François Bourgeon es un rara avis en el mundo del comic, miembro de esa élite de autores que, gracias a su éxito, pueden permitirse invertir el tiempo que estimen necesario en terminar cada trabajo. Y esto, en el caso que nos ocupa, puede significar para el lector años de espera entre un álbum y el siguiente, porque Bourgeon disfruta contando historias, pero también e igualmente, recreando minuciosamente el mundo en el que transcurren aquéllas, prestando una atención casi enfermiza a cada detalle.
El largo proceso de documentación que requiere la increíble construcción de lugares y épocas sobre las que se apoyan sus complejas y muy meditadas historias, es en buena medida la fuente del éxito de Bourgeon y lo que le ha colocado en una categoría totalmente ajena a las políticas editoriales o las modas del momento. Pero al mismo tiempo le convierte en un personaje incómodo para los editores, cuyo trabajo consiste hoy en día en presionar a los autores para producir más en menos tiempo. Su peor pesadilla son las devoluciones de material y prefieren un autor que entregue diez álbumes al año que vendan 10.000 copias cada uno que otro que sólo dibuje uno aunque venda diez veces más. El talento de Bourgeon es tan excepcional que incluso en ese entorno poco amigable ha podido ganarse la vida confortablemente con una producción bastante reducida en cuanto a número (15 álbumes en treinta y seis años), que no en cuanto a calidad.
Bourgeon nació en París en 1945, estudió Bellas Artes y se especializó en la decoración y

En 1973, “Nade” se canceló y “Lisette” se fusionó con otra publicación, “Mademoiselle Caroline”. Para entonces, Bourgeon ya había conseguido establecer algunos contactos con otros editores y estaba preparado artísticamente para dar un salto en su carrera. Entró en el grupo editorial Fleurus donde permanecerá de 1974 a 1975 participando en semanarios como “Fripounet” o “Djin”. Para la primera, dibujará un buen número de historietas cortas y para la segunda, a partir de 1977 y junto al guionista Robert Génin, creará una serie

A finales de los sesenta se produjo una revolución en el mercado del comic francés. Las revistas semanales y mensuales dirigidas a un público juvenil o infantil que habían dominado el panorama viñetero durante casi dos décadas, cedieron terreno ante el empuje de las publicaciones para adultos nacidas a raíz de la toma de conciencia política y artística de muchos autores que empezaron sus carreras en cabeceras como, por ejemplo, “Pilote” o “Tintín”. Por otra parte, el mercado de álbumes empezó a crecer hasta el punto de que las editoriales pasaron a reformular sus revistas periódicas como escaparates o cartas de presentación de los próximos álbumes, tendiendo a marginar todo aquello que no se adaptara fácilmente a ese formato de historia unitaria.
Una de las editoriales que siguió ese camino fue Glenat, fundada en 1969 a partir del fanzine


Sin embargo, la guerra se interpone en sus planes. La arrogancia e incompetencia militar del comandante le lleva a enfrentarse a una escuadra de navíos ingleses, entablando una sangrienta batalla que tendrá efectos devastadores sobre la tripulación y desatará la tragedia entre los protagonistas. Hoel se ve obligado a disparar sobre Benoit para evitar que éste asesine a Isa. Hoel e Isa huyen del barco sólo para caer a continuación en poder de los

“Hoel” (1980) comienza con el protagonista del mismo nombre y Saint-Quentin prisioneros de los británicos en una pontón-presidio varado en Chatham. Entretanto, Isa ha hecho amistad con Mary, una descarada jovenzuela de sangre aristocrática que ha quedado embarazada de John, un oficial destinado a bordo de la cárcel en la que se encuentran Hoel y Saint-Quentin. El álbum narra la cruel vida de su cautiverio, su fuga gracias a los desvelos de Isa y Mary y los esfuerzos de las dos parejas, Isa, Hoel, Mary y John, para huir de Inglaterra y esconderse en Francia, pues en ambas naciones son fugitivos. Por fin, los contactos de Saint-Quentin les permiten conseguir pasaje en el “Marie Caroline”, cuyo destino último son las colonias americanas, donde esperan emprender una nueva vida. Pero para horror de Isa, el navío resulta ser un transporte negrero que se dirigirá primero a la costa occidental africana para embarcar esclavos con destino a las plantaciones francesas de Santo Domingo.

