá el resto de la trama, básicamente una búsqueda que llevará a los protagonistas a encontrar el Decálogo. Su sorprendente origen será por fin revelado al lector quien, al término de este último volumen, será el único que habrá penetrado en la verdad.
No es este el mejor de los guiones de Giroud. Como ya hizo en la segunda entrega, relaciona la

Llegados a este punto, entendemos que aunque la lectura de la saga en orden cronológico e inverso al de su publicación –esto es, del décimo volumen al primero- es perfectamente posible, no es sin embargo aconsejable. Sería una forma más fácil de leer la colección, claro, pero también arruinaría su encanto: el misterio de bucear en el tiempo en busca del origen último del libro e hilar los lazos familiares que lo han acompañado a lo largo de los siglos.
Franz Drappier, el dibujante de este álbum, murió pocos días después de la publicación de las dos últimas entregas de la colección. Su trabajo es simplemente correcto, muy clásico pero poco personal. El coloreado es más problemático, con errores de bulto y escasamente trabajado. Muchos fondos están coloreados de forma totalmente uniforme, sin matices, e incluso los primeros planos de caras y vestuario carecen del menor detalle de iluminación.

Cada álbum de los que forman “El Decálogo” es un trabajo serio y bien documentado. Es

En cuanto al tono gráfico, es bastante uniforme. Los números 1, 2 y 4 son los más destacables gráficamente. A partir del número 5, el dibujo, aunque con un buen nivel, ya no presenta ninguna sorpresa y, de hecho, es tal la homogeneidad de estilos que puede que incluso el lector no aprecie el cambio de nombre en los créditos. Son

De la misma forma que a partir del nº 5 el dibujo se uniformiza, los guiones se encasillan en una estructura clásica. Aunque el desenlace sea a veces difícil de predecir, cada álbum está más o menos construido sobre el mismo esquema:

En buena medida, “El Decálogo” es una obra amarga y poco optimista respecto a nuestra naturaleza. Nahik es un libro que gira alrededor del supuesto último mensaje del Profeta, uno que llama a la paz, la reconciliación y la caridad, unos mandamientos inscritos en un omóplato de animal y luego traspasados al papel en forma

Leer esta obra es adentrarse en algunos aspectos poco conocidos de la Historia del mundo mediterráneo, algo que, de por sí, ya es motivo de interés. Pero también supone una reflexión acerca del hecho religioso, la fe y las bases de las creencias espirituales, preguntándose por la claridad, coherencia y legitimidad de los textos fundacionales. “El Decálogo” es algo más que la repetición o ilustración de una decena de mandamientos. Giroud pone a prueba esas directivas divinas que constituyen el armazón de la fe cuando las enfrenta al corazón humano. La conclusión es que nada es totalmente blanco ni totalmente negro, no se pueden reducir las grandes cuestiones vitales a una simple frase altisonante ni a una verdad inquebrantable.
Muy interesante todo lo que cuenta este cómic y lo que cuentas tu. Espero que un día caiga en mis manos.
ResponderEliminarUn saludo