El autor suizo Cosey lo sabe bien. Gran aficionado al viaje –sobre todo Asia, continente al que ha recurrido, directa o indirectamente, en varios de sus álbumes-, sabe que situarse en un ambiente extraño y vivir experiencias poco familiares es una excelente manera para conocer a aquellas personas que te acompañan… y a uno mismo. Ese concepto forma el corazón de “Viaje a Italia”.
Arthur no es el mismo desde que volvió de Vietnam. Tiene problemas con la bebida, no puede


Resulta sobresaliente la maestría y sencillez con la que Cosey construye unos personajes absolutamente verosímiles. No hay heroicidades, hazañas ni grandes acontecimientos; sólo una historia muy humana que, precisamente por eso, por no recurrir a arquetipos conocidos (héroes, villano, novia) ni sensiblería emocional resulta más difícil de elaborar. De hecho, la trama discurre al principio de forma algo irregular, dispersa, desnortada incluso, reflejando la propia desorientación de Arthur. Las cosas cambian cuando, por fin, en el último tercio del primer álbum, los tres antiguos amigos se reúnen y la narración lineal de su viaje empieza a alternarse con flashbacks que nos revelan los secretos y

La última parte del segundo álbum es una sobria y perfectamente elaborada narración que nos muestra las consecuencias del viaje una vez Arthur e Ian han regresado a Estados Unidos. Para uno, el viaje será el comienzo del final, el origen de un infierno personal; para el otro, el inicio de una nueva y satisfactoria vida que jamás hubiera podido imaginar al comienzo de su peregrinaje y con la que podrá redimir sus pasados errores. Y el final, maravilloso, agridulce, nos muestra con tanta sobriedad como belleza el sacrificio definitivo: renunciar a la propia felicidad para que una persona querida pueda alcanzar la suya.
Cosey tiene un dibujo realista, claramente deudor de la línea clara (sus primeros trabajos los realizó como ayudante de Derib), con un trazo limpio, capaz de llenar de detalles sus viñetas sin que por ello resulten recargadas o amaneradas. Su fuerte no son tanto las figuras humanas como los paisajes y las escenas de ambiente, que no sólo sabe retratar con fidelidad, sino utilizarlas con efectos dramáticos para reflejar el tono emocional de cada momento. Así, por ejemplo, los luminosos paisajes abiertos, el ambiente hospitalario y desenvuelto de la Italia

Los dos álbumes de “Viaje a Italia” proponen un comic intimista, elegante e inteligente, en el que los diálogos tienen tanta importancia como los silencios y cuyo disfrute y pleno entendimiento exigen de una lectura y reflexión atentas. Una historia melancólica y pausada sobre el poder sanador del viaje, la incomunicación, la redención, el lastre del pasado sobre el presente y el potencial del futuro.
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