Bourgeon aprovecha aquí para reflexionar sobre la institución de la esclavitud, a partir de la cual los plantadores de la América sureña levantaron todo un sistema económico y cultural. La incapacidad de los europeos para adaptarse a las duras condiciones de trabajo en esas regiones y la merma de la población nativa a causa de las enfermedades infecciosas traídas por aquéllos, hizo que los colonos se decidieran muy pronto a importar mano de obra esclava, retorciendo los dictados de la religión y construyendo una justificación filosófica de tan atroz e inhumano sistema. El autor utiliza a los diversos personajes para exponer diferentes actitudes y puntos de vista sobre el esclavismo, desde los defensores de ese mercado hasta los abolicionistas pasando por aquellos que, sin simpatizar particularmente con él, se pliegan al mismo por consideraciones económicas o indiferencia moral. Tampoco pasa por alto la colaboración necesaria de los propios africanos, que no dudaron en vender a sus semejantes a cambio de


El quinto álbum, “Mercado de Esclavos” (1984), narra el tormentoso viaje del Marie Caroline

Sin embargo, aquella quinta entrega resultó ser la última y, aún peor, dejó a los lectores sin un final definitivo. Las peripecias de Isa llegaban a un punto y aparte en 1782, cuando tras llegar a la isla de Santo Domingo, pierde a todos sus conocidos. El médico Rousellot muere a consecuencia de sus heridas, Mary y su pequeña hija parten hacia Inglaterra para reclamar la herencia de su difunto padre y Hoel ha de huir para evitar caer en manos de la justicia sólo para ser engañado y embarcado contra su voluntad en un navío pirata. Isa, por tanto, se queda sola. Todo lo que había constituido su mundo hasta ese momento ha desaparecido. En la última escena la vemos contemplando pensativa el océano

Fue un “final” conmovedor y, al mismo tiempo, promisorio de nuevas aventuras. Pero éstas nunca llegaron. La editorial, por supuesto, le pidió un sexto álbum, pero Bourgeon sentía ya cierto cansancio de la serie y decidió respetar su propia honestidad creativa por encima de las ganancias económicas. Además, su relación con Glenat había sufrido un bache cuando la editorial rechazó el proyecto del autor de añadir 20 páginas extra a ese último álbum, lo que le dejó –y también a los lectores- con una sensación de conclusión incompleta. Para colmo, autor y editorial iniciaron una contienda legal sobre el dinero

“Los Pasajeros del Viento” no sólo fue la primera serie que Glenat publicó con éxito, sino que se convirtió inmediatamente en un fenómeno editorial de dimensiones inesperadas: sus álbumes vendieron más de cinco millones de ejemplares, lo que garantizó la continuidad y crecimiento de la editorial y la consolidación de toda una corriente en el comic franco-belga, la del género histórico. La propia Glenat se zambulliría en la moda que ella misma había propiciado, inaugurando en 1985 una revista, “Vecu”, dedicada exclusivamente al comic histórico y que sobreviviría hasta 2004. El primer álbum, “Isa”, ganó el premio Alfred de Angouleme unos meses después de publicarse.

Bourgeon ha admitido que semejante grado de minuciosidad probablemente no era necesario y, de

Pero es que el afán por conseguir el mayor realismo posible no se limitó a la representación gráfica de la época, sino que lo trasladó a la propia historia que se narraba. Así, Bourgeon no dudó en mostrar desnudos o escenas de violencia, nunca de forma gratuita, sino como parte de la durísima vida de los marineros del siglo XVIII. Temas como la homosexualidad, la crueldad esclavista, el ambiente carcelario, los abusos contra las mujeres… son tratados sin tapujos en unas historias protagonizadas por personajes fuertes y bien definidos. Ello no sólo separó a Bourgeon de una

También Bourgeon rompió moldes a la hora de elegir a su protagonista. Se había curtido en la figura femenina –que muchos otros autores famosos nunca llegan a dominar- ya en sus inicios, cuando trabajaba para la revista femenina “Lisette”. Ahora, lejos de optar por el más clásico héroe masculino, ciertamente más versátil a la hora de ambientar historias en un pasado en el que la mujer tenía poca movilidad geográfica, social y no digamos laboral, crea una mujer, Isa, rebelde, culta, valiente, inteligente y lenguaraz. Isa sería la primera y la más apreciada de las heroínas que han protagonizado toda su obra: La Bermeja fue la entrañable pícara en la que se centró “Los Compañeros del Crepúsculo” y Cyann la valiente exploradora espacial del ciclo de álbumes que lleva su nombre.
Isa tiene sin duda una vertiente sensual, pero Bourgeon no la retrata como especialmente bella.


El estudio del pasado que realiza Bourgeon no es el de los grandes acontecimientos políticos o militares. La acción de sus historias no implican a nombres conocidos de la Historia ni transcurren entre las intrigas cortesanas o los hechos del campo de batalla. Por el contrario, nos transporta a micromundos claustrofóbicos (un navío en alta mar, un barco-prisión, los aislados puestos mercantiles en la costa africana, las colonias antillanas) que reproducen los

En este marco, Isa representa el advenimiento de una nueva época, aún en conflicto con los defensores –masculinos- del viejo régimen que no sólo no la entienden sino que la marginan, la infravaloran física e intelectualmente y adoptan una postura agresiva que llega hasta la mismísima violación física. Isa sirve así también como símbolo de la desigualdad femenina y de la lucha por alcanzar su libertad como mujer, un mensaje humanista que complementa al del nefasto tráfico de esclavos con su racismo de fondo.

La crítica especializada también cayó rendida ante la perfección del dibujo, tan sensual como realista, y la innovadora aplicación de la luz y el color. Su experiencia como vidriero le permitió a Bourgeon sacar el máximo partido de las posibilidades expresivas y estilísticas del color. Tormentas en el mar, puestas de sol y amaneceres, los paisajes húmedos y brumosos de la costa británica en invierno, la intensidad del sol tropical, las penumbras de las bodegas de un navío, la calidez del paisaje caribeño… Cada lugar, cada paraje natural, cada momento del día o del año, no sólo es retratado con minuciosidad y realismo, sino que todos ellos reciben un tratamiento cromático distintivo que contribuye de forma decisiva a la construcción de la atmósfera adecuada a cada escena.
En resumen, “Los Pasajeros del Viento” no sólo fijó definitivamente el estilo del autor, sino que su

Durante las siguientes dos décadas, Bourgeon se centró en otras dos magníficas sagas. “Los Compañeros del Crepúsculo”, que ya mencionamos más arriba; y el “Ciclo de Cyann”, compuesto por cinco álbumes de ciencia ficción y en el que junto a Claude Lacroix dio forma a mundos y culturas extraterrestres con la minuciosidad que le caracteriza. Nadie esperaba ya que retomase a “Los Pasajeros del Viento” cuando en 2009, veinticinco años

El paso de tanto tiempo había de tener un efecto claro en el enfoque del autor sobre su antigua obra. Él se veía más viejo, quizá más sabio, y proyectó ese sentimiento hacia Isa, que aquí reencontramos muchos años después del último álbum. Por otra parte, un viaje de tres semanas a Louisiana en 1993 le sirvió a Bourgeon no sólo para verse cautivado por la fusión cultural y exuberante naturaleza de la región, sino para reavivar su interés por el esclavismo, tema que ya había tratado en el ciclo anterior de “Los Pasajeros del Viento”. Había encontrado una idea que le permitiría retomar la saga y sacarse la espinita de no haber podido concluirla a su gusto en su recorrido inicial. No obstante, por entonces se hallaba ocupado en la creación y desarrollo del Ciclo de Cyann y la continuación de las aventuras de Isa debió esperar nada menos que otros diez años. En 2003, se embarcó en la creación del colosal epílogo en dos partes en el que invertiría nada menos que seis años de su vida y que nada más editarse se situó en la lista de los libros –no sólo comics- más vendidos de Francia.
En un movimiento bastante osado desde un punto de vista narrativo, Bourgeon decidió saltarse la

La historia comienza cuando Zabo, bisnieta de Isa e hija de un acaudalado plantador fallecido en la guerra, tras haber perdido sus propiedades y familia, abandona Nueva Orleans en busca de unos parientes de los que hace mucho no sabe nada. Es una muchacha de carácter muy parecido al de su bisabuela: valiente, culta, de espíritu independiente y afilada lengua. Como Isa en su momento, Zabo tiene dieciocho años y toda la vida

Por el camino encuentra a Coustans, un cínico fotógrafo francés que documenta el conflicto bélico y que se unirá a ella en la búsqueda de su antepasada. A pesar de sus discusiones iniciales, ambos se reconocen en el otro y no tarda en surgir una innegable atracción mutua. Los dos son al tiempo actores y testigos del drama de la guerra, individuos solitarios y alienados por la situación miserable que les rodea. Su periplo les lleva primero a través de una serie de episodios condicionados por las devastadoras consecuencias de la guerra y, por fin, a un recóndito meandro del río Mississippi, en el centro del laberinto de pantanos que bordean el final del gran río. Es allí donde por fin encuentran a su bisabuela, una ahora nonagenaria Isa, quien transmitirá a su descendiente parte de su sabiduría mediante la narración de su vida desde el momento en que los lectores la dejamos tanto tiempo atrás al final de “Mercado de Esclavos”.
Como en el ciclo precedente, el autor integra sus personajes en un contexto histórico muy

Bourgeon añade un nuevo enfoque, el de Zabo Murrato, heroína a su pesar, huérfana de familia y tradición cultural, infeliz por la inminente desaparición del mundo segregacionista en el que ha transcurrido su vida hasta ese momento.

La parte final de la historia introduce el contraste y la similitud entre ambas mujeres. Casi cinco décadas separan a Isa de Zabo, pero a ambas les ha tocado vivir en un momento histórico clave en el que sus respectivos regímenes políticos y sociales tocaron a su fin. Isa, nacida bajo el reinado absolutista de Luis XVI, vio

A sus 65 años, Bourgeon demuestra que se encuentra en plena forma, no sólo para escribir y dibujar una historia compleja, sino a la hora de embarcarse en un largo proceso de documentación. En este sentido, su trabajo es otra vez insuperable. Su representación de las figuras humanas y los paisajes avanza todavía más hacia el realismo, dejando atrás ese matiz un poco caricaturesco que a veces traslucían algunos de sus personajes. Vestidos, armas, objetos domésticos, uniformes, edificios... han sido recreados minuciosamente a partir de múltiples fuentes documentales y en cuanto al paisaje, Bourgeon recurrió a su propia

Una vez más, su maestría con el color se hace patente al utilizar una amplia gama cromática para reflejar los matices de la exuberante naturaleza de Louisana. Bourgeon trabaja con color directo y aunque considera la informática una buena herramienta, se mantiene fiel a sus acuarelas, con las que siempre existe un factor de imprevisibilidad. “Me gustan los accidentes”, declara con

En mi opinión, si algún defecto tienen estos álbumes es su lentísimo ritmo. Bourgeon se toma un tiempo excesivo en presentar a los personajes, introducirlos en la historia y contar sus vagabundeos. Es cierto que todo transcurre en un entorno maravillosamente recreado, un festín para la vista cuidadosamente dispuesto, pero dada la extensión de la obra (casi 160 páginas entre los dos álbumes) pasan pocas cosas y muy lentamente. De hecho, y a pesar de que Zabo se mueve en el ambiente de caos propio de las guerras civiles, rodeada de destrucción, saqueos y forajidos, los momentos verdaderamente dramáticos y con mayor carga emocional son sólo los que narra la propia Isa rememorando pasajes de su antigua vida y éstos se concentran en la última parte de la aventura. Quizá ello se deba a que para los seguidores de la saga, Isa es ya un personaje mucho más formado y al que le hemos tomado cariño. De hecho, lo que la mayoría estábamos esperando página tras página era el encuentro entre Zabo e Isa y la revelación de lo que había ocurrido en el

“La Niña de Bois-Caiman” se editó con gran éxito en Francia a pesar del riesgo que corría el autor trasladando la historia ochenta años respecto al arco inicial y cambiando el plantel de personajes, desafiando el final que cada uno de sus seguidores ya había imaginado para la gran saga de Isa.
“Los Pasajeros del Viento” no sólo consagró a François Bourgeon como maestro del comic, sino que se convirtió en una obra clave en la historia de los comics adultos de los ochenta en su calidad de potenciador definitivo de todo un género: el tebeo histórico. Es una saga de aventuras al tiempo clásica y moderna, sensual, descarnada e intensa que atrapa al lector con sus hermosas imágenes y su equilibrada mezcla de ficción y realidad; una obra que ha fascinado incluso a quienes no leen habitualmente comics gracias a su capacidad para entretener, emocionar y servir de guía, mejor que cualquier libro de Historia, por la edad dorada de la navegación a vela.
Como es posible que este impresionante ejercicio de evocación no tenga comentarios?
ResponderEliminarHonrado de ser el primero, agradezco el inmenso esfuerzo que ha dedicado a esta reseña.
Bourgeon es un coloso. Solo después de 15 años conseguí los últimos 2 tomos de Norma de "Los pasajeros del viento, pero al ojear la ultima pagina del quinto, ya adivinaba que el final generaba desazón... así que no lo he leído, je je je. Ahora tras esta lectura, No solo quiero releer desde el principio la saga y terminarla, sino hacerme a "La niña Bois-Caimán".
Muchas gracias por el buen rato de lectura.
PD/ Si de autores de BD poco prolíficos se trata, recuerde el caso de Laurent Vicomte. Aunque no llega al nivel de Bourgeon, su despliegue artístico es una de las principales razones para el disfrute de "El país del fin del mundo"
ResponderEliminarCreo que en 36 años ha hecho poco más de 10 álbumes.
Y al igual que Bourgeon, puso a sufrir durante años a los fans para concluir Sasmira.
Excelente blog.
Saludos desde Popayán.
Flipando con la realidad de los dibujos, muy reales, construcción naval del siglo XVIII.
ResponderEliminar***Jorge Juan. y Romero Landa. ****